(...) Aquí lo que sucedió fue porque había
gentes que estaban involucradas dentro de las acciones y dentro del campo de
batalla. Pero aquí no se fue a decir “todos los kakchiqueles o los k’iche’s o
los ixiles van a ser exterminados”. Y se lo puedo demostrar. Yo quisiera que me
demuestre, así como yo puedo demostrarle que no sucedió, que nos demuestren por
qué dicen que hubo genocidio. Querer magnificar las cosas, querer seguir en ese
tema, querer meter figuras que no sucedieron, es querer seguir reavivando el
enfrentamiento armado interno. Lo que queremos nosotros es ver hacia delante.
VER HACIA ADELANTE BORRANDO
EL
PASADO Y PERPETUANDO LA
IMPUNIDAD.
Por Delmar Manuel
El 28 de diciembre del 2012 el presidente guatemalteco Otto Pérez Molina,
aprovechando el receso de las fiestas de fin de año y como un regalo para celebrar
la llegada del 2013 tal y como también acostumbra hacerlo Barack Obama en los Estados
Unidos, por algo se les vio muy juntitos a ambos en un foro regional el año
pasado, se despachó un decretazo horroroso, una monstruosidad jurídica, que
según reportó la agencia EFE había sido obra de uno de sus
secretarios, irónicamente el secretario de la Paz, que de un sopapo desconocía
la competencia de la Corte Inter Americana de Derechos Humanos en relación a
los crímenes de lesa humanidad cometidos en Guatemala antes de 1987.
Aparte del hecho de que haya sido una burda maniobra de carácter político
destinada a crear confusión y de sondear el tamaño de la reacción de la opinión
pública local e internacional ante la
posibilidad de que la Corte de Constitucionalidad falle a favor de uno de los
acusados, el general Efraín Ríos Montt, el
trasfondo de la misma, claramente visible, era el de anular, cortar de tajo, toda
posibilidad de hacer justicia o de enjuiciar a todos aquellos involucrados en
los actos de genocidio perpetrados durante los mejores años de la matanza de
civiles en el conflicto armado de Guatemala. El argumento de que la CIDH no
tiene competencia para fallar en casos criminales anteriores a 1987 se cae por
su propio peso.
Según Rights Action Team,
Guatemala se adhirió a la Convención Inter Americana en 1978 y en 1987 aceptó la jurisdicción
de la Corte Inter Americana. Desde entonces la CIDH ha emitido 17 fallos
relacionados con violaciones a los derechos humanos en Guatemala, nueve de los
cuales están relacionados con crímenes ocurridos antes de 1987. Lo anterior es
prueba irrefutable de que la Corte Inter Americana de Derechos Humanos ha
establecido jurisdicción sobre crímenes cometidos antes de 1987, misma que ha
sido aceptada por el gobierno de Guatemala y por la administración de Pérez
Molina, hasta antes de emitir ese nefasto decreto que, luego de algunos días de
soportar la presión nacional e internacional tuvo que dejarlo sin efecto.
Las acciones del gobierno de Otto Pérez Molina así como las de sus asesores de
desconocer la preeminencia del derecho internacional no debe tomarse como
errores en la interpretación del mismo, sino más bien como actos de mala fe
destinados a torcer el sentido original de la leyes con el objetivo de
entorpecer la justicia y perpetuar la impunidad en un país consumido por la
violencia generalizada que cada día que pasa se parece más y más a un estado
fallido.
Muy próximamente la Corte de Constitucionalidad habrá de fallar sobre si el
general Ríos Montt, el principal acusado por el delito de genocidio enfrenta la
justicia o, la Corte se lava las manos y falla a favor del general que busca ser
amnistiado y así evadir el tener que pagar por todos los crímenes que se le
imputan. De ser así, como pareció telegrafiar Otto Pérez Molina, al emitir el
decreto gubernativo 370- en diciembre 28 del año recién pasado, asestaría un
terrible golpe de “mano dura” al endeble sistema judicial guatemalteco, avalaría
la impunidad y legitimaria todos los crímenes cometidos por el Estado
guatemalteco durante la guerra civil, y todos los sospechosos, como podría también
ser el caso del propio presidente, quedarían en total libertad.
En entrevista concedida cuando todavía era candidato a la presidencia, Otto
Pérez Molina refiriéndose a lo que él considera la inexistencia del genocidio
en Guatemala, dijo lo siguiente:
(…) Aquí lo que sucedió fue
porque había gentes que estaban involucradas dentro de las acciones y dentro
del campo de batalla. Pero aquí no se fue a decir “todos los kakchiqueles o los
k’iche’s o los ixiles van a ser exterminados”. Y se lo puedo demostrar. Yo
quisiera que me demuestre, así como yo puedo demostrarle que no sucedió, que
nos demuestren por qué dicen que hubo genocidio. Querer magnificar las cosas,
querer seguir en ese tema, querer meter figuras que no sucedieron, es querer
seguir reavivando el enfrentamiento armado interno. Lo que queremos nosotros es
ver hacia delante.
En otras palabras borrón y cuenta nueva, no mirar hacia atrás como Obama que
prefirió mirar hacia adelante obviando
las egregias violaciones y todos los actos criminales de su antecesor en clara contravención
de los principios constitucionales y de adherencia a la supremacía de la ley como
lo proclaman y le exigen a otros los gobernantes de los Estado Unidos, es el lema
de Otto Pérez Molina y de la derecha reaccionaria guatemalteca. Borrón y cuenta
nueva, no hubo genocidio, se oficializa la impunidad y los militares como en
los viejos tiempos de las dictaduras seguirán mandando y protegiendo los
intereses de las oligarquías nacionales e internacionales.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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