martes, 28 de mayo de 2013

¿SE VIOLÓ LA SOBERANÍA NACIONAL?


(…) Óiganme, dirigentes populares y fieles reproductores del pensamiento dominante de esta sociedad guatemalteca clasista y racista: Aquí no hay ninguna, ni la más mínima violación a la soberanía nacional. Fue el cabal cumplimiento de un acto administrativo de extradición ejecutado por la cancillería y el ministerio de gobernación. Con este señor se cumplió y agotó el debido proceso. Nadie lo ha atropellado en su dignidad humana y ni mucho menos esa acción constituye una afrenta a la dignidad nacional simbolizada en el concepto de “soberanía”.

¡Qué se violó la soberanía nacional porque se llevaron a Portillo a una cárcel de los Estados Unidos! Ya ni que el fuera el ícono de la dignidad nacional.



LA  EXTRADICIÓN DE ALFONSO PORTILLO
PUSO A BUEN RESGUARDO
LA MALTRECHA SOBERANÍA NACIONAL


Por Luciano Castro Barillas

No se puede menos que reconocer que la formación académica de Alfonso Portillo es destacada. Licenciado en ciencias jurídicas y sociales por la Universidad de Guerrero y doctor en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Toda una perspectiva prometedora  -aparentemente-  para un joven guatemalteco que debidamente informado tuvo una gran falencia: no tenía educación. Es decir, ateniéndonos a lo que decía el gran pensador y educador norteamericano John Dewey que, en última instancia, “el hombre se instruye no para saber, sino para la vida”. Es decir, para que el hilo conductor de la razón, el saber y el conocimiento; le haga un hombre educado en la vida, un hombre íntegro en todos los aspectos de su vida, que no robará, no mentirá, no engañará; como proclamaba del diente al labio la lengua luciferina de Efraín Ríos Montt en sus años de pastor demencial con extraños “dones”, que a mi modo de entender, no se los habría otorgado Dios por ser un varón virtuoso, sino el mismísimo diablo, a quien este consumado hipócrita sirve y venera. A este par de alhajas Dios lo crió pero el demonio los juntó. Hizo la yunta más sinérgica de un “gobierno”  de los últimos años donde los  olotes[1] abundaron para los dos (el hijo de Ríos Montt estuvo cuestionado por el manejo de 100 millones de quetzales del ejército) y $ 70 millones de dólares de la imputación a Portillo. ¿De qué otra manera su hija Otilia y su primera esposa, María Eugenia Padua, se daban en París la vida de grandes burguesas y atrevidas inversionistas? No se necesitan razonamientos de profundidad dialéctica para aprehender la realidad de esos dineros. De esos efectivos por los cuales a Alfonso Portillo se caía la baba. Ya una vez su “gran amigo”, el banquero Francisco Alvarado MacDonald, en ese momento ya  en condición de enemigo, hizo una confidencia de los apuros económicos del Portillo soltero y en la llanura. Dice que le dijo: “Papaíto, ayudame con un dinerito…”. No dijo el banquero si Portillo se le arrodilló, pero es bastante posible que con el apuro que cargaba y sus dotes histriónicas lo haya hecho.


Ahora bien, me causó estupor y desconfianza la declaración del obispo de Huehuetenango, Alvaro Ramazzini y de una comentarista política y activista social de apellido Hernández, quienes se sumaron al corifeo que proclama en estos días que con el hecho de llevarse a Portillo “precipitadamente y enfermito” en un jet ambulancia por autoridades judiciales de Estados Unidos se violentó la “soberanía nacional”. Óiganme, dirigentes populares y fieles reproductores del pensamiento dominante de esta sociedad guatemalteca clasista y racista: Aquí no hay ninguna, ni la más mínima violación a la soberanía nacional. Fue el cabal cumplimiento de un acto administrativo de extradición ejecutado por la cancillería y el ministerio de gobernación. Con este señor se cumplió y agotó el debido proceso. Nadie lo ha atropellado en su dignidad humana y ni mucho menos esa acción constituye una afrenta a la dignidad nacional simbolizada en el concepto de “soberanía”. Ah, allí si están prestas las cajas de resonancia mediáticas para hacer ver lo que no es. ¿De qué delicadeza soberana hablan? ¿Acaso las mineras de capital internacional no atropellan la dignidad del pueblo de Guatemala contrario a la explotación minera con la imposición de este tipo de industria nociva para la vida? ¿Qué entienden por soberanía? ¿Acaso la peregrina idea de que un jet estadounidense aterrizó en tierra guatemalteca y que soberanía es primordialmente el suelo exclusivamente, el territorio?  Por favor, la soberanía nacional es la que reside en la voluntad del pueblo y se ejerce por medio de sus órganos constitucionales representativos.


¡Qué se violó la soberanía nacional porque se llevaron a Portillo a una cárcel de los Estados Unidos! Ya ni que el fuera el ícono de la dignidad nacional. Este demagogo en su primera declaración ante el juez neoyorkino indudablemente se declarará inocente y alegará persecución y linchamiento político por su identificación con los pobres y el odio de los ricos. (Perdonen la risotada). Él siempre ha sido así desde su juventud. Persuasivo, manejador de artificios verbales, dado a la añagaza y a la fullería, como siempre ha sido; pero sobre todo proclamándose izquierdista, solo que pateando con la derecha. Hay una ligereza casi imperceptible en la masa  y peso del territorio nacional y es porque, felizmente, Alfonso Portillo ya no está aquí. La soberanía nacional se resguarda mejor sin él, porque uno con personas como los luchadores de los derechos humanos aludidos al principio de este escrito, “uno solo sabe realmente que desconoce si conoce lo que cree conocer”.





[1] Marlo, corazón de la mazorca de maíz, con los que en el verano se alimentan a las bestias de carga y al ganado.













Publicado por LaQnadlSol
CT.,USA.

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