La política exterior de
Marina Silva se orientará, según el libro de su compañero de fórmula Beto
Albuquerque, al mayor acercamiento a los Estados Unidos, la Unión Europea,
Chile y cierto distanciamiento del MERCOSUR, precisamente lo que anhela
Washington. También aspira lograr integración con la Alianza del Pacífico, el
bloque creado por los Estados Unidos y conformado por Colombia, Chile, México y
el Perú.
ESTADOS UNIDOS ESPERANZADO
CON LAS ELECCIONES DE BRASIL
Por Vicky Peláez
Sírvete de lo aparente como indicio de lo inaparente (Solón, 640 a.C – 558
a.C)
En los pocos días que faltan para celebrarse los comicios presidenciales en
Brasil, la prensa globalizada tanto internacional como nacional ha dado su
claro respaldo a la ex militante del Partido Comunista de orientación maoísta,
Marina Silva quien con el pasar de los años cambió su ideología radical por el
espiritualismo evangélico neo pentecostal y abrazó una muy extraña causa ecologista.
También en estos años de su evolución política perdió el apoyo de sus ex
compañeros del movimiento “Sin Tierra” mientras se acomodaba con el sector
agroindustrial y financiero del país asegurando su respaldo para las
elecciones.
A la vez, los grandes medios de comunicación, actuando como un partido
político, desataron una guerra mediática contra la actual presidenta de Brasil,
Dilma Rousseff, que también se presenta para las elecciones como candidata por
el Partido de los Trabajadores (PT). Como lo afirmó el periodista Darío
Pignotti, estos medios “desinforman en conjunto sobre escándalos que afectan el
gobierno y omiten las informaciones sobre las políticas sociales exitosas”.
Siguen ciegamente la consigna impuesta por Washington para terminar con la
herencia populista de Luiz Inácio Lula da Silva quien gobernó Brasil desde 2003
a 2010, reemplazándola por la neoliberal del ex presidente Fernando Cardoso
(1995-2002) del Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB).
Ya es de conocimiento público que la cuna del periodismo globalizado es el
departamento de Estado norteamericano que desde el siglo pasado tiene su mirada
puesta en Brasil, la sexta economía del mundo y el quinto país del planeta por
superficie, cuenta con la población de 202 millones de habitantes. Sus riquezas
naturales son inmensas.
Para entender el interés norteamericano en convertir este país en su aliado
incondicional, baste mencionar el nuevo yacimiento de petróleo bajo el mar a
2.000 metros de profundidad en el lecho oceánico, denominado “pre-sal”, que
oculta 80 mil millones de barriles de petróleo. Con el descubrimiento de este
yacimiento las reservas del oro negro de Brasil subirían a 100 mil millones de
barriles.
Y esto sin mencionar la riqueza de la Amazonía, su bosque tropical llega a
la extensión de 4,6 millones de kilómetros cuadrados del total de seis millones
de kilómetros cuadrados, considerándose la Amazonía por ser una de las
ecoregiones con mayor biodiversidad en el mundo. Precisamente en esta región
está ubicado el Acuífero Guaraní con el volumen de agua estimado de 37.000
kilómetros cúbicos y cuya extensión es de 1.200.000 kilómetros cuadrados, de los
cuales 840.000 kilómetros cuadrados están bajo la superficie de Brasil.
El petróleo y el agua dulce representan un interés geoeconómico para los
Estados Unidos. Son causantes de todas las últimas guerras e invasiones de
Norteamérica y sus aliados europeos de la OTAN. Por esta razón, no pudieron
perdonar a Libia ya que posee reservas de petróleo alrededor de 50 mil millones
de barriles y gran parte del Acuífero de Nibia que es el mayor reservorio de
agua fósil en el mundo que cubre dos millones de kilómetros cuadrados y
contiene aproximadamente 150.000 kilómetros cúbicos de agua dulce.
Desde hace mucho tiempo, Brasil, la zona de Orinoco en Venezuela y el Golfo
de Guinea en África forman un triángulo rico en hidrocarburos de gran interés
para los Estados Unidos y la Unión Europea. Esta área es bastante segura en
comparación con el Golfo Pérsico y es patrullada constantemente por la marina
de guerra norteamericana. Teniendo en cuenta que Brasil es el segundo productor
de petróleo en Sudamérica después de Venezuela y es el país donde, según
encuestas oficiales, un promedio de 63 por ciento de la población percibe
positivamente a EEUU, los estrategas de Washington consideran reemplazar el oro
negro venezolano por el brasileño.
También el Acuífero de Guaraní es un codiciado objeto de deseo para Estados
Unidos cuyas reservas de agua dulce son mucho más limitadas.
De acuerdo a un informe del Tribunal Dignidad, Soberanía y Paz contra la
Guerra publicado en el 2005, en los libros escolares de High School Junior se
enseña a los estudiantes norteamericanos que su país “debe administrar la
Cuenca Amazónica para bien de la humanidad ya que es la región más rica en
biodiversidad, en agua y oxígeno de la tierra, no puede ser administrada por
pueblos ignorantes”. Seguro que precisamente estos intereses, camuflados con
las consignas anticomunistas fueron utilizados por la CIA y el Pentágono para
incentivar a los militares brasileños a dar un golpe de Estado en 1964 al
presidente legítimamente elegido Joao Goulart quien trazó un curso neutral de
su política exterior.
