¿De qué se trata entonces la
intervención? Ganancias económicas. De
acuerdo a Michael R. Gordon del New York Times, occidente necesita intervenir
militarmente en el norte de África porque la “región es rica en petróleo, gas,
uranio y otros negocios internacionales que claramente representan los
intereses de occidente y que en algunos casos están pobremente protegidos”. Que
los recursos naturales en el norte de África representen claramente los
intereses de occidente es un desafío a ambas la geografía y la democracia. En
efecto es así, sin embargo, le queda como anillo al dedo a la lógica imperialista.
FALSEANDO LA INFORMACIÓN PARA JUSTIFICAR
OTRA INTERVENCION MILITAR “HUMANITARIA”
Por Stephen Gowans
La advertencia de Qadffi
sobre los yijadistas antes ridiculizada ahora se utiliza para justificar la
intervención en Malí.
En la edición del 20 de enero, Steven Erlanger del New York Times justifica
la intervención por parte de Francia en Malí, en las siguientes
razones:
·
Responde
a una “petición directa de un gobierno legítimo”
·
Combate
“la propagación de islamistas radicales, algunos de ellos yijadistas
extranjeros, con fuertes conexiones con grupos terroristas ligados a Al Qaeda
en el Magreb Islámico”.
Erlanger hace uso de la palabra “legítimo” para describir al gobierno de Malí. “Democrático” acarrea más peso, pero Malí es gobernado
por una dictadura, una verdad sobre la que uno sospecha Erlanger prefiere no
llamar la atención. Tampoco el reporte de Erlanger menciona que Human Rights
Wacht acusa a los militares de Malí de la matanza de civiles Tuaregs y de otras
minorías árabes. Erlanger, actuando como todo un dependiente, empuja el uso del
término “legítimo” como sustituto inferior, aunque todavía altisonante, del término
“democrático” e ignora la matanza de civiles. Una operación militar para ayudar
a un gobierno legítimo, debe de ser legítima, ¿de acuerdo? En cualquier caso, suena
mucho mejor que la verdad, que occidente ha montado una operación militar para
respaldar a una dictadura que mata a su propio pueblo.
La intervención, por supuesto, está muy lejos de ser legítima. ¿Cómo puede
ser legitima una operación militar francesa en un país de África del Norte,
cuando no hace mucho tiempo Francia emprendió en otro país de la región ,Libia,
lo que en ese entonces fue calificado como una intervención legitima, cuyos
objetivos eran lo opuesto:
·
No el
apoyo, sino el derrocamiento de un gobierno legítimo
·
No
detener la propagación del Islam radical, sino apoyar a islamistas radicales,
algunos de ellos yijadistas extranjeros, con fuertes conexiones con grupos
terroristas ligados a Al Qaeda en el Magreb Islámico” para deponer a un
gobierno legítimo?
En otras palabras, la operación en Malí es la antítesis de la de Libia. Sin embargo, de acuerdo a funcionarios de
Estado, en Francia, los Estados Unidos y Gran Bretaña y con ellos los jingoístas medios de prensa
occidental, ambas intervenciones son legítimas. Mientras que la intervención en
Malí protege a un gobierno legítimo, la intervención en Libia derrocó a un
gobierno legítimo. Mientras que la intervención en Malí se opone a los islamistas
radicales, la operación en Libia los ayudó.
Como cuestión de
principios, es imposible que sea verdad que los gobiernos de occidente están en
contra de los islamistas radicales, cuando Arabia Saudita el principal soporte ideológico
y financiero del islamismo militante sunita, es un aliado muy valioso.
Tampoco puede ser
verdad cuando los poderes occidentales apoyaron a los islamistas radicales en
contra de:
·
El izquierdista gobierno
de Afganistán en los años 1980
·
La social democracia de
Yugoslavia en los 90
·
El nacionalismo económico
de Qaddfi en Libia
·
El gobierno secular
nacionalista de Assad en Siria.
