“Los derecho humanos” se han vuelto un término
fustigado. Los nombres más prominentes en el negocio de los derechos humanos en
occidente actúan, esencialmente, como “armas en el arsenal imperial. Su valor
para el imperio se incrementó exponencialmente cuando Barack Obama adoptó las intervenciones
humanitarias como pilares de la doctrina de la guerra de EE.UU”. Amnistía Internacional
y Human Rights Watch dedican mucho de sus energías “proponiendo y defendiendo
el que Estados Unidos y sus amigos pisoteen la soberanía nacional de los
estados más débiles - como si los derechos humanos pueden existir al margen del
marco de la ley internacional.
Glen Ford, Black Agenda Radio commentary
AI AL DESNUDO EN LA OEA
Por Jorge Capelán,
RLP/TcS.
Julio 6, 2012
Las críticas de Amnistía Internacional (AI) contra
"algunos gobiernos" latinoamericanos al finalizar esta semana la
Cumbre de la OEA en Tiquipaya, Bolivia, pusieron en evidencia el descaro de la
mafia transnacional de los derechos humanos en la defensa de los intereses
imperiales en el mundo.
En la OEA existe una irritación cada vez más pronunciada contra el sesgo
evidentemente político de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos
(CIDH), experta en emitir "informes" y resoluciones contra todos
aquellos países que de una manera u otra vayan a contrapelo de los intereses
estadounidenses y en callar los más brutales atropellos de gobiernos dóciles
con el imperio.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa, víctima de un intento de golpe de
estado, denunció con claridad meridiana y con lujo de detalles la abusiva
manipulación de esconder el apoyo a agendas políticas minoritarias, elitistas y
violentas bajo la etiqueta de la defensa de los "derechos humanos" y
"la libertad de expresión".
Asimismo, Correa y otros mandatarios criticaron el que para avanzar este
tipo de agendas se utilicen organizaciones denominadas
"No-Gubernamentales" a menudo financiadas e impulsadas fuera de todo
control democrático por los Estados Unidos y la Unión Europea.
La demanda de varios países de la región, liderados por el ALBA, es la de
reformar ese organismo experto en tratar con guantes de seda a los golpistas y
fascistas del continente y con mano de hierro a cuanto gobierno se niegue a
doblegarse ante los intereses de Estados Unidos, especialmente si es de izquierda.
En la Cumbre, finalmente se acordó encargar al Consejo Permanente de la
organización que redacte una propuesta de reformas a más tardar a inicios de
2013 para ser discutida y aprobada por los estados miembros. Amnistía
Internacional reaccionó de inmediato con un comunicado ante lo que consideró
una campaña de demonización de parte de los gobiernos de la Alianza
Bolivariana.
En una nota de prensa, AI afirma que en la reunión de la OEA, "algunos
estados" se dedicaron a "zatanizar" a las ONGs y al sistema de
derechos humanos de la organización, pretendiendo aleccionar a gobiernos y
movimientos que llevan muchos años denunciando las violaciones a la soberanía y
a la voluntad políticas de los pueblos, así como los crímenes que las potencias
occidentales cometen en América Latina y el mundo con los derechos humanos como
excusa.
AI dice en su nota que presidentes como Rafael Correa y Evo Morales y todos
los representantes del ALBA desconocen los mecanismos que rigen el sistema de
derechos humanos de la OEA, una afirmación insultante, tomando en cuenta que AI
ni siquiera es miembro de la organización y que además se trata de mandatarios
que representan a movimientos con una larga historia de lucha en defensa de los
derechos humanos.
Con arrogancia inaudita, AI demanda que se respete la "independencia y
autonomía" de la CIDH - una acusación que rima con las rutinarias y
espurias demandas de "independencia y autonomía de poderes"
esgrimidas por los movimientos fascistas que tratan de desestabilizar a los
países progresistas y revolucionarios de la región que llevan adelante medidas
para profundizar la democracia, la participación popular y la transparencia.
La misma organización que demanda se respete la autonomía de la CIDH en un
debate entre Jefes de Estado a los que les compete evaluar los destinos de la
organización calla ante el hecho de que uno de sus miembros, los Estados
Unidos, no se sometan a su jurisdicción.
