Tuve la suerte que mis
padres emigraran hace cuarenta años a los Estados Unidos y, aunque nacida en
Guatemala, mi formación académica la realicé en su totalidad en los Estados
Unidos. De allí que pude liberarme de la visión provinciana, miope y torpe de
mi país sobre sus grandes eventos nacionales. Las frías cumbres de Moyuta me
dieron el aliento tenaz y rudo del montañés y por eso, hoy que se abre un
horizonte nuevo para mi patria Guatemala, lo menos que puedo hacer en mi
calidad de analista política es ser puntual sobre lo que ocurre también en mi pequeño terruño,
el departamento de Jutiapa y sus representantes legislativos; sus diputados,
para hablar claro.
LOS DIPUTADOS
CORRUPTOS DE JUTIAPA
QUIEREN SER REELECTOS
Por María de los Ángeles Roca
De los cuatro diputados que representan a los
ciudadanos jutiapanecos, el más nefasto, por su larga y oscura trayectoria de
vida es Jaime Martínez Loaiza (cuyo último apellido lo escribe con la más
disparatada ortografía, invento de él, seguramente: Lohayza) quien siendo de un
origen humilde, campesino, dio tempranas muestras de identificación con la
codicia y hará cosa de unos veinte o veinticinco años, cuando todavía no era
alcalde municipal de Quesada, un predio de ventas de carros usados de su
propiedad, en la capital de Guatemala, fue allanado por las fuerzas de
seguridad por denuncias relacionadas con venta de carros robados, lo cual dio
cuenta Prensa Libre en su momento.
Teniendo fino olfato para los negocios se
vinculó al Partido de Avanzada Nacional del renegado ex emelenista Alvaro Arzú
(igual que el actual vicepresidente, Maldonado Aguirre) y ganó la Alcaldía del
municipio de Quesada. Luego del colapso de esa organización de derecha cuyo
propietario era Alvaro Arzú, el cual
vendió y compró para sí y sus amigotes exitosas empresas nacionales como
Guatel, INDE, INDECA, etc.; forman los grupos dispersos de esa derecha
originaria representada por el PAN, una fuerza de la misma condición política y
catadura moral: la Gran Alianza Nacional. En ese momento sale electo como
diputado y estuvo en cuanto negocio turbio, a esas alturas de la problemática
nacional, se ventilaba en el podrido ente parlamentario.
Después, sin pena ni gloria pasa a su segunda
legislatura y se alía a la bancada de la UNE en calidad de tránsfuga y allí
disfruta de la mieles del poder vendiendo al mejor postor el corrupto partido
de derecha la Gran Alianza Nacional, GANA; muy útil por cierto para los grandes
negocios sucios del papanatas Alvaro Colom. Se queda al margen cuando el
Partido Patriota vence a la UNE y ya con poder disminuido y más que todo no
tomado en cuenta por los anaranjados de Pérez Molina, hoy, ni lerdo ni
perezoso, como dicen mis paisanos jutiapanecos, aparece como flamante diputado
él y su hijo, Carlos Martínez, por
el partido LIDER, buscando la reelección. Pero ya estando mal esas prácticas de
nepotismo fundadas en su ilimitada codicia, su otro hijo va como candidato al
Parlamento Centroamericano. Es decir, les enseñó a sus hijos las mañas de la
politiquería guatemalteca a cambio de enseñarles a trabajar honradamente.
Ha sido ese oscuro político cimarrón de Jutiapa
evasor de impuestos pues fue favorecido por una amplia amnistía fiscal durante
el gobierno de Colom, es, con mérito propio; un genuino tránsfuga pues viene
recorriendo un escabroso camino, de partido en partido; sin principios algunos
ni convicciones ideológicas, simples
business y manera de pasar la vida en ese mundo de mafiosos, como lo son
casi sin excepción los diputados guatemaltecos. También, dentro de sus
ejecutorias políticas está que, en algunas aldeas de Quesada donde emprendió
hace unos veinte años proyectos de
electrificación en su calidad de alcalde, no pagó el adeudo a un pequeño
empresario de apellido Torres, a quien llevó prácticamente a la quiebra y de
pasó a padecer de una terrible enfermedad, por lo impactante de perder sus
ahorros en esa inversión fallida: lo volvió diabético. Eso es otro de sus
méritos. Y las obras camineras y de iluminación de estadios y otras cosillas,
van por el camino de las comisiones, donde las carpetas asfálticas no duran más
allá de dos años por la mala calidad de lo ejecutado.
Por si fuera poco, también hará cosa de unos
veinte años prometió a vecinos pobres una vivienda en el Cerro de las Yeguas,
camino de Jalpatagua, de una residencial que generosamente proveería de
vivienda a los pobres; la utópica
-porque solo se quedó en papeles- “Jardines
de Quesada”. La práctica del nepotismo la llevó hoy al extremo, quieren ser
diputados Padre, hijo e hijo, en una trinidad diabólica que no debe ser votada
por los ciudadanos de Jutiapa que tengan un mínimo de cordura. A esa trinidad
satánica tienen que decirle el pueblo de Jutiapa: ¡No les toca!
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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