martes, 27 de octubre de 2020

Chile avanza hacia una nueva era

El camino para derogar la constitución pinochetista todavía seguiría siendo cuesta arriba. Ese cambio institucional no se ve nada fácil, pero al menos, el primer round ha sido ganado por el pueblo chileno.

 

CHILE, EL PAÍS DEL DESARROLLO DE FICCIÓN,
AVANZA CON EL “APRUEBO” HACIA UNA NUEVA ERA



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

El desarrollo no es crecimiento. Chile es un país que quisieron exhibirlo los neoliberales de la Escuela de Chicago como el modelo de progreso, de la prosperidad y de la democracia en América Latina. Un país estable, dedicado al trabajo, a la excelencia en la producción y a punto, muy cerquita, de acceder al peldaño del desarrollo, de ser parte de las naciones del Primer Mundo. Muchos pacatos se creyeron eso, sobre todo si su fuente de información era la prensa hablada y televisiva de los grandes medios hegemónicos. Pusieron las supuestas bondades de ese sistema inhumano en la bien iluminada marquesina de la demagogia, con el espejismo cosmético de la superficialidad. Al interior, la realidad era otra cosa.

Hollando la tierra profunda del Chile, sobre todo la Patagonia, el mundo era frío y oscuro. El desarrollo no aparecía en esas regiones extremo meridionales de Chile donde, el concepto de desarrollo, o sea ese impulso civilizador integral, en lo social, en lo político y en lo económico; pues, sencillamente, no aparecía por ningún lado. El extremo sur de Chile es la región de la marginación, el ostracismo, el racismo y la negación misma de una nacionalidad, que los patagones heridos y lastimados por ese Estado oligárquico por siempre, los hizo no sentirse chilenos y no sé cuál haya sido el porcentaje de participación de los mapuches y patagones en el plebiscito de Apruebo y cuánto realmente les importa ese proceso.

La nación chilena no es una sola, la de los ladinos de Santiago o Valparaíso que, por supuesto, es la más conocida y al mismo tiempo concentra el poder político y económico. Resolver todas esas contradicciones fundamentales y apremiantes del Chile Real avanzó un poco con los resultados favorables del Apruebo para dar el primer paso, todavía incierto, para desmantelar ese terrible legado de casi medio a partir del golpe de 1973 contra Salvador Allende, que legó indigno Augusto Pinochet. Chile, pues, es un país atrasado, como todos los de América Latina, con matices diferenciales en las marquesinas que les gusta exhibir a los sistemas capitalistas dependientes y que, ciertamente, lo exhiben como desarrollo para los incautos.

Muchos lelos profesores de economía desde la cátedra inconsciente o manipuladoramente hablaban las más exquisitas bondades de la vía chilena para el desarrollo.  Eso nunca existió. Fue la Gran Utopía del siglo XX y los dos primeros decenios del siglo XXI. Chile está muy lejano del concepto amplio de la igualdad: ni de género, ni económica, ni social, ni educativa, ni, ni…ni…ni … en Chile hace falta todo y sobra, cuando no, la arrogancia de sus clases poseedoras que se imaginaron que ellos y todos los chilenos vivían en el paraíso, en ese paraíso de país donde viven millones de personas en la extrema pobreza.

Ahora bien, ganar el pueblo de Chile con 78.2 de los votos es un logro significativo, tal como dijera el presidente del Servicio Electoral, el señor Patricio Santamarina: (…) nunca había votado tanta gente en el país. Fueron 7.4 millones de electores que desde tempranas horas abarrotaron los centros de votación. Nadie prácticamente se quedó en casa en calidad de espectador. Las personas de todas las edades, aptos o no para votar, se dejaron escuchar por calles, avenidas y plazas de una u otra manera, antes, en el momento y después de la votación.

El camino para derogar la constitución pinochetista todavía seguiría siendo cuesta arriba. Ese cambio institucional no se ve nada fácil, pero al menos, el primer round ha sido ganado por el pueblo chileno. Hay que ir nuevamente a las urnas el 11 de abril de 2021 para integrar la Asamblea Constituyente, ese es el procedimiento normal en el Derecho Constitucional de todo el mundo, pues ya algunas izquierdas desorientadas andan viendo chompipes en bicicleta, enredando las cosas, para luego echarlas a perder. Hay que estar alerta, por supuesto que sí, pero no montarnos en esa paranoia del cuadro psicótico de las artimañas. Ese tipo de izquierdas que luego terminan aliándose con las derechas son muy especializados en que cundan falsas alarmas. Y la derecha, pues, más delirante para los trucos.

En fin, esperamos que el nuevo texto constitucional chileno esté listo, nuevecito en papel e ideas para abril de 2022. Ahora el camino para los activistas democráticos sanos, no los paranoicos, tendrá que ser el trabajo profundo de concienciación con el pueblo chileno para que salga de nuevo masivamente a votar para el nuevo plebiscito de agosto del 2022 que legitimará su aprobación. Mientras tanto deben cuidarse de los lobos con piel de oveja, ya que el resultado del 78.2, le puso ablandador a Piñera cuando declaró: (…) exhorto a la madurez, a la responsabilidad, a la estabilidad y al respeto a los derechos humanos!!! Cara dura como la losa. Con esa gente, sí, que hay que tener cuidado.




Publicado por La Cuna del Sol

sábado, 24 de octubre de 2020

Los grandes perdedores en Bolivia, por orden de aparición…

Todos, en su loca aventura golpista después de las elecciones de octubre de 2019, recibieron tremendo varapalo justo al año, de tal magnitud, que tendrán en adelante pocos arrestos, pocos ánimos a futuro para estar en disposición de competir con el MAS


LOS GRANDES PERDEDORES EN BOLIVIA,
POR ORDEN DE APARICIÓN…



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

Mesa lloró a moco tendido su derrota. Tuto Quiroga igualmente. Y el jefe de la oligarquía boliviana, Fernando Camacho, no digamos. Todos, en su loca aventura golpista después de las elecciones de octubre de 2019, recibieron tremendo varapalo justo al año, de tal magnitud, que tendrán en adelante pocos arrestos, pocos ánimos a futuro para estar en disposición de competir con el MAS. La contundencia del leñazo es tal que su primer impacto resonó fuerte en Washington donde Luis Almagro, el ogro uruguayo, tiene su guarida y desde donde orquestó todos los apoyos para darle fuerza diplomática al resultado de los escrutinios absolutamente legítimos y legales, que él dio por fraudulentos.

Ahora, con los actuales resultados, como todo cobarde y pícaro, da marcha atrás. Se retracta de lo dicho y hecho y afirma como todo un descarado que no se hace cargo de sus acciones que (…) la OEA pidió expresamente a Evo Morales que no renunciara, pero éste salió corriendo. Quién no esté enterado debidamente de los recientes hechos de Bolivia podría creerle pero, como a este señor ya se le conocen sus acciones de política servil al imperio, nadie podría tomar su falso aserto de palabras en serio. Son palabras de El Joker del Uruguay, altamente desacreditadas por lo huero y falaz.

Nadie tenía noticia que en Uruguay existieran personas de semejante desvergüenza en las altas esferas del gobierno de Mujica. Sujeto indudablemente peligroso y de muchas caras. Él es el primer gran perdedor con los resultados electorales en Bolivia pues el Grupo de Puebla, un foro académico y de políticos prestigiosos de izquierda de toda América Latina, piensan enderezarle serias acciones judiciales en la Corte Penal Internacional por ser uno de los principales personajes de la muerte de tanto boliviano y la ruptura del orden democrático, cuando su misión era otra: que sus auditores certificaran la verdad, nada más que la verdad de las elecciones de octubre de 2019.  Eso no ocurrió y la misión de observadores instruidos debidamente por El Jokker hicieron todo lo contrario.

