miércoles, 5 de febrero de 2014

INTELECTUALES PRO IMPERIALISTAS

Algunos son altos diplomáticos o agentes imperialistas "no gubernamentales", tales como los ex ministros de Asuntos Exteriores,  Ana Palacio de España y Bernard Kouchner de Francia, o Chris Stone y Aryeh Neier del Open Society Institute de George Soros, ligado al Departamento de Estado de los EE.UU. La mayoría, sin embargo, son académicos e intelectuales que están prestando sus nombres para dar credibilidad a la reacción de la extrema derecha en Ucrania, a través de una combinación de docta ignorancia y ceguera histórica.


UCRANIA Y LOS INTELECTUALES
PRO IMPERIALISTAS


Por Alex Lantier

La "Carta abierta sobre el futuro de Ucrania", emitida por un grupo de académicos occidentales y operativos de la política exterior es, una vil defensa de las continuas protestas de la extrema derecha en Ucrania que cuentan con el apoyo de Washington y la Unión Europea (UE). Se propaga la vieja mentira, repetida durante casi un cuarto de siglo de guerras e intervenciones imperialistas en Europa del Este, desde la disolución de la URSS en 1991, que la política de EE.UU y de la UE es impulsada únicamente por un amor desinteresado por la democracia y los derechos humanos.

La carta afirma: "El futuro de los ucranianos depende más que nada de los propios ucranianos. Ellos defendieron la democracia y su futuro hace 10 años, durante la Revolución Naranja, y ellos están defendiendo esos valores en la actualidad. Cuando los europeos están desencantados con la idea de una Europa común, la gente en Ucrania está luchando por esa idea y por el lugar de su país en Europa. La defensa de Ucrania de las tentaciones autoritarias de sus líderes corruptos está en el interés del mundo democrático”.

La identidad de los representantes locales de las potencias imperialistas demuele la pretensión de la carta abierta de que, las potencias imperialistas están luchando por la democracia. Ellos están dependiendo de un núcleo de unos cuantos miles de matones fascistas de la organización, Sector de Derecha y del Partido Svoboda para derrocar a través de una serie de protestas callejeras al régimen de Ucrania y sustituirlo por un gobierno favorable a la UE y hostil a Moscú, e imponer salvajes medidas de austeridad. Washington y la UE no están luchando por la democracia, sino organizando una contrarrevolución.

En noviembre, el presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, se alejó de los planes de integración de Ucrania en la UE y de impulsar recortes en los programas sociales por valor de decenas de miles de millones de dólares contra los trabajadores para pagar las deudas de Ucrania a los principales bancos.    Temiendo una explosión de protestas masivas, Yanukovich aceptó en su lugar un plan de rescate de Rusia. La oposición de extrema derecha, redobló sus esfuerzos, al tiempo que las protestas anti-gobierno y anti-oposición se extendieron en Ucrania y en partes de habla rusa del país, respectivamente.

Si bien la intervención de la UE amenaza a Ucrania con colapso social y guerra civil, la carta abierta  pone la realidad patas arriba, presentando los eventos en Ucrania como una amenaza a la UE: "No es demasiado tarde para nosotros para cambiar las cosas positivamente y prevenir que Ucrania sea una dictadura. La pasividad de cara al giro autoritario en Ucrania y la reintegración del país en el nuevo ámbito de expansión de los intereses imperiales de Rusia, representan una amenaza a la integridad de la Unión Europea”.

De hecho, ni Ucrania ni Rusia han amenazado con atacar a la Unión Europea. Es Ucrania -con su red de oleoductos para el transporte de energía, bases militares estratégicas, y la industria pesada- la que está emergiendo como un importante botin en un empuje agresivo del imperialismo de EE.UU y Europa para saquear la región y atacar Rusia. Mientras que EE.UU y el imperialismo europeo amenazan con atacar a los principales aliados de Moscú en Oriente Medio, Siria e Irán, ellos también están amenazando al principal aliado de Rusia en Europa del Este, Ucrania, con un cambio de régimen o partición.

La campaña para imponer la dominación imperialista sin límites sobre Europa del Este, que se inició después de la restauración del capitalismo con la escalada de intervenciones de la OTAN y las guerras en Yugoslavia en la década de 1990, se encuentra en una fase muy avanzada. Se está poniendo en marcha la próxima campaña, para el cambio de régimen y la partición étnica en Rusia, donde Washington está estudiando una variedad de grupos étnicos -desde los chechenos, a los tártaros o circasianos- cuyos reclamos pueden movilizarse contra Moscú.

Esto es tratado muy directamente en las secciones principales de la prensa occidental. The Financial Times de Londres escribió el domingo,  "el Sr. Yanukovich y Putin son líderes de un tipo similar y con un modelo de gobierno similar. Si los ucranianos sacan del poder al hombre en Kiev, los rusos podrían preguntarse por qué no deberían hacer lo mismo con el hombre en el Kremlin".

Al alinearse con la estrategia de EE.UU y la UE para dominar Europa del Este, los firmantes de la carta abierta están adoptando lo que históricamente han sido los objetivos del imperialismo alemán. Berlín invadió dos veces a Ucrania en el siglo 20, en 1918 y 1941. De manera significativa, los colaboradores del imperialismo en Ucrania  hoy en día, son los descendientes políticos de los fascistas ucranianos que ayudaron a llevar a cabo el Holocausto ucraniano como aliados de los nazis -cuya política era despoblar Ucrania y preparar su colonización por los colonos alemanes a través del exterminio en masa.

Ahora, en la Conferencia de Seguridad de Munich de este año, altos funcionarios alemanes dijeron que Berlín tiene previsto abandonar las restricciones al uso de la fuerza militar que ha obedecido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Las desastrosas consecuencias de las políticas autodestructivas de la burocracia soviética y el enfoque de la mente preclara de Mikhail Gorbachov, mientras procedía a disolver la URSS -creyendo que el concepto de imperialismo era una ficción inventada por el marxismo -están emergiendo completamente a la vista.

Trotsky advirtió que la disolución de la URSS no sólo restauraría el capitalismo, sino también transformaría a  Rusia en un feudo semicolonial de las potencias imperialistas: "Una Rusia capitalista no puede ahora ocupar incluso la posición de tercera categoría a la que la Rusia zarista estaba predestinada por el curso de la guerra mundial. El capitalismo ruso hoy sería un capitalismo dependiente, semicolonial y sin ninguna perspectiva. Rusia Número 2 ocuparía una posición en algún lugar entre Rusia Número 1 y la India. El sistema soviético, con su industria nacionalizada y el monopolio del comercio exterior, a pesar de todas sus contradicciones y dificultades, es un sistema de protección para la independencia económica y cultural del país".

Esta es la agenda que está siendo trazada por el imperialismo y sus aliados fascistas: retornar a Rusia y Ucrania a la condición de estatus semicolonial a través de la subversión interna, guerra civil, o la intervención militar externa. Los procesos que amenazan con la muerte de millones se están poniendo en marcha.

La movilización de la clase obrera en la lucha contra la guerra imperialista y la explotación neocolonial es la tarea central en Europa del Este. Las debidas advertencias deben hacerse. En ausencia de tal lucha, dada la bancarrota y la impopularidad de los regímenes oligárquicos de la región, hay muchas razones para pensar que las pandillas de decididos fascistas -con el apoyo de los gobiernos imperialistas y dada la cobertura política por parte de académicos pro-imperialistas y operativos diplomáticos- tendrán éxito en derrocar a los regímenes existentes.

Esto pone de relieve el papel reaccionario de los firmantes de la carta abierta. Algunos son altos diplomáticos o agentes imperialistas "no gubernamentales", tales como los ex ministros de Asuntos Exteriores,  Ana Palacio de España y Bernard Kouchner de Francia, o Chris Stone y Aryeh Neier del Open Society Institute de George Soros, ligado al Departamento de Estado de los EE.UU. La mayoría, sin embargo, son académicos e intelectuales que están prestando sus nombres para dar credibilidad a la reacción de la extrema derecha en Ucrania, a través de una combinación de docta ignorancia y ceguera histórica.

Algunos de los nombres en la lista de signatarios evocan lamento, como Fritz Stern, un historiador que una vez fue capaz de escribir con seriedad sobre cuestiones históricas.

Otros, como el charlatán posmodernista Slavoj Zizek, no son ninguna sorpresa. Ellos no hacen sino confirmar, la alineación de sectores prósperos de la clase media con el bandolerismo imperialista, y el papel reaccionario del pensamiento pseudo-izquierdista en la formación de portavoces para el imperialismo.

Después de décadas de guerra intelectual contra el marxismo en las universidades y los medios de comunicación, la vida cultural está en un estado desastroso. Hostil a las concepciones marxistas del imperialismo y de los intereses materiales que conducen sus políticas, estas capas se quedan impasibles ante los crímenes del imperialismo -la destrucción de Faluya durante la ocupación de EE.UU de Irak, o la campaña de asesinatos de drones en Afganistán. Sus plumas entran en acción, sin embargo, cuando los políticos de la UE excitan sus glándulas morales, denunciando regímenes específicos para la intervención imperialista. Ellos pueden ser llevados de la nariz, incluso detrás de los fascistas, con algunas invocaciones vacías sobre los derechos humanos.



Traducción por La Cuna del Sol








Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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