INTRODUCCIÓN
¿Qué podían esperar los cubanos opositores del
Partido Popular y personalmente de Mariano Rajoy? Nada, en absoluto. A no ser
su utilización con fines de propaganda anticubana y denuestos contra el
socialismo. De allí que los “tontos útiles” son tan abundantes en todas las latitudes
del planeta que no dejan, ni dejarán de reproducirse, para hacerse daño ellos
mismos; creyendo en las “bondades” del mundo libre, de occidente. Las penas y
desencantos que viven actualmente las 763 personas de origen cubano que se
autodesterraron a España vino a explicarles con brutal didáctica que el
socialismo cubano, con todos sus defectos e imperfecciones, resulta mejor que
vivir en el país de la burbuja donde la pasan de mendigos, indigentes o
desamparados. En Cuba jamás estuvieron en esa lamentable condición, ni
recibieron los contundentes palos de la policía cubana que hoy, por brutos, les
tocó asimilarlas de los gendarmes españoles, que imagino, se los propinaron por
dos cosas: por racismo y por estúpidos. Laura Pollán, “dirigente” o “embrocadora”
de los opositores cubanos dijo algo muy ilustrativo para esta terrible
realidad: “Nadie ha obligado a ningún preso a abandonar el país. Quien diga
lo contrario está mintiendo”. Y es verdad, nadie como el gobierno cubano ha
estado investido de total tolerancia con este tipo de antisociales pagados por
el imperialismo que hoy esperan retornar a Cuba. Nadie va a impedirles el
retorno, pues son ciudadanos cubanos, sin embargo, la deslealtad a la Patria,
les seguirá hasta el final de sus días. Por humanidad las puertas de su tierra
deben estar abiertas para ellos, pues ya lo dijo Orlando Fundadora a la BBC de
Londres en una entrevista: “Comíamos mejor en Cuba”. Luciano
Castro Barillas.
LA NUEVA VIDA DE LOS OPOSITORES CUBANOS EN ESPAÑA
Exiliados cubanos protestan en Madrid por el fin de las ayudas efe
Por Salim Lamrani, Doctor en Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV
July 16, 2012
En 2010 y 2011, todos los denominados presos “políticos” cubanos fueron
liberados tras la mediación de la Iglesia Católica Cubana y del gobierno
español. La mayoría de ellos eligió instalarse en España con sus respectivas
familias y empezar una nueva vida. Pero el soñado Eldorado europeo no existe en
una Península Ibérica golpeada por una grave crisis económica. Algunos
incluso quieren volver a Cuba.
A petición del Vaticano y del gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero, la Iglesia Católica Cubana que dirige el Cardenal Jaime Ortega hizo una mediación con las autoridades de La Habana que desembocó en 2010 y 2011 en la liberación de 127 presos, de los cuales 52 eran considerados “políticos” por Amnistía Internacional. Según esta organización de defensa de los derechos humanos, actualmente no hay ningún preso de conciencia en Cuba. La Iglesia Católica Cubana comparte este punto de vista.
Algunos sectores acusaron al gobierno cubano, a la Iglesia Católica y al
gobierno de Zapatero de obligar a esas personas al exilio. Varios medios
informativos occidentales repitieron esa versión. El Partido Popular
español (derecha) denunció “el destierro” de los opositores cubanos.
No obstante, esta versión resiste difícilmente el análisis. En efecto, de
las 127 personas liberadas en el marco del acuerdo entre La Habana, el Vaticano
y Madrid, 12 eligieron quedarse en Cuba. Laura Pollán, entonces portavoz del
grupo opositor “Las Damas de Blanco” y acérrima detractora del gobierno cubano,
estuvo clara al respecto: “Nadie ha obligado a ningún preso a abandonar el
país. Quien diga lo contrario está mintiendo”. Del mismo modo, varios
disidentes afirmaron que en ningún momento las autoridades cubanas les habían
pedido que abandonaran el país como condición previa a su liberación.
Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en La Habana, también desmintió
esa afirmación. Varios opositores que eligieron dejar el país le confesaron que
“podrían haberse quedado en la isla de haberlo querido. Aseguran que en ningún
momento se les impuso la salida al extranjero como condición para ser puestos
en libertad”
La dolorosa realidad española
Lejos de encontrar una nación próspera, los disidentes cubanos fueron
golpeados con toda fuerza por la crisis económica que afecta a España. La
mayoría de ellos se encuentra sin trabajo, sin recursos y a veces incluso sin
techo, siendo los centros de acogida de la Cruz Roja los que se encargan de
ellos. Según la prensa ibérica, “pasado un año de su llegada, los exiliados han
ido perdiendo las ayudas del Gobierno y se están quedando sin recursos, ya que
la inmensa mayoría no ha logrado empleo estable”.
El nuevo gobierno español de derecha decidió eliminar la ayuda otorgada a
los disidentes cubanos un año después de su llegada y se negó a prorrogarla
doce meses, como estaba previsto al principio, por razones económicas. En
efecto, España gastó un promedio de 2.000 euros mensuales por persona, o sea
más de 18 millones de euros para cubrir las necesidades de los 115 opositores
acompañados de 648 familiares durante un año. El costo se consideró demasiado
elevado en un país que cuenta con 5 millones de parados, es decir alrededor del
25% de la población activa.
No obstante, el Partido Popular (PP) no vaciló en usarlos en su guerra
política contra La Habana y llevó a cuatro de ellos a Bruselas para que
testificaran y defendieran la necesidad de mantener la Posición Común de la
Unión Europea respecto a Cuba (que limita las relaciones políticas,
diplomáticas y culturales. Sin embargo se mostró poco agradecido al suprimir
las ayudas dejando así a los opositores cubanos la amarga sensación de que los
habían utilizado. Desde su llegada a España, éstos no habían dejado de
expresar su apoyo al PP y de criticar al PSOE de Zapatero que contribuyó a su
liberación.
Entonces los disidentes cubanos decidieron recurrir a una huelga de hambre
para protestar contra esta decisión y expresar su “total desamparo”. “Es la
única alternativa que nos queda”, declaró uno de ellos, instalado en una tienda
frente al Ministerio de Exteriores español.
Lejos de ser atendidos por las autoridades españolas, la policía desalojó
“brutalmente” a los huelguistas y les ordenó abandonar la plaza. Dawuimis Santana denunció la violencia policial de la cual fueron víctimas:
“los arrastraron por el suelo, les golpearon la cara, el brazo, uno tiene la
nariz partida”. Cuatro de ellos fueron detenidos. Las fuerzas del orden
se muestran generalmente severas con los manifestantes de todo tipo y no
hicieron excepción con los opositores cubanos. Algunos observadores señalaron
que el Partido Popular, de costumbre tan dispuesto a acudir a la defensa de los
disidentes cubanos y a denunciar la “opresión” de la cual eran víctimas en la
isla, se mostró esta vez discreto en relación con la actuación de la policía
municipal de Madrid contra ellos.
José Manuel García Margallo, ministro español de Exteriores, reconoció que
el caso de los cubanos no era “sencillo” y que éstos se encontraban “en un
situación difícil”. Pero rechazó cualquier idea de prorrogar las ayudas
financieras debido a la crisis económica que azota el país. Se comprometió como
máximo a acelerar el proceso de validación de los títulos
universitarios.
A veces, el desamparo al que se enfrentan los opositores cubanos en España
toma giros trágicos. Así, Albert Santiago du Bouchet, instalado en las Islas
Canarias desde su liberación, se suicidó el 4 de abril de 2012 porque no
soportaba que las autoridades españolas lo abandonaran a su suerte eliminando
la ayuda financiera mensual que le concedían. El gobierno español
rechazó todo “vínculo directo” entre el suicidio y la decisión de poner fin a
la ayuda financiera. No obstante, su familia y varios amigos afirmaron que su
precaria situación económica fue la principal causa del drama.
¿Volver a Cuba?
Contra todo pronóstico, varios disidentes declararon su intención de volver
a Cuba, a falta de poder viajar a Estados Unidos, acusando a España de
abandono. “Es mejor estar en Cuba que aquí en la calle”, declaró Ismara
Sánchez. “Desde el 31 de marzo estoy en la calle”, pues no puede pagarse
una vivienda, se quejó Idalmis Núñez. “Ahora es difícil: hemos arrastrado a
nuestras familias lejos de casa y no podemos darles de comer. Por primera vez
en mi vida tengo cargo de conciencia. Tengo miedo”, admitió otro
opositor. “Ya los niños no tienen comida, no tienen leche. Ya los niños
no pueden ir a la escuela porque no tienen dinero para el transporte”, expresó
el opositor Bermúdez.
Del mismo modo, Orlando Fundora y su esposa, tuvieron que enfrentar
condiciones de vida tan difíciles que hasta añoraron su tierra de origen. En
una entrevista a la BBC, Fundora confesó algo inesperado: “Comíamos mejor en
Cuba”.
En realidad, la decisión de regresar a Cuba no es tan sorprendente. A pesar
de los recursos limitados de la nación caribeña, las dificultades y vicisitudes
cotidianas que engendra el estado de sitio económico que Estados Unidos impone
a Cuba desde 1960, el cual afecta a todas las categorías de la población y
constituye el principal obstáculo al desarrollo de la nación, el gobierno de La
Habana ha edificado un sistema de protección social relativamente eficaz que
satisface las necesidades básicas de la población.
Así, a pesar de los pesares,
el 85% de los cubanos son propietarios de su vivienda. Del mismo modo, se
benefician de acceso gratuito a la educación, a la salud y a las actividades
culturales. La libreta de abastecimiento les permite recibir cada mes, además
del salario, una alimentación de base suficiente para dos semanas. Así nadie
queda abandonado a su suerte y el Estado se encarga de las categorías más
vulnerables de la sociedad. Por eso, a pesar de los límites en términos de
recursos naturales, en Cuba no hay personas sin techo ni niños desamparados en
las calles. Por otra parte, con respecto a la infancia, según la UNICEF Cuba es
el único país del Tercer Mundo donde no existe la desnutrición infantil.
A fin de cuentas, Europa no ha sido el Eldorado prometido a los opositores
cubanos. Éstos tuvieron que enfrentarse a la brutal realidad económica de la
Península Ibérica y descubrieron que los más vulnerables eran abandonados
rápidamente a su suerte. También pudieron darse cuenta finalmente de que su
Isla no es la antesala del infierno, a pesar de los problemas cotidianos, y de
que el sistema de protección social se encarga de proteger a los más débiles.
Copyright © Salim Lamrani, Opera
Mundi, 2012
Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.
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