¿Y POR LOS NIÑOS
PALESTINOS Y SIRIOS
MASACRADOS HABRÁ UNA
LÁGRIMA, OBAMA…?
Por Luciano Castro Barillas
Es un hecho conmovedor y execrable. Las
pequeñas víctimas inocentes, a su corta edad, conocieron el horror de la
violencia extrema, de la brutalidad de una persona a quien la vida humana le
importaba tan poco, porque así lo han aprendido a diario en una sociedad donde
la displicencia y el desdén a los menos afortunados se asume como lo más
natural del mundo. La industria televisiva y cinematográfica norteamericana son
una constante apología al crimen y el desprecio a la vida, pero esto fuera una
banalidad, al final, si no existiera la omnímoda presencia de un Estado que en
todo el mundo, en todos los rincones de la tierra -principalmente contra las naciones más
débiles y discrepantes política e ideológicamente- se ensaña con invariable crueldad. De veras
que nos duele a todos. Nos lastima a todos ver los pequeños cuerpos de niños
que sin saber por qué los sorprendió la muerte atroz, que su escuela, ese lugar
donde se juega y aprende, fue un ámbito de terror incontrolable que segó en
unos cuantos minutos veintiocho vidas de personas adultas útiles y de niños
ilusionados que hoy por la mañana iban al encuentro feliz con sus amiguitos y
con sus maestros. Condenable una acción demencial de tal magnitud. Pero ese
duelo de los padres, ese dolor de una nación, tiene una disonancia reprochable:
ver al presidente Barack Obama con los ojos inundados de lágrimas por la muerte
de los pequeños. Pero si esa sensibilidad es tal, si ese dolor como padre es
tal “y
no como presidente”, tal él lo dijera; ¿dónde están las lágrimas por
los niños palestinos masacrados una y otra vez? ¿En qué lugar recóndito de sus
escrúpulos de hombre decente se encuentran esas lágrimas por los niños
asesinados de Afganistán? ¿En qué medida le duele al presidente Obama los niños
que diariamente mueren en Siria a manos de los mercenarios respaldados por su
gobierno? ¿Acaso son menos niños, menos humanos los niños palestinos, los niños
afganos, los niños iraquíes y los niños sirios? Creo que no. Lo único diferente
aquí es la magnitud de la hipocresía de un indigno afroamericano, premiado con
el Nobel de la Paz y que sin embargo, luego de las operaciones militares aéreas
de Israel contra la Franja de Gaza de hace menos de quince días, proveyó
inmediatamente al ejército israelí con explosivos -bombas y sus variedades letales- porque los
anteriores artefactos explosivos fueron utilizados “satisfactoriamente” contra
una población civil indefensa, defendida por una cohetería artesanal, más desafiante que efectiva; que es las artillería
del grupo Hamas.
Obama es un hipócrita, que se limpió unas
lágrimas que nunca brotaron. Que no es que haya contenido las lágrimas, sino
todo lo contrario: hizo esfuerzos para que le salieran. Esas lágrimas de
cocodrilo que nunca se asomaron a sus ojos por los niños norteamericanos son las
mismas por la muerte de los niños de Palestina, Siria, Irak y Afganistán. Solo
cayó en la cuenta de la magnitud del dolor de todo padre o madre que pierde a
sus hijos, porque precisamente, en ese momento en que hablaba, se recordó de
sus hijas. Pero esa emoción, esa sensibilidad es pasajera. Dentro de pocos días
hará lo de siempre: seguir masacrando con su política imperialista a los niños
del Medio Oriente, para quienes nunca hubo ni habrá piedad alguna.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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