De manera falsa y tendenciosa, AI acusa al presidente Rafael Correa de
violar el principio de consulta previa a los pueblos indígenas sobre los planes
y proyectos de desarrollo del país. Esto lo hace al tiempo que se muestra
totalmente ciega y sorda ante la brutal represión que regularmente cometen
otros estados miembros de la OEA afines a los Estados Unidos.
Pero quizás la ceguera más grande de todas de parte de AI, es la de no
haber notado el hecho de que la organización fue fundada en 1948 en la IX
Conferencia Internacional de Estados Americanos en Bogotá, al mismo tiempo que
en la capital colombiana era asesinado el líder popular Jorge Eliecer Gaitán
junto con unos dos mil de sus seguidores en un golpe de Estado oligárquico que
provocó una guerra que aún no ha cesado en nuestros días.
La OEA jamás se preocupó de investigar esa masacre, conocida como El Bogotazo,
y mucho menos la condenó. No sería la última violación a los derechos humanos
que la OEA dejaría pasar por alto a lo largo de su vergonzosa historia.
Dictaduras asesinas, represiones sangrientas, intervenciones aberrantes, de
nada falta en la larga lista de violaciones a los derechos humanos secundadas y
hasta promovidas por la OEA a lo largo de su historia, siempre al servicio de
los Estados Unidos.
Tal vez los dos actos más emblemáticos del ingerencismo de la OEA sean el
papel cumplido por la organización en la "Operación Éxito" de la CIA
para derrocar a Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954 y la expulsión de Cuba en
1962, precedida por una larga serie de condenas a la isla socialista y por un
silencio sepulcral ante la criminal y fracasada invasión estadounidense en
Playa Girón.
De hecho, la institucionalidad que reclama AI es la de lo que no ha sido
más que un ministerio de colonias de los Estados Unidos en América Latina. Es
la institucionalidad de una organización agonizante ante el peso de los desarrollos
y los avances democráticos que hoy en día están teniendo lugar en la región.
Como lo dijo el propio presidente anfitrión de la reunión, Evo
Morales: O la OEA se reforma, o se muere.
La cínica protesta de AI ante las críticas de los gobiernos latinoamericanos
desnuda su papel, no al servicio de la dignidad de las personas, sino al de los
intereses imperiales y coloniales más reaccionarios. Los Estados Unidos y los
países de Europa Occidental han logrado subvertir todo el sistema internacional
de derechos humanos cooptándolo por una mafia encargada de justificar sus
agresiones imperiales y coloniales en todo el planeta.
Criticando lo que es menos importante, y callando o justificando lo que es
más importante, en los momentos más álgidos, el actual sistema cooptado de los
derechos humanos da una cara progresista a lo que no es otra cosa que saqueo,
genocidio y desestabilización de sociedades enteras, desde Yugoslavia hasta
Afganistán e Iraq, desde Libia hasta Siria y Costa de Marfil, la mano "humanitaria"
de esta mafia de burócratas no electos por nadie está siempre presente, lista
para justificar el "derecho de proteger" de los países occidentales.
Dentro de este sistema corrupto, AI destaca por ser uno de los esquemas de
Ponzi ideológicos más exitosos de la historia: Como en el esquema financiero
del famoso estafador italiano de principios del Siglo XX, AI promueve una
manipulación en cadena de los sentimientos de culpa de millones de habitantes
de los países ricos, presos entre la intoxicación informativa de los monopolios
mediáticos y su impotencia para hacer algo eficaz ante el poder alienante del
sistema que también a ellos les oprime.
Así, millones de norteamericanos y europeos cada mes tratan de aplacar sus
conciencias aportando unos euros o dólares a la red delictivo-humanitaria con
la esperanza de aportar a aliviar el sufrimiento de sus congéneres.
A su vez, las campañas imperialistas impulsadas con la justificación de la
mafia derechohumanitaria resultan en nuevos horrores que requieren de más aportes
monetarios a organizaciones como AI las que justifican nuevas masacres y
horrores que llevan a nuevas contribuciones económicas en un espiral
interminable de delitos contra la humanidad y autoengaño colectivo.
Formalmente, cualquier miembro de la red mafiosa es libre de impulsar los
temas de derechos humanos que desee, y de hecho, muchas personas de buena fe
creen estar haciendo una labor genuinamente orientada a defender los derechos
humanos en diversos puntos del globo, lo que provee a AI de una mampara
"civil".
