viernes, 19 de julio de 2013

NEGRO, CULPABLE…


“¿Un sentimiento de inferioridad? No, un sentimiento de no existir. El pecado es negro, como la virtud es blanca. Todos esos hombres blancos, acariciando sus armas, no pueden estar equivocados. Soy culpable. No sé de qué: pero sé que soy un condenado. Frantz Fanon


NEGRO, CULPABLE HASTA QUE
SE DEMUESTRE TU INOCENCIA


Esta es la máxima que históricamente ha definido el ser negro en los Estados Unidos, siempre sospechoso y en juicio permanente. Esto quedó demostrado en el juicio a Treyvon Martin, el joven afroamericano de 17 años de edad asesinado en febrero del 2012 mientras caminaba por un vecindario privado de gente blanca en la localidad de Sanford, Florida, por el vigilante voluntario George Zimmerman, hijo de padre blanco y de madre hispana (peruana). Aunque parezca contradictorio, el juicio en realidad no fue para establecer la culpabilidad o inocencia del hechor, Zimmerman, sino que al contrario y de acuerdo  a la forma como se desarrolló todo el juicio, fue más bien para demostrar la culpabilidad de Martin en su muerte en esa fatídica fecha. ¿Por qué la culpabilidad de Martin  y no la de Zimmerman quien al final disparó el arma que causó la muerte del joven afroamericano? Trayvon Martin, siendo negro, al haber traspasado los límites de ese vecindario  privado (gated community) ante los ojos del vigilante voluntario que lo persiguió, confrontó y luego después de una riña lo asesinó, era un extraño, un tipo sospechoso, un drogadicto que parecía tener malas intenciones aun y cuando no estaba armado y únicamente llevaba unas bolsas con jugos y dulces Skittles. A pesar de que la policía le había aconsejado a Zimmerman que no persiguiera al adolescente negro, él lo hizo de todas maneras.

El resultado del veredicto que al final exoneró a George Zimmerman de todos los cargos  fue algo que se veía venir y aunque para algunos fue una sorpresa, los pormenores del juicio en una corte del estado de la Florida no hicieron más que ratificar lo que históricamente ha definido las relaciones raciales entre blancos y negros estadounidenses desde los tiempos de la esclavitud. El blanco racialmente superior y bueno y con todos los derechos, el negro siempre inferior, malvado y merecedor de todo castigo. Zimmerman quien no es blanco, (aunque él se define como tal) está entre aquellas personas que no siendo blancos , sin embargo, han asimilado o interiorizado perfectamente el sentir supremacista blanco de ver al negro como inherentemente malo, siempre sospechoso de actuar como o ser un criminal. Vale decir o recordar que las personas, de cualquier raza, pueden perpetuar la supremacía blanca, y aquí es muy importante señalar que los latinos pueden, por supuesto, sentirse ellos mismos como blancos. En unos formularios médicos sometidos como evidencia en la corte, Zimmerman se describe como de “raza blanca”.

Zimmerman fue exonerado de toda culpabilidad, no porque en realidad sea un blanco-hispano, él no lo es, lo fue porque él se adhiere a la lógica de la supremacía blanca, y fue apoyado por el equipo de abogados de la defensa y un buen segmento de la sociedad que apoya la persistente idea de que algunos individuos negros deben ocasionalmente ser asesinados con impunidad para mantener a la sociedad en general a salvo.

Aunque se intentó por todos los medios de eliminar las motivaciones racistas del crimen, el mismo salió a relucir en una forma de racismo invertido astutamente promovido por la defensa del acusado y con la complicidad inadvertida de la parte acusadora que desde las fases tempranas del juicio argumento que, “esto no tiene que ver con la raza”. La jueza Debra Nelson dictaminó que la parte acusadora podía argumentar que Zimmerman caracterizó o “perfiló” a Martin, pero únicamente si evitaban sugerir que Zimmerman lo hizo basado en la raza del joven de 17 años. Este fue el intento más claro de la corte por desrracializar un caso que estuvo plagado de contenido racial desde sus inicios y que además, entre las cosas más importantes, dejó en claro que eso de los Estados Unidos “pos racial” y de que los negros estadounidenses pueden esperar justicia en las cortes y no en la calle, es una mentira.


