En su discurso sobre el estado de la nación el 28 de enero del 2011, Obama,
refiriéndose a la pérdida de la hegemonía tecnológica de los Estados Unidos
propuso como solución desarrollar algo similar al proyecto Nueva Frontera del
presidente J.F. Kennedy, puesto en marcha después del lanzamiento el 4 de
octubre de 1957 del satélite Sputnik, que la Unión Soviética por primer vez en
la historia ponía en órbita espacial. Ese histórico evento que causó pánico y
muchas carreras a muchos de los miembros del “stablishment” norteamericano,
trajo como resultado la carrera o competencia espacial (por parte de Estados
Unidos) que culminó con la misión tripulada del Apolo 11 a la luna en 1969.
Este hecho de gran significación histórica y científico-técnica desató toda una
época de innovación tecnológica que lógicamente ha contribuido a acrecentar el
dominio hegemónico estadounidense sobre casi todo el planeta. Aparte de todos
los beneficios de esos avances tecnológicos en los diferentes campos del
quehacer humano y del cual unos nos hemos beneficiado más que otros, pues
todavía existen vastos sectores de la población mundial que todavía no tienen
acceso a los beneficios de esos grandes avances técnicos y, al contrario como
en el caso de Afganistán, Paquistán y Somalia; han sufrido las consecuencias
mortales de los mismos; materializados en aviones robots controlados a miles de
kms. de distancia, han sido testigos de primera mano de las “bondades” del
imperialismo norteamericano y de la OTAN. Por otra parte y como producto de
tanta innovación tecnológica la sociedad norteamericana se ha convertido
prácticamente en una sociedad robotizada, inhibida para actuar libremente,
urgida y altamente dependiente de tantos artefactos y conexiones, que
irónicamente la han convertido en una sociedad desconectada de la
realidad. Se vive una cotidianidad, día a día, tecnológicamente
manipulada por el sector más poderoso, al grado que la mayoría de la población
termina aceptando la versión de las cosas o verdad orweliana que
el Estado como garante de los intereses del gran capital propaga
incesantemente. Wall Street haciendo uso de los más avanzados programas
computarizados llevó a cabo el más grande fraude financiero en la historia
moderna o postmoderna de los EE.UU. Los políticos, todos convenientemente
programados para mentir, hicieron creer al altamente tecnificado público que
era necesario salvar a los causantes de tan descomunal crimen. Obama,
como todo un robot al servicio de los “masters of the universe” en Wall Street,
constantemente repetía la urgente necesidad de salvar a los grandes
bancos pues eran demasiado grandes para permitirles fallar. El resultado:
cientos de billones de dólares extraídos del bolsillo de los contribuyentes
para salvar de la quiebra a los causantes del desatre. Obama, en efecto, ha
demostrado ser un "socialista", ha distribuido la riqueza, dándoles a
los millonarios banqueros lo que tanto sacrificio le ha costado al
pueblo. Hoy en día y con tanta innovación tecnológica al servicio del
apetito consumista de la población norteamericana, pocos o casi nadie se
interesa en saber o de informarse convenientemente a cerca de las
atrocidades que las intervenciones imperialistas estadounidenses están
causando en varios países del mundo. Los iphones, ipods, latops, tablets,
videojuegos de guerra, hacen que esta luzca muy distante y con poco impacto
emocional sobre las vidas de muchos que, efectivamente, ven y sienten la guerra
como un entretenimiento a lo Hollywood. Tantos avances tecnológicos han
terminado por robarle la consciencia crítica a buen número de norteamericanos.
Son los amos del universo y del complejo militar industrial quienes tienen el
control de la masa robotizada. En un futuro no muy lejano, probablemente
veremos a un candidato para presidente, no de carne y hueso, sino de las más
avanzadas fibras sintéticas y cargado de programas que ojalá no sean diseñados
por los que han contribuido a robarle el alma a ese pueblo. Marvin Najarro
A continuación el profesor y periodista Luciano Castro Barrillas comenta
sobre una de las más recientes y como siempre lucidas reflexiones del
octogenario líder de la Revolución Cubana,
Fidel Castro.