Los militares brasileños entrenados en la Escuela de las Américas
gobernaron a sangre y fuego al Brasil hasta 1985. Allí recibió su primera fama
el experto norteamericano en torturas, Dan Anthony Mitrione, el inventor de la
“Silla de Dragón” usando electroshoks. Este experto que participó en el
adiestramiento de 100.000 policías brasileños y 523 especialistas en tortura
enseñaba a sus alumnos como “aplicar el dolor preciso, en el momento preciso,
en la cantidad precisa, para el efecto deseado”. La transición a la democracia
ha sido penosa y lenta. Los militares brasileños amparados por la Ley de la
Amnistía representan un poder dentro del poder del gobierno.
Ya se puede imaginar cuanta sutileza tenía que usar Luiz Inácio Lula da
Silva quien gobernó el país de 2003 a 2010 para poder transformar el país,
aunque en términos limitados, para sacar de pobreza unos 50 millones de
habitantes y hacer más independiente su política internacional. Su amistad con
Hugo Chávez, Evo Morales, Fidel Castro, Daniel Ortega se consideraba por el
departamento de Estado norteamericano como una “locura”.
El periodista Augusto Zamora escribió en el periódico La Insignia en
febrero de 2005 que “contra Lula se alinearon en una sacrosanta cacería el
emperador y el gran capital, la oligarquía y las trasnacionales, los
empresarios europeo y estadounidenses, la CIA y la cúpula militar. Tenía que
tejer fino Lula, un hilo como el de Ariadna, para satisfacer la magnitud de sus
adversarios”.
Inclusive para satisfacer las presiones de Estados Unidos y de la cúpula
militar nacional, el presidente que criticaba el Plan Colombia, tuvo que ceder
y firmar con los EE.UU. “Convenio de Cooperación Militar” dejando sin piso el
empeño de UNASUR de no permitir la penetración militar estadounidense en
América del Sur. Su seguidora, la presidenta Dilma Rousseff del mismo Partido
de los Trabajadores (PT) siguió su política combinando el neoliberalismo con el
populismo selectivo. Sus intentos de lograr cierto acercamiento a Norteamérica
fueron frustrados por las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje de
la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense en Brasil.
El 5 de Octubre próximo es el día para que los 142 millones de votantes
brasileños definan hacia dónde irá su país en los próximos cuatro años. Más de
100 intelectuales y artistas de Brasil exhortaron a la población a votar por
Dilma Rousseff para prevenir el retorno al pasado neoliberal del ex presidente
Fernando Cardoso (1995-2002), que asusta a la mayoría de la población, y seguir
el modelo de Lula da Silva “tejiendo fino” política y económicamente y
combinando el populismo con neoliberalismo y conservando cierta independencia
en relaciones exteriores.
El popular teólogo Leonardo Boff declaró hace poco que “esta revolución
debe ser continuada y consolidada” por ser la única en la historia del país. La
puesta en marcha del proyecto petrolero pre-sal aportaría según Dilma Rousseff
recursos financieros adicionales para mejorar el sistema de salud, educación y
el transporte.
Sin embargo, su contrincante principal Marina Silva, que, según su propia
declaración, no toma ninguna decisión sin consultar la Biblia ha trazado otro
destino para Brasil. Marina Silva, amiga del asesinado Chico Méndez, eligió
como vicepresidente para su plancha presidencial al promotor de la soja
transgénica de Monsanto, Beto Albuquerque. Sus asesores económicos son el
conocido neoliberal Eduardo Gianetti de Fonseca de la Federación de Industrias
de San Paulo y André Lara Resende – autor del Plan Real (neoliberal) del
gobierno de Fernando Cardoso y su asesora de finanzas es heredera del imperio
bancario y financiero Banco Itaú, Neca Setúbal.
La política exterior de Marina Silva se orientará, según el libro de su
compañero de fórmula Beto Albuquerque, al mayor acercamiento a los Estados
Unidos, la Unión Europea, Chile y cierto distanciamiento del MERCOSUR,
precisamente lo que anhela Washington. También aspira lograr integración con la
Alianza del Pacífico, el bloque creado por los Estados Unidos y conformado por
Colombia, Chile, México y el Perú.
Su propósito es contrarrestar la influencia del MERCOSUR y la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). También detrás de la
Alianza del Pacífico se oculta el Tratado Trans-Pacífico de la Asociación
Económica de la Región de Asia-Pacífico (TPP) completamente bajo el dominio de
Norteamérica.
En fin, el pueblo brasileño es suficientemente maduro e inteligente y sabrá
elegir cuál de estas dos mujeres dirigirá el destino del país.
Publicado por LaQnadlSol
USA.
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