El último paquete de
sanciones del Tesoro de EE.UU y la UE va dirigido a la banca rusa, la industria
de la energía y la industria de defensa. En palabras de Pepe Escobar, equivalen,
sin eufemismos, a una declaración de guerra económica. Moscú mientras tanto todavía
no ha respondido, lo que podría resultar siendo bastante letal para los
intereses económicos de la UE que tomará represalias provocando la contrarrepuesta
rusa -que es lo que exactamente busca Washington: una guerra comercial /
económica que devaste y divida Eurasia.
EL ROMPECABEZAS DE LAS SANCIONES
DE LOS EE.UU, LA UE Y RUSIA
Por Pepe Escobar
Global Research,
septiembre 18, 2014
Cualquier cosa que haga Rusia, la duda ni siquiera entra en la ecuación. La
respuesta es las sanciones. Así que aquí vamos de nuevo. El último paquete de
sanciones del Tesoro de EE.UU y la UE va dirigido a la banca rusa, la industria
de la energía y la industria de defensa.
Las sanciones son odiosas. Las sanciones son desagradables. Y no hay
eufemismo para describirlas; equivalen a una declaración de guerra económica.
Sberbank, el banco más grande de Rusia no será capaz de acceder al capital
occidental para la financiación a largo plazo, incluyendo todo tipo de
préstamos de más de 30 días. Y las actuales prohibiciones sobre préstamo de 90
días que afectan a otros seis grandes bancos rusos -un paquete de sanciones
anterior- también serán reducidas a 30 días.
En el frente energético, lo que los EE.UU y la UE quieren es cancelar los nuevos
proyectos de exploración rusos en Siberia y el Ártico, impidiendo a las grandes
petroleras occidentales vender equipo y tecnología para proyectos de gas en
alta mar, en aguas profundas o de esquisto.
Esto significa que las operaciones de Exxon y Shell, por ejemplo, quedan
congeladas con cinco de las principales compañías rusas del petróleo, gas y oleoductos:
Gazprom, Gazprom Neft, Lukoil, Surgutneftegaz y Rosneft.
Nadie perdió alguna vez dinero, apostando a la estupidez de los habituales,
desconocidos “altos funcionarios de los EE.UU” -que ahora están inventando que
el último paquete de sanciones es para obligar a Moscú a “respetar el derecho
internacional y la soberanía de los Estados”. Un somero examen de los
antecedentes históricos permite que este párrafo vaya acompañado de una sonora
carcajada.
Y luego está el secretario del Tesoro de los EE.UU para el Terrorismo e
Inteligencia Financiera, David Cohen, quien insiste en que el paquete de
sanciones va “aislar” aún más a Rusia del sistema financiero global.
El paquete también fue descrito por los medios corporativos occidentales
como capaz de “perturbar los ya nerviosos mercados financieros”. Bueno, no
estaban exactamente “nerviosos”. En Rusia, las acciones de las empresas en la lista
de sanciones se fueron al alza. En los EE.UU, las acciones del sector energético
se fueron a la baja. En pocas palabras; los “nerviosos” mercados interpretaron
el último paquete como otro autogol de Washington y Bruselas.
Dividir a Eurasia
En cuanto al “aislamiento” de Rusia, las compañías están prohibidas, en la neolengua
de Washington-Wall Street, de las “importantes fuentes de financiación en
dólares”. O, eufemísticamente, “capital occidental”. Esto significa el dólar
estadounidense y el euro. Cualquiera que haya seguido los movimientos
superpuestos hacia un mundo multipolar sabe que Rusia no necesita más dólares
estadounidenses y euros.
Moscú podría usar ambos para la compra cruzada de los bienes y servicios en los EE.UU y la UE. Sin embargo,
estos bienes y servicios pueden ser comprados en otras partes del mundo. Para eso,
no es necesario “capital occidental” –teniendo en cuenta que Moscú está avanzando
rápidamente en el uso de monedas nacionales con otros socios comerciales. La
pandilla Atlantista asume que Moscú necesita bienes y servicios de los EE.UU y
la UE mucho más que a la inversa. Eso es una falacia.
