martes, 5 de noviembre de 2013

LOS POBRES TIENEN LA CULPA


Tal y como explica Lawrence Davidson. Los mercados libres sin restricciones destruyen la clase media, empujan al fondo de la escala económica a la clase trabajadora y concentran la riqueza en la parte superior. Pero los promotores de este híper capitalismo que dominan el debate en los medios de los EEUU., simplemente culpan a los pobres de la pobreza.

CULPANDO A LOS POBRES
POR LA POBREZA


Por Lawrence Davidson

La mayor parte de la pobreza en los Estados Unidos es artificialmente fabricada. Es la pobreza creada en la búsqueda de los "ideales de libre mercado", expresada en los últimos tiempos por la imposición de políticas económicas neoliberales -el tipo de políticas que reducen los impuestos a los ricos, acaba con las regulaciones fiscales y de otros negocios, destruye la seguridad social, y erosiona la estabilidad de la clase media- al mismo tiempo que canta alabanzas a la autonomía y a la responsabilidad individual.

Como resultado, hemos hecho muy bien en hacer a los ricos más ricos y a los pobres, tanto más pobres y más numerosos.

¿Cuántos pobres hay en los Estados Unidos? Según la Encuesta de Población Actual (CPS, por sus siglas en inglés), que publica las cifras oficiales del gobierno, a partir del 2012 aproximadamente el 15 por ciento de la población, o sea unas 46.500.000 personas vivían en la pobreza. La tasa para los niños menores de 18 años es más   alta, en torno al 21,8 por ciento.

El gobierno de EEUU mide la pobreza en términos monetarios. En el año 2012 la pobreza se definía por el ingreso total anual equivalente a 23,050 dólares o menos para una familia de cuatro. La cifra es ajustada para las personas individuales o según el tamaño de las familias. Luego está el hecho deprimente de que "la mayoría de los estadounidenses, entre las edades de 25 y 75 (58,5 por ciento) pasarán al menos un año por debajo del umbral de la pobreza en algún momento".

Sucede que hay más de un nivel de esta versión económica del infierno, por lo que deberíamos tomar nota de la categoría de "pobreza extrema".  La pobreza extrema se define como tener un ingreso que esta 50 por ciento por debajo del nivel oficial de pobreza. Esta parte de la población está creciendo.

En mi área, que corresponde al sureste de Pensilvania y el sur de Nueva Jersey, el porcentaje de personas en la pobreza extrema va del 5 al 19 por ciento, dependiendo del condado. Estas son personas que, según trabajadores de la caridad y del servicio social, “han perdido la esperanza" y "renunciado a encontrar puestos de trabajo”.

Considere lo que realmente significa todo esto. Nuestro sistema económico está condenando al menos a 48.5 millones de personas a altas tasas de desempleo o subempleo, malos resultados en la escuela y en el trabajo (cuando está disponible), la mala alimentación y malos hábitos alimentarios, las altas tasas del abuso de drogas, los altos índices de criminalidad, falta de vivienda, las altas tasas de enfermedades prevenibles, cortos periodos de vida, y todas las demás vicisitudes típicamente asociados a una vida de pobreza.

Sin embargo, los neoliberales y sus aliados dirán que nada de esto es culpa o responsabilidad de la sociedad, y que más bien es culpa de la persona que, viviendo en un entorno económico "libre", hace sus propias decisiones y por lo tanto tiene que vivir con las consecuencias.

Bueno, esa es una forma particularmente inhumana de ver la situación. Sin embargo, tenemos la prueba de la relativamente reciente historia de EEUU de que, la pobreza puede ser aliviada a través de la acción gubernamental, sin perturbar seriamente "la elección de mercado."

A mediados de los de 1960, millones de ciudadanos marcharon en Washington por “trabajo y libertad”, y el presidente Lyndon Johnson respondió con sus programas de  Guerra contra la Pobreza. Esos programas redujeron la pobreza de manera significativa y lo hicieron sin transformar a los EEUU en una república socialista. Por desgracia, este impulso no iba a durar.

Dos cosas dieron al traste con el programa: una guerra asesina en Vietnam y las equivocadas y trágicas políticas económicas neoliberales antes mencionadas. Y todavía continuamos atrapados en esta rutina. Todavía estamos en guerra (aunque ahora es en el Medio Oriente) y nuestras políticas económicas continúan siendo autodestructivas.

Disfunción Cognitiva

La perspectiva neoliberal es manifiestamente errónea de una manera significativa. La idea de que los pobres pueden hacer "elecciones libres y racionales" y por lo tanto pueden ser considerados responsables de su situación  es incorrecta. Existe evidencia acumulada de que la pobreza, literalmente "se mete con tu mente", de una manera que obstaculiza las decisiones responsables.

De hecho, el "libre mercado" contribuye a un ambiente que hace a los pobres decididamente no libres: confundidos, preocupados, y sintiéndose abrumados y desesperados. En otras palabras, ser pobre te hace cognitivamente disfuncional.

Las investigaciones más recientes que muestran esto fueron publicadas en agosto de 2013 en la revista Science y se titula, "La pobreza impide la función cognitiva." La esencia del argumento es: "La pobreza capta la atención, provoca pensamientos intrusivos, y reduce los recursos cognitivos". En otras palabras, entre más preocupado esta uno con los problemas, menos capaz es de hacer acopio de los "recursos cognitivos" necesarios para racionalmente "guiar la elección y la acción".

De vez en cuando la mayoría de las personas se encuentran abrumadas con problemas, pero no constantemente. Vivir en la pobreza hace que una persona sea golpeada día a día con un cóctel tóxico de problemas abrumadores: los problemas financieros, problemas de salud, problemas de crianza, la victimización por los delincuentes y otros, y el problema de simplemente encontrar y mantener un trabajo.

Los autores también señalan que la diferencia del IQ entre los que viven en la pobreza y los que viven por encima del umbral de la pobreza puede ser de hasta 13 puntos. Esta diferencia no es una función  genética o de raza. Es creada por el entorno de la propia pobreza.

Este estudio es dinamita política. Le presta apoyo a la afirmación de que, mientras la economía neoliberal reclama nuestra lealtad, vamos a seguir condenando a decenas de millones de nuestros ciudadanos a una vida no sólo de miseria, sino también, de mucha ansiedad y pobre capacidad cognitiva. Esto desmiente el mito popular de que los pobres están en desventaja porque la mayoría de ellos son congénitamente perezosos.

De igual manera, cuestiona las conclusiones de obras como The Bell Curve de Richard Herrnstein y Charles Murray, que atribuye a la genética, al menos en parte, la diferencia estadística en el rendimiento intelectual entre negros y blancos estadounidenses. En realidad, lo que haya de diferencia estadística no refleja la inherente capacidad intelectual, tanto como los altos niveles de estrés a largo plazo, que reduce la capacidad de una persona para desarrollar y aplicar sus fortalezas cognitivas.

Es muy interesante ver cómo los autores del artículo de Science concluyen su pieza. Resulta que han optado por dejar de lado las implicaciones reales de sus propios datos. Por lo tanto, nos dicen "esta perspectiva tiene importantes implicaciones políticas. En primer lugar, los responsables políticos deben tener cuidado con la imposición de impuestos cognitivos sobre los pobres”.

¿Qué significa eso?  Significa que los responsables políticos deberían tratar de reducir el número de formularios que los pobres tienen que llenar, el número de "largas entrevistas" que tienen que experimentar, el número de "nuevas reglas" que tienen que "descifrar", todo lo cual "consume recursos cognitivos" que ahora sabemos los pobres tienen menos, que los que están en mejor situación económica.

Además, los responsables políticos deberían programar sus exigencias a los pobres durante períodos específicos cuando son más capaces de manejarlos, como cuando reciben sus ingresos periódicos y  sienten momentáneamente menos estrés monetario. Estas conclusiones constituyen más bien una ¡decepcionante y espantosa desilusión!

Los autores nos han ayudado a ver el enorme daño que provoca la pobreza. En  respuesta, la sociedad tiene la obligación moral de hacerle frente a algo más que formularios y largas entrevistas. La historia nos dice lo que podemos hacer, y de hecho lo hemos hecho mucho mejor.

A falta de cambios radicales en nuestro pensamiento económico, lo que los pobres necesitan en  EEUU es otra "guerra contra la pobreza." En efecto, la obligación no es sólo moral. Hay un interés económico colectivo para reducir al mínimo la pobreza, pues al hacerlo así, disminuiría la desigualdad en los ingresos, mejoraría la salud en general, promovería la estabilidad social y disminuiría la delincuencia. Asimismo, promovería el consumo, lo que debería hacer felices  a  los capitalistas que existen entre nosotros.

¿Entienden algo de esto nuestros políticos? Parece que no. Esta misma semana la Cámara de Representantes votó a favor de cortar el programa de cupones para alimentos en unos US $ 40 mil millones. Esa es la economía neoliberal en acción y la prueba positiva de que la ideología y los prejuicios son más fuertes que la investigación científica en lo que respecta a la formulación de políticas.

¿Existe una manera de revertir esta estupidez? Sí, pero va a demandar una acción en masa. Es el momento de considerar la repetición de lo acontecido en los años 1960 y obligar a los políticos a actuar con responsabilidad a pesar de sí mismos.



Traducido del inglés por Marvin Najarro



Lawrence Davidson es profesor de historia en la Universidad West Chester de Pennsylvania. Él es el autor de Foreign Policy Inc.: Privatizing America’s National Interest; America’s Palestine: Popular and Official Perceptions from Balfour to Israeli Statehood; and Islamic Fundamentalism. 








Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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