En la guerra caliente que se
está desarrollando en Ucrania y en la fría en cuanto a las relaciones con
Occidente, Rusia ha pasado ya por una serie de puntos de bifurcación que han
alterado considerablemente la metodología de este conflicto.
SOBRE LA POLÍTICA RUSA EN
UCRANIA
Por Colonel Cassad
Traducido del ruso por Íñigo Aguirre
En la guerra caliente que se está desarrollando en Ucrania y en la fría en
cuanto a las relaciones con Occidente, Rusia ha pasado ya por una serie de
puntos de bifurcación que han alterado considerablemente la metodología de este
conflicto.
Periodo del 30 de noviembre
de 2013 al 22 de febrero de 2014
Exitosa operación combinada de los EEUU para hacerse con el control de
Ucrania e instalar allí a un gobierno títere. Formalmente terminó con las
iniciativas verbales que sirvieron de espoleta (la trama de motivaciones
evidentemente es mucho más amplia) para los levantamientos en Crimea y en el
Donbás.
Periodo del 23 de febrero de
2014 al 24 de abril de 2014
Activa contrarréplica de Rusia y periodo de la puesta en marcha de una
política ofensiva, que terminó el 24 de abril, cuando se adoptó la decisión de
renunciar al envío de tropas.
Periodo del 25 de abril al 5
de julio de 2014
Retirada de Rusia bajo la presión occidental, que permitió a la Junta
desplegar la activación del conflicto bélico en un intento de sofocar el
levantamiento en el Donbás. Rusia se vio obligada a reconocer la legitimidad de
la Junta y a tragarse la carnicería de Odesa y de Mariupol. En ese periodo
empiezan las consultas con la Junta y con la oligarquía ucraniana. Termina este
periodo con la marcha de Strelkov hacia Donetsk, que desbarató los intentos de
alcanzar acuerdos a espaldas de la milicia y supuso la escalada del conflicto
bélico.
Periodo del 6 de julio al 14
de agosto
Fase activa de las operaciones bélicas, cuando la Junta intentó por la vía
militar resolver la cuestión de someter el alzamiento. A ese periodo
corresponde el abandono de las zonas aledañas a los accesos a Donetsk, del
saliente de Lisichansk y de la creación del cerco sur, así como los intentos de
cortar la comunicación entre la RPL y RPD en la zona de Shajtiorsk y Krasni
Luch.
La junta no logó los objetivos que se había fijado, aunque estuvo cerca de
la victoria a principios de agosto, cuando le faltó muy poco para terminar de
rodear la mayor parte del territorio de la RPD. Ante la amenaza de una
catástrofe militar, la “brisa del norte” que soplaba desde el final de la
primavera, se convirtió en el “viento del norte” a mediados de agosto, que
debía evitar la derrota militar de la RPD. A Strelkov, que había impedido que
entregasen Donetsk en julio y que se echase el freno al conflicto, se lo
quitaron de en medio, chantajeándolo con la ayuda “humanitaria”.
Periodo del 15 de agosto de
2014 al 5 de septiembre de 2014
Trabajo activo del “viento del norte” que conduce a la derrota de las
fuerzas armadas de la Junta y evita la posibilidad de una derrota militar de la
RPD. En realidad hubo que hacer algo, que de haberlo hecho en abril, se hubiera
podido conseguir con mucho menor gasto y muchas menos pérdidas. En este
sentido, aquellos que en primavera gritaban “no al envío de tropas”, lo único
que consiguieron fue, que hubo que enviarlas y en más de una ocasión, bajo la
cobertura de distintos eufemismos. Terminó este periodo con los acuerdos de
tregua en Minsk, a los que ya no molestaba Strelkov y con la renuncia a tomar
Mariupol.
Periodo del 6 de septiembre
al 17 de octubre de 2014
A partir del 6 de septiembre con la firma de Zurábov, Rusia confirmó
oficialmente su participación en el conflicto en Ucrania, asumiendo una serie
de compromisos ante la Junta y Occidente, cuya aplicación estos siguen
reclamando, amparándose en la firma de Zurábov. Mientras, los episodios bélicos
no terminaron y Rusia no pudo obtener ninguna garantía de que pudiese mantener
a Crimea, de que se mantuviese el estatus de neutralidad por parte de Ucrania o
de que fueran a retirar las principales sanciones. Esa serie de evidentes
concesiones por parte rusa terminó en las negociaciones de Milán, que dejaron
de manifiesto la completa discrepancia de criterios a la hora de abordar la
resolución del conflicto en Ucrania.
