Si era como algunos
pensaban o especulaban que, la propuesta de despenalizar el tráfico ilegal de
las drogas del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, no era más que una
maniobra política tendiente a ocultar reales intenciones de otro carácter; los
últimos acontecimientos demuestran todo lo contrario. El reciente viaje de la secretaria
del Departamento de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, para reunirse con
líderes centroamericanos, así como, la posterior visita del vicepresidente Joe
Biden a varios países de Latino América, efectivamente demuestra el nerviosismo
y la inconformidad de la alta dirigencia política en Washington con la propuesta de la despenalización.
Pues según lo informa el Huffington Post, el viaje de Joe Biden obedece a las
presiones sin precedentes de los líderes políticos y de negocios para hablar de
algo de lo cual los dirigentes de los Estados Unidos no tienen interés en
debatir: La despenalización de las
drogas. Dan Restrepo, el más alto oficial en la Casa Blanca para asuntos
latinoamericanos, en conversación con reporteros dijo que, el vicepresidente
espera sostener una “robusta conversación” con los líderes latinoamericanos a
cerca de los problemas de seguridad que los países de la región enfrentan como
consecuencia de las disputas entre narcotraficantes por el control del
lucrativo mercado norteamericano. Además dijo que, los líderes latinoamericanos
no deben esperar un cambio de política al respecto, y que, “la administración
de Obama ha sido lo suficientemente clara en manifestar nuestra oposición a la despenalización o legalización de las drogas ilícitas.”
El asunto se ha
tornado más espinoso para los jerarcas de Washington, en que ahora no son los
antiguos ex presidentes de Colombia, México y Brasil o ex funcionarios de alto
nivel internacional como; Kofi Anan, George P. Shultz y Paul Volcker quienes
están sugiriendo la despenalización de las drogas, por el contrario (como en el
caso de Otto Pérez Molina) son los
actuales presidentes, así como también líderes empresariales, quienes están
proponiendo reformar la actual estrategia del combate a las drogas por una más
efectiva y racional. Una que tienda a disminuir el costo económico y en vidas
humanas que la hasta hoy inefectiva política ha dejado como resultado, sin
haber cumplido con el objetivo de destruir a los poderosos carteles de la droga,
y de paso; reducir el consumo. Jonh Walsh, del grupo de estudios independiente,
Washington Office on Latin America, dijo que: es una situación muy diferente cuando
los actuales jefes de estado están hablando de la necesidad de un debate
profundo sobre este asunto. Es ciertamente diferente cuando los actuales
presidentes están expresando esas palabras. Nadie lo hubiera creído
posible hace tan solo unos años. La despenalización es una
propuesta que merece ser debatida seria y democráticamente entre todos los
países afectados por el ilegal flagelo del narco negocio. Pues como lo dice
Danny Kushlick, jefe de la London-based Transform Drug Policy Foundation, (…) ultimadamente se trata de permitir, de
que tenga lugar, una conversación democrática sin las presiones de los Estados Unidos. Lamentablemente la
democracia no pasa de ser un conveniente concepto, útil únicamente, cuando se
trata de proteger los intereses del Gran Patrón del Norte.
Según un
comunicado de la Presidencia salvadoreña, el presidente de El Salvador, Mauricio
Funes, en reunión privada sostenida con Janet Napolitano; le dijo lo siguiente:
"Aprovecho su presencia para aclarar que no estamos de acuerdo con
despenalizar el tráfico y el consumo de droga como medida para frenar el
narcotráfico. Esa no es la medida, eso podría convertir a Centroamérica en un
paraíso del tráfico y consumo de droga", enfatizó Funes, aunque explicó
que "respeta la posición del mandatario guatemalteco", agregó la nota
oficial. Seguramente que, el respetuoso rechazo manifestado por el presidente salvadoreño
a la propuesta de su homologo guatemalteco es la más apropiada respuesta que
espera la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados
Unidos, de todos los líderes de la región, pues se ajusta perfectamente con la posición
de Washington de rechazo a la despenalización del negocio ilegal de las drogas
y, desde luego a no permitir intento de insubordinación alguna en su patio trasero.
Pérez Molina, a
quien el Huffington Post describe como un ex general conservador derechista,
sin duda ha causado revuelo en los altos círculos políticos estadounidenses al
declarar que, la inhabilidad de los EUA para disminuir el consumo interno de
drogas ilegales ha dejado a su país, con no otra opción, que considerar la legalización
del uso y transporte de las drogas. El presidente guatemalteco, quizás sin proponérselo,
ha puesto el debate de la despenalización en la agenda mundial, pues a pesar
del rechazo inmediato de los Estados Unidos, ha sido bien recibida en diversa
partes del mundo, como es el caso del parlamento británico. Nos guste o no, por
las razones que sean, lo cierto del caso es que, Otto Pérez Molina ha sentado
un precedente a nivel regional y mundial; si es inteligente, como lo dice el
consultor en imagen política Roberto Carlos Escoto, puede abanderar un liderazgo para el área; obviamente esto va generar
ciertos roces y rechazos por Estados Unidos y será más difícil por el hecho de
que es militar. No está bien vista por la Embajada respectiva. Sin duda los
dirigentes políticos y mandamases en Washington están con las plumas alborotadas por el extraño
proceder del ex general y actual presidente de Guatemala. John Walters, ex czar
de la droga de los Estados Unidos dijo: aquellos
que están proponiendo un debate sobre la legalización están dando un paso
desviado y peligroso. La legalización no es una solución, es una excusa.
Marvin Najarro
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