lunes, 13 de enero de 2014

EL “CARNICERO” HA MUERTO

La largamente esperada muerte del ex primer ministro israelí, Ariel Sharon, apodado correctamente el “Carnicero” por los palestinos, por fin ha llegado después de permanecer ocho años en estado de coma.


EL “CARNICERO” HA MUERTO


Los palestinos tienen razón para celebrar, pues ellos más que ningún otro, han sido los que han experimentado en carne propia la despiadada furia asesina de uno de los peores criminales de guerra de los últimos tiempos. Muy frescos están en su memoria los sangrientos hechos de los campamentos de refugiados de Sabra y Shatila en Beirut, en septiembre 16-18 de 1982, cuando cientos de refugiados palestinos, entre hombres, mujeres y niños fueron masacrados por las milicias falangistas armadas y apoyadas por Israel, las cuales contaron con el permiso de Sharon quien comandó la invasión militar de Líbano en 1982, con el expreso propósito de destruir a la OLP, expulsando a tantos palestinos como fuera posible hacia Jordania y convertir a Líbano en un Estado cliente de Israel.

Y tal y como lo relatan, el ya fallecido Alexander Cockburn y Jeffrey St. Clair, en un excelente artículo publicado en Counterpunch, en febrero de 2001, la historia de Sharon ofrece un record monocromático de corrupción moral, con un bien documentado registro de crímenes de guerra que se remonta hasta los inicios de los años 1950.

La primera misión documentada de Sharon en su papel como comandante de la Unidad 101 fue en agosto de 1953, en el campamento de refugiados de El-Bureig, al sur de Gaza. La historia israelí de la unidad 101, registra a 50 refugiados como muertos; otras fuentes alegan 15 o 20. El mayor general Vagn Bennike, el comandante de la ONU, informó que "las bombas fueron lanzadas" por los hombres de Sharon "a través de las ventanas de las chozas en las que los refugiados estaban durmiendo y, cuando huían, fueron atacados con armas pequeñas y armas automáticas”.

En octubre de 1953, la unidad 101 comandada por Sharon atacó la aldea jordana de Qibya. Entre las diferentes versiones de lo sucedido ahí, está la del historiador israelí Avi Shlaim quien describe la masacre de este modo: "La orden de Sharon era penetrar en Qibya, volar casas e infligir fuertes bajas en sus habitantes. Su éxito en la ejecución de la orden superó todas las expectativas. La historia completa de lo macabro que ocurrió en Qibya fue revelado sólo por la mañana después del ataque. El pueblo había sido reducido a escombros: cuarenta y cinco casas habían sido voladas, y sesenta y nueve civiles, dos tercios de ellos mujeres y niños, habían muerto. Sharon y sus hombres alegaron que creían que todos los habitantes habían huido y que no tenían ni idea de que alguien se escondía dentro de las casas.

El observador de la ONU en la escena del crimen llegó a una conclusión diferente: "Una historia se repitió una y otra vez: las balas hacían añicos las puertas, el cuerpo tendido a través del umbral de la puerta, lo que indica que los habitantes se habían visto obligados por la enorme intensidad del fuego a permanecer en el interior hasta que sus hogares volaron en pedazos sobre ellos”. La masacre de Qibya fue descrita simultáneamente en una carta al presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 16 de octubre 1953 (S/3113), del Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Jordania a Estados Unidos. El 14 de octubre de 1953 a las 9:30 de la noche, escribió, las tropas israelíes lanzaron un ataque de batallón a gran escala en el pueblo de Qibya en el Reino Hachemita de Jordania (en ese momento  Cisjordania estaba anexada a Jordania).

Según el relato del diplomático, las fuerzas israelíes habían entrado en la aldea y sistemáticamente asesinaron a todos los ocupantes de las casas, usando armas automáticas, granadas y bombas incendiarias. El 14 de octubre, los cuerpos de 42 civiles árabes habían sido recuperados; varios  cuerpos más estaban todavía bajo los escombros. Cuarenta casas, la escuela de la aldea y un depósito de agua habían sido destruidos. Cantidades de explosivos no utilizados, que llevaban marcas de ejército de Israel en hebreo se habían encontrado en el pueblo. Alrededor de las 3 de la mañana, para cubrir su retirada, las tropas de apoyo israelíes habían comenzado a bombardear las aldeas vecinas de Budrus y Shuqba desde posiciones en Israel.