El segundo gran perdedor, pero no es persona, es la oligarquía boliviana que esperaban ganar con el inconsistente de Carlos Mesa a la cabeza. Coludirse en la segunda vuelta y hacer lo que saben hacer todas las oligarquías aliadas con políticos sucios, como lo es destruir, revertir todos los logros sociales, económicos y políticos logrados durante el período de gobierno de Evo Morales. Al parecer, el trabajo realizado por Morales es de tal profundidad ideológica y política que estos fenómenos solo tienen esa explicación: el convencimiento de los ciudadanos. La creencia en un ideal social. La construcción de una nueva mentalidad, que algunos reaccionarios periodistas españoles quieren confundir con la ignorancia.

El tercer gran perdedor es el Ejército de Bolivia, cuya unidad granítica como tanto gusta decir a los militares, no existe. Están profundamente divididos entre los que apoyan el proceso de desarrollo iniciado por el MAS y los que quieren destruirlo. Kaliman, el general que fuera por un año jefe de las fuerzas armadas, vaciló a la hora de tomar decisiones pero, no quiso involucrarse más en acciones represivas, y más temprano que tarde puso su cargo de Jefe de las Fuerzas Armadas a disposición del nuevo gobierno pues nunca lo consideraron confiable, con eso de que Kaliman calificara durante los eventos previos a la renuncia de Evo Morales de antipatriotas a los sectores golpistas. Esto le valió que la derecha enfurecida enderezara contra él acciones judiciales y fuera denunciado por los siguientes cargos: discriminación, delitos de acción pública, incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes.  Fue sustituido por el general Carlos Orellana Cantenas, más a fin a las ideas de los golpistas y que ahora no sabe qué hacer, con que bando quedarse, después del aparatoso vuelco electoral.

Como cuarto perdedor está Carlos Mesa del partido CC y, por último, Jeanine Áñez que, para colmo de males, su amante la gravó haciendo el amor de manera muy excitante. La señora tiene lo suyo, no cabe la menor duda…




Publicado por La Cuna del Sol

jueves, 22 de octubre de 2020

La nueva lucha de clases de la élite gerencial

La élite gerencial ha aplastado a la clase trabajadora y está a punto de reorganizar la sociedad a su imagen.

 

LA NUEVA LUCHA DE CLASES
DE LA ÉLITE GERENCIAL



Por Thomas Klikauer – Nadine Campbell
Counterpunch

Desde el surgimiento de la "Administración Científica", falsamente designada así por  Frederic Taylor, la élite gerencial ha experimentado un ascenso estratosférico. Con bastante astucia y, a menudo, incluso de manera engañosa, Taylor llamó a su libro “científico” aun y cuando el mismo no contiene un solo experimento científico. Lo que él presentó fue el diseño de una ideología -no una ciencia. A pesar de esto, y junto con el experto francés en administración de fábricas Henri Fayol, la gestión moderna vio la luz del día. Pero los gerentes no son solo las personas que controlan a los trabajadores y les dicen a los empleados qué hacer, sino que también son un grupo poderoso de apparatchiks corporativos y, lo que es peor, se han establecido como una clase social cada vez más poderosa.

Formada en una de las 13,000 escuelas de negocios del mundo, la élite gerencial lenta pero de manera ininterrumpida, y hasta cierto punto implacablemente, se ha hecho del control de un número cada vez mayor de instituciones de la sociedad. Poco a poco, están reemplazando la democracia por el gerencialismo antidemocrático, el conocimiento gerencialista y la ideología gerencialista. El conocimiento gerencial se refiere a la administración de empresas y corporaciones; el conocimiento gerencialista representa la ideología del gerencialismo. A diferencia de la simple administración, el gerencialismo es una ideología aún más peligrosa. Si bien la administración se preocupa principalmente de la administración de un lugar de trabajo, el gerencialismo es diferente.

Se propaga rápidamente a instituciones sociales como hospitales, escuelas, universidades, etc. El gerencialismo reemplaza a la burocracia que antes estaba allí para servir al público. En cambio, el conocimiento gerencialista se basa en la idea del lucro. Y en aquellos casos en los que (todavía) no existe el ánimo de lucro, como las escuelas primarias, el gerencialismo opera como la ideología del “como si”. Eso significa que el gerencialismo y sus secuaces ideológicos tratan tal organización como si fuera una empresa con fines de lucro.

Más allá de eso, el poder del gerencialismo y las élites gerenciales infiltran tres áreas esenciales de la sociedad. Estos son el gobierno, la economía y el ámbito de la cultura y los medios de comunicación. En el ámbito de la economía, el capitalismo desarrolló empresas de gran tamaño durante la primera mitad del siglo XX, lo que hizo imposible que un capitalista individual como Henry Ford pudiera controlar grandes grupos de trabajadores. Eso exigía una nueva clase de supervisores: el gerente moderno. A medida que el capitalismo avanzaba, también creaba corporaciones propiedad de accionistas invisibles. Esto aumentó el poder de una clase de gerentes necesarios para administrar corporaciones en nombre de sus propietarios.

Con el paso del tiempo, se establecieron escuelas de comercio especiales que capacitaron a gerentes y, en una movida bastante genial, estas escuelas comerciales-administrativas que enseñan la simplicidad de la administración de empresas se asignaron ellas mismas a las universidades. Con ello, ganaron la reputación de ciencia sobre una materia que, desde sus inicios en adelante, nunca ha sido un tema científico. Desde Taylor, sus argumentos de ser una "ciencia" siguen siendo falsos. Aun así, la administración se vende a sí misma como ciencias administrativas.

Año tras año tras año, estas escuelas de negocios producen miles de apparatchiks corporativos capacitados en la simplicidad de la administración corporativa. En la actualidad, su título preferido todavía muestra los orígenes de la gerencia en la administración de fábricas. La "A" en MBA (Master of Business Administration) significa administración. Como tales, los gerentes con educación universitaria y los profesionales administrativos han suplantado a los anticuados capitalistas burgueses como la élite dominante. Hoy en día, esta clase ejecutiva gerencial incluso ha establecido sus áreas especiales de descanso en los aeropuertos: el salón de negocios. La élite gerencial y los apparatchiks corporativos también se sientan adelante de los demás, en la clase ejecutiva de un avión. Todo eso los hace sentirse únicos, privilegiados e inigualables. Los nuevos gobernantes del mundo. Lo que han reemplazado -el pluralismo democrático- se ha convertido en neoliberalismo gerencial.

A diferencia del neoliberalismo que empuja al capitalismo desde arriba, desde la economía, la élite gerencial empuja al capitalismo desde abajo, desde empresas y corporaciones. Mientras que el neoliberalismo usa la democracia, el gerencialismo reemplaza a la democracia. No hay democracia dentro de las empresas y corporaciones. Para los apparatchiks corporativos, no hay necesidad de democracia. Es un obstáculo para el impulso del gerencialismo hacia la llamada eficiencia, una de sus ideologías preferidas.

Debido a ello, la élite gerencial avanza. Muchos de los poderes de las legislaturas democráticas han sido usurpados o delegados a agencias ejecutivas, tribunales u organismos transnacionales. Los profesionales con educación universitaria y entre ellos la élite gerencial, tienen mucha más influencia en estas instituciones que la mayoría de la clase trabajadora. En otras palabras, a medida que la élite gerencial toma residencia, la clase trabajadora y el público en general se mudan. Vemos esto no solo en las instituciones económicas (FMI, Banco Mundial, Davos, OMC, NAFTA, UE, etc.), sino también en hospitales, escuelas, universidades, así como en lo que antes se consideraba el guardián de la sociedad civil: los medios de comunicación.