Rusia puede vender sus abundantes recursos de energía en cualquier moneda,
aparte de dólares estadounidenses y euros. Rusia puede comprar toda la ropa que
necesita de Asia y América del Sur. En el frente de la electrónica y la alta
tecnología, la mayor parte es hecha en China de todos modos.
Significativamente, en el frente energético, sería nada menos que
emocionante ver a la UE -que todavía ni siquiera tiene una política energética
común- tratando de conseguir proveedores alternativos. Azerbaiyán, Turkmenistán
y Qatar, por un número de razones complejas -que van desde insuficiente gas
para ser comprometido, a una ausencia de tuberías- están descartados.
El gobierno de Obama, por su parte, simplemente no permitirá a la UE iniciar la importación de energía de Irán
como, virtualmente, mañana. Incluso ahora con un acuerdo nuclear bastante
tambaleante alcanzado antes de finales de 2014 -presumiblemente despejando el
camino para poner fin a las sanciones.
Los mercados “irracionales” ven lo que realmente está aconteciendo; no son “irracionales”,
sino movidos por el beneficio derivado de la realpolitik.
Y todo esto mientras Moscú no ha ni siquiera contragolpeado. Y eso podría
ser bastante letal -dirigido a los exportadores de la UE a Rusia e incluso los
suministros de energía de Rusia. Entonces la UE tomará represalias. Y Rusia
contrarrestará y contragolpeará. Eso es exactamente lo que quiere Washington:
una guerra comercial / económica que devaste y divida Eurasia.
Sobre esos $ 20 billones...
En el frente político, Ucrania y la UE habían acordado inicialmente “posponer
el Acuerdo de Asociación de la UE hasta finales de 2016”. Usted no puede
inventar estas cosas; eso es exactamente lo que Yanukovich hizo en noviembre
pasado, ya que él sabía que Kiev no podía permitirse el lujo de perder la mayor
parte de su comercio de certificados con Rusia en favor de un vago acuerdo de
“libre comercio” con la UE. Este acuerdo para “posponer” el acuerdo fue, de
hecho, supervisado por la asombrosa mediocridad del presidente saliente de la
Comisión Europea (CE), José Manuel Barroso.
Pero entonces el Parlamento Europeo, durante una sesión plenaria en
Estrasburgo, se apresuró a ratificar el Acuerdo de Asociación de Ucrania que el
presidente Petro Poroshenko presentó simultáneamente al Parlamento de Ucrania.
Esto no quiere decir que el acuerdo entre en vigor inmediatamente. La “integración”
económica con la UE -un eufemismo para una invasión de una sola vía de Ucrania
por productos de la UE- se iniciará sólo en enero del 2016 y no hay manera de que
una UE afectada por la crisis vaya a incorporar Ucrania en el corto plazo -o alguna
vez.
El jueves, Poroshenko se reunirá con su master, el presidente estadounidense,
Barack Obama, y se dirigirá a una sesión conjunta del Congreso de Estados
Unidos. Hay que suponer que la retórica del “imperio del mal” alcance niveles
interestelares.
Pero es el sábado en Berlín que la cosa real empieza a ponerse en claro; las
negociaciones energéticas entre Rusia, la UE y Ucrania. Huelga decir que Moscú
tiene todas las cartas claves.
La descomunal deuda de Washington está llegando a casi $20 billones -y
contando. Con una crisis monstruosa acercándose como un tsunami del infierno,
no es de extrañar que Washington haya tenido que recurrir a la táctica de la distracción
perfecta; el regreso del “imperio del mal”. Es de nuevo la escuela de la política
de Marvel Comics.
Rusia tiene un enorme superávit de capital extranjero -y es capaz de capear
el temporal. Alemania -la mayor economía de la UE- por otra parte, ya está
sufriendo. El crecimiento ya está en un negativo 0.2%. Esta es la forma en que
el viento de las histéricas sanciones está soplando -descarrilando aún más las
economías de la UE. Y nadie está apostando a que la UE tendrá las agallas para
enfrentarse a Washington. No en Bruselas infestada de vasallos.
Pepe Escobar es el corresponsal itinerante de Asia
Times/Hong Kong y analista de RT y TomDispatch, es además colaborador de varios
websites y programas radiales en los EE.UU y en el Este de Asia.
Fuente original RT
Publicado por LaQnadlSol
USA.
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