En Palestina ocupada, Israel ejerce la violencia a diestra y siniestra con total impunidad, las tibias condenas de organismos como la ONU y de organizaciones de derechos humanos no causan ni roncha en la dirigencia de la entidad sionista, que hasta se jacta, con los consabidos elogios de la comunidad internacional, de ser la única “democracia occidental” en el Medio Oriente, y de tener el ejército más moral del mundo.
VIOLENCIA CON TOTAL IMPUNIDAD
La Cuna
del Sol
Los niveles de violencia desplegados por las fuerzas de ocupación israelíes
contra la indefensa población palestina son aterradores, otro tanto se puede
decir de las fuerza represivas colombianas en contra de los manifestantes
pacíficos que se han atrevido a desafiar a la narcodictadura que gobierna al
país sudamericano. En ambos casos, es igual de aterrador la manera en que los
grandes medios de comunicación ofuscan o tratan de justificar el comportamiento
violento y criminal de esas fuerzas represivas, que como ya es costumbre,
cuentan con el irrestricto apoyo de la principal fuente de violencia mundial:
Estados Unidos, líder de la comunidad de lacayos internacionales que avala cualquier
violación a los derechos humanos cuando estos no sirven a sus intereses
hegemónicos.
En el caso específico de Palestina, Israel ejerce la violencia con total
impunidad, las tibias condenas de organismos como la ONU y de organizaciones de
derechos humanos no causan ni roncha en la dirigencia de la entidad sionista,
que hasta se jacta, con los consabidos elogios de la comunidad internacional, de
ser la única “democracia occidental” en el Medio Oriente, y de tener el
ejército más moral del mundo. Pues bien, la excepcional democracia israelí, a
los palestinos les ha quitado todo derecho democrático, el apartheid y todos
los crímenes de la ocupación son el pan de cada día que el criminal régimen ultraderechista
de Israel les regala a los desdichados palestinos, quienes para colmo de males
tienen que contentarse con recibir baños de aguas putrefactas (La mofeta); una técnica de represión desarrollada y
ensayada en los territorios ocupados por el Estado líder en tecnología
antiterrorista.
Israel no se arruga, las críticas, las condenas se las pasa por el trasero,
pues sabe que cuenta con el escudo protector de sus simpatizantes sionistas en
Washington, desde donde emanan declaraciones de irrestricto apoyo y del
legítimo derecho que tiene a defenderse de la agresión de los terroristas
palestinos, quienes por arte de una diabólica inversión del leguaje, pasan de
ser los históricamente agredidos a los agresores de quienes los han ocupado, desposeído,
y sometido violetamente por más de 70 años. Que un pueblo ocupado que ni
siquiera tiene un ejército medianamente equipado, mucho menos fuerza área,
artillería o armamento de alta tecnología, ni recibe 3 800 millones de dólares anuales
en ayuda militar de los EE.UU, sea capaz de agredir y humillar a país que
cuenta una de las maquinarias de guerra más poderosas del mundo, eso solo pueden
creerlo, entre otros, los fanáticos religiosos que creen que Israel es el
pueblo elegido de dios. Ningún ser humano con un mínimo de inteligencia puede
aceptar semejante tergiversación de la realidad.
Sin embargo, es la narrativa israelí del conflicto, la cual es propagada
por la mayoría de la prensa y la clase política occidental, la que prevalece,
es decir, Israel renuentemente está peleando una guerra de defensa propia en
Gaza después de los agresivos ataques militares lanzados por Hamas. Los ataques
sufridos por los palestinos en Jerusalén Oriental, los linchamientos a manos de
la turbas de extrema derecha israelí, la toma violenta de la mezquita de Al
Aqsa, nada de eso cuenta, nada de eso sucedió. Lo que sucedió es que Hamas lanzó
un ataque con misiles, e Israel en contra de su voluntad, se vio obligado a
ejercer su derecho a la autodefensa teniendo mucho cuidado en no lastimar a
civiles, excepto que el ejército más moral del mundo, de manera totalmente accidental,
terminó matando a más de 200 palestinos, incluyendo un buen número de niños. Pero
de acuerdo a la narrativa dominante los únicos que mueren asesinados por Hamas
y los ataques con misiles, son los israelíes. Los palestinos, por el contrario,
solo mueren, nunca se dice que son asesinados o masacrados por las bombas y los
misiles del ejército israelí.
En un discurso pronunciado ante el Congreso estadounidense, la congresista
de origen palestino, Rashida Tlaib manifestó lo siguiente: “Al leer las
declaraciones del presidente Biden y del secretario Blinken, del general Austin
y de los líderes de ambos partidos, difícilmente uno se da cuenta de la
existencia de los palestinos. No hay reconocimiento de los ataques sobre las
familias palestinas que en estos momentos están siendo arrebatadas de sus
hogares en Jerusalén Oriental, o la demolición de viviendas; no hay mención de
lo niños que son detenidos y asesinados; no hay reconocimiento de la sostenida
campaña de hostigamiento y terror por parte de la policía contra los devotos
celebrando su día más sagrado en uno de sus lugares más sagrados; no hay mención
de la violencia, las bombas lacrimógenas a las que Al Aqsa ha sido sometida,
mientras la gente reza”.
Después de bloquear repetidos intentos del Consejo de Seguridad de la ONU
para lograr un cese de hostilidades, el presidente estadounidense Joe Biden finalmente
ha logrado que su amigo Netanyahu accediera a un cese al fuego. Fueron 11 días
de barbarie israelí, un periodo de tiempo en el que régimen sionista contó con
la tácita complacencia del gobierno de la Casa Blanca que hizo caso omiso del
terror y sufrimiento infligido al pueblo palestino, que al parecer está
excluido de ese orden internacional que tiene como esencia, según el gobierno
de Biden, los derechos humanos y la dignidad de las personas. Ante el mundo
quedó de manifiesto que, la exaltación y defensa de los derechos humanos como
uno de los pilares de la política exterior estadounidense, no es más que un
vulgar oportunismo, una herramienta de uso selectivo según lo ameriten sus
intereses hegemónicos. Por consiguiente, Israel, como proyecto del imperialismo,
goza de licencia para cometer cualquier violación, cualquier fechoría sin temor
a ser castigado, pues el apego al orden internacional que Estados Unidos
demanda del resto de países, sobre todo de aquellos que desafían su arrogancia
imperial, no aplica a Israel.
El cese al fuego se mantiene tenuemente, pero la represión y los arresto de
palestinos en los territorios ocupados por parte de las fuerzas seguridad
israelíes con la complicidad de la Autoridad Palestina se han acelerado. El
gobierno de Biden ha reafirmado su irrestricto apoyo a Israel y su legítimo
derecho a defenderse de las agresiones de sus enemigos. Las maniobras
imperialistas para descabezar el movimiento de resistencia palestino y de paso mantener
el statu quo de la ocupación están en marcha. La solución del problema de la
ocupación no forma parte de las prioridades del poder ocupante ni de quienes la
facilitan ya que constituye el eje de su proyecto imperialista regional. La
solución está en manos de los propios palestinos, solo la resistencia y la
unidad de todo el pueblo palestino podrá ponerle fin a la ocupación y a los
planes sionistas de extinguirlos para siempre.
Publicado por La Cuna del Sol