sábado, 22 de junio de 2013

AQUÍ HAY HAMBRE


En Guatemala hay hambre, sí señor, HAMBRE. Hasta aquí, el violento dique ha contenido y ha ahogado. Pero ¿cuánto más va a soportar? ¿O es que ustedes mismos, los que hace apenas un poco de tiempo hablaban de reformar ciertas cosas, de dejar un respiro de justicia al pueblo, de poner en orden a los hambreadotes de nuestro país, ya se sienten seguros, porque ninguna metralleta les quita el sueño?



PERDONEME, SEÑOR,
PERO AQUÍ HAY HAMBRE


Por Manuel José Arce

Sí, señor, hay hambre. Y hágame el favor de no seguirla llamando desnutrición, subalimentación, ni palabritas por el estilo. Porque esto no necesita de neologismos: hambre es y hambre se llama. Mi pueblo tiene hambre. Los niños nacen y mueren con hambre. Ya sé que esto no es un tema agradable y que echa a perder a veces la digestión. Lo siento por su desayuno de hoy, pero voy a hablarle de eso.


Fue necesario que el New York Times lo publicara para que cierta gente en Guatemala empezara a pensar que a lo mejor sí, como que hay algo de eso, aunque muy exagerado, claro está. Pero no crean que exageran, ni que estas son mentiras de los  “cumunistas” para espantar el turismo. En Guatemala hace mucho que hay hambre. ¿Y sabe usted una cosa? El plomo pesa, pero el hambre no sacia con balas. Y sobre los muchos que ya pesan en nuestra historia, este es otro crimen imperdonable.


Claro que echarle las culpas a la “inflación mundial” es una bonita zafada. O decir que los indios son huevones[1] y que por eso tienen hambre. O decir que qué se va a hacer, hay algunos que tienen mala suerte, que no progresan porque no quieren y toda esa retahíla de excusas canallas. Hay inflación mundial, cierto. Pero eso no es todo: porque aquí la inflación solo ha golpeado a la clase media y a la clase trabajadora  -campesina o urbana-. Los demás se hacen los “quesos”[2]. No dejarán por eso de gastarse algunas decenas de miles de quetzales en su carrazo de lujo. Si les ponen impuestos les viene flojo, porque suprimen plazas y salarios, a la vez que encarecen productos y ¡santos en paz! La inflación ha resultado un gran negocio para muchos: el estupendo pretexto. Y están sacando buena tajada de ella.


Este país tiene tierra como para alimentar holgadamente a todos sus habitantes. Pero para que ello fuera un hecho, el negocio habría que manejarlo de una manera muy diferente: a manera de que la gente que produce la riqueza de Guatemala con su sudor, su miseria y su hambre, tuviera también derecho a vivir, por lo menos. ¿Cuántos almuerzos de niño indígena vale su carro último modelo, su lancha de lujo, su chaletito, su casa diseñada por el arquitecto fulano y decorada por el señor zutano?¿Cuántos litros de esa leche que jamás llega a los niños cuesta su última parranda a la que llegó Don Fulanón, Don Zutanazo y Don Perencejote? Ya sé que usted limpia su conciencia diciendo que no es culpa suya. No será culpa suya, exclusivamente, pero sí es culpa de ustedes, de un ustedes en el que caben algunas personas: aquellos que comercian con el hambre de nuestro pueblo, aquellos que se asocian para el saqueo de las riquezas de este país, aquellos que le zampan un balazo al espejo que los ofende con su propia imagen.


En Guatemala hay hambre, sí señor, HAMBRE. Hasta aquí, el violento dique ha contenido y ha ahogado. Pero ¿cuánto más va a soportar? ¿O es que ustedes mismos, los que hace apenas un poco de tiempo hablaban de reformar ciertas cosas, de dejar un respiro de justicia al pueblo, de poner en orden a los hambreadotes de nuestro país, ya se sienten seguros, porque ninguna metralleta les quita el sueño?






[1] Holgazán, es un guatemaltequismo.
[2] Guatemaltequismo equivalente a evadir. Por ejemplo: “Hacerse los quesos de una paternidad”, quiere decir “evadir una paternidad”.











Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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