No puede ser
verdad que los gobiernos occidentales estén en contra de déspotas, dictadores,
y monarcas absolutistas, cuando ellos han respaldado a muchos de esos en el
pasado y lo continúan haciendo en el presente, desde los potentados del Concejo
de Cooperación del Golfo al régimen militar de Malí.
Tampoco los
poderes occidentales están comprometidos en respaldar las luchas contra las tiranías
como luchas contra las tiranías. En un sinnúmero de ocasiones, como cuando las tiranías
reprimen rebeliones democráticas ellos se han quedado al margen sin actuar o han
ayudado energéticamente a sus aliados en sus esfuerzos para suprimir
violentamente a la oposición. Como ejemplo más reciente tenemos a la monarquía absolutista de Bahrain reprimiendo violentamente
la revuelta popular, asistida por los mismos países que armaron a los mal llamados
“demócratas” en Libia y que también están equipando a los Hermanos Musulmanes y
a yijadistas extranjeros en Siria. Washington no ha hecho nada para detener la
violenta represión en Bahrain, mucho menos protestarla vigorosamente. Los británicos
por su parte, invitaron al tiranos represor a la boda real de Kate and William.
¿De qué se trata
entonces la intervención? Ganancias.
De acuerdo a Michael R. Gordon del New York
Times, occidente necesita intervenir militarmente en el norte de África porque
la “región es rica en petróleo, gas, uranio y otros negocios internacionales
que claramente representan los intereses
de occidente y que en algunos casos están pobremente protegidos”. Que los
recursos naturales en el norte de África claramente representen los intereses de
occidente es un desafío a ambas la geografía y la democracia. En efecto es así,
sin embargo, le queda como anillo al dedo a la lógica imperialista.
Según observa Erlanger,
la intervención en Malí “ha sido popular” y cuenta con el apoyo, de acuerdo a una
encuesta, de tres cuartos de la población francesa. Este es un asentimiento a
la habilidad de los cómplices de Erlanger en el negocio de moldear la opinión pública,
y a la atención superficial que la mayoría de la gente le presta a los asuntos
internacionales. Es también un intento de apoyar su argumento de que la intervención
es legítima. Después de todo, una operación militar apoyada por una sólida mayoría
apenas puede ser un acto abyecto, corrompido por la hipocresía y groseros
intereses comerciales, ¿acaso puede? Y si sucede que usted está en contra de
que los franceses ayuden a un aliado a defenderse de los yijadistas, Erlanger
le está dejando saber que usted está en lado equivocado de la opinión pública.
“El pueblo francés
está listo para apoyar una operación militar
siempre y cuando los objetivos sean claros y parezcan legítimos”, esto le dijo
un analista francés a Erlanger. Pues bien, no, el pueblo francés está dispuesto
a apoyar una operación militar siempre que nadie les haga un llamado para que
arriesguen sus vidas y paguen más impuestos, exactamente lo que significaba “apoyar
una guerra”. No más. Hoy en día, apoyar significa sentirse bien a cerca de
Francia y nada más.
Los franceses continuaran sintiéndose bien a cerca de su país siempre que hayan
pocas muertes de franceses en Malí y siempre y cuando la conexión entre el
pago del costo de la guerra e impuestos más altos, sea oscurecida. El pago por
la guerra debe ser aplazado, y luego ocultarlo, preferiblemente en impuestos elevados
sobre la clase pobre y media para cubrir (guiño) la subida en los gastos de los
programas de ayuda social.
Y aquí estamos. Se burlaron de Qaddafi cuando dijo que la revuelta que
estalló en su contra en Benghazi era el trabajo de islamistas radicales, algunos
de ellos yijadistas extranjeros, con fuertes conexiones con grupos terroristas
ligados a Al Qaeda en el Magreb Islámico. Con el mismo desprecio fue desestimado
cuando advirtió que, “si él caía, el caos y la guerra santa se apoderarían del
Norte de Africa”. Ahora que el caos y la guerra santa amenazan con apoderarse
de un cliente de occidente, las palabras de Qaddafi están siendo tratadas con
respeto. Después de muerto, el hombre al
que se ridiculizo como un bufón, se ha vuelto un sabio.
Traducido del inglés por Marvin Najarro
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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