En marzo del pasado año y
después de un juego de futbol, cientos de aficionados del Beitar inundaron un
centro comercial en Jerusalén Occidental en donde asaltaron brutalmente a un
grupo de guardianes palestinos al tiempo que cantaban “muerte a los árabes”.
Mohammed Yusef, uno de los trabajadores de un servicio de limpieza, describió
el incidente como “un masivo intento de linchamiento”. El encabezado en el
Haaretz lo dijo todo: “Cientos de aficionados del Beitar golpean a trabajadores
árabes en centro comercial; no hay arrestos”.
ISRAEL: DONDE LOS AFICIONDOS
AL FUTBOL SOCCER ABUCHEAN A
SUS PROPIOS JUGADORES CUANDO
ANOTAN UN GOL
Por Dave Zirin
“Esto no es racismo. Ellos sencillamente no deberían estar aquí”.
Ni siquiera en los primeros días del histórico debut de Jackie Robinson en
1947 con los Dodgers de Brooklyn los aficionados del equipo de beisbol de
Brooklyn abandonaban el estadio después que el legendario numero 42 robaba una
base o se anotaba un hit. El profundo cariño de los aficionados de Brooklyn por los “Dem Bums” superaba
cualquier racismo presente en las graderías. ¿Qué es lo que nos dice esto, que
sesenta y siete años más tarde los
aficionados del club de futbol Beitar Jerusalén no hayan llegado a evolucionar
a los estándares de decencia humana de Brooklyn de la posguerra?
Temprano en esta temporada, Beitar Jerusalén rompió con su propia versión
de la segregación racial al contratar por primera vez en la historia del equipo
a dos jugadores musulmanes: Zaur Sadayev y Dzhabrail Kadiyev. Como era de
esperar, los seguidores del Beitar se pusieron más furiosos que los miembros de la Asociación Nacional del
Rifle (NRA) en una zona escolar. Los abucheos han llovido sobre Sadayev y
Kadiyev cada vez que entran al terreno de juego o tocan el balón. Varios
miembros del club de fans del equipo desplegaron una bandera en la que se leía,
“Beitar es puro por siempre”. Otros dos seguidores intentaron quemar las
oficinas del equipo. Esto, sin embargo, palidece en comparación a lo sucedido cuando Sadayev marcó su primer gol para el equipo la semana
pasada. Después de la celebración del goleador, cientos de aficionados del
Beitar Jerusalén simplemente se pusieron de pie y salieron del estadio. Aun
para los estándares del soccer, donde el racismo en el campo de juego es una
plaga continua, la naturaleza de esta acción organizada fue algo vergonzoso.
Como le dijo un aficionado de 19 años de edad al The Independent. “La
reacción contra los jugadores musulmanes que están aquí no es racista. Pero la
existencia del club está bajo amenaza. Beitar es un símbolo de todo el
país”. Otro aficionado dijo, “Esto no es racismo, simple y sencillamente ellos
no deberían estar aquí…Beitar Jerusalén siempre ha sido un club limpio, pero
ahora está siendo destruido –muchos de los jugadores están pensando en irse a
causa de los jugadores musulmanes que están aquí”.
Moshe Zimmerman, un historiador deportivo de la Hebrew University, le dijo
al New York Times que él ve algo más
siniestro actuando en las tribunas de los estadios de futbol que, simplemente
hooligans excediéndose más allá de los límites: “Generalmente la gente en
Israel trata de ubicar al Beitar Jerusalén como algo en los márgenes extremos;
esta es una manera de mitigar la vergüenza. El hecho es que la sociedad
israelita en su conjunto se está volviendo más racista, o al menos más etnocéntrica,
y esto es una expresión”.
Si aceptamos como verdad las opiniones de Zimmerman, que el Beitar es el
reflejo del país entero, entonces sus acciones de los años recientes se hacen
más aterradoras. En marzo del pasado año y después de un juego de futbol, cientos
de aficionados del Beitar inundaron un centro comercial en Jerusalén Occidental
en donde asaltaron brutalmente a un grupo de guardianes palestinos al tiempo
que cantaban “muerte a los árabes”. Mohammed Yusef, uno de los trabajadores de
un servicio de limpieza, describió el incidente como “un masivo intento de
linchamiento”. El encabezado en el Haaretz lo dijo todo: “Cientos de
aficionados del Beitar golpean a trabajadores árabes en centro comercial; no
hay arrestos”.
