“¿Un sentimiento de
inferioridad? No, un sentimiento de no existir. El pecado es negro, como la
virtud es blanca. Todos esos hombres blancos, acariciando sus armas, no pueden
estar equivocados. Soy culpable. No sé de qué: pero sé que soy un condenado. Frantz Fanon
NEGRO, CULPABLE HASTA QUE
SE DEMUESTRE TU INOCENCIA
Esta es la máxima que históricamente ha definido el ser negro en los
Estados Unidos, siempre sospechoso y en juicio permanente. Esto quedó
demostrado en el juicio a Treyvon Martin, el joven afroamericano de 17 años de
edad asesinado en febrero del 2012 mientras caminaba por un vecindario privado
de gente blanca en la localidad de Sanford, Florida, por el vigilante
voluntario George Zimmerman, hijo de padre blanco y de madre hispana (peruana).
Aunque parezca contradictorio, el juicio en realidad no fue para establecer la
culpabilidad o inocencia del hechor, Zimmerman, sino que al contrario y de
acuerdo a la forma como se desarrolló
todo el juicio, fue más bien para demostrar la culpabilidad de Martin en su
muerte en esa fatídica fecha. ¿Por qué la culpabilidad de Martin y no la de Zimmerman quien al final disparó el
arma que causó la muerte del joven afroamericano? Trayvon Martin,
siendo negro, al haber traspasado los límites de ese vecindario privado (gated community) ante los ojos del
vigilante voluntario que lo persiguió, confrontó y luego después de una
riña lo asesinó, era un extraño, un
tipo sospechoso, un drogadicto que parecía tener malas intenciones aun y cuando
no estaba armado y únicamente llevaba unas bolsas con jugos y dulces Skittles.
A pesar de que la policía le había aconsejado a Zimmerman que no persiguiera al
adolescente negro, él lo hizo de todas maneras.
El resultado del
veredicto que al final exoneró a George Zimmerman de todos los cargos fue algo que se veía venir y aunque para
algunos fue una sorpresa, los pormenores del juicio en una corte del estado de la
Florida no hicieron más que ratificar lo que históricamente ha definido las
relaciones raciales entre blancos y negros estadounidenses desde los tiempos de
la esclavitud. El blanco racialmente superior y bueno y con todos los derechos,
el negro siempre inferior, malvado y merecedor de todo castigo. Zimmerman quien
no es blanco, (aunque él se define como tal) está entre aquellas personas que
no siendo blancos , sin embargo, han asimilado o interiorizado perfectamente el
sentir supremacista blanco de ver al negro como inherentemente malo, siempre
sospechoso de actuar como o ser un criminal. Vale decir o recordar que las
personas, de cualquier raza, pueden perpetuar la supremacía blanca, y aquí es
muy importante señalar que los latinos pueden, por supuesto, sentirse ellos
mismos como blancos. En unos formularios médicos sometidos como evidencia en la
corte, Zimmerman se describe como de “raza blanca”.
Zimmerman fue
exonerado de toda culpabilidad, no porque en realidad sea un blanco-hispano, él
no lo es, lo fue porque él se adhiere a la lógica de la supremacía blanca, y
fue apoyado por el equipo de abogados de la defensa y un buen segmento de la
sociedad que apoya la persistente idea de que algunos individuos negros deben
ocasionalmente ser asesinados con impunidad para mantener a la sociedad en
general a salvo.
Aunque se intentó
por todos los medios de eliminar las motivaciones racistas del crimen, el mismo
salió a relucir en una forma de racismo invertido astutamente promovido por la
defensa del acusado y con la complicidad inadvertida de la parte acusadora que
desde las fases tempranas del juicio argumento que, “esto no tiene que ver con
la raza”. La jueza Debra Nelson dictaminó que la parte acusadora podía
argumentar que Zimmerman caracterizó o “perfiló” a Martin, pero únicamente si
evitaban sugerir que Zimmerman lo hizo basado en la raza del joven de 17 años.
Este fue el intento más claro de la corte por desrracializar un caso que estuvo
plagado de contenido racial desde sus inicios y que además, entre las cosas más
importantes, dejó en claro que eso de los Estados Unidos “pos racial” y de que
los negros estadounidenses pueden esperar justicia en las cortes y no en la
calle, es una mentira.