Periodo del 18 de octubre de
2014 al 10 de diciembre (y sucesivos) de 2014
El incumplimiento de los acuerdos de Minsk ha terminado por conducir a la
reedición de una Guerra Fría con los EEUU, donde los objetivos de Washington
pasan por el cambio de régimen político en Rusia y la completa renuncia a
ofrecer ningún tipo de garantías en aquellas cuestiones en las que está
interesada Rusia. Como resultado, esa línea encaminada a alcanzar un compromiso
con Occidente mediante diversas concesiones, ha motivado que se refuerce la
confrontación en unas condiciones todavía mucho peores, que si Rusia hubiese
recibido el mismo paquete de sanciones y amenazas, de haber continuado una
política activa en Ucrania en primavera. Se acerca ahora el siguiente punto de
bifurcación, en el que Rusia mediante la reactivación del proceso de Minsk va a
intentar rebajar el grado de confrontación.
Como resultado de todos esos “bandazos”, en gran medida situacionales, lo
que hemos conseguido es:
1. El empeoramiento de la situación económica, que va a seguir agravándose,
especialmente si los EEUU siguen logrando hacer caer el mercado del petróleo,
lo que arrastrará tras de sí al rublo y a las políticas sociales.
2. La necesidad de hecho de nuestra participación militar en el conflicto
sin posibilidad de rebajar nuestra presencia, sin que ello conlleve el riesgo
de derrota militar de Novorrossia.
3. Destrucción de todos los movimientos y organizaciones prorrusas en los
territorios controlados por la Junta.
4. Una fisura en esa mayoría pro Putin, que se había alcanzado tras Crimea.
5. La Guerra Fría con los EEUU y la amenaza de un golpe de Estado.
6. Reforzar el poder de la Junta fascista, que ha logrado una parcial
legitimación y que está plenamente respaldada por Occidente (dinero, armas,
“asesores”, agentes, redes de inteligencia) y lleva a cabo un curso
abiertamente antirruso.
7. Falta absoluta de garantías en cuanto al mantenimiento del estatus
neutral de Ucrania, a los derechos de la población rusófona, sobre la
posibilidad de la existencia legal de partidos y movimientos prorrusos, sobre
el futuro de Novorrossia o sobre el destino de Crimea.
En este sentido huelga decir, que la situación a principios de abril era
mucho más favorable para Rusia, que la que hemos obtenido a principios de
diciembre. Pero se trata ya de ocasiones desperdiciadas por las que solo
podemos seguir suspirando, es algo que ya ha pasado, por lo que será mejor que
miremos a lo que está ocurriendo en este momento.
Rusia en esta situación creada, quiere lograr poner fin al conflicto con
los EEUU, mediante un compromiso, donde Rusia quiere obtener garantías sobre
Crimea y el estatus de neutralidad de Ucrania, así como la retirada de las
principales sanciones, las más dolorosas. Como evidenció claramente el intento
fallido de julio de entregar Donetsk y las consiguientes negociaciones en
Minsk, con la retórica sobre la “Ucrania unida e indivisible”, el futuro de
Novorrosia se convirtió en objeto de transacción.
Los EEUU en esta cuestión quisieran asegurar los resultados del golpe de
Estado en Kiev, nivelar los resultados de la contrarréplica de la primavera de
2014 y hacer variar el curso político de la Federación Rusa (que es
consecuencia no solo de la guerra en Ucrania, sino de la posición de Rusia
sobre Siria y también de la “guerra de las olimpiadas”). En conjunto, la guerra
fría que ha comenzado, ha venido a demostrar que los objetivos de las partes
son autoexcluyentes, por lo que todo el “proceso de Minsk”, es rehén de las
contradicciones de raíz, existentes entre Rusia y los EEUU, y precisamente por
ello, éste no ha conducido hasta ahora a ningún resultado palpable... Los EEUU
en este proceso están simplemente ausentes, por eso cualquier acuerdo al que
Rusia quiera llegar con Kiev o Bruselas no conduce a ninguna variación
cualitativa de la situación, aunque solo sea por el hecho de que las variantes
de compromiso propuestas por Moscú, quedan excluidas por las tesis del
ultimátum norteamericano.