Simultáneamente, los medios de comunicación corporativos se han asegurado de que la cuestión de la clase haya desaparecido prácticamente del discurso público. Así como también han desaparecido palabras como sindicatos, huelga, revolución, clase trabajadora, etc. Los medios masivos de comunicación corporativos las han eliminado casi por completo de nuestro vocabulario. Si ya no tenemos palabras, ya no podemos pensar en estos términos. Elimina cualquier revolución mucho antes de que se piense siquiera en ella. Además, los medios de comunicación corporativos siempre trabajan duro para asegurarse de que la raza y el nacionalismo se superpongan a la clase. Modifica el pensamiento de clase vertical -burguesía vs trabajadores- al pensamiento horizontal. Ahora son los trabajadores blancos contra los trabajadores no blancos y los trabajadores domésticos contra los trabajadores extranjeros, el grupo interno contra el grupo externo.

Mientras tanto, la élite gerencial ha logrado el dominio. Es la verdadera nueva clase dominante de la sociedad. Junto a los propietarios de empresas y corporaciones, estos apparatchiks corporativos son las personas que controlan efectivamente los medios de producción. Dirigen Tesla, mientras Elon Musk viaja al espacio y aparece en las charlas de TED (Tecnología, Entretenimiento, Diseño). Dirigen Amazon, mientras Jeff Bezos cuenta sus miles de millones de dólares.

La élite gerencial ha aplastado a la clase trabajadora y está a punto de reorganizar la sociedad a su imagen. Esta imagen se construye a través de la forma en que ellos han sido formados en las escuelas de negocios. Para todo esto, es crucial el acceso a la élite gerencial corporativa, que se otorga casi exclusivamente a aquellos certificados por un agente de acreditación gerencial, generalmente una universidad o escuela de negocios de élite. Aquí es donde se capacita y certifica a la nueva “superclase”. No sorprende que el acceso sea a través del dinero: más de $ 200,000 en las mejores escuelas.

La membresía en la superclase gerencialista con educación universitaria representa no más del 10% o 15% de la población en un país típico de la OCDE. Es una membresía muy exclusiva y una minoría relativamente pequeña. Esta superclase acreditada de la élite gerencial posee aproximadamente la mitad de la riqueza en los Estados Unidos.

Una de las cuestiones más importantes es lo siguiente: los estudiantes universitarios estadounidenses tienden a tener uno o más padres con educación universitaria. Igualmente en otras democracias occidentales, la pertenencia a la clase gerencial con educación universitaria también es en parte hereditaria. A medida que declina la movilidad social, la élite gerencial se reproduce.

En otras palabras, existe una barrera de clase y vale la pena ser privilegiado. Sin embargo, la élite gerencial también permanece, al menos en parte, abierta al talento de abajo. En otras palabras, ocasionalmente, personas que no pertenecen a la élite ingresan a ella, pero esas son las excepciones, no la regla. En general, debe entenderse lo siguiente:

Es posible que los títulos universitarios sean boletos para salir de la pobreza, pero la mayoría de los boletos se entregan al nacer a los hijos de un pequeño número de familias con mucho dinero. En los Estados Unidos, los estudiantes con puntajes en matemáticas en la mitad inferior que provienen de familias con el nivel socioeconómico más alto tienen más probabilidades de lograr un título universitario que los estudiantes de familias con el nivel socioeconómico más bajo que tienen puntajes en matemáticas en la mitad superior del rango.

Peor aún, el ingreso familiar promedio de los padres de un estudiante típico de Harvard es de $ 168,800. El ingreso promedio de un estadounidense es de $ 40,000, una cuarta parte de eso. No es una sorpresa que el 67% de los estudiantes de Harvard provengan del 20% de los hogares estadounidenses con mayores ingresos. El resto de la Ivy League será bastante similar.

La élite gerencial capacitada en la escuela de negocios no solo recibe capacitación en universidades especiales y vuela en clase ejecutiva, sino que también vive en áreas geográficas especiales, en los llamados “hubs”. Estos son los lugares donde se ubican las casas de la superclase gerencial. En estos centros o suburbios especiales, encontramos personas dedicadas a servicios empresariales de alta gama. Ellos trabajan en software, finanzas, seguros, contabilidad, mercadeo, publicidad, consultoría y otros cuyos clientes suelen ser corporaciones, incluidas corporaciones globales que administran cadenas de suministro.

Esto tiene impactos devastadores en las ciudades a medida que estas se aburguesan. La brecha entre los más ricos y los más pobres en la ciudad de Nueva York, por ejemplo, es comparable a la de Swazilandia. Los Ángeles y Chicago son un poco más igualitarios. Ambos son comparables a República Dominicana y El Salvador.

Todo esto es posible debido al esfuerzo de los trabajadores pobres, en su mayoría en el Sur Global. Las fortunas de muchos ejecutivos de la Tecnología de la Información (IT) y de apparatchiks corporativos de San Francisco, por ejemplo, depende de las legiones de trabajadores de fábricas mal pagados en China y otros países, de torres de servidores que demandan grandes cantidades de energía ubicadas en áreas rurales remotas, y de infraestructuras masivas de comunicaciones y transporte que se extienden por vastas distancias entre ciudades y naciones y cuyo mantenimiento está a cargo de obreros.

Junto con la élite económica que representa el neoliberalismo, la élite gerencial corporativa ha marcado un distanciamiento de la regulación y, por lo tanto, ha debilitado los sindicatos en el país y en otros lugares. Esto, por supuesto, ha ayudado a mejorar los márgenes del beneficio empresarial. Con mayor frecuencia, el dinero generado, administrado y supervisado por la élite gerencial se guarda en paraísos fiscales. Hoy en día, aproximadamente una cuarta parte de toda la riqueza del mundo se encuentra en esos paraísos fiscales. Peor aún, el 43% de las ganancias extranjeras se acumulan en solo cinco paraísos fiscales: Bermuda, Irlanda, Luxemburgo, Holanda y Suiza. Los infames Papeles de Panamá son una parte minúscula de una operación que priva a los países de la OCDE de impuestos muy necesarios, lo que resulta en escuelas y hospitales con fondos insuficientes.

Más allá de eso, la élite gerencial trabaja en instituciones internacionales las cuales han eliminado en buena medida la democracia mientras que al mismo tiempo, mantienen vigente un camuflaje  democrático para no ser acusados de antidemocráticos. La élite gerencial, haciendo las veces de cabilderos corporativos, mantiene este estado de cosas para asegurar un marco regulatorio positivo que apoye la maximización de ganancias.

En la Unión Europea, por ejemplo, ha habido una erosión deliberadamente diseñada de las democracias nacionales. Con la crisis financiera global de 2008/2009, este proceso solo se ha acelerado. Desde sus inicios, la UE siempre ha mostrado un sesgo crónico y deliberado a favor de las empresas y las finanzas y en contra de los sindicatos de trabajadores. La fuerza laboral europea ha sido pacificada con los Comités de Empresa Europeos. Estos consejos prácticamente no tienen poder. Emulan a los comités de empresa alemanes que tienen algunos poderes sobre cuestiones bastante intrascendentes -el infame color de la puerta del baño- y casi ningún poder sobre cuestiones tan importante como sueldos, salarios de los directores ejecutivos, reubicación de plantas, etc. En la UE, la pacificación de la fuerza laboral avanza mientras la UE le da carta libre al capital. Esto denota la mayor capacidad del capital, los inversores y los gerentes corporativos para presionar y organizarse con bastante éxito a través de las fronteras nacionales.

En Europa como en los Estados Unidos, por cada dólar gastado por los sindicatos y los grupos de interés público en cabildeo, las grandes corporaciones y sus cabilderos gastan 34 dólares. Con una proporción de 34:1, no es sorpresivo que las leyes de la UE y los EE.UU favorezcan a las empresas, no a los trabajadores.  Como resultado de su cabildeo, las empresas y corporaciones obtienen facturas de impuestos corporativos bajas o nulas, fácil acceso a paraísos fiscales y un sinfín de regulaciones favorables a las empresas, eufemísticamente catalogadas como desregulaciones. Esto perjudica a los trabajadores de manera sistemática. Por su escaso cabildeo de $ 1, los trabajadores obtienen salarios bajos, escasa seguridad laboral, desempleo masivo, condiciones de trabajo horribles, el aumento del precariado, el estancamiento de los salarios, trabajos temporeros en la economía gig, etc.

