jueves, 12 de abril de 2012

MEDICAMENTOS EXPLOSIVOS…



INTRODUCCIÓN

La Espada de Damocles se blande amenazante sobre el cuello de la credibilidad pública del presidente Otto Pérez Molina, adalid, por el momento, de la transparencia en el manejo de los fondos del Estado. Y no es para menos, pues autorizar un negocio de medicamentos lesivo para los intereses del Estado y el pueblo de Guatemala es un hecho altamente proditorio, además de corrupto, que exhibe una fuerte incongruencia con su propuesta de transparencia y necesidad de renovar los viejos estilos de la administración públicas caracterizadas por el latrocinio y la desvergüenza. Si acaso puede corregir tendrá que hacerlo pronto, porque tal como se columbran las cosas, está al borde del abismo. Valentín Zamora.






MEDICAMENTOS EXPLOSIVOS



Por Haroldo Shetemul


La dimisión de Francisco Arredondo como Ministro de Salud Pública representa el primer golpe a la credibilidad del presidente Otto Pérez Molina en cuanto a su supuesta lucha contra la corrupción. Aunque el ahora exfuncionario afirmó que se iba por problemas de enfermedad, se sabe que goza de buena salud y que su retiro tiene que ver con las repercusiones que veía venir por las compras turbias de medicamentos hechas a sus espaldas y por las cuales tendría que dar la cara. El negocio fraudulento de las medicinas amenaza con traer abajo la imagen de transparencia y cambio que había ofrecido el Partido Patriota.


Después de que se defina cómo quedará la interpelación contra el Ministro de Finanzas Pável Centeno, la cual fue abortada en forma ilegal por los patriotistas, el siguiente en la lista sería Arredondo, quien hubiera tenido que explicar en el Congreso cómo ocurrió un negocio del cual aparentemente estuvo desligado. Los tres aspectos básicos de este entuerto son por qué se dijo que para evitar el desabastecimiento se compró medicina en forma directa, si en realidad nunca hubo tal carencia. Por qué se adquirió a los oferentes que daban los productos más caros, lo cual significó un sobrecosto de 447 millones de quetzales. Por qué la empresa farmacéutica J.I. Cohen fue el oferente único, por 193 millones de quetzales en el paquete número 1 del 2011 de la lista de productos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS.


En el primer caso, nunca ha habido desabastecimiento en el IGSS porque los productos que no fueron adjudicados en los concursos del 2005 y 2008 se compraron en forma directa. Además, están vigentes las prórrogas del contrato abierto del 2005 hasta julio de 2012 y el del 2008 hasta diciembre de este año. Entonces este gobierno no dijo la verdad cuando argumentó que iba a comprar medicinas para evitar que el IGSS quedara desabastecido. Además, el concurso estuvo viciado porque las bases pedían requisitos que solo un oferente podía cumplir, se negó el ingreso de muestras de otros oferentes y se descalificaron productos genéricos para favorecer a transnacionales.


Según datos de Guatecompras, J.I. Cohen se embolsó 823 millones de quetzales que representó el 43% de las compras del 2011, que incluía las prórrogas del 2005 y del 2008. Solo con esta empresa el Estado derrochó 207 millones de quetzales de sobreprecio. Al laboratorio Lanquetin le tocaron 189 millones de quetzales, que representó 117 millones de quetzales sobreprecio. La farmacéutica Agefinsa se llevó 167 millones, que significó 55 millones de quetzales de sobreprecio.


Con qué argumentos alguien podría justificar estas compras que son lesivas para el Estado sin tener que decir que Pérez Molina las autorizó porque beneficiaban a los financistas de su campaña electoral. El mejor consejo que se le puede dar al presidente es que nombre a Roberto Alejos, directivo de J. I. Cohen, como Ministro de Salud, ya que él si tendría argumentos para decir por qué se benefició a su empresa en tales negocios. Dicho diputado también tendría respuestas de por qué el presidente Pérez vive en una casa propiedad de la familia Alejos y por qué tiene como asesor en el Congreso a Rolando del Cid, ex ministro de finanzas y ex gerente del IGSS.









Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

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