miércoles, 2 de enero de 2013

LOS LAKOTA…



 “En ese entonces no sabía cuánto se había terminado. Cuando miro hacia atrás desde esta alta colina de mi vejez, todavía puedo ver la carnicería, mujeres y niños yaciendo en montones y regados a lo largo de la sinuosa quebrada, tan claro, como cuando los vi con ojos todavía jóvenes. Y puedo ver que algo más murió ahí en el cieno ensangrentado y fue enterrado por la tormenta de nieve. El sueño de un pueblo murió ahí. Era un bello sueño. Black Elk.

                             



LOS LAKOTA Y LA TRAGEDIA DE
WOUNDED KNEE



Por Johnny Barber


La profunda herida de Wounded Knee,  de los Lakota a Gaza


Este 29 de diciembre recién pasado marco el 122º aniversario de la masacre en Woundes Knee. Es una historia que permanece fresca en la mente y en las vidas de muchos indígenas en todos los Estados Unidos de América. Cada generación es enseñada a nunca olvidar.

En 1981, revisando la historia que llevó a la masacre, Thomas Morgan, Comisionado de Asuntos Indígenas, dijo: “Es muy difícil calcular erróneamente la magnitud de la calamidad que sufrió el pueblo Sioux por la repentina desaparición del búfalo. Los ilimitados prados iban a ser  abandonados por la circunscrita reservación y, la abundancia de todo suplantada por los escasos suplementos del gobierno para subsistir. Bajo estas circunstancias no es parte de la naturaleza el no estar descontento e inquieto, inclusive, turbulento y violento”.

El Comisionado Morgan no tenía empatía por el sufrimiento de la gente indígena. El simplemente estaba dejando en claro los hechos. Un año antes de la masacre, en octubre de 1989, hizo público un documento en el cual comunicaba sus políticas y convicciones en relación a la población nativa.

“Los indios deben ajustarse a “las maneras del hombre blanco”, pacíficamente si ellos quieren, forzosamente si tienen que hacerlo. Ellos mismos tienen que adaptarse a su medio ambiente y, ajustar su modo sustancialmente, su modo de vivir, al de nuestra civilización. Esta civilización puede que no sea la mejor posible, pero es lo mejor que los indios pueden conseguir. Ellos no se pueden escapar de ella y,  deben, ya sea, adaptarse a ella o, ser aplastados por ella. Las relaciones tribales tienen que ser resquebrajadas, el socialismo destruido y, la familia y el individuo sustituidos”.

La masacre de Wounded Knee es todavía comúnmente presentada como una “batalla” en la que nadie puede ser culpado, pero si se asigna culpabilidad, son siempre los Lakota quienes dispararon el primer tiro. Esta es la justificación para todo lo que siguió. Un siglo después de la matanza, el congreso emitió una apología, expresando, “profundo pesar” por los sucesos de ese día en 1890 cuando más de 370 hombres, mujeres y niños fueron abatidos con disparos de armas cuando ellos trataban de salvar sus vidas. Pero la masacre de Wounded Knee no fue una anomalía, como tampoco fue un accidente. Wounded Knee, es la historia entera de la relación de la gente indígena con el imperialismo hecho manifiesto en un solo evento.

“En ese entonces no sabía cuánto se había terminado. Cuando miro hacia atrás desde esta alta colina de mi vejez, todavía puedo ver la carnicería, mujeres y niños yaciendo en montones y regados a lo largo de la sinuosa quebrada, tan claro, como cuando los vi con ojos todavía jóvenes. Y puedo ver que algo más murió ahí en el cieno ensangrentado y fue enterrado por la tormenta de nieve. El sueño de un pueblo murió ahí. Era un bello sueno”. Black Elk

Los ancestros de las victimas conmemoran la masacre en honor a la memoria de aquellos que cayeron y para aliviar el dolor de sus, aun, devastadas comunidades. Los ancestros de los perpetradores ignoran la herida infligida y la herida supura.

A tan solo días de la masacre y, desde Wounded Knee, un joven editor de un periódico, llamado Frank Baum (que más tarde se volvió famoso por la historia de niños el “Mago de Oz”) opinó: “El Pionero (The Pioneer) ha declarado antes que nuestra sola seguridad depende de la total exterminación de los indios. Por siglos los hemos tratado con injusticia, pero para proteger nuestra civilización, mejor seria, que les dispensáramos una injusticia más y borremos de las faz de la tierra a estas indomables creaturas”.

A Vietnam, donde el llamado de Lyndon Johnson para ganar los corazones y las mentes de la población civil fue corrompido por el de los soldados, “Cuando los tienes por las bolas sus corazones y mentes seguirán”.

A Iraq, donde a Madeline Albright se le preguntó si la muerte de ½ de niños víctimas de las sanciones impuestas a ese país valía la pena, ella contestó “Yo pienso que es una muy difícil de escoger, pero el precio – nosotros creemos que el precio vale la pena”.

A Gaza, donde Dov Weisglass dijo, “La idea es poner en dieta a los palestinos, pero no hacerlos que se mueran de hambre”.

A Irán, donde un nuevo régimen de sanciones está teniendo lugar y el Departamento de Estado declara, “Las sanciones están empezando a calar”, y como en docenas de otros lugares, las heridas supuran.