Durante décadas, la UE ha demostrado una persistente predisposición  a favor del capital, las empresas, las finanzas y en contra de los sindicatos. Esto pone de manifiesto la mayor capacidad de los inversores, los gerentes corporativos y la élite gerencial para presionar a los políticos y eludir la democracia. Por otra parte, el antidemocrático poder judicial también le ha brindado un sólido apoyo a la élite gerencial, a las corporaciones y al capitalismo corporativo. De la misma manera que el Estado como tal, como la fuerza policial, en particular, la juristocracia actual -una democracia guiada por el poder judicial- ha sido importante para la élite gerencial porque la protege, así como a las empresas y corporaciones, de la mayoría democrática.

En resumen, la confianza en el sistema legal y los tribunales en lugar de una legislatura elegida democráticamente está configurando la política pública, económica y laboral al tiempo que le resta poder a los votantes de la clase trabajadora. Cada vez más el poder se desplaza hacia una súper clase no electa -a menudo de elite- de jueces certificados universitarios. Son los nuevos gobernantes con túnicas que representan otra súper clase acreditada que ayuda al surgimiento de la élite gerencial. Por supuesto, todo esto se suma a lo que Warren Buffett admitió en 2006:

Hay una lucha de clases, definitivamente,

pero es mi clase, la clase rica,

la que está haciendo la guerra,

y estamos ganando.

La declaración de Buffett solo muestra cuan seguro el capitalismo corporativo y su élite gerencial están en lo que están haciendo: la lucha de clases. El único desafío razonable al poder de la élite gerencial durante los últimos años no provino de la clase trabajadora. Provino del populismo de derecha. Este desafió a la súper elite gerencial, pero no al capitalismo corporativo. Sin embargo, es posible que uno se dé cuenta que la élite gerencial no es una entidad monolítica. Consta, al menos, de tres facciones:

La derecha: El primer grupo es la élite gerencial neoliberal de extrema derecha que representa la ideología del neoliberalismo de Hayek, el antisindicalismo extremo, la desregulación (es decir, la re-regulación de los negocios), la imposición de impuestos solo a la clase trabajadora y no a los ricos, etc. Esta facción está representada por la ideología de Milton Friedman y financiada por los infames hermanos Koch. Ideológicamente, cuenta con el apoyo de instituciones como el Instituto Cato.

Los moderados: La segunda facción de la élite gerencial son los más moderados como los Clinton, Obama, etc. Ellos representan una versión un poco más moderada del neoliberalismo favorable al mercado que vive con la eterna esperanza de que el capitalismo pueda ser bueno.

El Centro: Finalmente, está el centro de la élite gerencial que consiste en la dinastía Bush, el ex primer ministro británico David Cameron, la alemana Merkel y el francés Macron. Estos representan una forma centrista de neoliberalismo.

Mientras tanto, el repunte del populismo de derecha es una lucha contra estos tres grupos de la élite gerencial. La contrarrevolución de derecha de los populistas viene de fuera utilizando fuerzas que se generan desde abajo, esas que Donald Trump llama, la gente con poca educación. En resumen, los demagogos populistas de derecha apuntan a la súper clase y, por lo tanto, al stablishment. Estos son etiquetados como los enemigos. La lucha del populismo de derecha tiene lugar en los tres ámbitos del poder que actualmente dirige la élite gerencial: la política, la economía y la industria de la cultura mediática.

El populismo de derecha, ataca el cosmopolitismo de la élite gerencial y su impulso hacia la globalización actuando de manera decididamente nacionalista: America First! En Europa, los populistas de derecha son decididamente anti-europeos. Su triunfo más sobresaliente sigue siendo el Brexit. En la esfera de la cultura y los medios de comunicación, los políticos populistas de derecha deliberadamente ignoran la elaborada etiqueta política de la superclase política y gerencialista. El populismo de derecha usa un lenguaje vulgar, insultante y agresivo. Los populistas de derecha odian, rechazan y luchan contra la corrección política.

Mientras que Karl Marx veía la religión como el opio de las masas, el populismo de derecha ha encontrado algunos opiáceos nuevos y otros de antaño a los cuales recurrir, como la xenofobia, el racismo, sexismo, antisemitismo, nacionalismo, etc. a diferencia de la Iglesia Católica en el año 1622, Stalin y Hitler a principios del siglo XX, la propaganda de hoy se puede distribuir rápida y ampliamente a través de Facebook, Twitter, YouTube, etc. Ayer como hoy, la cuestión es de si el socialismo o la barbarie todavía está entre nosotros.

Si se quiere evitar el republicanismo bananero como destino de las democracias occidentales, es necesario luchar tanto contra la élite gerencial como contra el populismo de derecha. Por otra parte, el populismo de derecha de alguna manera tiende a ser autodestructivo. Los populistas de derecha son mucho mejores haciendo campaña que gobernando. Con bastante rapidez, Trump descubrió lo difícil que es dotar su administración de tecnócratas competentes de la élite legal, política y gerencial dispuestos a servir bajo un político despreciado por muchos expertos y funcionarios. En resumen, la élite gerencial-administrativa de Washington no solo rechaza a Donald Trump, sino que ni siquiera quiso trabajar para él.

Ya sea la élite gerencial, los apparatchiks corporativos o los populistas de derecha, todos son un poco como la medicina homeopática. Las supuestas curas que proponen para tratar nuestras enfermedades sociales, económicas, políticas y ambientales que el libre mercado del capitalismo ha causado deben ser tratadas con una fuerte dosis de más libre mercado. Esto no va a funcionar.

En lugar de la falsa solución de los populistas de derecha y la superclase gerencialista, el verdadero empoderamiento solo puede provenir de los trabajadores organizados. Este empoderamiento debería basarse en algo parecido a un acuerdo tripartito empresa-trabajadores-gobierno que se involucre en la negociación colectiva. Solo con un mecanismo de este tipo se puede mantener un control real sobre la superclase gerencial y mantener a raya a los populistas de derecha. Para el pluralismo democrático, las elecciones libres y justas siguen siendo esenciales, pero de ninguna manera son una condición suficiente para una democracia genuina.

La tripartita trabajadores-empresa-gobierno como instituciones encargadas de la fijación de salarios tiene que ajustarse al principio democrático de una persona un voto. Además de controles y contrapesos políticos, debe haber controles y contrapesos económicos y políticos para reducir y quizás eventualmente eliminar el poder de la clase gerencial.

En la actualidad, esta superclase gerencial sigue siendo una minoría. Pero ha adquirido un cuasi monopolio de riqueza, poder político, experiencia, influencia en los medios y autoridad académica. Dado su poder, puede reprimir con éxito y completamente a la mayoría de la clase trabajadora numéricamente mayor pero políticamente más débil. Si esto continúa en América del Norte y Europa, es muy posible que ambos se parezcan mucho al Brasil actual. Un país dirigido por oligarquías nepotistas agrupadas en unas pocas y extendidas áreas metropolitanas rodeadas de zonas remotas abandonadas, deterioradas, despobladas y despreciadas.




Publicado por La Cuna del Sol

lunes, 19 de octubre de 2020

“Yo, volveré a Cochabamba a la agricultura”

Evo, El Indio, es querido por todas las mujeres y hombres progresistas del mundo, de América Latina, en especial. Pero como es inteligente y no quiere que su presencia perjudique la gestión gubernamental de Luis Arce y Choquehuanca, ha dicho, porque así lo siente y así lo quiere, que se devolverá al Trópico de Cochabamba para dedicarse a la agricultura. 

 

“EL TRIUNFO DEL MAS DEVOLVERÁ LA DIGNIDAD
Y LA LIBERTAD AL PUEBLO BOLIVIANO,                                      
YO, VOLVERÉ A COCHABAMBA A LA AGRICULTURA”
(Evo Morales, dixit).