Negar el ángulo racial o el papel que jugó la raza del joven negro asesinado es negar de buena gana toda la historia del sistema de justicia criminal de los EUA, la sospecha criminal normalmente asociada al negro y los resultados inevitables cada vez que paga con su vida a causa de tal sospecha. De acuerdo a un estudio compilado por el Malcolm X Grassroots Movement, cada 28 horas una persona negra es asesinada por el Estado o por la violencia sancionada por el mismo. Tan solo en el 2012, oficiales de policía, guardias de seguridad y vigilantes le quitaron la vida a 136 hombres y mujeres desarmados de la raza negra –al menos 25 de ellos fueron asesinados por vigilantes. En diez de los incidentes, los asesinos no fueron acusados de crimen alguno y la mayoría de los que enfrentaron cargos, o escaparon ser condenados, o aceptaron penas reducidas a cambio de admitir culpabilidad. No mucho tiempo después del asesinato de Trayvon Martin, un joven negro en la localidad de Jacksonville, Florida, fue asesinado de almenos  ocho disparos por un hombre blanco furioso porque el joven negro escuchaba música rap a todo volumen en su vehículo. Michael David Dunn de 45 años de edad, el perpetrador del crimen, se ha declarado no culpable aduciendo que se sintió amenazado y que actuó en defensa propia. En su defensa Dunn ha invocado la ley “defiéndete tu posicion’” (stand your ground law), misma que también fue invocada por Zimmerman.

La ley “stand your ground” es una ley vigente en la Florida desde el 2005 y que en esencia le otorga a la personas el derecho al uso de la fuerza letal en caso de un temor razonable de que su vida o propiedad estén en peligro. Trayvon Martin no estaba armado y no representaba amenaza alguna para la vida o propiedad de ninguna persona. George Zimmerman estaba armado y fue quien inicio la persecución aun y cuando la policía le advirtió que no lo hiciera, evidentemente para el vigilante voluntario bastó el perfil racial de su víctima para criminalizarlo, asesinarlo y luego aducir que lo hizo en defensa propia. La ley le otorgó inmunidad por 40 días antes de ser arrestado ante la presión del público, de no haber sido así el caso nunca hubiera trascendido y Zimmerman no habría tenido que enfrentar juicio en corte. La culpa de Trayvon Martin es clara partiendo del hecho de que no fue únicamente Zimmerman, el vigilante, quien sirvió como juez, jurado y ejecutante, sino que también todo un sistema que hizo todo lo posible para condenar a Martin y exonerar a su victimario. La justicia siempre le iba a resultar elusiva a Trayvon Martin, no porque el sistema falló, sino porque funcionó. Martin murió y Zimmerman camina libremente porque todo el fundamento político y legal fue construido con base en la ideología del colonizador colonial –una ideología según la cual la protección de los derechos de la propiedad de los blancos siempre fue considerada como sacrosanta; los depredadores y las amenazas a esos privilegios fueron casi siempre el negro, el pardo y el rojo, y en donde el propósito explícito del poder policial era disciplinar, monitorear y contener a poblaciones consideradas una amenaza al privilegio y propiedad del hombre blanco. Este ha sido el estándar legal para afroamericanos y otros grupos racializados en los Estados Unidos.

Hablando de la búsqueda de Zimmerman por todo aquel que no perteneciera a su blanquecino vecindario, Thom Hartmann hizo la siguiente observación en el Daily Take: “El Sur tiene una larga historia con esta clase de cosas. Las que antes solían ser llamadas Slave Patrols (Ptrullas de Esclavos), hoy en día las llaman  Neighborhood Watches (Patrullas de Vecindarios)”.

Hartmann cita las Slave Patrol Regulations de Rowan County, N.C., hacia 1825. Esta es la regulación No. 4: “Un patrullero debe tener el poder para apresar a cualquier esclavo negro que se comporte de manera insolente con el patrullero, o de otra manera ilícita o sospechosa, y detener a tal esclavo en custodia hasta que pueda reunir el numero requerido de patrulleros para que actúen en el asunto”.

Claro, esta historia ha sido sepultada, pero ha llegado el momento de exhumarla. El racismo sigue vivo e incrustado en el sistema legal de los EUA. Es el alma de la justicia retributiva la cual tiene un interés en el castigo y el descarte de la basura humana.

El juicio a Trayvon Martin se inició en un anochecer lluvioso hace más de un año aunque no termino ahí. Fue en ese entonces que Martin emergió como objeto de sospecha, fuera de lugar, su presencia sospechosa indicada por Zimmerman en una aserción en forma de interrogante: “¿qué andas haciendo aquí? En palabras del filósofo fanonista Lewis Gordon, Martin había aparecido “ilícitamente”  y el solo hecho de su presencia era el testimonio de una ruptura violenta con el orden establecido para  el cual la violencia puede ser la única respuesta.











Publicado por la QnadlSol
CT., USA.

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