En cada caso, aquel con el poderío militar afirma que, los ocupados y oprimidos son peligrosos y amenazan la existencia misma del Estado, aun y cuando el Estado mata de hambre a la población, restringe su libertad de movimiento y bajo el disfraz de la “seguridad” les deniega los más básicos derechos. Todos los intentos del “enemigo” de encontrar la paz son objeto de burla, ignorados o considerados como “mentiras”, mientras, el robo de sus tierras y recursos continúan sin cesar. Cada vez que el oprimido demanda sus derechos o se atreve a responder con hechos contra su opresores, estos declaran que la gente oprimida está motivada por el odio y buscan la aniquilación del Estado. Las negociaciones son vistas como signo de debilidad y son raramente perseguidas a no ser que puedan ser usadas como herramientas para aumentar la represión. Continuamente los opresores hablan a cerca de “buscar la paz” a la vez que sistemáticamente destruyen cualquier forma de oposición.

Matamos por medio del hambre, matamos negando medicina y matamos por cuarentena. Cuando eso no silencia el disentimiento de los “descontentos” nosotros no titubeamos en matar con balas y bombas. Hay que recordar las palabras del Comisionado Morgan, “Esta civilización puede que no sea la mejor posible, pero es lo mejor que los indios pueden conseguir. Ellos no se pueden escapar de ella y,  deben, ya sea, adaptarse a ella o, ser aplastados por ella”.

Un día nosotros seremos también aplastados por este erróneo concepto de civilización.

La doctrina Dahiya es una estrategia militar por medio de la cual el ejército de Israel ataca la infraestructura civil infligiendo, de esa manera, sufrimiento sobre la población civil, haciendo muy difícil sobrevivir al punto que combatir o resistir la ocupación no tiene ninguna utilidad práctica, estableciendo de ese modo la disuasión. La doctrina lleva el nombre de un suburbio al sur de Beirut con grandes bloques de apartamentos. Durante la guerra de Líbano en el 2006 el  vecindario completo fue arrasado por las bombas israelíes. Pero esta doctrina no es una estrategia moderna para controlar a la población. Tampoco es poniendo al pueblo de Gaza bajo “dieta” (sojuzgando a toda una población a través de una combinación de pobreza, malnutrición, pugnas sobre recursos limitados y violencia) algo nuevo, es el “American way”, adoptado por nuestros aliados más cercanos, (y “la única democracia en el Medio Oriente”, con el “ejército más moral del mundo”) los israelíes.

Diciembre 27 marcó el 4º aniversario del inicio de la llamada Operation Cast Lead (Operación Plomo Derretido) que deriva su nombre de una canción de niños, popular durante la celebraciones de Hannuka, a cerca de un dreidel (perinola, pirinola, pirindola) hecha de plomo derretido. Durante este ataque sobre Gaza, murieron 1,417 personas (330 niños), 4336 fueron heridos, 6,4000 casas fueron destruidas. Hospitales, mezquitas, la planta de energía eléctrica y el sistema de alcantarillado fueron atacados deliberadamente.

Israel acusa a Hamas de crímenes de guerra por lanzar, indiscriminadamente, cohetes sin sistemas de dirección en territorio de Israel. Como justificación para bombardear los centros de población civil y la infraestructura, los israelíes afirman que los militantes de “Hamas usan a los civiles como escudos”. El uso de municiones de precisión para matar civiles en Gaza, es un crimen de guerra, no importa quien se esté ocultando detrás de ellos.

Después de la reciente matanza de 20 niños en una escuela en Newtown, Connecticut, el presidente Obama limpiándose las lágrimas de sus ojos dijo: “Esta es nuestra principal tarea -cuidar a nuestros nonos. Esto es nuestro principal trabajo. Si no entendemos esto correctamente, entonces no entenderemos ninguna cosa correctamente. Eso es como, como sociedad, seremos juzgados. Y por esa medida, ¿podemos realmente decir, como nación, que estamos cumpliendo con nuestras obligaciones?”

La recién finalizada operación de ocho días de Israel en contra de Gaza llamada, Pillar of Cloud (el nombre se deriva de un pasaje bíblico) vio desparecer de un bombazo a tres generaciones de la familia al-Dalu, incluyendo 4 niños de entre 1 y 7 años de edad. El hijo sobreviviente no habla de rendirse, de renunciar a la tierra de la familia o desaparecer. El demanda justicia. Sus lágrimas de mesclan con furia. ¿Se le puede culpar?

Mientras el cese al fuego entraba en efecto había un consistente mensaje de la gente de Gaza. Nosotros estamos aquí. Este es muestro hogar. Nunca lo abandonaremos. Ellos tendrán que matarnos atodos.

Luego del cese de bombardeo, nuestro Congreso inmediatamente voto para reponer las bombas y municiones del arsenal de Israel para que pueda “defenderse así mismo”. Las heridas supuran.

En su discurso el presidente llegó a decir: Si hay un paso que debamos dar para salvar a un niño, a un padre o a otra ciudad, del dolor que ha asolado a Tucson, Aurora, Oak Creek y Newtown, y antes de ellas comunidades como Columbine y Blacksburg -entonces seguramente que tenemos una obligación de tratarlo.

Wounded Knee no ha desaparecido. El pueblo Lakota permanece. Gaza no ha desaparecido. El pueblo palestino permanece. En Afganistán, Iraq, Paquistán, Yemen, Libia y Somalia la gente lamenta la perdida de sus niños. La violencia causada sobre ellos en nuestro nombre continúa. Si podemos dar un paso para salvar a otro niño, nosotros tenemos una obligación.




Traducido del inglés por Marvin Najarro



Johnny Barber retornó recientemente de Gaza a los Estados Unidos. Él puede ser contactado a dodger8mo@hotmail.com









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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