El siguiente artículo fue
originalmente publicado el 7 de junio, 2012, en la revista de deportes y política
Left Hook: A Critical Review of Sports and Society, por Tyler Shipley quien enseña en la Universidad de York en Toronto, Canadá y actualmente completando su investigación doctoral sobre el imperialismo
canadiense en Honduras.
DEPORTE Y POLÍTICA: SOCCER, IMPERIALISMO
Y RESITENCIA EN HONDURAS
Por Tyler Shipley
Nunca permitan que le digan que es "solo un juego." Mucho está en juego,
mientras los equipos nacionales de
futbol de Canadá y Honduras se preparan para su encuentro clasificatorio con
rumbo a la Copa Mundial, 2014, el 12 de junio en Toronto. Pero las historias
que en verdad animan esta confrontación están teniendo lugar a mucha distancia
del BMO Field en donde se celebrará el encuentro futbolero entre ambas
selecciones. Simple y sencillamente pregúntele al más afamado futbolista
hondureño- hace algún tiempo estrella del Toronto FFC, idóneamente llamado, Amado
Guevara.
Durante los juegos de la fase eliminatoria previos al último mundial de la
FIFA, el presidente democráticamente electo de Honduras fue secuestrado por las
fuerzas armadas y sacado fuera del país para luego ser reemplazado por un
violento e ilegal régimen militar. Cuando el país se levantó en un
dramático y no violento movimiento de resistencia, Amado Guevara, el capitán
del equipo nacional, fue puesto en una muy difícil posición. El régimen militar
estaba tratando de mostrar el cariño que los hondureños sienten por su
selección, como una manera de lograr apoyo para el impopular gobierno militar.
Pero la familia de Guevara, proveniente de una barriada pobre de la ciudad
capital estaba activa en la resistencia. De hecho, su madre, Flora Guevara,
había estado marchando en las calles en contra del golpe; firme frente a la
represión, intimidación, violencia, tortura y asesinatos.
Después de que Honduras sorprendió a todo el mundo al ganar un cupo para
jugar en la copa mundial, el régimen organizó un desfile a través de
la capital para la selección nacional con una parada estratégica frente al
Palacio Presidencial. Se esperaba que
Guevara le obsequiara su camisola al presidente y sin duda, el consentimiento
de un héroe nacional como Guevara habría acentuado la fortaleza del ilegal
régimen. Pero Guevara, como la mayoría de hondureños, insistió en que el
presidente del país estaba en el exilio y que el hombre ahora sentado en su
lugar, Roberto Micheletti; era un usurpador. Guevara envió su camisola al
depuesto presidente Manuel Zelaya – una acción
corajuda que le dio un enorme empuje
al movimiento de resistencia en un momento cuando sus pacificas
demostraciones estaban siendo reprimidas con balas, bombas lacrimógenas y gas
pimienta. Amado Guevara es una notable ausencia
en el equipo nacional que compite este año, a pesar del hecho de ser
todavía uno de los jugadores más sobresalientes en la liga hondureña, liderando
a su equipo el Motagua al primer lugar en el 2010 y anotando dos veces para
ganar la copa de campeones en el 2011.
Asesinatos Políticos
El régimen golpista, sin embargo, se mantiene en el poder después de unas
fraudulentas elecciones y continúa
gobernado el país con brutalidad. El mes pasado
fueron asesinados dos conocidos periodistas elevando el número a más de
25 periodistas asesinados desde el golpe de estado, esto en un país considerado
como uno de los más violentos del mundo, alcanzando en algunas ciudades una
escalofriante taza de homicidios de 1 por cada 1000 personas. Pero con un
movimiento de resistencia que representa la mayoría de los 8 millones de hondureños
impulsados por el apoyo de figuras populares como Amado Guevara, ¿Cómo
es posible que el régimen no haya caído, como Mubarak en Egipto o Ben Ali en
Tunes? Bien, aquí es donde Canadá entra en juego. Sí, en el momento en que
nuestros seleccionados con sus camisolas adornadas con la hoja de maple salten
al terreno de juego el martes 12 de junio, vale la pena tener en mente que es Canadá,
por encima de todos los otros países el que ha ofrecido todo el peso de su
apoyo diplomático, económico y militar al régimen golpista que gobierna
Honduras con violencia e impunidad.
Cuando Micheletti, después de unas fraudulentas elecciones, le traspaso el
poder a su aliado Porfirio “Pepe” Lobo, pocos países se dignaron a reconocer el
proceso y equipos de observadores de elecciones del Centro Carter y de las
Naciones Unidas rehusaron participar en la farsa electoral. Algunos equipos
internacionales de futbol desistieron de
jugar encuentros en Honduras a causa de la intensidad de la violencia.
