INTRODUCCIÓN
Hace unos pocos días un miembro (supongo, por
el emblema que desplegaba) del Tea Party, ocupado y preocupado por el rumbo de
esta gran nación que poco a poco se derrumba, me obsequió una pequeña
libreta (de bolsillo) elaborada por la The Heritage Foundation, el documento no
era otro más que la Constitución de los Estados Unidos, incluyendo todas la
enmiendas y la declaración de independencia (48 paginas en total). Nunca antes
había tenido una en mis manos y me sorprendió que tan inmensa nación rija sus
destinos basada en tan magro documento vigente desde su ratificación en 17899 y
cuya última enmienda (XXVII) fue ratificada el 7 de mayo de 1992. Claro, se
trata de los Estados Unidos y uno no espera que lo mismo suceda en Guatemala,
aunque debería de alguna manera servir de ejemplo para aquellos grupos de poder
que le venderían su alma al demonio, por estar del lado de su Gran Patrón. Pero
“nel,” en Guatemala la cosa no funciona así y todo parece indicar que aprovechando
la actual coyuntura, el presidente Otto Pérez Molina y su grupo de asesores,
bailando al son que les tocan los mismísimos grupos de poder que ellos
representan no descansarán hasta que la reforma constitucional sea un
hecho. Y todo a espaldas del pueblo ignorante y del escaso poder de las fuerzas
progresistas opositoras. En un excelente ensayo recientemente publicado por la
revista Albedrio, del cual comparto el enlace para todos aquellos
lectores interesados en saber más a cerca del tema http://www.albedrio.org/htm/documentos/REFORMAESTADOAVelasquez.pdf el autor, en una de las partes del
ensayo: “Razones y dilemas de la reforma constitucional en Guatemala” y
como conclusiones, expone en unas de ellas lo siguiente:
5. Conclusiones.
1. La reforma constitucional va, porque es una iniciativa de gobierno
tendiente a asegurar un determinado proyecto económico y político, a sabiendas
de que estos cuatro años son claves a para profundizar el rumbo del
Estado alcanzado tras las reformas constitucionales de 1994, es decir un modelo
re-orientado al mercado.
4. Si, tal como se adivina, el gobierno manda al Congreso su propio paquete
de reformas, éste lo pasará íntegro a Consulta Popular para un SÍ o un NO, sin
que para ello haga falta reformar en nada la LEPP, y porque el paquete
gubernamental de reformas constitucionales llevaría en su texto, la sustitución
del régimen electoral de corte proporcional que tenemos por otro de corte
mayoritario, consiguiendo por fin la sanción a la “americanización” de nuestro
modelo electoral. Marvin Najarro.
LA REFORMA CONSTITUCIONAL NO PUEDE
SER CONFIADA A
POLÍTICOS CORRUPTOS
Desde 2007 Pérez Molina propone llevar a cabo una reforma constitucional |
Por Luciano Castro Barillas
El prenuncio, nada bueno, de la Reforma
Constitucional que tendría que ser presentada al Congreso la primera
semana de agosto -el 2-, se cierne como negro nubarrón sobre la
Patria. Augurios inquietantes de maldad flotan en el ambiente. Es imposible
esperar nada bueno de las acciones coludidas de una clase política conservadora
con un sector empresarial ultraconservador. Lo que de allí nazca será un
engendro alucinante, como el Cráquet, monstruo marino, en las aventuras de
Odiseo.
Para que las reformas constitucionales tengan
lugar se necesita la componenda entre cuatro partidos derechistas, por lo
menos: el Patriota, el LIDER con su populismo de derecha, CREO el partido del
conservadurismo académico y la GANA, partido sin ideología pero siempre presto
a ligar, como máximo ideal; con quien tiene poder y les puede pagar más.
¿Cuál es la prisa de Otto Pérez Molina? ¿Cuál
es la sub agenda, el su texto, lo intrínseco de esta urgencia política de las reformas
constitucionales? Y si de reformas se trata habría que empezar por reformar la
Ley Electoral y de Partidos Políticos para reformar el principio de delegación
del poder y representatividad, para que no sea monopolio exclusivo de los
partidos políticos, sino puedan llevar diputados al Congreso, por ejemplo, muchas organizaciones sociales que tienen
tras de sí, amplio respaldo popular, tal sería el caso del Comité de Unidad
Campesina, CUC, o la misma organización sindical magisterial que, mal que bien,
ha logrado mantener la unidad pese a las intransigencias y ambivalencias de sus
máximos dirigentes pero que -guste o
no- siguen teniendo bastante capacidad
de movilización, pese a sus precarios niveles de organización y a la renuencia de todos los maestros
sindicalizados a pagar su cuota sindical, no por tacañería, sino por suspicacia
hacia sus dirigentes en asuntos de dinero.
La Reforma Constitucional en la actual
coyuntura gravita alrededor del sistema judicial, sistema político, justicia,
seguridad y transparencia, tal lo comunicara el presidente. Cinco grandes ejes
de vital importancia para la vida social de la nación guatemalteca que se están
planteando con celeridad y hasta con irracionalidad por parte de los asesores
del ejecutivo, al no someter, para empezar, a un proceso de consulta
participativa con las organizaciones sociales (académicas, laborales, de
derechos humanos, etc.), ante lo cual se columbra conforme la coyuntura se
articule más y más, en otro contundente fracaso para el partido Patriota que no
da una; pues aunque afirma mejoras en la seguridad pública, por ejemplo, no es
exactamente la misma percepción que tiene la mayoría de ciudadanos que salen de
casa con innúmeras acechanzas, como sería la de retornar a su hogar sin la
cabeza en su lugar.
Y así en muchas otras cosas tan sensibles, como
la economía familiar: los precios de la canasta básica están por las nubes. Las
otrora humildes verduras que estaban reservadas para el consumo de los
indígenas, se han ido tornando un lujo. No digamos la carne, artículo ya
inaccesible para los sectores populares. Y la energía, gasolinas y electricidad
domiciliar, cada mes con facturas en alza. La reforma constitucional, las leyes
por sí mismas no resuelven nada. Se necesitan transformaciones profundas en el
ingreso del guatemalteco para que esas ideas jurídicas encajen, para que esas
propuestas sean instrumentales al interior del organismo social; cuando no a la
perfección, al menos con el mínimo de rechinidos en la muesca de la Reforma
Constitucional. Podrá darse la Reforma
Constitucional por los hilos que se mueven en el oscuro mundo de la política
nacional, no obstante será por gusto: las leyes para ser efectivas necesitan de
una base material e infraestructural sólida y, bueno, Guatemala no tiene eso.
Háganlo y se asomarán, más que seguro, al más
estruendoso fracaso. ¿Cómo? Porque, sencillamente, un Congreso que está
paralizado desde hace tres mesas por las peores prácticas políticas, sin
aprobar leyes, sin crear instrumentos jurídicos útiles para la vida de los
guatemaltecos por su luchas personales, nunca podría ser digno y confiable para semejante tarea. Eso no es
posible y el callo ya se les empezó a dar. Que no crean los oligarcas que
podrán hacer sus reformas
tranquilamente. La batalla política apenas está empezando.
Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario