Las narrativas del
nacimiento de Jesucristo han sido, apropiadamente, llamadas mitos. Por definición
un mito es una historia o reporte en el que Dios o un Dios es el actor
principal. Ángeles, estrellas moviéndose libremente, sueños y luces brillantes
de inexplicable origen son parte de las herramientas de la mitología. Intentos
de interpretar las narrativas del nacimiento como historia, no les han servido
bien a los cristianos y al mundo en general.
EL MITO DEL NACIMIENTO DE
JESÚS
Por Rev. Howard Bess
No es mi deseo opacar las luces navideñas, pero sería de gran ayuda para
algunos escuchar de lo que realmente se tratan las historias a cerca del
nacimiento de Jesús.
Existen cuatro versiones que relatan la vida de Jesús. Son conocidas como
los Evangelios…Mateo, Marcos y Lucas y Juan. Entre estas, únicamente dos
versiones, dicen algo sobre el nacimiento de Jesús.
Marcos, el primero de los evangelios, empieza la historia de Jesús como un
adulto. Juan, el último de los evangelios escrito, no hace mención alguna a
cerca del nacimiento de Jesús. Mateo relata el acontecimiento del nacimiento en
unos cuantos y cortos párrafos. La versión de Lucas sobre los inicios de Jesús
en cuatro veces más larga que la de Mateo.
Esas dos versiones son muy diferentes. Lucas echa mano de un reparto mucho
más grande. Su estilo dramático es muy pronunciado. El hace uso de una
abundante poesía y música con el apoyo de figuras angelicales.
Reconciliar las dos versiones ha sido la intención de muchos, pero nunca
han tenido éxito. Son historias muy diferentes. Cada una tiene su propia y
distintiva versión a cerca de los eventos que rodearon el nacimiento de Jesús.
Al tratar de comprender el
significado de las historias del nacimiento, nosotros tenemos algunas
interrogantes muy comunes. ¿Quien escribió el material? ¿Por qué lo escribió?
¿Para quién fue escrito? ¿De qué recursos literarios se valió el autor?
Los verdaderos autores de esas dos historias (quienes las escribieron) históricamente
son desconocidos. Las historias fueron escritas entre 40 y 50 años después de
la muerte de Jesús. Las razones por las que fueron escritas son un tanto
complicadas.
En el momento en que fueron escritas, los cristianos y las iglesias
cristianas estaban bajo la severa persecución de los romanos. El crecimiento en
el número de los seguidores de Jesús era dramático y se había vuelto un asunto
de mucha preocupación para los gobernantes títeres locales.
El Señor, era el titulo dado a Jesús en todas las iglesias. Llamar “Señor”
a alguien llevaba agregada la confesión de servidumbre. Para los cristianos de
finales del primer siglo DC, Jesús era el verdadero poseedor de sus vidas y era
él quien las gobernaba.
Bajo el reinado de los Cesares, Augusto y Octavio, el manto de la divinidad
era un privilegio único de los emperadores romanos. Los títulos, Señor, Hijo de
Dios, Hacedor de la Paz y, Salvador del Mundo, eran de su propiedad.
Los cristianos de la primera centuria recordaban muy bien aquellas palabras
de Jesús: “Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu
mente”. Jesús era su Señor. Ellos no tenían lealtades divididas.
En el mundo antiguo abundaban las historias de nacimientos milagrosos. Era
una de las maneras preferidas por los gobernantes para reclamar derechos
divinos. Era una de las herramientas literarias que estaba esperando ser usada
por los primeros cristianos para declarar la cualidad divina de aquel a quien
le llamaban Señor.
Las narrativas del nacimiento, que eventualmente fueron adosadas a los
evangelios de Mateo y Lucas, eran historias que fueron creadas y circuladas
para contrarrestar la afirmación de divinidad y, del título de Señor, de los
Cesares. Cada afirmación del derecho divino del Cesar era contrarrestada por
otra que afirmaba que todos sus títulos pertenecían a Jesús.
Las narrativas del nacimiento son sobre todo un tratado político como
también un enunciado teológico. No pueden ser consideradas como parte de las
memorias tempranas de los seguidores de Jesús, ellas tienen sentido únicamente
en el contexto de la divinidad reivindicada por sus opresores romanos.
¿Para quién fueron escritas
las narrativas del nacimiento?
Probablemente la intención fue hacerlo para una audiencia interna. En sus
inicios la iglesia necesitaba de celebraciones para recordarles a los
cristianos quienes eran ellos. La comunión y el bautismo se convirtieron en las
herramientas para recordar la muerte y resurrección de Jesús. Las narrativas
del nacimiento fueron la base perfecta para la celebración de su venida al
mundo.
¿Qué recurso literario
usaron los autores?
En términos generales los autores eran cuentistas. Ellos no eran
historiadores. Su trabajo no puede ser interpretado como historia.
Las narrativas del nacimiento han sido, apropiadamente, llamadas mitos. Por
definición un mito es una historia o reporte en el que Dios o un Dios es el
actor principal. Ángeles, estrellas moviéndose libremente, sueños y luces
brillantes de inexplicable origen son parte de las herramientas de la mitología.
Intentos de interpretar las narrativas del nacimiento como historia, no les han
servido bien a los cristianos y al mundo en general.
De la misma manera en que los niños se sienten engañados cuando encuentran
que Santa Claus no es real, muchos cristianos también se sienten traicionados al
saber que Jesús no nació de una virgen y que la estrella no viajo a través del
cielo y vino a reposar sobre un particular lugar en Belén.
Como cristiano, me acojo a la creencia de un Dios que participa activamente
en los asuntos del mundo. Creo que Jesús de Nazaret es el Señor. Creo que él es
el hijo de Dios. Creo que él es el portador de la paz. Creo que él es el
Salvador del Mundo.
Estos son los mensajes tan bellamente relatados en las narrativas del
nacimiento. Sin importar si Jesús nació o no en Belén. Cuando las historias del
nacimiento son puestas en un contexto más amplio, histórico y religioso, estas
se transforman en piezas maestras reveladoras de la verdad y en testigos del júbilo de la vida.
Traducido
del inglés por Marvin Najarro
El Rev. Howard Bess es un
ministro retirado de la congregación Bautista Americana, quien vive en Palmer,
Alaska.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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