Las mitologías occidentales de
democracia política en el contexto de la plutocracia económica y de la distribución
“natural” de los recursos económicos fue intentada en Venezuela y se demostró que
producía una economía política donde unos pocos progresaban a expensas del
conjunto de la sociedad, no como algo “natural” sino como producto de los actos
deliberados de la gente. Lo mismo es verdad en América hoy en día. Con Hugo Chávez
como modelo, mi contención es que los estadounidenses responderán aun líder con
un programa de justicia social como fundamento por el cual ella/el estén
dispuestos a luchar. Lo que no necesitamos es otro cínico parlanchín con la
apariencia de “liberal” que promueva entusiastamente a la mafia militar,
petrolera y banquera.
¿EN DÓNDE ESTÁ EL HUGO CHÁVEZ AMERICANO?
Por Rob Urie
¿Quién se pondrá de pie
contra la mafia banquera-militar-petrolera?
Dos eventos coincidieron esta semana que ilustran la crisis de la política
económica en el oeste capitalista -la prematura e intensamente triste muerte de
Hugo Chávez y la trivial idiotez simbolizando el conflicto entre clases y la
guerra declarada por los ricos contra el resto de nosotros en el momento en que
el índice Dow Jones alcanzó su punto máximo. Mientras que el señor
Chávez dedicó su vida -y probablemente la sacrificó - al mejoramiento de las condicones de vida de las mayoria de venezolanos pobres y del Sur de la región, construyendo la infraestructura de una democracia
real, política y económicamente, el “liberal” presidente de América, Barack
Obama reclamó su derecho a los asesinatos extrajudiciales de
los ciudadanos, de acuerdo a sus caprichos, mientras que al mismo tiempo
“secuestrando” los intereses económicos de la clase trabajadora pobre americana
para apuntalar las de por si sustanciales fortunas de los piratas financieros
de los industrialistas a los que él sirve. Para la “izquierda” política que votó por
Obama, el contraste si se preocupan en verlo está ahí.
Para que no haya confusión sobre el asunto, el 1% de los americanos más
ricos son dueños del 40% de todos los activos financieros y el 10% más rico es
dueño del 80%. La subida del mercado de valores simboliza el ascenso de una
elite minúscula con todos los recursos sociales dedicados a la consolidación de
su poder. Eliminemos las ganancias de las compañías petroleras y financieras
que existen gracias a las transferencias de pagos por parte del gobierno,
exenciones tributarias, garantías de negocios
y guerras ocasionales, todo a expensas del pueblo, a la par con los
aproximadamente $3 trillones producto de la compra de activos de parte de la
Reserva Federal designada a incrementar el valor de la riqueza
desproporcionadamente en manos de la
plutocracia americana, y el mercado estaría merodeando en las profundidades del
infierno. A través de sus voceros en los medios de prensa capitalistas la clase
rica exhibe su riqueza como un hecho natural, cuando puede que sea cualquier
cosa menos eso. Como el presidente Chávez fue capaz de demostrarlo
-de donde viene y hacia dónde va- la riqueza social puede ser hecha para servir
una vez más su propósito social.
Algo que muy probablemente no se les ocurra pensar a la mayoría de
americanos es la profundamente antidemocrática desviación tomada con relación
al habeas corpus, que la implicación de lo que Obama considera su derecho al
asesinato extrajudicial de ciudadanos está directamente ligado a sus políticas
económicas. En un momento cuando los Estados Unidos están haciendo uso de
robots asesinos alrededor del globo para
asesinar gente que no ha cometido crimen alguno, está llevando a cabo guerras
de agresión preventivas, encarcela millones de gente de color en números
desproporcionados, en prisiones con fines de lucro y deporta a millones de
inmigrantes a países que las políticas económicas de los Estados Unidos ha rendido económicamente disfuncionales, la
elite política y económica disfruta de casi total inmunidad por crímenes
políticos, económicos o relacionados con las guerras. Como lo ha de saber la
izquierda informada, la concentración de riqueza por las políticas económicas
de Obama están directamente vinculadas a la concentración del poder político
entre la plutocracia de América. Mientras que los esfuerzos de los republicanos
en la supresión de votos parecen antidemocráticos, las políticas del presidente
Obama para resucitar las fortunas de los ricos, al mismo tiempo que deja que se
arruine el resto de la población, convierten al voto en irrelevante en cuanto a
la formulación de políticas públicas a través de la relación entre poder
económico y político.