UN ROBOT PARA PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS:
FIDEL CASTRO DIXIT
Por Luciano Castro Barillas
Lo dice Fidel y, como la broma es bastante
seria, no puedo menos que comentarla en este espacio de opinión, habida cuenta
que mientras en los Estados Unidos persistan en la vida social de esa gran
nación ese tipo de politiqueros o “clase” política indiferenciada -pues son lo
mismo demócratas y republicanos- las condiciones de vida y las libertades
políticas, tan conculcadas pero tan ignoradas mediáticamente; van derrumbándose
una a una ante la realidad de algo que no se nombra, tal cual se debiera:
Estados Unidos dejó de ser una democracia burguesa, liberal; y se ha
transformado por la acción de la permisividad y el descuido de sus gobernantes
en los últimos años en una dictadura desembozada, descarada e inoperante que
tiene como únicos recursos en su relación con sus propios ciudadanos y los del
resto del mundo la opresión, el abuso y la mentira. Por ello Fidel ha dicho que
es bastante probable que el (…) 90% de los norteamericanos votarían por un
robot, si se presentara su candidatura en las elecciones presidenciales. El
robot sería el mejor presidente para los Estados Unidos, perfectamente capaz de
gobernar el país. (Artículo publicado en el sitio Cubadebates el
domingo 8 de enero de 2012). Literalmente Fidel dice que (…) ¿No es acaso obvio
que lo peor de todo es la ausencia en la Casa Blanca de un robot capaz de
gobernar Estados Unidos e impedir una guerra que ponga fin a la vida de nuestra
especie?
Pero la broma de Fidel se queda corta, pues hay
un humor más cruel e hiriente entre los guatemaltecos. Me refiero a un
chiste que circuló en la década de los ochenta, cuando era candidato
presidencial el general Romeo Lucas García, quien a la sazón ganara
fraudulentamente las elecciones y que daba pie a creer el viejo aforismo y
rancio filosofema de que “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”. Pues,
bien, para el caso de elegir al presidente guatemalteco de esos años la
oligarquía seleccionó a un hombre decapitado, sus neurocirujanos le instalaron
por cabeza un coco vacío y ¡prodigio! llegó, ciertamente, a ser Presidente de
Guatemala. Pero podemos cortar el espacio/tiempo, hace cuatro años tan
sólo Colom recibió el cargo del más descerebrado presidente que el país haya
tenido: Oscar Berger, cuyo notorio déficit cerebral fue compensando por su
astucia para hacer dinero.
En la actualidad todos los ciudadanos tenemos
cifradas las esperanzas de que el nuevo gobierno sea un poco mejor que
el que entrega el cargo, ya que el desaliento y la desilusión vuelve a estar
presente en la vida de los guatemaltecos con el final de la ridícula y patética
socialdemocracia guatemalteca y el escepticismo con el gobierno que empieza.
Pero los guatemaltecos, con tantos años de gobiernos antipatrióticos, nos han
orillado las dictaduras a no ser tan exigentes: votamos por los menos malos. Es
común escuchar esta expresión de los sufragantes cada elección, que van cada
cuatro años a los centros electorales a votar por ninguna opción.
Por ello, cuando escuchamos las órdenes
insolentes que provienen del imperio con respecto a la visita de Ahmadineyad a
Guatemala a la toma de posesión de Otto Pérez Molina y no hay respuesta,
reacción alguna de los politiqueros nacionales y mucho menos de los opinadores
de la prensa nacional en defensa de la soberanía nacional; da rabia o tristeza.
Lea usted, lector amigo, lo siguiente: “Estados
Unidos urge a Guatemala a enviar unfuerte mensaje a Ahmadineyad en
su visita, sobre la necesidad de cumplir con las obligaciones internacionales.
Creo que lo importante es enviar un fuerte mensaje, en cada una de estas
paradas, de que Irán va a permanecer aislado y enfrentarse a dificultades si no
hace lo que debe hacer, con respecto a la ONU y a la Organización Internacional
de Energía Atómica, indicó hoy la portavoz del Departamento de Estado, Victoria
Nuland.
Así se nos falta el respeto como país y nadie
habla acá de intervención extranjera. Es la insolencia del imperio y la
subordinación de un pueblo que anda bastante extraviado en su dignidad.
Publicado por: Marvin Najarro
Ct., USA.
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