El arreciamiento de la
campaña desestabilizadora contra Venezuela y Argentina está cobrando un mayor
impulso precisamente en el momento en que se está acelerando, en la actual
coyuntura de la crisis global del capitalismo, el enfrentamiento que los EE.UU
sostiene actualmente con Rusia y China, en donde el primero busca afianzar su
dominio sobre América Latina con el fin de quebrar el expansionismo chino y
ruso que ha tenido lugar en la región en los últimos tiempos, dándole de esta
manera vigencia a la Doctrina Monroe y al restablecimiento de su dominio sobre
su patio trasero.
EE.UU TRATA DE REASEGURAR EL
PATIO TRASERO A TRAVÉS
DEL CAMBIO DE RÉGIMEN EN
VENEZUELA Y ARGENTINA
Cuando John Kerry, el secretario de
Estado de los EE.UU, en noviembre de 2013 en la OEA, dijo que la
Doctrina Monroe era cosa del pasado, muchos se tragaron esa argucia de la
diplomacia norteamericana. La realidad es que Washington, que ciertamente ha
perdido influencia debido a la presencia de gobiernos de tendencia progresista
en varios países de Latinoamérica que rechazan el injerencismo estadounidense,
jamás ha renunciado a su prerrogativa como superpotencia imperialista de
dominar completamente la región. Unos meses atrás el mismo Kerry dirigiéndose
al congreso de EE.UU se había referido a Latinoamérica como “nuestro patrio
trasero”. Esto inevitablemente nos lleva a la actual situación en Venezuela y
Argentina.
Difícilmente pase un día sin que la prensa estadounidenses publique
informaciones tendenciosas a cerca de la crisis política y económica que se
vive en estos dos países, es un furioso vendaval desinformativo despiadado
tendiente a crear la impresión de caos total, donde nada funciona, todo es
corrupción y violencia como resultado de los gobiernos antidemocráticos de Nicolás
Maduro y Cristina Fernández que son una amenaza a la democracia regional y a
los intereses de los EE.UU. Obviamente lo que se infiere de toda esta andanada
desinformativa es que la situación es insoportable para el imperio por lo que
se hace necesario un cabio de régimen. Y en este sentido Washington esta
movilizado a todas sus fuerzas desestabilizadoras agrupadas en la oposición de
la derecha y a sus agentes especiales para que aceleren el proceso del cambio
de régimen por cualquier vía posible, preferiblemente la violenta.
El caso de la misteriosa muerte del juez Nisman en Argentina, de la que se
acusa directamente a la presidenta Cristina Fernández, y la defección a Estados
Unidos de un importante miembro de la seguridad del presidente Chávez, más la
llegada a ese país de un militar fugitivo de la justicia venezolana y la
presencia en Venezuela de personajes al servicio del imperialismo como Felipe
Calderón, Andrés Pastrana y Sebastián Piñeira para reunirse con la oposición en
una clara postura injerencista, son elementos que le agregan peso a una
conspiración criminal orquestada desde el Norte que tiene como objetivo deponer
a los líderes de esos dos países.
Lo que está sucediendo actualmente en Argentina y Venezuela se podría
resumir muy bien como la culminación de toda la trama desestabilizadora que
desde hace varios años está en marcha con el fin de crear las condiciones
internas necesarias para facilitar el golpe final contra estos gobiernos
percibidos como obstáculos a la agenda hegemónica de Washington en la región.
Este arreciamiento de la campaña desestabilizadora está cobrando un mayor
impulso precisamente en el momento en que se está agudizando, en la actual
coyuntura de la crisis global del capitalismo, el enfrentamiento que los EE.UU sostiene
actualmente con Rusia y China, en donde el primero busca afianzar su dominio
sobre América Latina con el fin de quebrar el expansionismo chino y ruso que ha
tenido lugar en los últimos tiempos en al region, dándole de esta manera vigencia
a la Doctrina Monroe y al restablecimiento de su dominio sobre su patio trasero.
En un artículo publicado por el portal Strategic Culture Foundation, el
analista Mahdi Darius Nazemroaya, señala que es importante prestarle atención a
los eventos en Latinoamérica debido a que no solamente indican cambios en la
región sino que también guardan relación con los eventos en Eurasia. El
declinamiento de los EE.UU en el Medio Oriente y el incremento de las tensiones
de Washington con la Federacion Rusa y la República Popular de China son
eventos que también están teniendo lugar en el Caribe, América Central y América
del Sur. En este sentido el analista argumenta, entre otras cosas, que sin ninguna duda los Estados Unidos están
tratando de reafirmarse en América Latina y el Caribe y que Washington no solo está
tratando de eliminar a competidores como Rusia y China, sino que además, busca disminuir
el ascenso de Argentina y Brasil como potencias mundiales. Por otra parte EE.UU
quiere disolver o controlar el Bloque Bolivariano y acabar con su trabajo a través
del ALBA. Nazemroaya afirma que tanto Venezuela y Argentina son objetivos de la
política del cambio de régimen de los EE.UU, y sobre esto escribió lo
siguiente:
“Ambos La Habana y Washington piensan que pueden manejar y sacar provecho
del acercamiento cubano-estadounidense sin ser manipulados el uno por el otro.
En cuanto a Cuba, una facción del establishment de la política exterior de los
Estados Unidos -así como opositores al gobierno cubano que trabajan en los
think tanks estadounidenses- creen que Estados Unidos puede cooptar a Cuba e
instalarlo en la órbita de Washington a través de las reformas comerciales y
económicas que va a cambiar el sistema normativo de Cuba.
La opinión de la élite en Washington, sin embargo, todavía cree que los
EE.UU pueden reconquistar América Latina y el Caribe. Esta es la razón por la
que Venezuela y Argentina son objetivos estadounidenses. El cambio de régimen,
tanto en Buenos Aires y Caracas es parte de una estrategia global. Incluso la
guerra energética que incluye la caída de los precios tiene a Argentina y
Venezuela como objetivos simultáneamente con los rivales de Washington en
Eurasia. Con la caída manipulada de los precios de los energéticos –que daña a
rivales de EE.UU como Irán, Rusia y Ecuador- el gobierno venezolano ha tenido
que hacer recortes en su presupuesto, mientras que las ambiciones de la
Argentina para convertirse en un exportador de energéticos con la ayuda de
Rusia están ahora en cuestión.
En Venezuela, el precio de los energéticos está perjudicando a la economía
y la capacidad del gobierno de Venezuela para sostener sus programas sociales. Los
problemas económicos causados por la caída del precio de los energéticos están
siendo utilizados por la oposición apoyada por Estados Unidos para avivar de
nuevo las llamas de la sedición en Venezuela a la espera de renovar las protestas
contra el gobierno en 2015. El cambio de régimen en Caracas continua estando en
la mesa de diseño.
Al sur de Venezuela, la presión sobre el gobierno argentino se ha renovado
aprovechando la muerte de Nisman el 18 de enero. Nisman, quien desde hace diez
años como fiscal especial había estado investigando la explosión en un edificio
perteneciente a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), fue encontrado
muerto con una herida de bala en la cabeza en el baño de su apartamento que
estaba bajo llave. Antes de su muerte se había dado a conocer que él estaba
trabajando con elementos de la Secretaria de Inteligencia Argentina para
presentar un caso contra la presidenta Kirchner que probablemente se habría
utilizado para removerla de su cargo. Como los fondos buitres, la muerte de
Nisman y la politización del caso AMIA están siendo usados como pretexto para
la interferencia estadounidense en los asuntos de Argentina”.
Teniendo como antecedente el historial intervencionista de los EE.UU en
América Latina, pocas dudas quedan flotando en el ambiente en el sentido de que
este será un año muy crítico para los gobiernos de Venezuela y Argentina, sobre
todo para el proceso revolucionario bolivariano venezolano que sin duda se
encuentra en una situación bastante delicada dada la magnitud de la campana de
agresión desatada en su contra.
Las deserciones de elementos ligados al gobierno y las posteriores
acusaciones contra importantes funcionarios de estar implicados en el
narcotráfico, el papel del vicepresidente norteamericano Joe Biden -denunciado
por el presidente Maduro- anticipando el derrocamiento del gobierno venezolano,
y las irresponsables declaraciones del ex presidente colombiano, Andrés
Pastrana al periodista de Univisión,
Jorge Ramos, acusando a Venezuela de ser un santuario de las FARC y luego decir
que la elección de una señorita colombiana como Miss Universo le traía a la
memoria la caída de la dictadura venezolana en 1958, cuando por primera vez una
colombiana ganó ese concurso internacional de belleza, no son eventos aislados
o productos de la imaginación como quiso hacerlo ver el periodista de Univisión.
Son una cadena de acciones muy bien coordinadas, al mejor estilo de las
operaciones psicológicas de la inteligencia norteamericana, cuyo objetivo es
preparar el terreno para el asalto final. Guatemala y Chile son algunos
ejemplos.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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