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

¿Habrá un presidente más humilde que Evo? Sería difícil encontrarlo. Evo siempre ha sido un hombre sencillo, no simple. Inteligente y de gran pensamiento estratégico. Fue capaz de realizar en Bolivia grandes logros económicos y sociales nunca antes vistos. Ha sido muy querido por amplios sectores del pueblo y odiado por otro tanto. Indígenas renegados del MAS igualmente lo odian, y los ladinos, los blancos y medio blancos lo desprecian, por una sola cosa: ¡Por ser el indio más grande de América!, como dijera muchas veces el difunto presidente Chávez.

Evo, El Indio, es querido por todas las mujeres y hombres progresistas del mundo, de América Latina, en especial. Pero como es inteligente y no quiere que su presencia perjudique la gestión gubernamental de Luis Arce y Choquehuanca, ha dicho, porque así lo siente y así lo quiere, que se devolverá al Trópico de Cochabamba para dedicarse a la agricultura.  Ya cumplió su papel histórico y deja a la nación boliviana en un punto irreversible de su historia, como lo es la ruta del progreso y la consolidación de la democracia.

El socialismo como lo piensan en su partido, el MAS, puede construirse despacio, y para la realidad boliviana, construirse sin la violencia armada. No sé qué pasa en este momento por la cabeza de los golpistas: organismos internacionales como la OEA, prensa auspiciada por las oligarquías internacionales, empresarios retrógradas, gobernantes descocados como Bolsonaro y Donald Trump, políticos que se están zurrando como Jeanine Áñez, que temen la revancha y la venganza de los ganadores, a lo que Luis Arce respondió a sus más que adversarios políticos, sus enemigos; “que no teman, que no habrá ni venganzas ni revanchas”. ¿Hay grandeza en esas declaraciones? ¡Indudablemente!

Son declaraciones típicas, propias, de personas llenas de nobleza que quieren construir la paz y el bienestar para todos los bolivianos. Ignoro si Jeanine Áñez tendrá siempre la Biblia en su poltrona de senadora, porque cuando dio el golpe dijo con gran hipocresía: ¡Gracias a Dios la Biblia vuelve al palacio! Pero con Jeanine Áñez sí que se da un caso especial, ella es la primera responsable de dar la orden de reprimir duramente a los campesinos de Sacaba y Senkata, donde murieron veintidós personas. Por eso hechos tendrá que responder ante la ley, no ante el nuevo gobierno. Esa persecución penal, ese genocidio, tiene que ser perseguido de oficio por el Ministerio de Justicia de Bolivia porque son hechos de suma gravedad, delitos de lesa humanidad.

En fin, son muchos personajes los que participaron en la destrucción de la democracia de Bolivia como el empresario Luis Fernando Camacho que, en la euforia malsana del golpe, fue recibido por el feo ex canciller uruguayo, el inefable Almagro, que no sé por qué extraños temores no se atrevió a degollar a Pepe Mujica, con tantos años que lo tuvo peligrosamente a su alcance.

El MAS ganó de manera contundente, sin paliativos. Con una diferencia porcentual que no da para dudar, ni tener nada que discutir. Fue un triunfo arrollador. En primera vuelta. Lo que nos dice que es lo que quiere el pueblo boliviano para su futuro. Carlos Mesa, el supuesto demócrata, tuvo la esperanza de la segunda vuelta para unirse con los reaccionarios y derrotar al MAS. Pero los planes no salieron como se habían pensado. Los planes se volvieron laderas y la Comunidad Ciudadana, el partido de Mesa, pese a que en el momento serán la oposición más importante en el gobierno de Arce, el pueblo despacio y con paciencia, los echará a rodar al excusado de la historia. 52.4% del MAS contra el 31.5% del CC no da lugar a réplicas.

Saludamos desde este espacio a Luis Arce y Choquehuanca, por su dignidad y por su fe en la democracia.




Publicado por La Cuna del Sol

sábado, 17 de octubre de 2020

¿Quiénes son los trabados históricos?

La Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) es todavía una vanguardia, endeble, minada por dentro y no como gustan de justificar que el daño viene de fuera. La verdadera razón de no ser la segunda o tercera fuerza política del país, es por la torpeza de todos.

 

¿QUIÉNES SON LOS TRABADOS HISTÓRICOS?
LOS QUE NUNCA APRENDIERON QUE EL MÉRITO DE TODO
REVOLUCIONARIO NO ESTÁ EN LO QUE HA HECHO,
SINO EN LO QUE ESTÁ POR HACER…



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

Los trabados, al parecer, nunca escucharon esta expresión de Fidel y, si la escucharon, por un oído les entró, y por el otro se les salió. ¿Alguna disfuncionalidad cognitiva? Creo que no. Se trata de una disfuncionalidad histórica. El no comprender que todo cambia y todos, al paso de los años, vamos siendo sustituidos porque ya somos los suficientemente viejos; patirrotos unos, con altos niveles de azúcares agresivos otros o, porque la voluntad de lucha, la creatividad;  se agotó o porque, sencillamente, se cambiaron de bando (no me refiero a lo del género, claro), como horriblemente sucedió con Pancho (Palma Lau o Arnoldo Noriega), los cuales quedaron para la historia de la Revolución Guatemalteca como auténticas basuras. Esos hechos tan graves no se pueden ocultar pues, más temprano que tarde, todo mundo se enterará.

No es raro que quien conquista espacios políticos de dirección, conforme pasan los años y no da frutos, resultados concretos de su trabajo, se sienta amenazado en su cargo. Se vuelva paranoico que le van a zafar la silla y será nadie a partir de ese momento crucial. NO QUIERE REALMENTE VIVIR, SINO SUBSISTIR en el seno de un partido cualquiera. Como Pablo Monsanto que va creando partidos políticos personales, que él dirige y ordena, porque él en su enfermiza autoreferencia cree que es incomparable.  No por gusto la mujer que hace vida con él declaró una vez a la prensa: “Pablo Monsanto es un hombre sin ningún defecto”. ¡Me cago baturro! Habría que pedirle la química del brebaje que le dio a esa pobre mujer para tenerla en esos niveles de imbecilidad. Y actúan lo mismo que las derechas. Sin decirlo, se sienten caudillos, no dirigentes sociales.  Glorifican en exceso sus logros y no pueden bajar de esa cumbre enfermiza por ignorancia, por vanidad, por apego enfermizo al poder o porque se consideran personas de méritos incomparables.

Los históricos como Pablo Monsanto o los históricos de otras formaciones revolucionarias que llevan hoy una vida discreta y desmovilizados totalmente, deben tener un lugar en la historia, en los rangos de dignidad y aprecio. Y no ser rebasados por los oportunistas de méritos inventados. Tienen indudables e irreductibles méritos, pues nadie puede pasar por alto su valentía, sacrificio, la renunciación y la entrega por una causa justa, como lo fue la guerra popular revolucionaria.

Pero los líos internos de URNG vienen desde lejos, causando estragos a la formación política. URNG es todavía una vanguardia, endeble, minada por dentro y no como gustan de justificar que el daño viene de fuera. La verdadera razón de no ser la segunda o tercera fuerza política del país, es por la torpeza de todos. Por las luchas hegemonistas, sectaristas y personalistas. ¡Vuelve la burra al trigo! con el mal ejemplo de Pablo Monsanto, pues solo perdió la reelección de la Secretaría General de URNG y corrió a formar un nuevo partido político. ¿Cuál es la lectura de una actitud así? Pues que estos “revolucionarios” trabajan para ellos, para lo personal y, los ideales sociales, de todo revolucionario, de plano, los dejaron aparcados en algún lugar donde no pueden fácilmente encontrar. Eso ha pasado desde años antes de la vuelta a la legalidad de URNG.