Sin embargo, el flujo de los temas y de los países tratados es canalizado a
través de rigurosos filtros que se encargan de que la orientación general de la
organización se mantenga dentro de los lineamientos del Departamento de Estado,
el Pentágono y la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
El primer filtro es ideológico, y consiste en las ideas dominantes de las
sociedades de los países imperialistas, sometidas a la más cínica y refinada
propaganda de los medios monopólicos de comunicación:
El filtro ideológico funciona tanto en la elección de "causas" de
derechos humanos consideradas legítimas en esas sociedades, como en la
limitación a los derechos políticos y las libertades individuales, dejando
totalmente de lado temas como el de los derechos económicos, sociales y
culturales, etcétera.
De esta forma, efectivamente se rechaza todo tipo de
enfoques sistémicos tildándolos de agendas políticas.
Por otro lado, ese filtro descontextualiza la crítica de los derechos
humanos en países que llevan adelante intentos serios por restituir o
profundizar los derechos humanos de sus ciudadanos en el marco de proyectos
políticos independientes del imperio que necesariamente deben tener sus agendas
propias de prioridades y sus propios ritmos de desarrollo.
Otro filtro que encauza la actividad de AI son los grupos de
seudoactivistas infiltrados en la organización con la tarea de promover
campañas de desinformación y propaganda ocultas tras un manto de idealismo.
Estos grupos están formados por miembros de redes de influencia política con
objetivos muy concretos y áreas geográficas y temáticas muy definidas.
Los otros filtros son los de las cúpulas que controlan la red en cada uno
de los países en los que opera. Esas cúpulas de burócratas fuera de todo
control democrático real son las encargadas de emitir comunicados y organizar
campañas internacionales en el área de los derechos humanos.
A menudo estas campañas son orientadas a resaltar y ensalzar la labor de
agentes sobre el terreno en países designados como objetos de desestabilización
pagados por las propias agencias gubernamentales de los estados imperialistas,
con lo que se cierra el círculo del carácter seudocivil-militar de su
actividad.
La mafia de AI actúa de manera selectiva, lo que le permite mantener una
apariencia progresista al dar libertad relativa a sus grupos en países y
coyunturas que no son relevantes a los intereses imperiales, para concentrar su
dirección político-propagandística en los momentos y los lugares en los que un
comunicado de la organización puede ser utilizado para justificar las
agresiones imperiales.
Cuando AI critica una masacre imperialista, un caso de tortura, un caso de detención
arbitraria específico, lo hace siempre demasiado tarde o con voz demasiado
débil, de modo que las consecuencias de esa violación a los derechos humanos
puedan ser debidamente neutralizadas o digeridas por la maquinaria de
indoctrinación y desinformación del imperio.
Actuando en conjunto con otras redes transnacionales del complejo mafioso
de los derechos humanos como Human Rights Watch o la altamente infiltrada
Federación Internacional de los Derechos Humanos, AI contribuye a dar una
impresión de pluralismo a este sistema de justificación ideológica del
genocidio.
Se trata de un complejo burocrático, estatalmente controlado y corrupto que
cumple con la doble función de justificar las campañas imperialistas y de
servir de fortalecer la legitimidad del aparato de indoctrinación ideológica de
los medios monopólicos occidentales.
Su carácter corrupto y mafioso se deriva, no sólo de las oportunidades de
avance profesional y social que ofrece a algunos de sus funcionarios y figuras
mediáticas, sino también de su total falta de escrúpulos en la manipulación de
las conciencias con fines despreciables.
Como en el caso de la CIDH, el poder de estas redes mafiosas a nivel global
irá perdiendo coherencia a medida que se vaya fortaleciendo el nuevo orden
multipolar en curso y a medida que avance la descomposición económica, política
y moral de los países imperialistas.
En América Latina, los pueblos han dicho basta y comienzan a sacudirse el
pesado yugo de la OEA como ministerio de colonias del imperio y su aparato de
justificación derechohumanitaria. Lo mismo sucederá a nivel global a medida
que, ante el descalabro de Occidente, los pueblos vayan recuperando sus
soberanías y reclamen un orden justo que le dé a los derechos humanos la
dignidad que se merecen.
Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.
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