Por eso sigue la guerra y precisamente por eso, a pesar de los intentos, no
resulta el meter con calzador a Novorrossia en esa Ucrania “unida e
indivisible”. Allí Novorrossia solo podría caer en el caso que que el Kremlin
accediese por completo y comenzase a cumplir todo lo firmado en Minsk,
entregando Novorrossia en las condiciones norteamericanas. Los intentos de
jugar la carta de los “astutos planes” con el objetivo de utilizar a las repúblicas
populares en el marco de los proyectos de federación o confederación, para
mantener algún tipo de influencia sobre los procesos ucranianos, sabiendo de
antemano que Washington controla Ucrania a través de sus marionetas, quedan
rechazados por inapropiados. En este sentido todo ese desvarío delirante sobre
una supuesta “Ucrania unida y prorrusa” no es más que un reflejo
propagandístico del simple hecho, de que en las altas esferas rusas siguen sin
terminar de entender qué hacer con la intransigencia estadounidense en la
cuestión ucraniana.
En el marco de esa línea con los “socios occidentales”, los arquitectos del
curso de Minsk, presuponían, que en esta ocasión, como ocurriera durante la
Guerra de las olimpiadas (Osetia del sur . N de la T.), se podría llegar a un
acuerdo con los EEUU, sin terminar de romper la cuerda. Y todas las concesiones
hechas en Ucrania, estaban llamadas a demostrar a los EEUU que Rusia está
dispuesta a alcanzar compromisos. Pero las “comadronas” de los acuerdos de
Minsk no tuvieron en cuenta los objetivos y motivos de los EEUU en esta guerra,
por eso a finales de octubre, comienzos de noviembre, se tomó conciencia de que
en esta ocasión era todo mucho más serio.
El desplome del rublo y de los precios del petróleo hicieron de todo lo que
estaba ocurriendo el “Segreto di Pulcinella”, de no ser porque ya en
septiembre, octubre,, a todos aquellos que hablaban del inicio de una nueva
Guerra Fría se les acusaba de excesivo alarmismo, mientras que ahora es un
hecho reconocido a nivel de las principales figuras del Estado. Estamos ante
una catastrófica infravaloración del adversario, que ya se había producido en
más de una ocasión en lo que respecta a Ucrania.
En este sentido y a la luz de los tumbos que han estado dando con
anterioridad entre los intentos de alcanzar un acuerdo con Occidente y activar
el “voentorg” (1), en el momento
actual, el Kremlin no tiene una estrategia definida de qué hacer, puesto que el
hecho del comienzo de una nueva Guerra Fría con los EEUU, es un hecho que acaban
de asumir por completo en un tiempo relativamente reciente. Por eso estamos
viendo como al mismo tiempo que continúan los intentos de resolver la cuestión
con Ucrania mediante negociaciones con la junta y la UE (con los EEUU hay pocas
esperanzas de alcanzar acuerdos), se produce una activación del “voentorg”, el
impulso de la cuestión del suministro de gas y carbón a Ucrania (en el que se
han visto las vergüenzas de aquellos que aseguraban que Ucrania moriría
económicamente, primero este otoño, luego en invierno, y que ahora retrasan la
quiebra para primavera e incluso para el otoño próximo), la creación de órganos
de gobierno en los territorios controlados por la RPD y RPL y la celebración en
ellos de elecciones (que han motivado una clara irritación en Washington y
Bruselas), que Rusia dejó ver al principio que iba a reconocer, pero que no ha
reconocido.
Como resultado de todo ello, a mediado de diciembre podemos ver como se
están aplicando dos líneas, que en gran medida son autoexcluyentes, pero que sin
embargo se dejan sentir en varios hechos concretos:
1. La línea de entregar Novorrossia a Ucrania. Es la continuación de los
mismos intentos de entregar Donetsk en julio (a los que se interpuso Strelkov)
y de los intentos de septiembre de echar el freno al conflicto, algo que ha
impedido la postura de los EEUU.
2. Una línea encaminada a mantener el conflicto dentro de la baja
intensidad, encuadrada en el marco de la comprensión de que la Guerra Fría va
en serio y ha llegado para quedarse, por lo que la situación actual siempre
será mejor que las posibles consecuencias de la realización de la primera
variante, en las condiciones de los EEUU.
Un reconocimiento implícito de que en Moscú no hay un “plan férreo” de
comportamiento en las actual situación, han sido las renuncias en las filas de
los mentores de la dirección ucrania, los continuados intentos de negociaciones
pese al obstinado incuplimiento de los acuerdos de Minsk por las partes
firmantes., etc., etc. Todo ello es reflejo de las contradicciones internas en
el modo de actuar en la cuestión ucraniana. Esa elección entre gestionar la
Guerra Fría, que ya ha sido declarada a Rusia y las consecuencias de la
capituación siguiendo la receta del ultimátum de Obama, para la actual élite
rusa, tan orientada a Occidente, está resultando realmente lacerante. Por una
parte hay plena asunción de la significativa superioridad militar, política
económica y de recursos del advesario, mientras que por otra, las consecuencias
de la capitulación resultan aterradoras. En el horizonte se vislumbra el golpe
de Estado y el derrumbe del país.
Lógicamente dentro de esa exigua y extremadamente desagradable elección de
posibilidades, los intentos de sondear una variante de compromiso, recuerdan la
vieja anécdota:
-No te urgues en la nariz que no tendrás hijos.
-Pero solo meto un poco el dedo…
En realidad están completamente equivocados aquellos que consideran que
precisamente con la reunificación con Crimea, Rusia ha desatado la ira de la
potencia hegemónica mundial. “La guerra de las olimpiadas” y el conflicto
sirio, habían sentado ya las bases para la confrontación actual. Crimea supuso
solo la última gota, tras la que los EEUU dieron a conocer abiertamente los
objetivos de su política respecto a Rusia. Es el precio por los intentos de jugar un
papel propio en la etapa tardía del unipolarismo washigtoniano. Es algo de lo
que ya nos advertían en los albores de la primavera árabe, cuando nos mostraban
que de no detener al adversario a las puertas de Trípoli y Damasco, Rusia
obtendría una guerra en sus fronteras. Como resultado destrueron Libia con la
colaboración callada de Rusia en la ONU, mientras que Siria está en proceso de
reconstrucción en unas fronteras que ya no serán las mismas.
Llegó el 2014 y los EEU se lanzaron activamente a por Rusia. Ucrania aquí
no deja de ser un mero instrumento y los EEUU invertirán en él todo lo que haga
falta con tal de que dicho instrumento conserve su eficacia en le marco de la
guerra contra Rusia. Además Los EEUU por supuesto seguirán insistiendo en que
una parte de los gastos ocasionados por Ucrania los asuman Rusia y la UE. Y
como vemos ya han conseguido grandes avances en ese sentido, ya que Rusia está
comprometiéndose con determinadas obligaciones derivadas de sostener la
economía de Ucrania, al igual que la Unión Europea. A los norteamericanos les
encanta este formato de guerra, cuando el adversario corre con una parte de los
gastos que corresponderían a los EEUU. El que el pricipal desenbolso por lo
ocurrido lo tenga que afrontar la UE, quien todavía tiene por delante
esponsorizar la ruinosa economía ucraniana, es un consuelo, aunque pequeño.
Rusia va a intentar jugar en el terreno de las contradicciones eurpeas,
como ha quedado demostrado con el viaje de Hollande, pero como es fácil de
apreciar, las relaciones con Europa desde el principio de la primavera, han
empeorado notablemente, e incluso la propia Merkel tiene ahora una postura
mucho más intransigente que en abril. Cuando tras las visitas de Surkov a Kiev
se reanudaron las conversaciones sobre la necesidad de retomar las
conversaciones de paz de Minsk, desde los EEUU indicaron que solo tendría
sentido si Rusia cumple con las obligaciones ya adquiridas, que no se respetan
por ninguna de las partes. Hablando en plata, los EEUU indican que Rusia puede,
claro está, llegar a los acuerdos que quiera con Bruselas o la Junta, pero
luego se hará lo que diga Washington y la capitulación debe hacerse en las
condiciones anunciadas por Obama.
