martes, 8 de octubre de 2013

UN CRIMEN SER HAITIANO


Aunque históricamente los dominicanos han visto como inferiores a los haitianos, es a las Fuerzas Armadas de la Republica Dominicana a quienes se les considera responsables por promover la xenofobia contra los haitianos. Son los militares quienes desde la independencia dominicana se han encargado de perseguir a todos los originario de Haiti, quienes durante más de 100 años y debido a la calamitosa situación política, económica, social y ambiental del país más pobre de América, han tenido que cruzar la frontera en busca de mejores condiciones de vida en la Republica Dominicana. Fue durante el régimen del dictador Rafael Leónidas Trujillo que la persecución contra los haitianos alcanzó su punto máximo al haber sido masacrados, por órdenes del dictador, entre 10,000 a 20,000 haitianos, en lo que se considera la mayor masacre en la historia dominicana. Con el reciente fallo del Tribunal Constitucional dominicano que les niega la ciudadanía a unas 250,000 personas de descendencia haitiana nacidas en territorio dominicano la xenofobia, la discriminación y el racismo quedan así, institucionalizados en perjuicio de sus propios hermanos.


SER HAITIANO; UN CRIMEN EN
LA REPÚBLICA DOMINICANA


Por Ignacio Olivo
Bandera Roja, 2005-08-12

Contra la xenofobia y el racismo

Hispaniola o La Española, así se le conoce a la segunda mayor isla de las Antillas. Isla que está divida hoy en dos naciones, dos grupos étnicos diferentes y dos lenguas diferentes. España y Francia fueron los poderes imperialistas que durante la colonización se repartieron la Isla como si fuera un bizcocho. Haití fue el primer pueblo en América que luchó contra un poder imperialista en el continente, logrando la independencia de Francia y luego pasando a tomar el control de la isla entera, incluyendo a lo que hoy se conoce como República Dominicana. Los dominicanos con su gran sentimiento nacionalista en 1844 proclamaron su independencia de Haití y desde entonces han librado una guerra entre sí. La frontera política está marcada por el Río Masacre. Masacre es también un adjetivo para describir la relación entre estas dos naciones.

Siempre ha existido una gran tensión en la frontera entre ambos países, e históricamente los dominicanos han catalogado a los haitianos como seres inferiores. Han sido, a mi juicio, las Fuerzas Armadas Dominicanas las responsables y promotoras de la xenofobia contra nuestros hermanos haitianos. Los militares se han encargado desde la independencia de la República Dominicana (R.D.) de perseguir a todos los haitianos. Fue durante el régimen del dictador fascista Rafael L. Trujillo que esta persecución alcanzó su punto máximo. Durante el régimen de Trujillo se realizó la mayor masacre contra los haitianos que ha habido en la historia de la R.D. En aquella ocasión, fue por órdenes del mismo Trujillo que el ejército nacional con sus ideales xenofóbicos comenzó una cacería de brujas contra los haitianos. Lo irónico del caso es que la mayoría de las ejecuciones de los haitianos se realizaron en el Río Masacre. Todavía hoy, no se conoce el número exacto de víctimas, pero se habla de entre 10,000 a 20,000 personas aproximadamente.

Desde hace más de cien años los haitianos siempre han cruzado la frontera hacia República Dominicana en búsqueda de una mejor calidad de vida. Huyendo del país más pobre de América, país que se encuentra en una grave crisis política, económica, social, ambiental. En resumen país inmerso en un caos causado por los gobernantes impuestos por los Estados Unidos (EE.UU.) y otros grandes poderes imperialistas y corporativos, que sólo defienden intereses particulares y se olvidan del hambre de los campesinos, obreros, niños, mujeres y ancianos que necesitan de la ayuda de nosotros.

Los haitianos que han cruzado la frontera han sido utilizados y explotados por los terratenientes y burgueses, aprovechando su condición de inmigrantes ilegales. Son ellos lo que laboran mayormente en trabajos agrícolas y de construcción. Reciben por supuesto una miseria de salario y están obligados a vivir en condiciones infrahumanas dentro o cerca de las fábricas o plantaciones. Si trabajan en construcción, muchos de ellos al no tener casa propia, viven en la misma construcción, hasta que este terminada, luego pasan a la siguiente construcción viviendo hasta cierto punto como nómadas. De esta forma arriesgan sus vidas, ya que las medidas de seguridad en las construcciones, en este país, son nulas y si existen son mínimas. Son los grandes intereses corporativos los responsables de los accidentes que le ocurren, no solo a los haitianos que laboran en la construcción, sino a cientos de dominicanos, los que sufren hasta la pérdida de su vida por la falta de medidas de seguridad, para dar un ejemplo la falta de algo tan esencial como un casco protector.

El pasado 4 de junio fue encontrada muerta una joven en el poblado de Hatillo de Palma en la línea noroeste del país. Inmediatamente los vecinos del lugar y la policía señalaron como sospechosos del crimen a tres haitianos. Tan pronto fue dada a conocer la noticia se agravó la persecución que siempre ha existido en el país. La situación llegó a tal punto que en la frontera habían largas filas de haitianos, que por temor a perder sus vidas, estaban dispuesto a regresar a su país y vivir en peores condiciones a las que estaban viviendo en la República Dominicana. En menos de dos semanas la xenofobia en la R.D cobró la vida de 9 haitianos. Fueron muy pocos o casi ningún sector los que se preocuparon por la muerte de estos haitianos. El ejército nacional y la policía son cómplices de todo lo que ha sucedido, porque en ningún momento se han preocupado por resolver tales crímenes, sencillamente por que las víctimas son haitianas. La iglesia católica, aliada a los sectores de ultra-derecha también es responsable, debido a que nunca le ha dado importancia a la situación haitiana en la frontera, incluyendo las más recientes denuncias de tráfico de niños y mujeres haitianas hacia la R.D., con el propósito de explotarlos sexualmente y económicamente. Muchos de los niños traídos mediante el tráfico, son obligados a pedir dinero en los semáforos y vías más concurridas del país, poniendo en riesgo así sus vidas.