En el año siguiente al golpe de Estado hubo al menos cinco balaceras mortales
en juegos de futbol, incluyendo un ataque en contra de los aficionados del club
Motagua de Amado Guevara, muriendo tres de ellos. Mas sin embargo, mientras que
era imposible a causa de la inseguridad sostener encuentros de futbol, el
régimen golpista aducía que estaban teniendo lugar unas elecciones perfectas,
seguras, transparentes y pacíficas. Bordea en lo totalmente absurdo, y sin
embargo Canadá, inexplicablemente, oficialmente “felicitó al pueblo hondureño”
por haber asistido a votar el día de las elecciones, “libremente y limpiamente
y con masiva presencia,” a pesar del amplio boicot nacional de entre el 60 – 70
% de personas que se rehusaron a votar. Desde entonces el régimen militar ha
impuesto medidas extremas y violentas sobre todo aquel que se atreva a desafiar
su voluntad; miles de personas han muerto a manos de la policía, de los
militares y de las compañías de seguridad privadas, en un estado en donde el
gobierno es dirigido por una cábala de hombres de negocios locales y del
extranjero que han impuesto un capitalismo altamente explotador que está
conduciendo a los pobres de Honduras hasta el fondo en beneficio del capital
extranjero, una pequeñísima elite, y las redes transnacionales del crimen que
han infiltrado cada nivel del aparato político hondureño.
Deportes y política
El deporte es un espacio crucial, sumamente importante, cuando se trata de
forjar o de perder legitimidad para proyectos de carácter político. Hay un
sinnúmero de ejemplos y uno únicamente necesita darle una mirada a las
publicaciones semanales de “Hockey Night in Canadá” en las que se promueve la
ocupación de Afganistán, para darse cuenta del poder que los deportes populares
tienen y ejercen. Después del desaire de
Amado Guevara y del entusiasmo con el que fue recibido por los aficionados al
futbol hondureños, el régimen militar reconoció la importancia de alinearse con
el más querido de los deportes. Después de “ganar” las fraudulentas elecciones
del 2009, el primer acto de Lobo como “presidente” fue llevar a su sequito
completo a Sudáfrica para apoyar al equipo nacional de Honduras que participaba
en el campeonato mundial de futbol. Hecho con el cálculo de ganarse la simpatía
del pueblo que él estaba reprimiendo, el plan resulto en un desastre cuando se
hizo público que Lobo había salido rumbo
a Sudáfrica en el preciso momento en que se daba un gran brote epidémico de la
fiebre del dengue, que explotó como resultado de la falla del gobierno en
cumplir a tiempo con las aspersiones para mantener bajo control la plaga de
mosquitos portadores del virus de la enfermedad. El gobierno estaba más
preocupado con el secuestro del
presidente Zelaya y con suprimir violentamente el movimiento social de protesta
más grande en la historia de Honduras. El régimen tras tan descabellada acción fue
visto con mayor desdén todavía, pues hasta el ministro de salud había sido
llevado a Sudáfrica para presenciar el campeonato mundial de futbol – una
cínica búsqueda de apoyo popular tuvo precedencia sobre la crisis nacional de
salud.
Pero a pesar del rechazo casi-universal, el odiado régimen militar se mantiene en el poder gracias a la combinación de violencia extrema en
Honduras y la deliberada campaña desinformativa de aliados
internacionales, especialmente Canadá.
Un vistazo a la Honduras de los actuales momentos nos revela lo siguiente:
Los choferes de taxis tienen que pagar un “impuesto de guerra” a los narcos o
de lo contrario son asesinados a balazos en sus carros. Las mujeres que
trabajan en las fábricas canadienses confeccionadoras de ropa son inyectadas
con drogas para eliminar el dolor para que pueden resistir turnos de hasta 11
horas diarias, para luego después ser despedidas cuando sus cuerpos
inevitablemente colapsan. Las prisiones están llenas - más allá de su capacidad
- con jóvenes y adolescentes quienes en la mayoría de los casos nunca son
acusados de delito alguno y muchos, como los 360 que murieron en un incendio en
la cárcel de Comayagua, nunca logran salir en libertad. Tropas de los Estados Unidos
y Canadá están arribando desde Afganistán para brindar asistencia en
operaciones antinarcóticos, pero rutas bien conocidas que se utilizan para el
transporte de la droga, están siendo dejadas, sospechosamente, sin atención.
Mientras que los soldados enfocan su atención en comunidades opuestas a la
explotación minera o las concesiones hidroeléctricas, como trágicamente lo
demuestra la matanza de mujeres embarazadas y niños en la Mosquitia.
Poco a poco la situación empieza a aclararse, poniendo en claro la cada vez
más profunda complicidad de Canadá en los crímenes del régimen militar
hondureño. Quizás no es coincidencia, tampoco accidente que Canadá haya apoyado
a este régimen. En los tres años, desde el golpe de Estado, Canadá ha firmado
un tratado de libre comercio con Honduras, participó en la farsa de la
Comisión de la Verdad que exoneró casi por completo al régimen militar
hondureño de los crímenes que todavía estaba cometiendo y con éxito apoyó la
readmisión de Honduras en la OEA. Canadá esta ahora ayudando en la formulación
de una nueva ley de minería que abrirá la puerta a una oleada de inversiones
canadienses en la industria que es todavía la más notoria en Honduras debido a
que cientos de hondureños siguen muriendo cada año de enfermedades causadas
directamente por el mercurio, derrames ácidos, represión de los trabajadores y
otros peligros ocasionados por las compañías mineras.
