Los medios son sin lugar a
dudas los A.I.E. (Aparatos de ideologización y adoctrinamiento del Estado) más
poderosos para someter a las sociedades y colectivos periféricos del
capitalismo, a un estado de sumisión espiritual e intelectual ante los valores
hegemónicos que emanan los centros de poder del capitalismo (Usamérica y
Europa). La superioridad moral e intelectual del colonizador.
LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL EN LA CULTURA
Por Erasmo Magoulas
Cuántos de nosotros no hemos visto alguna vez en nuestras zonas rurales o
semi-urbanas de Nuestra América, adolescentes con nítido fenotipo indígena
vestidos como un rapero del barrio del Bronx de Nueva York, o por lo menos
usando algún símbolo identitario de esa subcultura urbana, como la gorra de
"baseball" ladeada o los pantalones por debajo de las caderas.
Este fenómeno de posesionamiento cultural inconsciente lo podemos ver a
través de toda la geografía, semi-rural y por supuesto urbana de Nuestra América.
Me encontraba cerca de San Lorenzo, en el área cercana a Choluteca,
Honduras, cuando me llamó la atención un joven de claros rasgos chorotegas
vestido como un rapero neoyorquino.
Seguramente si le hubiera preguntado por el Dr. Juan Almendares, por Lempira,
Francisco Morazán o por la Civilización de Copán, la respuesta hubiera sido muy
pobre en el mejor de los casos.
Ahora bien, sentirse representado por una manifestación cultural que no
hace a su realidad, a su identidad y a su entorno; no es más que un proceso
alienante y desidentitario.
El proceso de aculturación lleva a la perdida de la identidad nacional, de
etnia, clase, de realidad social y política.
Es en definitiva un secuestro, un desaparecimiento, un "elemento
conflictivo" neutralizado, por la industria cultural de la
"educación" visual, mediante la repetición de imágenes que se han
tornado verosímiles y creíbles por el valor agregado de su origen central,
colonizante y normativo.
Hay dos procesos que le son fundamentales al proyecto neo-colonial de la
globalización neoliberal de la cultura, estos son:
a.- Homogenización de la cultura
b.- Hegemonización de la cultura
Estos dos procesos interactúan en la estrategia de globalización neoliberal
de la cultura.
Por un lado postulan como valor cultural un imaginario colectivo que tiene
signos globales similares, aún en realidades completamente dispares.
Y simultáneamente hegemonizan el signo pues el mismo nace
significativamente en los centros de poder cultural que también son los centros
del poder político, económico, financiero y de propaganda.
Aún en los casos de que esos signos hayan nacido como manifestaciones
contestatarias al status quo, la maquinaria cultural del mismo los coopta y los
transforma rápidamente en mercancía cultural.
Los medios, mass-media o los main-stream media que conforman un complejo
aparato corporativo de propaganda, adoctrinamiento y ordenamiento social cubren
todos los aspectos de la realidad objetiva y subjetiva del ser humano, su familia,
el núcleo extrafamiliar y los aspectos nacionales y regionales:
La industria cultural en todas sus formas.
La industria del entretenimiento.
La industria del deporte.
La industria de la propaganda como signo cultural.
La industria de los valores culturales como discurso único.
La industria de los comportamientos, necesidades y deseos humanos como
valores únicos y globalizados.
Los medios son sin lugar a dudas los A.I.E. (Aparatos de ideologización y
adoctrinamiento del Estado) más poderosos para someter a las sociedades y
colectivos periféricos del capitalismo, a un estado de sumisión espiritual e
intelectual ante los valores hegemónicos que emanan los centros de poder del
capitalismo (Usamérica y Europa). La superioridad moral e intelectual del
colonizador.
Existe una guerra de colonización de espíritus y mentes que se ha
exponenciado mediante el "acercamiento" del mundo bajo la única y
exclusiva mirada del colonizador y la negación del colonizado.
Por eso el joven chorotega valoriza signos del colonizador y rechaza por
desconocer signos que le son propios por etnia, nacionalidad, realidad social,
histórica y familiar.
Nuestros procesos independentistas de comienzos del siglo XIX adolecieron
en muchos casos de un proyecto verdaderamente identitario en lo nacional y
popular de la cultura.
Marcharon hacia una concepción de la independencia y soberanía vacías de
contenidos nuevos e innovadores.
"Independizaron" bajo el marco ideológico del liberalismo
económico y la democracia representativa y bajo el modelo cultural del
positivismo y el determinismo europeos.
Allí está la semilla de nuestra dependencia cultural, que tanto daño nos ha
hecho y nos sigue haciendo.
Romper con esa dependencia y sometimiento culturales es la imposición que
tienen nuestros pueblos, mediante procesos organizativos populares, nacionales,
regionales y revolucionarios.
Publicado por LaQnadlSol
USA.
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