Aunque las circunstancias entre la Venezuela del presidente Chávez y los
EUA difieren, el señor Chávez hizo participe de su lucha al pueblo de
Venezuela y repetida y consistentemente ganó la mayoría de los votos
en elecciones limpias. La creencia popular en los EUA, sin duda una mentira
patética, es que la deferencia hacia los deseos de los plutócratas es el
prerrequisito, para batallar en el interés del “pueblo”. El grado de
inconsciencia evidenciado en las pasiones de gente supuestamente muy
considerada en favor del presidente Obama (los “Nuevos” demócratas -el
presidente Obama no es sino el representante) en las recientes elecciones
respaldan esta capitulación en la esperanza cuasi religiosa de que si les damos a los plutócratas todo lo que ellos piden, ellos
podrían a cambio, ser muy atentos con nosotros.
Lo que de hecho está teniendo lugar es el pillaje económico con la total
colaboración y facilitación del presidente Obama y su administración. Desde el
rescate a los banqueros al robo de casas, el negocio de las cárceles, la
penuria de los préstamos en estudiantes, guerras por el petróleo, ganancias
extraídas a causa del recorte a los programas de seguro y salud, guerra a las clases lanzada y peleada desde
arriba. Y la no conflictividad de las teorías económicas clásicas y
neoliberales han vuelto la cooperación el mecanismo del auto sometimiento. Hugo
Chávez, en contra de probabilidades mucho más grandes, combatió contra las
fuerzas del capitalismo global, la plutocracia y sus sirvientes en la mafia
petrolera (CIA) para mejorar las condiciones de vida de la mayoría de
venezolanos pobres. Lo que él demostró es que el camino correcto para
lograr justicia social es pelear por ella.
La teoría recurrente expresada por gente que a estas alturas deberían
saberlo mejor es que, hay que hacer que el presidente Obama haga lo correcto.
Lo que demostró Hugo Chávez es que un líder de verdad tiene un fundamento
político-económico cuya sola evidencia de que las ideas y políticas no están
funcionando como se esperaba, informa y cambia. La ironía aquí es que, para todo aquel que esté poniendo
atención, el presidente Obama tiene dicho fundamento y este es neoliberal. A
menos que sus partidarios lo crean incapaz de ver si sus políticas están
funcionando o no, la continuación de ellas sugieren que están funcionando de
acuerdo a como él lo espera que funcionen. La diferencia entonces es que el
presidente Chávez decía lo que el creía
y el presidente Obama dijo lo que él pensaba lo haría ganar la elección.
Las políticas del presidente Obama se han desviado consistentemente de sus
explicaciones sobre ellas y siempre en la dirección del apoyo a la clase
dominante en contra de un bienestar social más amplio.
Como parte de la mitología nacional, muchos americanos, y casi todos los
liberales y progresistas, aceptan la premisa de que las políticas diseñadas a
incrementar las fortunas de los ya de por si ricos y acomodados podría estar
mal dirigida, pero no del todo destructivas para sus intereses. Después de cuatro años de firme respaldo a lo
plutócratas americanos y de actos malignos hacia sus víctimas económicas en
cada política de la administración –observen su continuo llamado para cortar
los programas de seguridad social mientras 20 millones de personas permanecen
desempleadas o subempleadas y, en el momento en que los ingresos de las
corporaciones y de los mercados financieros se inflan, los fieles seguidores del presidente Obama retienen la creencia de que él está trabajando por el interés de
“ellos”. En contraste, el presidente Chávez enfrentó a una elite dirigente
en Venezuela con una larga historia en apoderarse de todos los recursos sociales
sin impedimento alguno y nunca hubo la pretensión de que permitiendo a los
oligarcas (y/o los EUA) poner la riqueza social en sus bolsillos beneficiaría a
“todo el mundo”. Dicho de otra manera, el presidente Chávez efectivamente
articuló este punto a aquellos, quienes todavía no lo tenían muy claro.
La riqueza del petróleo de Venezuela pudo haber dejado este punto más
claramente visible, pero no más evidente de lo que es hoy en día en los Estados
Unidos. La naturaleza no le dio a Barack Obama el “derecho” de asesinar a los
ciudadanos de los EUA ( o a cualquier otro) sin juicio o evidencia –una
política conspicuamente en contra de los intereses de todos lo que no poseen el
poder social para resistirla. Este punto es probablemente bien entendido por
aquellos que históricamente han sido los receptores del coercitivo (captivo)
poder del Estado –gente de color y varias combinaciones de los pobres y
desposeídos. Claramente, la elite económica que se ha beneficiado así de las
políticas de Obama, no se ven ellos y sus familias amenazados como potenciales
blancos del “legitimado” nuevo derecho del Estado para asesinar. Has el punto que la clase económica provee la
línea divisoria entre los que están en los extremos opuestos de este poder, la
relación entre este y la concentración de riqueza se hace más visible. Y esta
es la línea que el presidente Obama ha ayudado tan claramente a demarcar.
¿Y entonces para qué efecto es el esfuerzo del presidente Obama en aumentar
el salario mínimo si la totalidad de su tiempo en la oficina de la presidencia
lo pasa empoderando a los mismos plutócratas quienes resisten la idea y están
determinados a derrotarla? Estos titanes de las finanzas y la industria fueron limitados
y momentáneamente humillados cuando el presidente Obama llegó a la
presidencia pero ahora están completamente restablecidos, en gran medida debido
a sus esfuerzos. La distribución de los ingresos de las corporaciones indica
claramente su intención, con la proporción más baja de la historia yendo a los
trabajadores y la más alta al capital. Los economistas liberales denuncian este
resultado haciendo uso de datos acumulados que lo esconde para argumentar que
las políticas económicas del presidente Obama han tenido un “éxito” relativo. ¿De
que beneficio es el crecimiento del Producto Interno Bruto si lo que logra es
el aumento del poder político de la elite dirigente determinada a usarlo para
reducir el poder político y la circunstancia económica de todos los demás?
Cuando el presidente Obama reiteró (por enesima vez) “su” voluntad de recortar
los programa de seguridad social cuyas únicas deficiencias son que los ejecutivos
corruptos interesados en ellos mismos y el capital los están sangrando, ¿dónde estaban
los tontos que insistieron que él lo estaba haciendo así porque estaba siendo
forzado por los obstinados demagogos en el partido Republicano?
Decenas de millones de personas están a unos cuantos dólares de convertirse
en desamparados y el corte en los programas de asistencia social los pondrá en
esa situación. Si sus partidarios son todavía
lo bastante torpes para creer que él está siendo forzado a ser parte en políticas
que el realmente no respalda, ¿por qué entonces él se ha enfocado tanto en
entregar poder político por medio de sus políticas económicas a los enemigos de
los programas de asistencia social que nosotros, el pueblo, pagamos con
nuestras contribuciones?
Reitero que no hay nada personal es esta crítica al presidente Obama -el problema
son sus políticas y su rol institucional que está siendo criticado. Por el
contrario, todo es muy personal al llamar a Hugo Chávez, un gran líder; un
luchador por los pobres y desposeídos, y en última instancia en su rol
institucional como un propiciador de políticas económicas y democráticas que se
sabe que pueden existir únicamente manteniendo humildes a sus enemigos.
Las mitologías occidentales de democracia política en el contexto de la
plutocracia económica y de la distribución “natural” de los recursos económicos
fue intentada en Venezuela y se demostró que producía una economía política donde
unos pocos progresaban a expensas del conjunto de la sociedad, no como algo “natural”
sino como producto de los actos deliberados de la gente. Lo mismo es verdad en América
hoy en día. Con Hugo Chávez como modelo, mi contención es que los
estadounidenses responderán aun líder con un programa de justicia social como
fundamento por el cual ella/el estén dispuestos a luchar. Lo que no necesitamos
es otro cínico parlanchín con la apariencia de “liberal” que promueva entusiastamente
a la mafia militar, petrolera y banquera.
Traducido del inglés por Marvin
Najarro
Rob Urie es un artista y economista político en
Nueva York.
Publicado por LaQnadelSol
CT., USA.
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