Los líos internos empezaron desde el partido Frente Democrático Nueva Guatemala, FDNG, conocido como “el partido del muñequito” y nuca pararon. En todo el país hubo una emergencia de oportunistas y pleitos entre los cuadros de las cuatro organizaciones revolucionarias por las candidaturas a alcaldes y diputados (Fuerzas Armadas Rebeldes, FAR, Ejército Guerrillero de los Pobres, EGP; la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas, ORPA y el Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT). Nunca se amaron los camaradas, siguieron como cuando cada cual hacía la revolución a su manera, con sus métodos de organización y de lucha. Al final, el enemigo histórico los barrió parejo y quizá, me temo, que algún bellaco se haya alegrado por la caída de otro. No está lejana esa desleal posición. Por eso se necesita una reconversión de la vanguardia de las fuerzas políticas nacionales, no solo en URNG.

La juventud aglutinada en el partido Semilla quizá haya tenido una visión más amplia, y no la posición encorsetada de las infames izquierdas de América Latina. Ese enquistamiento de los dirigentes históricos en la actualización de la política revolucionaria que necesita el país, que le urge, para sacar adelante al movimiento revolucionario con nuevos y creativos métodos de trabajo político e ideológico. Con una visión acorde a los tiempos que corren y sin luchar por conquistar el poder político sin poder real, como tan mal lo hizo el FMLN. ¿Para qué sirve el poder político si voy a temer tomar acciones que creen una diferencia con los gobiernos de la derecha? Eso no es posible. Es más digno que nos den un golpe de Estado reaccionario por ejercer el poder como es, que POR NO EJERCERLO. Como los dos malhadados gobiernos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional que, por defender remesas y TPS, estuvieron sin marcar ninguna diferencia esencial con los gobiernos de ARENA: servicios de salud, educación, infraestructuras varias las legó en gran medida la dictadura.

Encontraron los efeemelenistas muchas cosas hechas. Y la esperanza de profundizar un gobierno democrático, de definido perfil siquiera de centro, con el ex comandante Leonel González, el presidente Sánchez Cerén; ese gobierno tímido no pudo tener lugar porque el glorioso dirigente militar en los años del conflicto armado en El Salvador ya no era el mismo.  Tuvo al final de su mandato una declaración más diplomática que política, cuando timorato, replicó a Donald Trump llamar, entre otros, “país de mierda a El Salvador”.

Tampoco se trata de no darles el lugar que éticamente les corresponde a los históricos, se lo han ganado por justicia, pero se han vuelto antihistóricos en ese enconchamiento, y la vida, esa bella vida,  les pide a gritos: ¡Den el lugar a la juventud!  O a los medianamente jóvenes. Entierren sus personalismos porque a estar alturas históricas URNG no es un bocadito apetecible. Es un hueso sin carne y ya duro de roer, o sacarlo adelante. Pues también debe decirse algo: no solo los históricos garantizan la debida dirección y conducción revolucionaria. Muchos históricos ya tienen callos en el cerebro y en el corazón. Están bien trabados. Solo se trata de permitir el debido ejercicio de la libertad y la democracia interna de los partidos que fueron vanguardia, los cuales nunca fueron un ejemplo de ausencia de asperezas y hasta enemistades intrarrevolucionarias.

Iniciativas revolucionarias nunca faltarán en un país donde las condiciones objetivas están tan exacerbadas. Solo se trata de acordar una profunda renovación partidaria, sin liberalismos extremos que los haga irreconocibles como fuerza revolucionaria, pero sin la existencia de mentalidades stanilistas que ven como advenedizos, oportunistas, rivales, traidores o fraccionalistas del legado de URNG a una iniciativa revolucionaria nueva. Es un partido que podría dar mucho al futuro, pero si se entiende que los caminos ahora son diversos y debieran estar exentos de verticalismos, que muchas veces se hacen pasar por direcciones colectivas y centralismo democráticos. (Es parte del engaño y la hipocresía).

Hay que discutir seria y profundamente y enfrentar los oportunismos de muchos “innovadores” que lo único que buscan es la destrucción partidaria. Espero que para finales del año 2021, puede ustedes leer la novela política Los Trabados, de la que ustedes tienen ya una señal en este artículo que, por cierto, circula a nivel internacional.




Publicado por La Cuna del Sol

martes, 13 de octubre de 2020

El mérito de un revolucionario no está en lo que hizo, sino en lo que está por hacer…

Vivir de las glorias pasadas es propio de la inconsciencia del romanticismo, como vida, aunque no como arte. Refocilarse en el pasado para vivir el presente también es otro error.

 

EL MÉRITO DE UN REVOLUCIONARIO
NO ESTÁ EN LO QUE HIZO,
SINO EN LO QUE ESTÁ POR HACER…
(Fidel Castro dixit)



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

Vivir de las glorias pasadas es propio de la inconsciencia del romanticismo, como vida, aunque no como arte. Refocilarse en el pasado para vivir el presente también es otro error. Todo va cambiando, todo se va sustituyendo y aunque la historia del hombre es cíclica, como la serpiente que se muerde la cola; hay asuntos que nunca tienen retorno porque las circunstancias históricas son otras y los métodos tienen que ser distintos. Eso pasó con Gallito de Lata, César Montes, quien se quedó mentalmente varado en el pasado y no supo interpretar adecuadamente el nuevo signo de los tiempos, para otros, aunque sí para sus beneficios personales.

Este personaje nunca, realmente, la pasó mal. Vivió bien: buena comida, buenas casas, dinero y chicas de sobra y aunque, según cuenta una de sus amantes, (Nidia) la tenía chiquita, si sabía ser muy juguetón a la hora de hacer el amor. Tuvo muchos líos de faldas siendo guerrillero en armas donde, a no ser por lo pequeñín, hubiera arrasado con un batallón de mujeres combatientes de haberle dado la naturaleza un poco de más apostura pues, vaya usted a saber, por extrañas razones, César Montes caía mal. Era el rey de los mal cáidos, según un campesino cercano a él.

Quizá, más que lo físico, no le gustó a mucha gente, no le cayó bien a mucha gente, por su actitud de perdonavidas, complejo napoleónico y fabulador de quiméricas batallas. Gil, un teniente guerrillero del Ejército Guerrillero de los Pobres, se reía de sus operativos militares. El comandante muchas veces tuvo que salir despavorido dando tumbos en las rocas y troncos de los árboles porque sus emboscadas le salían al revés: iba por lana y salía trasquilado. No es tan así cuando dice, en una declaración arrogante, que le perjudica y no le favorece, ya que no puede con su ego: “(…) que de haber él estado en la refriega de la aldea Semuy II, no hubiera quedado ni un solo soldado vivo”. Esas son las invariables baladronadas, ya hechas tradición, de César Montes.  Es el típico perdonavidas.

Y si bien como comandante en jefe de la de la guerrilla del Frente Oriental de Zacapa dio la batalla, no hay quien pueda contarnos si sus ataques o defensas eran brillantes. Nadie vive para dar cuenta de ello, por eso su versión es la única y podría ser que, como siempre, no maneje las cifras reales en cuanto a logros, sino las cifras políticas. Sencillamente no se le puede creer, pues al menos lo visto como militar en la guerrilla el EGP, dejaba mucho que desear. Era un comandante que, si alguien no analizaba bien las cosas, se los llevaba a todos al barranco. Por lo tanto, es poco creíble lo de sus combates victoriosos contra tropas de élite como los kaibiles, los soldados especializados de la contrarrevolución nicaragënse y los Boinas Verdes cuando en la década de los sesenta asesoraban al ejército de Guatemala.

Lo único concreto de César Montes en estos años de su vida es su vinculación de manera orgánica a las iniciativas empresariales de penetración e inversión del capital nacional e internacional en la Cuenca del Polochic, donde las mineras canadienses y australianas depredan nuestros bosques, ríos y lagos y donde la industria maderera arrasa con los últimos bosques de la Sierra de las Minas. En las tierras llanas del Polochic se despojó de tierra a los campesinos indígenas para extender los cultivos de la caña de azúcar y la palma africana, sin pasar por alto la ruta del petróleo y las carreteras de extracción como la Franja Transversal del Norte y el tramo de Purulhá, Baja Verapaz, a El Estor, en el departamento de Izabal.

