Los nacimientos defectuosos,
los casos de cáncer y la mortalidad infantil se han ido por las nubes. Los
suministros de agua, plantas para el tratamiento de aguas negras, hospitales,
puentes y los suministros de electricidad han sido devastados y no se han
reparado. La asistencia médica, nutrición y la educación no guardan ninguna
semblanza a lo que eran antes de la guerra. Y se debería recordar que el
cuidado médico y la nutrición ya estaban deteriorados como consecuencia de la
guerra económica declarada por medio del más exhaustivo conjunto de sanciones
económicas jamás impuestas sobre un país en la historia moderna.
EL DÉCIMO ANIVERSARIO DE LA
DESTRUCCIÓN DE IRAQ
Este mes de marzo se eta celebrando el 10º aniversario de la invasión y
destrucción de Iraq. Si hay algo que celebrar
esto estará a cargo de los alucinados y malvados arquitectos de uno de
los peores eventos de la historia mundial y de un público que en grandes
proporciones en los Estados Unidos ignora la extensión y la realidad del daño
que su gobierno le ha causado al pueblo iraquí y de cómo los horrores
experimentados ahí en Iraq se comparan a otros
sucesos que han teñido de sangre, dolor y miseria la historia del
mundo. Una gran mayoría del público estadounidense influenciado por la
propaganda desinformativa de los grandes consorcios de la prensa capitalista
creen, que la guerra desde el 2003 ha dañado a los Estados Unidos sin embargo
aceptan la maliciosa idea de que ha beneficiado a Iraq. Un buen número del público
no solo cree que los iraquíes deben estar agradecidos, sino que, de hecho lo
están.
Muchos académicos norteamericanos haciendo uso de una mal interpretación de
lo acontecido en Iraq se han dedicado a promover el dudoso argumento de que los
conflictos bélicos están disminuyendo en el mundo. La devastación, como lo
documenta David Swanson en el reporte “Iraq War Among World’s Worst Events” (La guerra de Iraq entre los peores eventos
de la historia mundial), recientemente hecho público, ha sido tan terrible que difícilmente
deje espacio para dudar de la magnitud destructiva de esta acción imperialista
y del daño emocional permanente que ha sido heredado al pueblo iraquí.
Entre los datos que se ofrecen en el reporte, un resumen que compila 10
años de trabajo científica y exhaustivamente realizado, se puede leer lo
siguiente: Iraq sufrió la pérdida de 1.4 millones de vidas como resultado de OIL (Operation Iraqui Liberation), adicionalmente 4.2
millones de personas resultaron heridas y 4.5 millones se convirtieron en refugiados.
Los 1.4 millones de muertos equivalía al 5% de la población. Eso es comparable
al 2.5% que perecieron en la Guerra Civil de EEUU, o al 3 ó 4% en Japón durante la
Segunda Guerra Mundial, 1% en Francia e Italia, menos del 1% en el Reino Unido y
0.3% en los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. En números
absolutos como en porcentaje de la población los 1.4 millones de muertos en
Iraq son mucho más altos que esas otras horribles perdidas. Las muertes de
Estados Unidos en Iraq desde el 2003 equivalen al 0,3% del total, aun si esta
información ha sido servida en su totalidad por los medios de prensa, la misma
ha servido para prevenir que el público que consume las noticias comprenda
la magnitud del sufrimiento del pueblo iraquí.
Entre otros hechos destacados en el reporte, se mencionan los 29, 200
ataques aéreos durante la invasión en el 2003, seguidos por otros 3, 900 en los
ocho años que siguieron. El ejército de Estados Unidos hizo blanco de sus
ataques a civiles, periodistas, hospitales y ambulancias. Además recurrió al
uso de lo que algunos llamarían “armas de destrucción masiva”, como las bombas
de racimo, fosforo blanco, uranio reducido y una nueva clase de napalm en áreas
urbanas densamente pobladas.
Los nacimientos defectuosos, los casos de cáncer y la mortalidad infantil
se han ido por las nubes. Los suministros de agua, plantas para el tratamiento
de aguas negras, hospitales, puentes y los suministros de electricidad han sido
devastados y no se han reparado. La asistencia médica, nutrición y la educación
no guardan ninguna semblanza a lo que eran antes de la guerra. Y se debería
recordar que el cuidado médico y la nutrición ya estaban deteriorados como
consecuencia de la guerra económica declarada por medio del más exhaustivo conjunto
de sanciones económicas jamás impuestas sobre un país en la historia moderna.
El dinero gastado por los Estados Unidos en la
“reconstrucción” de Iraq siempre fue menos del 10% de lo que se dedicaba en
seguir sumándole al daño, y la mayor parte de ese dinero nunca fue utilizado
para beneficio alguno. Al menos una tercera parte fue gastada en “seguridad”,
mientras que el resto hizo parte de los actos de corrupción de los militares de
EUA y de sus contratistas.
La clase educada que podría haber ayudado en la
reconstrucción de Iraq huyó del país. A inicios de los años 1990, Iraq poseía las mejores
universidades en Asia Occidental. Hoy en día Iraq lidera en analfabetismo, con
la población de maestros en Bagdad reducida en un 80%.
Durante los años de la ocupación, las fuerzas
agresoras rompieron el tejido social de Iraq, incitaron la violencia étnica y
sectaria resultando en un país segregado y en la represión de los derechos que
aún bajo el brutal Estado policial de Saddam Hussein los iraquíes solían
disfrutar.
Sin embargo, y a pesar de que los efectos
catastróficos provocados por la animosidad y ambición imperialista sobre el
pueblo de Iraq son de sobra evidentes, todavía existen quienes tratan de
justificar lo que no puede ser justificable y de encontrar el lado positivo a
un acto de barbarie sin límites que viola cualquier precepto moral y legal. Así
por ejemplo, Madeline Albright, al preguntársele a cerca de los niños
que habían perecido a causa de las sanciones económicas impuestas a Iraq, dijo
que ella creía que el medio millón de niños muertos “valía la pena”.
En los párrafos que siguen a continuación y que forman parte del reporte “Iraq War Among World’s Worst Events,” se documentan algunas de estas
actitudes:
Mentiras: Las peores vienen
después de la guerra
Mentiras son dichas antes, durante y después de las guerras, y son esas que
se dicen después las que enseñan a
las futuras generaciones que las guerras son aceptables. Sin mentiras a cerca
de las pasadas guerras, las guerras futuras nunca se contemplarían del todo, ni
siquiera como “un último recurso”. Sin mentiras a cerca de la Segunda Guerra
Mundial y las que la precedieron, no habría habido guerras en Corea o Vietnam.
Sin mentiras a cerca de esos conflictos no habría habido guerras desde
entonces. No hay que minimizar la importancia de exponer las mentiras dichas
antes de una nueva guerra, necesitamos reconocer que esas mentiras se erigen
sobre los hombros de todos los mitos acumulados y la desinformación sobre
guerras previas. Cuando el presidente Obama escaló la guerra en Afganistán,
el afirmó que la Guerra en Iraq había sido un éxito. En estos momentos el Pentágono está
invirtiendo $65 millones en el “Proyecto para la Conmemoración de Vietnam” para
transformar la catástrofe en una noble causa. En este preciso momento OIL está
siendo embellecida.
Aquí está David Frum en marzo 13, 2013, diciendo algunas mentiras: “A menudo se decía que la guerra en Iraq
serviría únicamente para fortalecer a Irán. … Sin embargo, hoy en día, la
afirmación de que ‘Irán ganó’ luce mucho más dudosa. La guerra en Iraq ha
provocado un enorme cambio en la producción de petróleo a nivel regional. Iraq
está retornando al mercado mundial del crudo, masivamente. El pasado año
Iraq produjo más petróleo que en ningún año desde la primera Guerra
del Golfo. De acuerdo a
algunos estimados Iraq muy
pronto desplazará a Rusia como el segundo exportador mundial del
crudo. Mientras tanto, Irán ha salido de entre los 10 principales países
exportadores a nivel mundial. El retorno de Iraq al mercado mundial del crudo
ha facilitado las sanciones que han dado lugar a la salida de Irán. Si Iraq
fuera todavía gobernado por Saddam Hussein, es muy difícil imaginar que los
países de occidente se hubieran atrevido a tomar su actual línea dura contra Irán.
Y por supuesto, si Saddam Hussein hubiera permanecido en Iraq después del 2003,
el también se habría beneficiado del precio de $100/barril de petróleo con lo
cual financiaría las ambiciones militares de su régimen”.
Aquí el comentarista político David Frum, quien redactaba los discursos de
G.W. Bush, justifica la guerra en Iraq porque ha facilitado las amenazas de
guerra y las sanciones económicas contra Irán, como también porque de no haber
removido a Saddam Hussein significaría que él
todavía estuviera en el poder, como si, en primer lugar, los Estados
Unidos nunca lo hubiera respaldado.
David Frum continúa:
“La guerra fue costosa y
erróneamente conducida. Causo mucho daño a la credibilidad internacional de los
Estados Unidos….La guerra causó la muerte de 4,000 americanos y dejó
a miles más seriamente heridos. Si hubiéramos sabido todo esto con
anticipación, la guerra nunca se habría peleado. Pero sería un error decir que
no se logró nada positivo de la guerra. Y es un error cerrar
nuestros ojos a las horribles consecuencias de haber dejado a Saddam en el
poder”.
Ahora que se conmemora el 10º. aniversario de la invasión de Estados Unidos
y sus aliados europeos a Iraq, las guerras en el Medio Oriente se han
desplazado de las primeras páginas de los periódicos a los libro de texto que
más bien parecen haber sido escritos por el Pentágono. En lugar de incentivar
el pensamiento crítico que podría cuestionar las políticas intervencionistas
del gobierno de los Estados Unidos, se expone una versión esterilizada que presenta
la guerra contra Iraq como razonable e inevitable con apenas pequeñas
insinuaciones de la oposición a la misma. En estos momentos los actores intelectuales
de semejante atrocidad siguen destacando, sin ningún remordimiento, el éxito de
su campaña y el advenimiento de la democracia en el destruido Iraq. Igualmente,
siguen alabando las bondades de la intervención “humanitaria” en Libia y no se
cansan de exigir la intervención directa en la sitiada Siria, como tampoco,
cejan en su afán de querer “democratizar” a Irán.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA, Auff!
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