Venezuela y Ucrania son dos
caras de la misma moneda: el cambio de
régimen promovido por el imperialismo estadounidense y europeo.
VENEZUELA Y UCRANIA DOS
CARAS DE LA MISMA MONEDA
Los últimos acontecimientos en ambos países no son más que la fase más
avanzada de la campaña de desestabilización orquestada por las fuerzas
foráneas con la colaboración de fuerzas entreguistas locales, previo al inicio de
acciones de violencia generalizada contra esos dos países que traerá como
resultado el cambio de régimen. Ambos escenarios presentan las condiciones
ideales para una confrontación violenta inimaginable que determinará, a
sangre y fuego, el destino político y económico de estos dos países que por sus
riquezas naturales y posición estratégica son piezas sumamente codiciadas por
el imperialismo global. Ya en Ucrania a estas alturas la fuerzas de la
oposición han tomado el control de la capital de Kiev, de donde anticipadamente
huyó el presidente Yanukovich, y la tensión es enorme con escenas de violencia
que presagian el inicio de una guerra civil. Por otra parte en Venezuela ante
la persistencia de las manifestaciones y de los actos violentos de la oposición
el presidente Maduro ha dicho que podría declarar el Estado de excepción.
Tanto en Ucrania como en Venezuela las fuerzas opositoras han actuado de
acuerdo al mismo manual de medidas desestabilizadoras que hemos visto aplicarse
con efectividad en otros países –Libia y Siria son ejemplos. Hemos visto como
estas supuestas protestas pacíficas que exigen democracia y libertad degeneran
en el caos y la violencia provocando en última instancia la reacción violenta
de la fuerzas de seguridad que intentan imponer el orden, como es su deber en
este tipo de situaciones, sobre todo, cuando la legitimidad de un gobierno que
cuenta con el suficiente respaldo popular es cuestionado por elementos o grupos
que responden a intereses foráneos. En Libia y en Siria la intervención de la
fuerzas de seguridad que posteriormente degeneraría en la confrontación armada
civil, con participación extranjera, fue duramente cuestionada en todos los
círculos políticos y de prensa internacionales. En Ucrania y Venezuela, las
fuerzas de seguridad por temor a ser culpadas de originar la violencia, algo
que de todas maneras ha sucedido, han recibido órdenes de actuar con moderación,
aun cuando han sido atacadas y varios de sus elementos han muerto a manos de
los pacíficos manifestantes.
También hemos presenciado como la prensa pro imperialista, las redes
sociales, organizaciones de derechos humanos, ONGs, celebridades del mundo del espectáculo
y ciertos sectores de la izquierda progre, inmediatamente y de manera
concertada la arremeten contra el gobierno de turno tildándolo de corrupto,
autoritario, dictador, criminal, matón, violador de los derechos humanos, en
fin toda la parafernalia desinformativa destinada a convencer al público sobre la naturaleza antidemocrática del gobierno que se ha elegido como objetivo
del cambio de régimen. Paralelo a la campaña de difamación, se difunde por
todos los medios el carácter pacífico y democrático de las protestas y sus
líderes, aspectos que realzan los funcionarios de los países occidentales,
entre quienes se encuentran aquellos que se presentan al lugar de las protestas
para manifestar su apoyo a estos supuestos
movimientos democráticos, que exigen la “renuncia” o la “muerte” de presidentes
democráticamente elegidos, lo que tácitamente es avalado por estos funcionarios
de turno.