César Montes y su Fundación Luis Augusto Turcios Lima eran parte de ese engranaje, parte constituyente, lo que le redituaba a él excepcionales beneficios personales. Él había dejado hacía años de ser un revolucionario. Él era un interesante “colaborador” del sistema, pero le gustaba jugar a la guerra y organizó a humildes campesinos como milicias, de quiméricas guerras que vendrían y que, como los propietarios apocalípticos de los búnkeres privados de los Estados Unidos, esperaba en cualquier momento El Armagedón.

De sus sueños quizá despertó el 10 de octubre de 2020 cuando la policía de Guerrero, México, lo trajo de regreso a Guatemala y donde dará cuenta de sus barrabasadas. Es su fin y el de sus locuras. Pero la oligarquía guatemalteca quiere sacar dividendos para su beneficio y con ello desprestigiar al movimiento democrático guatemalteco en su conjunto que nada tiene que ver con César Montes y sus sociopatías. La lucha por un mejor Estado y una mejor sociedad continuará su camino y dejando en la cuneta de la historia a personas que no aprendieron lo dicho por un auténtico revolucionario: EL MÉRITO DE UN REVOLUCIONARIO NO ESTÁ EN LO QUE HA HECHO, SINO EN LO QUE ESTÁ POR HACER.




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sábado, 10 de octubre de 2020

Los liberales de Estados Unidos preocupados por el eventual triunfo de Donald Trump

Conforme van pasando los días y ya a tres semanas más o menos de las elecciones, la coyuntura política se va volviendo más dinámica, más cambiante, más dialéctica y, por lo tanto, más difícil para los analistas ir aproximándose a la realidad.

 

LOS LIBERALES DE ESTADOS UNIDOS
PREOCUPADOS POR EL EVENTUAL TRIUNFO
DE DONALD TRUMP



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

Donald Trump podrá ser torpe y patoso en muchas cosas; menos en su habilidad y acertada manera de manejar la publicidad, las imágenes. Esa comunicación gráfica que tanto le gusta le hace ganar más simpatía que las tartamudeces de su rival demócrata Biden, quien pensaba arrollar a Trump en el siguiente debate presidencial. En el debate anterior salió muy mal parado Trump por su despliegue de asombrosa mala educación, impertinencia y absoluta falta de respeto a las normas parlamentarias básicas, a las que debe atenerse todo político que sabe de debates. Trump no sabe nada de eso, sino de insultos. Ya lo dijo Trump: “No voy a perder el tiempo discutiendo con Biden”, pero claro, él no debate, solo golpea la mesa a cada rato, con el riesgo que le dé un puntapié.

Conforme van pasando los días y ya a tres semanas más o menos de las elecciones, la coyuntura política se va volviendo más dinámica, más cambiante, más dialéctica y, por lo tanto, más difícil para los analistas ir aproximándose a la realidad. Muchos análisis están sesgados por intereses partidarios, otros por prejuicios y otros porque los métodos de análisis los hace caer en el terrible galimatías o enredo de las fracciones de clase. Si uno se va a hacer análisis particulares por fracciones de clase va perdiendo la objetividad, es decir, se deja de ver el bosque por ver el árbol.

No digo que no sea importante fijarse en el análisis de las fracciones de clase tan variadas y variables en los Estados Unidos, pero uno no debe perderse algo clave, fundamental en esa economía del primer mundo: el consumo. El mejoramiento del ingreso funciona igual para el gran financiero de Wall Street que lo hace sin alguna necesidad y funciona igual para el más humilde consumidor de los sectores más humildes. Todos quieren consumir para vivir. Consumir para existir. “Yo consumo, luego existo”, diría René Descartes con un cogito ergo sum enloquecido.

Personalmente creo que, en tanto las mercancías básicas, como la canasta y los bienes de la industria ligera sean caros, con dificultades para adquirirse, Donald Trump no tiene las de ganar. El voto popular en su contra podría ser devastador, sin embargo, ese voto tiene impuesta la dictadura oligárquica de los delegados de los colegios electorales. Allí estaría el problema y al mismo tiempo la amplia posibilidad del fraude, pero también su fracaso. Porque eso es lo que, en efecto, hacen los colegios electorales de delegados: NO RESPETAR LA VOLUNTAD POPULAR DEL PUEBLO DE LOS ESTADOS UNIDOS. Y este reiterativo fraude se maneja siempre como el estilo, la forma, la manera de realizar las elecciones en los Estados Unidos. No lo llaman como lo que es: UN FRAUDE INSTITUCIONALIZADO EN FAVOR DE LAS OLIGARQUÍAS FINANCIERAS.

Ahora bien, el meollo de este asunto político y la decisión de los colegios, pensaríamos, que por tratarse de una oligarquía están a favor de Trump por la garantía que tendrían con él en cuanto a no pagar impuestos. Pero este sistema de incontribución no puede prolongarse más. Tiene que llegar a su fin porque el déficit presupuestario de los Estados Unidos está totalmente fuera de control y no digamos su deuda externa, que no la podrá pagar ya con dólares sin respaldo, porque ahora ya hay nuevos sistemas financieros internacionales. Nuevas divisas con poder. Hay una realidad que se impone, que no se puede eludir y que ha dado como resultado el florecimiento de China y la ruina de los Estados Unidos.

Ningún empresario transnacional tiene sentimientos patrióticos y lo decidirá la gran oportunidad que ofrece China de grandes ganancias con mano de obra barata y calificada. Ninguna empresa que esté en China ha regresado a los Estados Unidos. Esa es la gran falla de la política económica de Trump. Y si le sumamos el aventurerismo militar… bueno, eso no gusta a los grandes inversionistas que día a día ganan millones. Ni a chinos, ni a gringos ni a rusos les conviene una guerra. La acumulación de la masa monetaria para ser riqueza real tiene que circular, con producción, no solo con el crédito monetario que sirven los bancos. 

Si los delegados de los colegios electorales gringos han analizado lo que aquí digo sabrán que no deben darle el voto a Trump porque, al final, con su patrioterismo desbocado de “primero los Estados Unidos” los está colocando en un primer lugar invertido, con respecto a China y Rusia. Donal Trump no le conviene a nadie. Él es polilla y ruina para los Estados Unidos y para el mundo. Por eso perderá las elecciones de noviembre. Los grandes inversionistas que compran delegados saben que una política de confrontación pone en peligro sus ganancias. El proteccionismo no gana, solo pierde.




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martes, 6 de octubre de 2020

La despreciable basura pedagógica de los empresarios de la educación de Guatemala

Solo el nombrecito de “empresarios de la educación” lo dice todo. Ya se sabe, por anticipado, de qué clase de engendros neoliberales estamos por hablar y que utilizan el alto valor de la educación y la formación humana como una mercancía más.

 

LA DESPRECIABLE BASURA PEDAGÓGICA
DE LOS EMPRESARIOS DE LA EDUCACIÓN
DE GUATEMALA



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

Solo el nombrecito de “empresarios de la educación” lo dice todo. Ya se sabe, por anticipado, de qué clase de engendros neoliberales estamos por hablar y que utilizan el alto valor de la educación y la formación humana como una mercancía más. De entrada, se trata de sujetos inescrupulosos, ambiciosos y sin mentalidad de educadores, sino exclusivamente de personas con innobles ideales de acumulación monetaria. Puros business. Puro negocio. Estos señores que de un solo plumazo barrieron los ideales clásicos, humanistas, de la pedagogía y la filosofía helenística, del paidagogo, del educador investido de ideales humanistas, interesado en enseñar a aprender a los demás; lo tiraron estos neoliberales de la educación a la basura, como todo lo que tocan.

Habría que ver, a la hora de rendir cuentas, qué nivel de formación y educación dieron a los niños o jóvenes confiados a su cuidado, a su responsabilidad; de desaprensivas personas hacedoras de dinero y disfrazados en el Halloween del horror educativo de Guatemala, de este tipo de educadores neoliberales.

