lunes, 21 de abril de 2014

El acuerdo de Ginebra, camuflaje para instigar un conflicto mayor con Rusia

En esta fase de mayor agravamiento del conflicto en Ucrania se hace imperativo que Rusia adopte una postura diferente a la adoptada hasta aquí, las negociaciones por la vía diplomática con rivales que no respetan ningún acuerdo, como el recientemente firmado en Ginebra, no conducen a ninguna parte y no son más que camuflaje que sirve para esconder ante la opinión mundial la verdaderas intenciones destructivas del imperialismo estadounidense ahora en su fase más agresiva.


EL ACUERDO DE GINEBRA, CAMUFLAJE PARA
INSTIGAR UN CONFLICTO MAYOR CON RUSIA


La tensiones en Ucrania, sobre todo en el Este separatista-pro-ruso siguen en aumento con reportes que dan cuenta de varias fatalidades producto de la incursión de elementos armados afines al gobierno golpista en Kiev. Todo esto resulta irónico, pues se suponía que el acuerdo alcanzado en Ginebra entre EE.UU y Rusia tenía como objetivo “desescalar” el conflicto. En lugar de eso lo que tenemos es una escalada de la crisis con la enorme posibilidad de que se desate una guerra civil que ya algunos indican se ha iniciado.

Ante esta situación era obvio entonces que la intención de parte de EE.UU, la EU y el gobierno de Kiev no era más que una jugarreta diseñada para que el gobierno de Putin reconociera la “legitimidad” de la junta gobernante que anteriormente se había negado a reconocer. Al firmar el acuerdo el gobierno ruso implícitamente reconoció o aceptó la legitimidad del gobierno de Kiev y de la política estadounidense de “cambio de régimen”, un error fatal, que podría costarle caro ya que ninguno de los rivales de Rusia, sobre todo los EE.UU están interesados en encontrarle una solución pacífica al conflicto, como quizás, cree el gobierno de Putin.

Sin embargo, la mala intención de Washington quedó de manifiesto casi de inmediato, pues mientras el Secretario de Estado, John Kerry firmaba en Ginebra el documento que “desescalaba” la crisis, Washington anunciaba que iba a empezar el envió de ayuda militar “no letal” al régimen de Kiev. Esta ayuda “no letal” no es más que un eufemismo, que como en el caso de Siria, equivale al aprovisionamiento de misiles antitanques a los rebeldes y al involucramiento encubierto de Fuerzas Especiales.

Ahora tenemos que la legitimización de un gobierno producto de un golpe de Estado está abriendo las puertas para que sea totalmente armado y tenga toda la autoridad para hacer uso de la violencia contra la población civil en varias regiones del este y sur  ucraniano que se oponen al gobierno de Kiev apoyado por  la OTAN. Lamentablemente, Rusia al participar en las conversaciones de Ginebra ha propiciado que estos eventos tengan lugar.

Aún más problemático, es el hecho de que como resultado del llamado acuerdo de Ginebra, Washington y sus aliados europeos, con la complicidad de la prensa occidental, están poniendo todo el peso de la carga en “desescalar” las tensiones del conflicto enteramente sobre las espaldas de Moscú ya que si los grupos de manifestantes pro-rusos en las ciudades sureñas de  Donetz, Kharkov, Lugansk, Slavyansk y Odessa, entre otros lugares, no se desarman, es decir no se rinden, entonces Rusia será acusada de continuar con la agitación. Mientras que el documento de Ginebra estipula el desarme de todos los grupos en todo el territorio de Ucrania las restricciones están siendo aplicadas de manera unilateral contra los manifestantes pro-rusos y anti-Kiev en el este y sur de Ucrania. El régimen de Kiev y los paramilitares del Right Sector insisten en que los compromisos del desarme no les son aplicables. Ominosamente la junta de Kiev ha amenazado con reanudar su campaña antiterrorista contra los manifestantes del este si estos no se disuelven y entregan sus armas inmediatamente.

Otra prueba de la mala fe de Washington es que  a pocas horas de haberse firmado el acuerdo de Ginebra, el Secretario de Defensa de EE.UU, Chuck Hagel le dijo a su homónimo polaco que 10,000 tropas estadounidenses serian desplegadas en el territorio de Polonia. Tal maniobra es parte integral de la continua y rápida expansión de las fuerzas de aire, mar y tierra de la OTAN en los países bálticos de Lituania, Latvia y Estonia al igual que en Rumania, Bulgaria y el Mar Negro. En otras palabras, mientras Rusia firma un compromiso para “desescalar” la grave situación en Ucrania, Washington continua con su acorralamiento estratégico de Rusia en violación de pasadas promesas de la OTAN de que no lo haría.

Además, el presidente de EE.UU, Barack Obama, recién finalizada la conferencia de Ginebra manifestó  sus dudas sobre la cooperación de Rusia y dijo que su gobierno estaba preparando nuevas y más drásticas sanciones económicas contra Moscú. Por otra parte el New York Times reportó que el presidente Obama y su equipo de seguridad nacional están  en la búsqueda, más allá del actual conflicto, de un nuevo enfoque de largo plazo con relación a Rusia que haga posible aplicarle una versión actualizada de la estrategia de la contención de la Guerra Fría. Tal y como los Estados Unidos lo hizo después de la Segunda Guerra Mundial para contener a la Unión Soviética y sus ambiciones globales, el presidente Obama, agrega el Times, tiene como meta aislar a la Rusia de Vladimir Putin mediante el entorpecimiento de sus lazos políticos y económicos con el mundo exterior, limitando sus ambiciones expansionistas en su vecindario y efectivamente convirtiéndolo en un Estado paria. El reporte del Times indica que según asesores del gobierno, el Presidente Obama ha llegado a la conclusión de que incluso si hay una solución al actual enfrentamiento sobre Crimea y en el este de Ucrania él nunca tendrá un relación constructiva con el presidente Putin.

Todo esto no deja espacio para la duda, claramente las intenciones de Washington y de sus aliados de la OTAN no es encontrarle una salida política negociada al conflicto en Ucrania, su objetivo fundamental es seguir alimentando las tensiones, provocar que Rusia intervenga militarmente y así incrementar la propaganda anti-rusa y el cerco militar hasta que finalmente el oso ruso se doblegue ante la embestida imperialista. El presidente Putin lo entiende así, sin embargo, todavía cree que es posible razonar con la arrogancia excepcionalista de un poder contra el cual choca frontalmente cualquier racionalidad de un mundo diferente al que el imperialismo pretende perpetuar a toda costa.  En esta fase de mayor agravamiento del conflicto en Ucrania se hace imperativo que Rusia adopte una postura diferente a la adoptada hasta aquí, las negociaciones por la vía diplomática con rivales que no respetan ningún acuerdo, como el recientemente firmado en Ginebra, no conducen a ninguna parte y no son más que camuflaje que sirve para esconder ante la opinión mundial la verdaderas intenciones destructivas del imperialismo estadounidense ahora en su fase más agresiva.








Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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