Canadá es hoy en día el mayor inversor en la industria de la minería en
Honduras y tiene la gran mayoría de las nuevas concesiones programadas para ser
aprobadas cuando la nueva ley de minería entre en vigor. Canadá es también uno
de los mayores inversores en la industria de la maquila (talleres del sudor).
Canadá está emergiendo como el centro neurálgico de la industria turística en
la costa norte, la cual está desplazando a las poblaciones indígenas y
garífunas de sus territorios ancestrales dividiéndolos y entregándolos para las
ganancias de hombres como Randy Jorgenson, famoso por su compañía de
pornografía Adults – Only Video y ahora
el dueño de inmensas extensiones de
tierras hondureñas que están siendo vendidas a los turistas veraniegos por su
Life Vision Property. Los materiales promocionales de Life Vision, incluyen
mujeres hondureñas en trajes de baño y canadiense trasplantados en el área,
como el caído en desgracia OPP (Policía Provincial de Ontario) oficial Rick
Mowers, fanfarroneando abiertamente a cerca del bajo precio de las prostitutas.
Y Canadá, exitosamente ha persuadido al gobierno de Honduras para que apruebe
leyes que permitan la creación de
concesiones de territorios a negocios extranjeros, literalmente, porciones del
territorio de Honduras que se transformaran en jurisdicciones de Glamis,
Goldcorp o Gildan; con sus propias leyes, policía, impuestos y tratados. Esto
es no otra cosa que colonialismo que
por regla es considerado un mal.
Lo que está en juego
Con todo esto en mente, seguramente, es justo afirmar de que hay mucho más
en juego en este encuentro futbolístico entre Honduras y Canadá - al menos
simbólicamente – de lo que aparenta a primera vista. En Honduras, Canadá
gradualmente está tomando el lugar, que de manera única le ha pertenecido a los
Estados Unidos, del poder imperial recurriendo al uso de los hombres fuertes
locales para imponer su voluntad sobre toda una nación. Eso hace que Canadá no
sea muy popular en Honduras y el hondureño ordinario no lo está tomando a la
ligera. Sin respiro, corajudamente continúan organizándose y combatiendo contra
el avasallador poder de las fuerzas represivas del gobierno de Honduras. Esas
luchas son muchas vece manifiestas hasta en los más pequeños detalles.
Flor del Campo es uno de los tugurios más pobres en Tegucigalpa y es una de
las tantas comunidades que han estado organizándose para su propia protección.
Recientemente, el gobierno militar trató de tomar control de un pequeño campo de
futbol usado por los muchachos del vecindario, con la intención de circularlo y
privatizarlo, de tal manera que solo aquellos que pagaran una tarifa podrían
usarlo. Este es la clase de “progreso,” una pequeña muestra, que Canadá está
apoyando en Honduras y que los chicos de Flor del Campo rechazaron como
inaceptable, pues ellos sienten que merecen tener el derecho a jugar futbol y
emular a sus héroes como Amado Guevara y a otros. La comunidad se está
organizando en contra de esa medida, insistiendo que prefieren tener un campo de
tierra en el cual todos puedan jugar al futbol que uno engramado donde solamente
los ricos puedan jugar. Los muchachos de Flor del Campo tienen alguna
experiencia con este tipo de luchas – el año pasado, de manera efectiva se las
arreglaron para bloquear el intento de convertir una cancha publica de
basquetbol en un kindergarten privado. Proteger el derecho de todos los niños y
niñas a la sana práctica de los deportes,
se ha convertido en una parte importante en la movilizaciones comunitarias en
contra del régimen militar de Honduras.
Por supuesto, la liberación de Honduras del régimen militar apoyado por Canadá,
no se logrará con una victoria de selección hondureña en el BMO
Field el día martes 12 de junio. De hecho, el régimen de Porfirio Lobo ha dado
ya señales de que intentará mostrar las victorias de la selección nacional
de futbol como propias de su gobierno. Esto no necesariamente es un llamado a
irse de lado hondureño. Lo que sí es, enfáticamente, es una exhortación a la reflexión,
antes de que nos pintemos la cara con las hojas rojas de maple, a considerar
las implicaciones de la relación de Canadá con Honduras.
Más que patriotismo sin sentido, lo que el mundo necesita del pueblo de Canadá,
es una profunda autocritica de nuestras acciones y malas actuaciones en el
mundo y un serio compromiso para tomar control del gobierno que actúa en
nuestro nombre y corregir todo aquello que hemos hecho mal.
Traducción por La Cuna del Sol
Copyright © Tyler Shipley, Global
Research, 2012
Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.
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