La inteligencia (del
latín intellegentĭa) es la capacidad de entender, asimilar, elaborar
información y utilizarla para resolver problemas. El diccionario de la Real
Academia Española de la lengua define la inteligencia, entre
otras acepciones como la "capacidad para entender o comprender"
y como la "capacidad para resolver problemas". Pero como perfectamente
observa Margarita Carrera en el siguiente artículo, todo indica que estamos
presenciando, aun y con todas las invenciones de la más alta tecnología (ipads,
ipods, laptops e books) producto de la creatividad humana y quizás como una
consecuencia insospechada de tanta prolijidad, la aniquilación de la
inteligencia o el intelicidio de la
misma. Los libros han sido desplazados, la lectura, el análisis crítico y la síntesis
se han vuelto irrelevantes en casi todas las sociedades de hoy en día.
Guatemala, por supuesto, no es la excepción y eso es más grave aún para un país que
necesita con urgencia estar al tanto de su reciente pasado histórico.
INTELICIDIO
Por Margarita Carrera
Intelicidio
(muerte de la inteligencia) es un neologismo establecido por Mario Roberto
Morales en su discurso de ingreso en la Academia Guatemalteca
de la Lengua.
El punto central versa acerca de cómo la
lectura está siendo rechazada en Guatemala y otras partes del mundo:
“(…) Los jóvenes no pueden leer, les cuesta concentrarse más de cinco minutos
en cualquier lectura y más les cuesta entender lo que leen, no digamos
relacionarlo con lo que corresponde para sacar conclusiones. En suma, sufren
una atrofia de la memoria y de la capacidad de análisis y síntesis: un genuino
analfabetismo funcional”.
Tal
verdad se puede comprobar con suma facilidad yendo a las universidades y
hablando con los estudiantes que buscan, de manera desaforada, carreras que les
ofrezcan cómo hacer dinero y pertenecer, en alguna forma, a las transnacionales
que gobiernan el mundo. Para cimentar más aún esta postura ante la vida, están
los mismos centros de estudio que rechazan las humanidades, únicas que les
pueden proporcionar una visión más clara de la vida, una mejor comprensión de
sí mismos, de su patria y de lo que los rodean.
No
solo rechazan leer cualquier libro que los haga pensar, que los ayude a
reflexionar sobre la esencia de la vida misma; también rechazan leer
periódicos, en donde se da, en gran medida, la historia contemporánea.
Fuera
de quién es Obama y del conflicto en Irak, apenas si conocen algo de lo que
pasa en el mundo. Los que nacieron cómodamente durante la guerra sucia, o
quiénes nacieron cuando ésta estaba punto de terminar, ignoran lo que Guatemala
vivió durante más de 36 años. Me parece que no saben ni siquiera lo que es
genocidio o qué significa; desconocen, también, quiénes son los que están
inmersos en el poder, más aún cómo es posible que un Ríos Montt haya llegado a
ser presidente del Congreso y las causas del porqué aún no es sometido a juicio
con tantas abrumadoras evidencias.
“Esta
merma en la capacidad analítica de millones de jóvenes en el mundo es resultado
de un intencionado intelicidio perpetrado por el sistema educativo y financiado
por las corporaciones transnacionales que promueven ´teorías´ pedagógicas y
prácticas didácticas como la de ´aprender jugando´, ´estudiar divirtiéndose´,
´tecnología en el aula´ y otras cuya finalidad es crear adictos al consumismo
hedonista de imágenes light”.
Y
cada vez se inventan más distractores en los celulares que mandan y reciben
“mensajitos” o en los juegos electrónicos que ofrecen las computadoras.
Mientras existen niños que se mueren de hambre en medio de una Guatemala que
fomenta la violencia y concede espacios a compañías mineras que explotan
nuestra tierra, causándole daños irreparables, estos jóvenes -ajenos a cuanto no les causa placer- parecen totalmente insensibles. Ahí están sus
casas, sus carros, sus trajes rotos a la moda y cuanto “chunche” que los
identifique que están in.
La imagen visual lo suple todo. La comunicación
se va reduciendo a palabras “clave” y a gestos. El lenguaje propiamente dicho,
a lo Heidegger, va desapareciendo paulatinamente. ¿Para qué leer, si una imagen
lo dice todo? Sin duda, como dice Morales, los jóvenes prefieren ver películas
que leer libros. “El resultado es no solo la mencionada merma en la capacidad
de memorización, análisis y síntesis, sino en el tartamudeo, la interjección
(como los emigrantes latinoamericanos en los Estados Unidos que para recordar
una palabra del olvidado español dicen amm)
y la gestualidad como sustitutas de una expresión verbal empobrecida hasta la
mudez”.
Los héroes para estos jóvenes no son
quienes tengan talento, sino aquellos que logren ser empresarios, cuyo
principal fin es hacer dinero. El idealismo que fomenta valores espirituales
desaparece.
Al
diablo con las utopías que persiguen un mundo mejor y más humano. De ahí que
Guatemala -y en el mundo entero- los abismos que separan a ricos de pobres
crece de manera desmesurada. ¿Cómo salir entonces del tercer mundo? Sin duda,
no con la “mano dura” ni la pena de
muerte.
Publicado por La Cuna del Sol
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