Negar el ángulo
racial o el papel que jugó la raza del joven negro asesinado es negar de buena
gana toda la historia del sistema de justicia criminal de los EUA, la sospecha
criminal normalmente asociada al negro y los resultados inevitables cada vez que
paga con su vida a causa de tal sospecha. De acuerdo a un estudio compilado por
el Malcolm X Grassroots Movement, cada 28 horas una persona negra es asesinada
por el Estado o por la violencia sancionada por el mismo. Tan solo en el 2012, oficiales
de policía, guardias de seguridad y vigilantes le quitaron la vida a 136
hombres y mujeres desarmados de la raza negra –al menos 25 de ellos fueron
asesinados por vigilantes. En diez de los incidentes, los asesinos no fueron
acusados de crimen alguno y la mayoría de los que enfrentaron cargos, o escaparon
ser condenados, o aceptaron penas reducidas a cambio de admitir culpabilidad. No
mucho tiempo después del asesinato de Trayvon Martin, un joven negro en la
localidad de Jacksonville, Florida, fue asesinado de almenos ocho disparos por un hombre blanco furioso
porque el joven negro escuchaba música rap a todo volumen en su vehículo.
Michael David Dunn de 45 años de edad, el perpetrador del crimen, se ha
declarado no culpable aduciendo que se sintió amenazado y que actuó en defensa
propia. En su defensa Dunn ha invocado la ley “defiéndete tu posicion’” (stand your
ground law), misma que también fue invocada por Zimmerman.
La ley “stand
your ground” es una ley vigente en la Florida desde el 2005 y que en esencia le
otorga a la personas el derecho al uso de la fuerza letal en caso de un temor
razonable de que su vida o propiedad estén en peligro. Trayvon Martin no estaba
armado y no representaba amenaza alguna para la vida o propiedad de ninguna
persona. George Zimmerman estaba armado y fue quien inicio la persecución aun y
cuando la policía le advirtió que no lo hiciera, evidentemente para el
vigilante voluntario bastó el perfil racial de su víctima para criminalizarlo,
asesinarlo y luego aducir que lo hizo en defensa propia. La ley le otorgó
inmunidad por 40 días antes de ser arrestado ante la presión del público, de no
haber sido así el caso nunca hubiera trascendido y Zimmerman no habría tenido
que enfrentar juicio en corte. La culpa de Trayvon Martin es clara partiendo
del hecho de que no fue únicamente Zimmerman, el vigilante, quien sirvió como
juez, jurado y ejecutante, sino que también todo un sistema que hizo todo lo
posible para condenar a Martin y exonerar a su victimario. La justicia siempre
le iba a resultar elusiva a Trayvon Martin, no porque el sistema falló, sino
porque funcionó. Martin murió y Zimmerman camina libremente porque todo el
fundamento político y legal fue construido con base en la ideología del
colonizador colonial –una ideología según la cual la protección de los derechos
de la propiedad de los blancos siempre fue considerada como sacrosanta; los
depredadores y las amenazas a esos privilegios fueron casi siempre el negro, el
pardo y el rojo, y en donde el propósito explícito del poder policial era
disciplinar, monitorear y contener a poblaciones consideradas una amenaza al
privilegio y propiedad del hombre blanco. Este ha sido el estándar legal para
afroamericanos y otros grupos racializados en los Estados Unidos.
Hablando de la
búsqueda de Zimmerman por todo aquel que no perteneciera a su blanquecino
vecindario, Thom Hartmann hizo la siguiente observación en el Daily Take: “El
Sur tiene una larga historia con esta clase de cosas. Las que antes solían ser
llamadas Slave Patrols (Ptrullas de Esclavos), hoy en día las llaman Neighborhood Watches (Patrullas de
Vecindarios)”.
Hartmann cita las
Slave Patrol Regulations de Rowan County, N.C., hacia 1825. Esta es la
regulación No. 4: “Un patrullero debe tener el poder para apresar a cualquier
esclavo negro que se comporte de manera insolente con el patrullero, o de otra
manera ilícita o sospechosa, y detener a tal esclavo en custodia hasta que
pueda reunir el numero requerido de patrulleros para que actúen en el asunto”.
Claro, esta
historia ha sido sepultada, pero ha llegado el momento de exhumarla. El racismo
sigue vivo e incrustado en el sistema legal de los EUA. Es el alma de la
justicia retributiva la cual tiene un interés en el castigo y el descarte de la
basura humana.
El juicio a
Trayvon Martin se inició en un anochecer lluvioso hace más de un año aunque no
termino ahí. Fue en ese entonces que Martin emergió como objeto de sospecha,
fuera de lugar, su presencia sospechosa indicada por Zimmerman en una aserción
en forma de interrogante: “¿qué andas haciendo aquí? En palabras del filósofo
fanonista Lewis Gordon, Martin había aparecido “ilícitamente” y el solo hecho de su presencia era el
testimonio de una ruptura violenta con el orden establecido para el cual la violencia puede ser la única respuesta.
Publicado por la QnadlSol
CT., USA.
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