Mientras que las autoridades han sido muy flexibles con el Beitar cuando
comete actos de intimidación, en cierto modo también se ha convertido en una
vergüenza internacional. El pasado año, Dan Ephron de la revista Newsweek
escribió a cerca del equipo con el siguiente subtitulo, “El equipo de futbol
favorito de Jerusalén tiene políticas de contratación reminiscentes del
Apartheid y de las leyes de segregación racial Jim Crow”. El artículo, el cual
no cita a ningún palestino, si reproduce las declaraciones del comentarista de
futbol israelí, Yoav Borowitz. Ephron escribe:
Borowitz compara al Beitar con las políticas de de los equipos de rugby de
Sudáfrica durante la era del apartheid de permitir solamente jugadores blancos,
una comparación que la mayoría de israelíes encuentran repugnante. En un
reciente blog, Borowitz prometió no cubrir más las actividades futbolísticas
del Beitar e hizo un llamado para que los otros periodistas hagan lo
mismo. “Un equipo de futbol que se
rehúsa contratar árabes pertenece al
basurero de la historia”, escribió Borowitz. “Yo he escrito más de un artículo
a cerca del Beitar…. “Ya no lo volveré a hacer”.
Las noticias internacionales sobre los aficionados del Beitar que rechazan
a sus propios goleadores también llegan en un momento nada propicio para el
futbol de Israel. Este junio Israel será el anfitrión del Campeonato Sub 21 de
la Asociación de Futbol de Europa (UEFA) del 2013. La decisión, sin embargo, ha
sido objeto de constantes protestas incluyendo, la ocupación de las oficinas de
la UEFA, invasiones de los campos de juego por manifestantes pro derechos de
los palestinos y la formación de una organización llamada “Red Card Israeli Racism.”
La represión sufrida por la selección nacional de futbol de Palestina a
manos de Israel, incluyendo el encarcelamiento y el asesinato de jugadores y el
bombardeo de las oficinas del equipo durante el ataque a gaza el otoño pasado,
también ha movilizado a la acción no solo a los activistas sino que también a
jugadores e inclusive a la FIFA. En el 2010, hasta el presidente de la UEFA,
Michel Platini, amenazó a Israel con expulsarlo de la FIFA si continuaba saboteando
el futbol en Palestina. Platini dijo, “Israel tiene que escoger entre permitir
que continúe prosperando el deporte en Palestina o ser forzado a enfrentar las
consecuencias por su comportamiento”. Lo que enfada a la gente es que al
celebrarse el torneo Sub 21 en Israel, parece como si se le estuviera
premiando.
Históricamente el gran poder del deporte ha radicado en proveer un espacio
para que los marginados hagan escuchar su voz, como también un escenario para
que todos nosotros descubramos a través del juego aquellos valores humanos que
tenemos en común.
¿Qué nos dice acerca de Israel que en pleno siglo veintiuno un equipo como el Beitar Jerusalén
pueda no solo sobrevivir sino que
prosperar? ¿Qué nos dice el hecho que Israel todavía consiga ser el
anfitrión del campeonato Sub 21 de la UEFA a pesar de interferir con los
esfuerzos de los palestinos en la formación de un equipo de futbol? ¿Qué nos
dice el que ahora los deportes estén envueltos en los conflictos políticos de
la región? Por lo menos nos dice, que ni siquiera los deportes pueden proveer
un escape, respiro, o un refugio seguro de las presiones de la ocupación.
Además nos dice que la búsqueda de la justicia en el campo de juego y en las
graderías de los estadios de futbol de Israel, es también, la búsqueda de
justicia para el pueblo palestino y ninguna arena cultural puede quedar exenta
de este proceso. Sé de qué lado estaría Jackie Robinson, y no sería con los
llamados fans quienes odian la etnicidad de un jugador de futbol más de lo que celebran
un gol de su equipo.
Traducido del inglés por Marvin Najarro
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA. Auff!
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