sábado, 27 de octubre de 2012

CUANDO…




Cuando veamos que nuestra prepotencia no es si no la más fiel medida de nuestro miedo y de nuestra debilidad…




CUANDO…

Por Manuel José Arce


Cuando aprendamos que nuestra más limpia alegría es un crimen si está sustenta en el dolor de nuestros semejantes.

Cuando descubramos que nuestra prosperidad es injusta si tiene por base la miseria de los demás.

Cuando aceptemos que nuestro triunfo es un fracaso si se ha conseguido con la derrota de muchos otros seres humanos.

Cuando hallemos que nuestra generosidad es una máscara amable que cubre el egoísmo con el que hemos despojado a muchos para agradar a pocos.

Cuando aceptemos que, para cada minuto de grandes y suntuosas satisfacciones nuestras, muchos pasan años y vidas de miseria e insatisfacción.

Cuando nos demos cuenta de que los pobres no son pobres por castigo de Dios, ni por ése haya sido su destino, ni porque no sean capaces de otra cosa, ni porque así tiene que ser, ni por ninguna de las justificatorias excusas y mentiras tradicionales, sino por la opulencia, la voracidad y la falta de escrúpulos de los que defendemos egoístamente este estado de cosas para nuestra conveniencia.

Cuando no tratemos de lograr solamente la felicidad de nuestros hijos sino la de todos los niños.

Cuando dejemos de pensar en el futuro como en la prolongación de esta guerra absurda entre mi YO y el resto de la humanidad, y hallemos que es mejor ver ese mañana  -que siempre es hoy-  como una tarea común que debe hermanar y unir con justicia y alegría a todos los hombres.

Cuando nos percatemos de que son más importantes las similitudes que las diferencias y que es más sabroso el pan que se comparte que el que se come a solas y de escondidas.

Cuando reconozcamos que si necesitamos encaramarnos sobre los demás no es porque seamos más grandes que ellos sino porque, por el contrario, nos sentimos o nos sabemos mucho más pequeños e insignificantes.

Cuando vemos que nuestra prepotencia no es si no la más fiel medida de nuestro miedo y de nuestra debilidad.

Cuando midamos nuestro valer en relación con lo útiles que seamos para la humanidad, en vez de medirlo por lo que utilicemos a la humanidad para exclusivo disfrute personal.

Cuando tengamos la valentía de reconocer que, dentro de esta manera de relacionarnos unos con otros en la que vivimos, somos lo que somos por lo que nuestros padres o nosotros mismos hemos o no hemos arrebatado a nuestros semejantes por la fuerza, por la astucia, con falta de escrúpulos y de sentido humano.

Cuando… ¡Pero cuándo será ese cuándo!










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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