¿Y qué de la conducta de Sharon cuando era jefe del Comando Sur de las Fuerzas de Defensa de Israel en la década de 1970? Las "limpiezas" de Gaza fueron descritas vívidamente por Phil Reeves en un artículo en The Independent de Londres el 21 de enero de este año.

En su recuento Reev dice que Sharon como jefe del Comado Sur de las FDI tenía a su cargo la “pacificación” de la recalcitrante Franja de Gaza, y menciona lo ocurrido en una de las callejuelas de una barriada llamada Camp Beach, de casas pequeñas de dos habitaciones construida con ayuda de la ONU para refugiados de la guerra de 1948. El callejón de Ha’d o Wreckage Street (la Calle de los Escombros) adquirió su nombre después de una prolongada visita de los soldados de Sharon. Sus órdenes eran arrasar con cientos de casas  y abrir una calle ancha y recta. Esto permitiría que las tropas israelíes y sus vehículos blindados ​​se movieran fácilmente a través del campamento, para ejercer el control y dar caza a los hombres del Ejército de Liberación de Palestina.

"'Ellos vinieron por la noche y comenzaron a marcar las casas que querían demoler con pintura roja’ dijo Ibrahim Ghanim, un trabajador jubilado de 70 años. 'Por la mañana volvieron, y ordenaron a todos que salieran. Recuerdo a todos los soldados gritando a la gente, ¡yalla, yalla, yalla, yalla! Tiraron las pertenencias de cada uno a la calle. Entonces Sharon trajo bulldozers y comenzó a aplanar la calle. Casi en un día lo hizo todo. Y los soldados golpeaban a la gente, ¿se imagina usted? ¡Soldados con armas de fuego, golpeando a niños pequeños!’ Para cuando el trabajo del ejército israelí estaba hecho, cientos de casas habían sido destruidas, no sólo en la calle Ha’d sino en todo el campamento. Así dio inicio Sharon  a la construcción de una red de anchas carreteras de seguridad. Muchos de los desplazados se refugiaron en las escuelas, o se apretujaron en los hogares ya demasiado sobre habitados de sus familiares. Otras familias, por lo general las que contaban con un activista político palestino, fueron cargadas en camiones y llevadas al exilio en una ciudad en el corazón del desierto del Sinaí, entonces controlado por Israel”.

Como lo informó Reeves, la devastación de Beach Camp estaba lejos de ser la excepción. "En agosto de 1971 solamente, las tropas bajo el mando del Sr. Sharon destruyeron unas 2.000 viviendas en la Franja de Gaza, desarraigando a 16.000 personas por segunda vez en sus vidas. Cientos de jóvenes palestinos fueron arrestados y deportados a Jordania y Líbano. Seiscientos familiares de presuntos guerrilleros fueron exiliados al Sinaí. En el segundo semestre de 1971, fueron asesinados 104 guerrilleros. 'La política en ese momento no era arrestar sospechosos, sino de asesinarlos', dijo Raji Sourani, director del Centro Palestino para los Derechos Humanos en la ciudad de Gaza”.

En 1982, como ministro de Defensa en el segundo gobierno de Manachem Begin, Sharon fue el comandante que encabezó el asalto militar sobre Líbano. Fue un plan de guerra que causó un sufrimiento indescriptible, alrededor de 20,000 palestinos y libaneses perecieron, más de mil soldados israelíes murieron. Los israelíes bombardearon a la población civil a voluntad. Sharon se encargó de supervisar la infame masacre en los campos de refugiados de Sabra y Shatila. El gobierno libanés contó 762 cuerpos recuperados y otros 1,200 enterrados en privado por los familiares. Sin embargo, al Medio Oriente quizás se le ahorró algo más peor, gracias a Menachem Begin. Justo en el momento en que la  del 82 se estaba poniendo en marcha, Sharon se acercó a Begin, el entonces primer ministro, y le sugirió que le cediera el control de gatillo nuclear de Israel. Begin tuvo el suficiente sentido para rechazarlo.