Esta orgía de terror social llega hasta los pueblos más pequeños de Guatemala. Los ideales del maestro abnegado quedaron para la historia. En la actualidad son grandes los contingentes de trabajadores de la educación simplificados, tan minimizados en su condición de maestros por la enajenación capitalista que, en realidad, son un verdadero peligro para la niñez y la juventud. No conocen, ni por asomo, la educación crítica liberadora difundida por el pedagogo y filósofo brasileño Pablo Freyre, en 1968, con la publicación de su ensayo, ampliamente difundido, intitulado Pedagogía del Oprimido. Siguen en Guatemala trabajando con currículos bancarios, donde se acumulan cifras, datos y tonterías que nunca han pasado por el tamiz de la mente crítica, aunque los programas educativos abundan en alusiones a la educación crítica.

En esos establecimientos “educativos” signados por el mercantilismo, donde la materia prima, como qué si no, son los seres humanos, tienen una total cobertura, más que la del Estado, en todo el país. Estos son los empresarios más infames porque entregan diplomas y títulos “profesionales” a jovencitas y jovencitos que están prácticamente a CERO en lo relacionado con su supuesta “profesión”. La pregunta es ¿qué país puede salir adelante sometido a tan vertiginoso y amplio proceso de enajenación bancaria o desinformación? Pero ese tipo de educación es sí, eficientísima, en la producción de memos, idiotas y descerebrados. Ante la carencia de conciencia crítica (conciencia social le dice Freyre) no pueden dar el paso liberador que es la conciencia de clase.

Y resulta, pues, que éstas generaciones tan funcionales para el sistema guatemalteco de marginación y explotación, funcionan todavía más óptimas, con reingeniería diríamos de humor negro; cuando se trata de votar en cada elección nacional. Votan y hacen ganar a quienes les mienten y los desprecian. Es el caso de pobres defendiendo los intereses de los ricos. Así es el sistema educativo en Guatemala. Todo un negocio sin resultados alentadores, pues estando un maestro al frente de la cátedra, de manera presencial, los estudiantes aprenden muy poco, lo que aprenden del currículo básico del sistema educativo guatemalteco, cuya ejecución maltrecha no llega en cada ciclo lectivo ni al 50% real. Imagínese ahora que las clases son virtuales. Y no clases, sino una sórdida e indecente asignación de tareas. Dirigida a niños y jóvenes que en su gran mayoría no cuentan en casa con una computadora y que sus padres, gracias a la reproducción del sistema inicuo guatemalteco, no saben también NADA. Porque fueron formados en la educación bancaria del sistema guatemalteco, la máquina monstruosa en la que se han formado las nuevas generaciones de guatemaltecos. 

En conclusión, la peor calaña entre los empresarios son estos: los empresarios de la educación. Si no vea un simple ejemplo de un instituto de Jutiapa. En su campaña desinformativa y practicando una herejía contra las artes y el pasado glorioso de connotados guatemaltecos, flagelando los altos valores democráticos de muchos ciudadanos de Guatemala. La conocida poesía del poeta revolucionario, caído en combate en Zacapa por sus altos ideales cívicos, aquí en Jutiapa, sin pedir permiso, aparece una inscripción en un colegillo de esos que dice: “Vámos Patria a progresar, yo te acompaño”. A cambio de decir, como justamente es y respetando los derechos de autor de este hombre de letras inconmensurable: “Vámos Patria a caminar, / yo te acompaño. Esta basura empresarial abunda, pues, por todas partes del territorio nacional y son la punta de lanza de los intentos de privatizar la ya precaria educación pública de Guatemala.

El porvenir nacional en materia educativa es deprimente y sin posibilidades de salir adelante, donde la pandemia del coronavirus dio el golpe final.




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sábado, 3 de octubre de 2020

Dos politicastros gringos lanzándose las tortas a la cara

Todos los políticos gringos son una mentira y un desparpajo de abusos. Nunca hubo debate político porque los dos están a la misma altura.

 

DOS POLITICASTROS GRINGOS
LANZÁNDOSE LAS TORTAS A LA CARA



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

Antes de que se viera contagiado de coronavirus Donald Trump se pavoneaba con su invariable y atropellante arrogancia. Verdad o mentira el asunto del contagio, lo cierto es que ni enfermo, ni vivo, ni muerto ese señor genera alguna simpatía. Todo en él es falsedad, impostación, fraude, canallada y odio visceral a todo lo que sea tímidamente progresista, como los escasos sectores del Partido Demócrata que intentan desmarcarse de los controles férreos de ese partido de derecha recalcitrante. La derecha civilizada de los Estados Unidos está representada por Bernie Sanders y como siempre, esa formación política no decide nada, excepto terminar dándole el respaldo con su caudal de votos al candidato, cualquiera que sea, que competirá con el Partido Republicano.

Hasta hace algunos años, los politiqueros gringos fingían ser hombres de Estado y los debates presidenciales siempre se movieron entre el crecimiento económico y el mejoramiento social, no pasando por alto el apartado de la hegemonía imperial de la que tanto se alimenta la ideología de los dos partidos. Y pese a la posición supuestamente más beligerante de Trump, con Rusia ha sabido llevar más tranquilamente las cosas, es decir, las relaciones políticas han sido de menos tirantez. Pero sucede que el señor Biden, el supuestamente moderado y más civilizado que el salvaje Trump, viene sin ningún tino, respeto y ponderación política y ofende de sopetón a Putin, gratuitamente, al decir que él, Joe Biden, no tolerará las tonterías de Putin. ¿De qué tonterías de Putin habla? Si hay un hombre de Estado de total seriedad como estadista es el señor Vladímir Putin. Su capacidad política e intelectual le ha permitido llevar de la postración política, económica y política de Rusia a finales del siglo XX a ocupar en 15 o 20 años la posición que como primera potencia mundial le ha correspondido siempre.

¿De qué manera con el mensaje político en las redes sociales puede persuadirse o disuadirse una decisión electoral por determinado candidato? Se necesita que el receptor del mensaje sea un total descerebrado para que eso tenga lugar. Eso jamás ha ocurrido ni ocurrirá. Lo que sí es factible es un fraude cibernético por la rapidez con que podría efectuarse, dada la vulnerabilidad de los sistemas informáticos. Biden, pues, es de la misma contextura que todos politiqueros gringos, muy emparentados con la basura y no debieran los ciudadanos estadounidenses escandalizarse tanto por los continuos desaguisados de Trump. ¿Acaso no hizo lo mismo Hillary Clinton  con los sangrientos hechos de Libia y Medio Oriente?

 El problema de Trump es que no disimula, no finge, se muestra franco y directo, y la frontera entre lo que sea verdad o mentira es muy sutil. Los otros políticos no, lo cual, en resumidas cuentas, los hacen más falsos y feos que Trump. Todos los políticos gringos son una mentira y un desparpajo de abusos. Nunca hubo debate político porque los dos están a la misma altura. Uno porque dice exactamente lo que piensa y siente (Trump) y el otro porque piensa y siente igual que Trump pero lo disimula. Lo calla. Uno tiene arrestos para decir las cosas, y al otro la senilidad para decirlas con tartamudeos.

Entre todas estas cosas hay un hecho irrefutable: la decadencia de los Estados Unidos. Todas las grandes naciones en decadencia eligen a los peores gobernantes y la vida ciudadana se va desdibujando paso a paso. Cunde la pobreza y la inestabilidad. Estados Unidos ya no es la primera potencia del mundo y en esa caída, en su bancarrota, se corre el riesgo de incendiar el mundo. Así como dijera Hitler, el perdedor: perderemos la guerra pero el mundo entero se irá con nosotros en un baño de sangre. Eso dejó el encuentro entre Trump y Biden: todo un desastre.




Publicado por La Cuna del Sol