miércoles, 21 de marzo de 2012

LA MARCHA CAMPESINA...



INTRODUCCIÓN


La medida de la definitiva orientación política de este gobierno la dará con su actitud hacia el eterno problema del campesinado guatemalteco. El despojo de la tierra a los pueblos indígenas no ha parado desde hace 500 años pues primeros lo hicieron los españoles, luego sus herederos, los criollos; más tarde las transnacionales extranjeras norteamericanas y europeas y hoy, con lo poco que les queda, la gran alianza luciferina de narcotraficantes y politiqueros (como los Widmann emparentados con el expresidente Berger) empeñados en la producción extensiva de palma africana para la producción de biocombustibles en el valle del Polochic, que con los precios altos del petróleo, son el mejor negocio para estos oligarcas expoliadores de las tierras ancestrales. Si el actual gobierno concertara los acuerdos con Petrocaribe para que Guatemala adquiera petróleo a precios favorables, es probable que disminuya un poco la presión sobre el problema agrario, aunque claro, sería un paliativo, no una solución a la crisis, pues el único camino es el otorgamiento de tierra  a los que la trabajan personalmente o la búsqueda de una solución final,  que es la propuesta de muchos oligarcas guatemaltecos. Luciano Castro Barillas.





Por Miguel Ángel Albizures, ex dirigente de la Central Nacional de Trabajadores de Guatemala y actualmente promotor de derechos humanos.


Desde el día de ayer (19 de marzo de 2012), miles de campesinos emprendieron su larga marcha desde Cobán, Alta Verapaz, por la carretera “Jacobo Arbenz Guzmán”, y el martes harán su ingreso a la ciudad capital, el centro del poder político para exigir que sean atendidas sus demandas históricas. Han dejado atrás su familia, su rancho o media casa y algunos de ellos las champas a la orilla de la carretera a donde fueron expulsados violentamente. La verdad, no tienen nada que perder, más que las cadenas del hambre, la desnutrición, la histórica exclusión, el abandono, pues hasta la vida de ellos y sus hijos la van perdiendo lentamente.


No faltarán las acusaciones de desestabilizadores o terroristas o las declaraciones de funcionarios que a todo pulmón gritan que no permitirán más el bloqueo de carreteras, pero la verdad es que las peticiones del campesinado jamás han sido atendidas y seguirán generando conflictos agrarios, hasta tanto no se pase de las promesas a las transformaciones en el sistema de tenencia de tierra, y para ello no hay más que entrarle con ganas a la creación de la Ley Agraria, de los tribunales agrarios y de la fiscalía específica que atiendan los conflictos que se presentan, no con el ánimo de reprimir, sino de resolver la problemática, pues la falta de certeza jurídica sobre las tierras comunales y el uso de la violencia contra los campesinos y a favor de los grandes terratenientes, hacen imposible la convivencia pacífica.


En el Congreso de la República sigue engavetada la Ley de Desarrollo Agrario Integral, planteamiento que desde hace doce años vienen haciendo las organizaciones campesinas pero que no han encontrado respuesta positiva y que hoy exigen que este gobierno les ponga atención en vez de continuar con la criminalización de sus luchas, los desalojos violentos, el encarcelamiento de sus dirigentes y las órdenes de captura que pesan sobre varios de ellos, y tienen como objetivo neutralizar su lucha por el derecho de la tierra, pero fundamentalmente por el derecho a una vida digna en el agro.


Ya sabemos, como bien lo dicen en una de las mantas que traen que: “Cuando los de abajo caminan, los de arriba tiemblan”, pero lo más importante sería que escuchen sus demandas y busquen soluciones de corto, mediano y largo plazo que nos permita construir un país justo y democrático en donde la exclusión deje de ser la norma.








Publicado por Marvin Najarro
Ct., USA.

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