La masacre de los dos campos contiguos de Sabra y Chatila se llevó a cabo desde las 6:00 de la noche del 16 de septiembre de 1982, a las 8:00 de la mañana del 18 de septiembre de 1982, en una zona bajo el control de las Fuerzas de Defensa de Israel. Los autores eran miembros de la milicia de la Falange, la fuerza libanesa que fue armada por Israel y su cercano aliado desde el comienzo de la guerra civil del Líbano en 1975. Las víctimas durante la masacre de 62 horas incluían a bebés lactantes, niños, mujeres (incluidas las mujeres embarazadas), y los ancianos, algunos de los cuales fueron mutilados o destripados antes o después de que fueran asesinados.


Una comisión oficial investigadora  israelí, presidida por Yitzhak Kahan, presidente de la Corte Suprema de Israel, investigó la masacre, y en febrero de 1983 hizo públicas sus conclusiones (sin el Apéndice B, que sigue siendo secreto hasta ahora).

En medio de los intentos desesperados de los militares israelíes por encubrir la evidencia sobre el conocimiento directo de lo que estaba pasando, la Comisión Kahan se vio obligada a declarar que Ariel Sharon, entre otros israelíes, tenía responsabilidad por la masacre. El informe de la comisión declaró : "Es nuestra opinión de que la responsabilidad debe ser imputada al Ministro de Defensa por haber hecho caso omiso ["completamente consciente de", habría sido una mejor elección de palabras] del peligro de actos de venganza y derramamiento de sangre por los falangistas en contra de la población de los campamentos de refugiados , y habiendo fracasado [es decir, "con entusiasmo haber tomado esto en consideración"] en tomar en cuenta este peligro cuando decidió permitir que los falangistas entraran en los campamentos. Además, la responsabilidad debe ser imputada al Ministro de Defensa por no ordenar las medidas apropiadas para prevenir o reducir el peligro de una masacre, como condición para la entrada de los falangistas en los campamentos. Estas equivocaciones constituyen la falta del cumplimiento de un deber con el que el ministro de Defensa fue confiado”.

Se puede argumentar firmemente que Sharon representa la política a largo plazo de todos los gobiernos israelíes, sin ningún oscurecimiento o entorchado verbal. Por ejemplo: Ben-Gurion aprobó las misiones terroristas de la Unidad 101. Cada gobierno israelí ha condonado los asentamientos y la construcción  alrededor de Jerusalén. Fue Ehud Barak quien dio el visto bueno a la escolta militar de Sharon en su provocadora incursión que provocó la segunda Intifada y Barak quien superviso la represión militar letal de los últimos meses. Pero eso no disminuye  la sombra siniestra de Sharon a través del último medio siglo. Esa sombra es mejor evocada por los palestinos y los libaneses de duelo por los muertos, los mutilados y los desplazados.

Sharon, nacido en 1928 de padres bielorrusos murió el sábado 11 de enero de 2014, a la edad de 85 años. Largo y sangriento ha sido el legado de este siniestro personaje, epicentro de la brutalidad y maldad, y a quien de ninguna manera se le puede considerar un “hombre de paz”, como lo han declarado varios de los líderes del “mundo civilizado” y algunos de los más poderosos medios de prensa, haciéndole creer a la audiencia en el mundo que alguien como Sharon se había metamorfoseado de lacra a santo. Su record criminal, las evidencias están ahí, en Palestina y el Líbano y en otros lugares como Guatemala hasta donde llegó la mano asesinas de este hombre para colaborar en la matanza y el genocidio de miles de guatemaltecos. Tarde han reaccionado algunas organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch, que ha declarado que es una vergüenza que Sharon haya muerto sin enfrentar la justicia por su papel en la masacre de Sabra y Shatila. Pero los palestinos a su manera encuentran una suerte de justicia divina y celebran con justeza la muerte del “Carnicero”, como los chilenos celebraron la muerte de Pinochet y como algún día no muy lejano muchos guatemaltecos celebraremos la muerte del genocida convicto, Ríos Montt.









 Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

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