domingo, 26 de mayo de 2013

LA EXTRADICIÓN DE PORTILLO


(…) Solo el candor o la picardía de los sectores populares simpatizantes de la ultraderecha pueden difundir y sostener esa aserción insostenible: que Portillo fue apresado por estar a favor de los pobres ya que lo odiaban los ricos. Para su decepción, no es así. Portillo fue llevado a un país extranjero para ser debidamente juzgado por sus crímenes, pues aquí en Guatemala, sencillamente, él no debía nada, pero, repito: ¿Y esos miles de millones de quetzales dónde están? ¿Quién los tiene? cuando esos millones de quetzales (siquiera los $70 millones de dólares) aparezcan, entonces diremos todos: Alfonso Portillo es inocente.




LA EXTRADICIÓN DE PORTILLO:
OTRO GOLPE AL MILITARISMO GUATEMALTECO


Por Luciano Castro Barillas


El militarismo guatemalteco sufrió un primer golpe, directo al hígado, con la condena de por vida contra Efraín Ríos Montt y, una segunda azotaína, con la extradición de Alfonso Portillo  -un civil con pensamiento de militar-  que hizo de Guatemala y el dinero de los guatemaltecos “su cajero automático”, tal dijera en su momento con gran propiedad metafórica Preet Bharara, fiscal de Nueva York, que entre una variedad de cargos imputados al hamponcete mimado del genocida está la deliciosa tarea de apropiarse del dinero ajeno cuando fungió como Presidente de Guatemala, un país con una institucionalidad tan peculiar, capaz de producir los más variados granujas dispuestos a asaltar los recursos del Estado sin que nada les pase, sin rendir cuentas a nadie o quizá a sus compinches. Los cuatro años en el poder del partido Frente Republicano Guatemalteco, FRG,  se tradujo en un sencillo y directo aserto: la cleptocracia en el poder. Ladrones de las más infinitas habilidades de prestidigitación para escamotear el dinero de los guatemaltecos. Portillo fue absuelto, declarado inocente del delito de peculado, pero hay una pregunta elemental en todo esto: ¿pero el dinero dónde está? Cientos de millones de quetzales no son una calderilla que se pueda ocultar en un monedero. Menuda manera de la justicia guatemalteca de proclamar la inocencia de un pillo que levantisco y demagogo hasta el último momento, declaraba con su voz incierta de siempre que estaba siendo secuestrado y que era víctima, para variar, de persecución política. Bueno, no es así, a él se lo llevaron simplemente por ladrón, si no, que otra cosa nos pueden decir los siguientes cargos imputados por la fiscalía de Nueva York: 17 transacciones sospechas en bancos de los Estados Unidos, Francia, Luxemburgo, Suiza y Liechtenstein por el monto de $70 millones de dólares.

Pero hay algo preocupante de los seguidores del militarismo guatemalteco, entre ellos académicos, oligarcas, capas medias y sectores populares principalmente que han propalado por muchas años, sin desparpajo, que Alfonso Portillo fue apresado por apoyar y defender a los pobres y que ha sido el mejor presidente que ha tenido Guatemala!!!. ¿De dónde provienen esas ideas disparatadas? ¿Porque se ganó el corazón de la gente humilde cuando se echó al hombro un costal de fertilizante en un impulso actoral o una planificación histriónica predeterminada? Esos costales de fertilizante fueron sus ensayos cleptocráticos de lo que iba a suceder poco tiempo después: el Crédito Hipotecario Nacional fue saqueado (según el testigo y gerente de esa institución financiera del Estado, el señor Llort Quiteño), extrayendo de las bóvedas bancarias, en costales, millones de quetzales; hechos indudablemente del conocimiento  del “presidente” quien obtenía su buena tajada en esta operación de bandidos, a altas horas de la noche y embozados. ¿Será, acaso, quien permite eso un buen presidente?

Hay otra especie en permanente circulación en Guatemala: que la oligarquía, que los ricos lo lincharon políticamente por estar el “presidente” a favor de los pobres… Pues, claro, se enemistó con la oligarquía azucarera porque éstos no le dieron el pisto que quería durante su campaña electoral, sin embargo, no todos los ricos fueron sus enemigos, pues su alianza con el más connotado banquero de esos años, Francisco Alvarado MacDonald, el dueño de los garitos criminales llamados Bancos Gemelos; le permitió fuerte financiamiento a su proyecto político y de los oligarcas, hasta donde sabemos, la fracción burguesa más poderosa aquí y en todo el mundo, es la financiera. Portillo, posiblemente, no fue aliado de otros oligarcas segundones, pero fu aliado y todo migas con los oligarcas financieros, por tanto, él no se enemistó con los ricos, se enemistó con los menos ricos, de listillo que era. ¿Qué mantuvo estabilidad en los precios? Pues tampoco es cierto, hubo índices inflacionarios registrados que pueden muy bien consultarse en las instituciones especializadas, claro está, no tan escandalosos como ahora, pero por algo tenía el pacto con la burguesía financiera. Les dijo al oído: “No especulen para que no suban los precios, y el gobierno los compensará a manos llenas”. Solo Alvarado MacDonald recibió del Estado más de 5 mil millones de quetzales. No hay tales de mejor gobierno. Solo el candor o la picardía de los sectores populares simpatizantes de la ultraderecha pueden difundir y sostener esa aserción insostenible: que Portillo fue apresado por estar a favor de los pobres ya que lo odiaban los ricos. Para su decepción, no es así. Portillo fue llevado a un país extranjero para ser debidamente juzgado por sus crímenes, pues aquí en Guatemala, sencillamente, él no debía nada, pero, repito: ¿Y esos miles de millones de quetzales dónde están? ¿Quién los tiene? Cuando esos millones de quetzales (siquiera los $70 millones de dólares) aparezcan, entonces diremos todos: Alfonso Portillo es inocente.

A una conclusión llegué con mi hijo hace un par de días, tal vez chocante para la izquierda invertebrada nacional y creyente en la potencialidad revolucionaria de los sectores populares depauperados: El pueblo de Guatemala de las últimas décadas es en esencia reaccionario, su sustancia se ha modificado por el trabajo ideológico de las cámaras empresariales y el militarismo y el accidente lamentable de los partidos políticos sin rumbo ni dirección intelectual. Sectores empobrecidos altamente receptivos a los planteamientos antidemocráticos y renuentes a luchar o creer en las ideas progresistas. Y no es cuestión de ignorancia, porque si así fuera, la baja escolaridad que limita la reificación intelectiva, que nos provee de disfuncionalidad cognitiva, funcionaría en sentido contrario.













Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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