La línea noroeste del país, que es un área fundamentalmente agrícola. Luego de la huída de miles de haitianos, de regreso a su país, fueron los terratenientes y dueños de fincas, verdaderamente asesinos, que hacen cualquier cosa por aumentar su capital, los que alzaron la voz de protesta `porque se estaban quedando sin mano de obra, o sea no tenían haitianos ilegales para que trabajaran en sus fincas por casi nada. En Ciudades importante como Santiago de los Caballeros, muchos vecinos han tomado la justicia en sus manos y han comenzado a amenazar a los haitianos que viven allí, que si no se van los van a matar o denunciar a las autoridades. La mayoría de la derecha del país, sostienen la estúpida idea de que hay que defender la soberanía nacional, que hay que tener cuidado con los haitianos, porque están planeando una invasión al territorio dominicano y ellos le quitaran todo a los dominicanos. También con la ayuda de los EE.UU. dicen que la frontera es peligrosa, ya que en Haití se alojan muchos terroristas, y están pasando al lado dominicano, para planear sus ataques aquí. Otra injusticia que comete el gobierno dominicano contra los haitianos, es que según las leyes dominicanas de inmigración todo hijo de padres dominicanos y todo aquel que naciera en territorio dominicano tienen derecho a la ciudadanía dominicana, excepto hijos de padres haitianos. Así se deja a los niños haitianos sin ninguna protección social, negándole la poca asistencia que ofrece el gobierno dominicano. En un reciente estudio se demostró, específicamente en las áreas de salud y educación, que Haití representa un costo social para el país, que se evidencia más directamente en el hecho de que por lo menos el 30% de las atenciones médicas que ofrecen los hospitales fronterizos es precisamente a ciudadanos y ciudadanas de Haití. Sin embargo, en materia educativa no se da la misma proporción, pues la presencia de estudiantes haitianos es menor del 1% del estudiantado. Deja a entender que se trata de una población que crece con problemas de salud, pero sin los más mínimos niveles de educación, y en el sistema capitalista esto es una condena a vivir perpetuamente bajo los niveles de pobreza, por no decir miseria.

Todo este panorama de xenofobia y abusos cometidos por el gobierno dominicano, se da a pesar de que el mercado haitiano, es el segundo receptor mundial de las exportaciones dominicanas, después de Estados Unidos. Haití es el mejor cliente, pues no sólo compra toda clase de productos, sino que no exige niveles mínimos de calidad. El comercio dominico-haitiano ha permitido que en la frontera se abra los viernes y lunes permitiendo la entrada al lado dominicano entre 30,000 y 70,000 haitianos por cada día de mercado. Las autoridades migratorias nunca saben el número exacto de haitianos que ingresan, ni tampoco el número que regresan.

Con la reciente aprobación del tratado de libre comercio entre los Estados Unidos y los países de Centro-América y la República Dominicana (CAFTA) se vislumbra una peor condición de vida de los inmigrantes haitianos debido a que el mercado exigirá una mayor explotación de los trabajadores para favorecer los grandes intereses. Fueron los grandes intereses, especialmente de la zona textil los que obligaron al gobierno dominicano a firmar un tratado de libre comercio que nunca fue negociado por los dominicanos. La aprobación del CAFTA no solo empeora la calidad de vida de los inmigrantes, sino del mismo pueblo dominicano, debido a que el gobierno para poder soportar el CAFTA y la pérdida de ingresos está en vía de hacer una nueva Reforma Fiscal para que la crisis lo paguen los pobres y trabajadores. La nueva reforma Fiscal plantea imponer el ITBIS (un impuesto, como el sale tax) de un 8% a todos los productos, incluyendo los alimentos de la canasta básica. Estudios reflejan que al imponer un impuesto de un 8% a la canasta básica, los gastos familiares aumentarían hasta un 400% empeorando la vida de todo aquel trabajador, que viva en la R.D. Aunque todavía falta la aprobación del congreso dominicano, se puede saber que sí lo aprobarán, por las presiones de las llamadas "zonas francas"(fábricas de zona libre de impuestos)

Es hora ya que reclamemos y luchemos por la Justicia que se merecen nuestros hermanos haitianos y todo aquel inmigrante que vaya a un país en búsqueda de una mejor calidad de vida, y el sistema capitalista imperante le impida realizarse. Es por esto que se nos hace imperante en este siglo XXI apoyar a los inmigrantes, no solo a los haitianos en la república, sino a todos a nivel mundial (mexicanos y latinos en EE.UU., dominicanos en Puerto Rico, marroquíes y africanos en España y Europa, etc.). En fin luchemos por un mundo sin fronteras, donde cada ser humano pueda vivir en libre sin ser explotado.









Publicado por LaQnadlSo
CT., USA.

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