Tanto en Ucrania como en Venezuela nos hemos dado cuenta como Yanukovich y
Maduro han sido atacados despiadadamente. Yanukovich, que por cierto es un
oligarca, es llamado un autoritario títere de Putin, culpable de la fracasada
adhesión a la UE, Maduro que busca ganarse la simpatía de oligarcas
venezolanos, es calificado de incompetente, títere del Castro-Comunismo y
culpable de todos los problemas de Venezuela. Por el contrario los líderes de
la oposición ultraderechista, como Klitschko y Yatseniuk, y Leopoldo López y
Capriles, que buscan acabar con el orden
constitucional en esos países, se les presenta como personajes heroicos y
auténticos líderes democráticos que harán realidad los “sueños” de “democracia
y libertad” de las mayorías que los siguen. Al contrario, nada se dice de lo que sucederá
cuando estos dos países y sus pueblos caigan por completo dentro de la órbita
hegemónica del capitalismo global, cuya intención ha sido claramente
manifestada por agentes del imperialismo, como la notoria neoconservadora,
Victoria Nuland, quien en una reunión en el National Press Club patrocinado por
la Fundación EE.UUU-Ucrania, Chevron y Ukraine-in-Washington Lobby Group, se
jactó del hecho que Washington había gastado 5,000 millones de dólares para
fomentar la agitación, léase cambio de régimen, en Ucrania para conseguir que
sea parte de la UE. Por supuesto que una vez parte de la UE, Ucrania, será
ayudada por Occidente a través del FMI. La sub secretaria de Estado, Nuland,
como era de esperarse presentó al FMI como el socorrista, no como la
mano de hierro de Occidente que exprimirá toda la vida de la precaria economía
de Ucrania. En su discurso ante una audiencia compuesta de todos aquellos que
se enriquecerán a través del saqueo y de sus conexiones con el gobierno
ucraniano designado por Washington, olvidó alertar a los violentos manifestantes
ucranianos que están dispuestos a todo con tal de ver a su país en las garras
del FMI, para que pueda ser saqueado como todos aquellos países que alguna vez
han experimentado en carne propia los programas de ajuste económico estructural
del FMI. Todo ese dinero que EE.UU y la UE están gastando en el financiamiento
de esas protestas en Ucrania y en Venezuela muy pronto tendrá que ser pagado con creces, mientras son
“ajustados” por el saqueo occidental.
A estas alturas del desarrollo
de los conflictos en Ucrania y Venezuela
no se avizora la posibilidad de una salida políticamente negociada. Yanukovich firmó un
acuerdo negociado con los ministros de relaciones exteriores de Alemania,
Francia y Polonia y con los líderes de la oposición, cedió a todas la presiones
e hizo todas las concesiones que se le exigían, pero de acuerdo a sus oponentes,
fue demasiado tarde y tuvo que salir de Kiev. Washington aplaudió el resultado y
el presidente Obama dijo que el acuerdo
era “consistente con lo que hemos propuesto”. El presidente Maduro le ofreció negociar al
presidente de los EEUU y sin embargo, lo que recibió fue la condena del
secretario de Estado, John Kerry por el “inaceptable” uso de la fuerza y persecución
judicial contra los manifestantes y figuras políticas que generaría más violencia. Kerry declinó responder al pedido de dialogo del gobierno
venezolano.
Es claro que en situaciones como estas las negociaciones son fútiles, sobre
todo cuando estas situaciones de inestabilidad han sido instigadas por el
propio imperialismo, son argumentos hipócritas, propaganda destinada a engañar y
predisponer al público para lo que se ha venido planeando: el cambio de régimen.
En Ucrania, con la salida de Yanukovich
y el probable nombramiento de Yulia
Timoshenko, recién liberada de la prisión en donde cumplía una condena por
cargos de corrupción, el objetivo se ha logrado parcialmente, pues no se sabe cómo
habrá de reaccionar Rusia ante la eventualidad de la pérdida de su más preciada
zona de influencia, la madre de Rusia, que la dejará a merced del poderío
militar de los EE.UU. No hay que olvidar que el verdadero objetivo del cambio
de régimen en Ucrania es la destrucción de Rusia, por lo que el riesgo del
estallido de un gran conflicto bélico entre las potencias imperialistas es
enorme. Venezuela, desde el surgimiento en escena de Chávez ha sido considerada
por Washington como un país renegado, al que hay que regresar a su zona de
influencia o su patio trasero, porque aunque se diga que la Doctrina Monroe es
algo del pasado, la verdad es que sigue vivita y coleando y Washigton no va, así
de fácil, a renunciar su hegemonía en esa parte tan vital del mundo. Venezuela está atravesando en estos momentos una situación
muy delicada, todas las fuerzas de la reacción, internacionales y nacionales, están
alineadas en su contra y solamente una acción decidida y frontal de los países de
América Latina en apoyo del pueblo de Venezuela y de su proyecto revolucionario
podrá impedir que los EE.UU cumplan con su objetivo.
Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario