Toda esta triste historia la
conoce usted sin duda alguna y su gobierno siempre lo supo y lo toleró
CARTA ABIERTA AL EMBAJADOR
DE
LOS ESTADOS UNIDOS DE
NORTEAMÉRICA
Hugo Ordóñez Porta
Señor Embajador, usted representa los intereses de una nación que le ha
causado daños irreparables a Guatemala. No necesitaré explicarle en estas
breves líneas las múltiples razones que me asisten para justificar la
afirmación con la que inicio esta carta, porque el nefasto involucramiento de
su país en la triste historia del nuestro, es ampliamente conocido e incluso
ameritó las disculpas del entonces presidente Bill Clinton el 10 de marzo de
1999. Fue su gobierno el que destruyó la Revolución de 1944, el único período
democrático en nuestra historia. Su gobierno armó, entrenó y dirigió al
Ejército de Guatemala durante la guerra fría, con su cauda de más de 200 mil
muertos y el genocidio de la población indígena de Guatemala, aunque los
perpetradores se escuden en argumentos semánticos para intentar evadir su
responsabilidad. Los patrocinados por su gobierno, el Ejército y las élites económicas,
han logrado convertir a Guatemala en uno de los países más pobres del mundo, en
un infierno de violencia e impunidad peor que las regiones en guerra. Toda esta
triste historia la conoce usted sin duda alguna, y su gobierno siempre lo supo
y lo toleró. Sus socios de antaño se volvieron incómodos. La patente de corso
que su gobierno les otorgó, ya no solamente la usaron para robarse una fracción
“tolerable” del presupuesto nacional.
Los militares guatemaltecos, entrenados por su gobierno para secuestrar,
torturar y asesinar a sus propios conciudadanos, se han convertido ahora en
empresarios del crimen organizado. Ahora comercian con drogas, administran el
negocio del secuestro, el robo de automóviles, el contrabando y un larguísimo
etcétera. La impunidad de la que gozan desde la época en que sus crímenes les
fueron útiles a su gobierno, tolerada e incluso promovida por su gobierno,
continúa. Con estos antecedentes, ¿quién se extraña ahora de lo que ocurre en
Guatemala? El último gerente de esta interminable orgía de corrupción, el
general Otto Pérez Molina, sigue siendo, de manera inexplicable, apoyado por su
gobierno. ¿Acaso no ha sido usted testigo de las manifestaciones de un pueblo
digno y valiente, que ha superado el miedo de décadas de represión, harto de
ser esquilmado de esta inmisericorde manera? ¿Acaso no sirve a los intereses de
su país una Guatemala auténticamente democrática, donde el Estado de Derecho
sea una realidad que le otorgue a los guatemaltecos la posibilidad de tomar las
riendas de su propio destino?
Las oleadas de inmigrantes ilegales que llegan a su país en búsqueda de
mejores oportunidades de vida, son el resultado inevitable de la miopía de la
política exterior de su gobierno para Guatemala. Los cientos de toneladas de
drogas que atraviesan nuestras fronteras, que son almacenadas en los cuarteles
de sus patrocinados, que son transportadas con custodia militar y policial, son
también el resultado inevitable de esta política absurda. Pero ya no solamente
exportamos mano de obra, últimamente también exportamos sicarios: los Kaibiles,
esas ominosas tropas de élite, totalmente deshumanizadas y entrenadas para
matar, son ahora un producto no tradicional de exportación para el consumo de
los carteles del narcotráfico en el resto de Latinoamérica. Eso, señor
Embajador, también se lo tenemos que agradecer a la política de su gobierno.
Esta carta no persigue naturalmente aclararle a usted ninguna de estas
situaciones, que han sido y son de su pleno conocimiento. Intentan recordarle
la promesa del expresidente Clinton, quien ofreció “recordar el pasado pero
jamás repetirlo” Si su gobierno hubiese sido consecuente, tendría que haber
indemnizado a Guatemala por estas nefastas intervenciones. Pero su gobierno
nunca ha sido consecuente y ni siquiera honra las mínimas promesas de Clinton,
porque continúa tolerando, de manera inexplicablemente cómplice con sus socios
de antaño, la comisión de sus crímenes. Señor embajador, por una vez en la
historia, sea consecuente, ¡Publique los nombres de los narcotraficantes que
ocupan cargos en el Congreso, en las alcaldías, en las Cortes de Guatemala!
¡Publique los nombres de las personas a las que su gobierno les ha quitado la
visa! ¡Ayude a la depuración de esta inmunda cloaca en la que con apoyo de su
gobierno, sus patrocinados han convertido a mi país! No lo haga por principios
–su gobierno nunca los ha tenido– hágalo por interés propio, porque a largo
plazo, incluso una superpotencia perversa como su país, necesitará legitimidad,
si es que desea evitar su propia decadencia. Empiece a ganar legitimidad en
Guatemala. Por una vez en su infame historia, sean parte de la solución y no
del problema ¡Su propio bienestar está en juego!
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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