Lógicamente, para el Kremlin el cumplimiento de las condiciones de ese
ultimatum equivalen al suicidio. Por eso al ver la postura tan intransigente de
Washington, ha aparecido de repente problemas con los plazos de las
negociaciones, ambas partes han seguido acumiulando tropas en la línea del
frente, la preetndida “sexta columna” del entorno de putin lo presenta como un
comleto ignorante, alejado de la realidad económica de lo que acontece, el
petróleo, contrariamente a los pronósticos de “destacados especilistas en
economía” continúa bajando de precio, acercándose en una perspectiva a corto
plazo a la catastrófica barrera de los 60$ por barril, y con un horizonte con
unos pronósticos todavía más funestos que apuntan a los 30-40$, mientras en el
Donbás continúan cayendo proyectiles aunque con menor intensidad.
En este sentido en cuanto a la pregunta si dejarán vendida a Novorrossia o
no, en mi opinión subjetiva, vamos a seguir observando dos líneas
contradictorias, cuando vamos a ver como al mismo tiempo que van a intentar
crear en el Donbás instituciones de un Estado no reconocido, van a seguir las
conversaciones con el objetivo de encajar las repúblicas populares en una
Ucrania en unas condiciones aceptables que permitan poner fin al conflicto con
los EEUU. ¿Cual de estas líneas predominará? Desde mi punto de vista el intento
de intercambiar Novorrossia por la paz con los EEUU hasta ahora no se ha visto
justificado y después de todo lo dicho y hecho, seguirá sin poder justificarse,
puesto que el Kremlin nuca obtendrá de los EEUU unas condiciones de paz
aceptables. Por eso, pese a los intentos de determinadas figuras, la lógica del
conflicto va a conducir los acontecimientos en otra dirección, y a los nuevos
intentos de reconducir el proceso de Minsk, les espera el mismo destino que a
la primera parte de la confabulación de Minsk, junto al propósito de rendir
Donetsk a la Junta en julio.
Los motivos del previsible fiasco residen en el hecho de que en las
circunstancias actuales, devolver el Donbás a Ucrania, significaría su entrega
no a una •Ucrania unida prorrusa”, sino a una “Ucrania unida pronorteamericana”
(aparte del hecho de que van a seguir reclamando la devolución de Crimea). En
ese sentido el curso encaminado a devolver el Donbás a Ucrania es la vía de la
capitulación y la cercanía de un golpe de Estado de consuno con el tan traído
“maidán patriótico”, que solo podría darse en el caso de la capitulación de
Rusia en el Donbás.
Por eso el apoyo económico, político y miitar a Novorrossia va a continuar,
a partir de enero mismo, donde es posible esperar la activación del trabajo en
las tres direcciones. Hay un proyecto de reestructutación política de los
territorios ocupados por la RPL y RPD, hay planes relativos al trabajo del
“voentorg”, mientras que la ayuda económica, como ha sido evidente hasta la
fecha, seguirá aumentando. Por otra parte, esta línea se verá de forma
periódica sacrificada ante los intentos políticos de frenar la escalada del
conflicto, algo que podemos entrever en algunos sencillos ejemplos, como cuando
mantienen al mismo tiempo la circulación de la grivna ucraniana y suministran
carbón a la Junta, al tiempo que conectan el sistema eléctrico de la RPL a la
red rusa, introducen el sistema educativo ruso en las escuelas o se crea el
sistema de “Correos del Donbás” en lugar de la “Ukrpochta”.
Es dificil predecir en qué acabará todo esto, ya que la guerra en Ucrania,
de un tiempo a esta parte representa solo una parte del conflicto de los EEUU y
Rusia y si no se analiza en ese contexto, los pronósticos, por lo general no
encuentran reflejo en la realidad.
En mi opinión la Guerra Fría no es cosa de un año, por eso la actual
situación en el Donbás va a enquistarse, en el marco del mantenimiento de uno
de los frentes de esa guerra, que en un futuro nada lejano puede afectar a una
serie de otros territorios, con los que limita Rusia.
Notas.
El término “voentorg” contracción rusa de “Comercio militar” engloba en
este caso el apoyo más o menos directo que Rusia ofrece en armas, instructores
militares, voluntarios, apoyo logístico etc.
Publicado por LaQnadlSol
USA.
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