domingo, 19 de julio de 2015

Estados Unidos a toda marcha en Guatemala

Es obvio que Obama a menos de dos años de dejar la presidencia quiere sumar todos los éxitos posibles en materia de política exterior, y de esa cuenta no está dispuesto a permitir que la intransigencia, la torpeza y la prepotencia de una clase política demencialmente corrupta como la guatemalteca, se interponga en el camino de su plan Alianza para la Prosperidad, que más que propugnar la democratización, es un diseño político, económico  y militar con el que se busca afianzar la hegemonía estadounidense en su patio trasero de Centro América.


ESTADOS UNIDOS A TODA
MARCHA EN GUATEMALA


La Cuna del Sol

La visita de una comitiva de funcionarios de alto nivel del gobierno estadounidense a Guatemala, entre  quienes destaca la presencia del experimentado asesor del Departamento de Estado, Thomas Shannon, es una indicación de la preocupación existente en la Casa Blanca sobre la grave situación política que se vive en Guatemala a raíz de los escándalos de corrupción oficial y las masivas protestas ciudadanas que exigen el fin de la corrupción sistémica y de la impunidad de la clase gobernante.  Estos acontecimientos han dejado al gobierno y a todo el sistema político delincuencial sumido en una severa crisis de credibilidad y legitimidad que amenazan, no solo su permanencia y continuidad, sino que además, los intereses de los EE.UU en momentos que el plan Alianza para la Prosperidad de Centro América que desembolsaría $1,000 millones en ayuda, se apresta a ser discutido en el Congreso para su aprobación este verano.

Para el gobierno de Obama la implementación de este programa que nace como respuesta a la crisis de los niños migrantes centroamericanos del año pasado, es de suma importancia. Sobre todo en las actuales circunstancias cuando Estados Unidos busca reafirmar su hegemonía en lo que podría considerarse en términos geopolíticos, su esfera de influencia natural. Pero para ello, primero necesita convencer al Congreso sobre la factibilidad de su plan en una región devastada por la violencia, el narcotráfico y la corrupción que la ponen ante los ojos de muchos congresistas que cuestionan sus iniciativa, como una región de Estados Fallidos en donde, según un senador demócrata, se han gastado miles de millones de dólares en las últimas décadas y solo se ha visto un deterioro de las condiciones en Honduras, Guatemala y El Salvador.

Es precisamente el deterioro de las condiciones en Guatemala y Honduras, que junto a El Salvador forman el llamado Triángulo Norte, lo que ha motivado al gobierno de Obama a despachar a sus emisarios del Departamento de Estado, Justicia, Seguridad Interna y USAID para intervenir, aunque Thomas Shannon no lo admita, en las crisis políticas de esas naciones a fin de evitar un mayor deterioro del orden político que pondría en riesgo la aplicación de su agenda para la región centroamericana.

En el caso específico de Guatemala, donde los niveles de corrupción en el gobierno, el descaro y la prepotencia de la clase política que persiste en desoír el clamor popular, la situación ha llegado a niveles intolerables y esto tiene de muy mal humor al gobierno de Obama que sin mayor pérdida de tiempo ha decidido poner las cosas en orden, efectivamente tomando el control de la situación antes de que su proyecto hegemónico en su patio trasero, el cual el vicepresidente Joe Biden ha denominado “la próxima gran historia de éxito en el Hemisferio Occidental”, y que estaría modelado en el Plan Colombia, sea estropeado. En este sentido, cabe destacar el papel protagónico que ha venido desempeñando en Guatemala el embajador estadounidense Todd Robinson, apoyando las reformas políticas planteadas por sectores de ciudadanos organizados.

De acuerdo a un artículo en la revista especializada en asuntos de política exterior, World Affairs,  que trata sobre la crisis de legitimidad en Guatemala y como esta puede condenar al fracaso el paquete de ayuda de Obama, El Salvador y Honduras enfrentan muchos de los mismos problemas que Guatemala, pero no pueden ser tratados de manera aislada. La seguridad y los lazos económicos  y  sociales que unen a estos tres países  obligan al Triángulo Norte a ascender o caer como uno solo. Señala, que cualquier esfuerzo por aislar a Guatemala o dejarla fuera del paquete de ayuda arruinará todo el esfuerzo.

Como se puede apreciar, Guatemala es la clave para la implementación del plan de Obama, por lo tanto buscarle una solución a la crisis de legitimidad que en la actualidad afecta al sistema político guatemalteco, es de vital importancia para lograr vencer la resistencia en el Congreso, donde las dudas sobre la viabilidad del plan se han incrementado entre sus críticos a raíz de los recientes eventos en Guatemala. Los detractores del plan consideran que la violencia crónica y la crisis de legitimidad hacen que la ayuda internacional sea imposible.  

En la parte final el artículo de World Affairs destaca, que el Plan Colombia, que Biden propuso en el New York Times como el modelo para el Triángulo Norte, contó con la “voluntad política” como clave para el éxito de ese esfuerzo de 9,000 millones de dólares. Sin embargo, agrega, en Guatemala donde decenas de miles de personas se han manifestado en las calles y donde la fe en el gobierno se ha erosionado dramáticamente, no existe tal voluntad política. Enviar grandes cantidades de dólares en ayuda a un pantano de corrupción sería un flaco favor a los estadounidenses y guatemaltecos por igual. Sólo después de nuevas elecciones y un nuevo gobierno puede Guatemala infundir la confianza necesaria en los que tienen un deseo genuino de ayudar, concluye.

En resumidas cuentas, la llegada de la comitiva de alto nivel de la Casa Blanca y los sucesos que han tenido lugar posteriormente, donde sobresalen el destape de la red de corrupción en la Secretaria General de la Presidencia y las acusaciones hechas públicas por la CICIG contra el candidato a vicepresidente del partido político LIDER, apuntan a que el gobierno de Obama a través de sus mecanismos de poder está interviniendo a toda marcha en Guatemala con el fin de restaurar la legitimidad e imponer sobre la clase gobernante la voluntad política necesaria para lograr que los escépticos en Washington aprueben su plan que, junto con Cuba e Irán, se sumaría a otro de los éxitos de su cuestionada política exterior.


Es obvio que Obama a menos de dos años de dejar la presidencia quiere sumar todos los éxitos posibles en materia de política exterior, y de esa cuenta no está dispuesto a permitir que la intransigencia, la torpeza y la prepotencia de una clase política demencialmente corrupta como la guatemalteca, se interponga en su camino. El plan Alianza para la Prosperidad que más que propugnar la democratización, es un diseño político, económico  y militar con el que se busca afianzar la hegemonía estadounidense en su patio trasero de Centro América. Es en realidad, en palabras de Greg Grandin, la siguiente fase en el “corredor de seguridad” que los Estados Unidos está construyendo a todo lo largo de Colombia, Centro América y México. Una maquina perfecta de guerra perpetua.






Publicado por La Cuna del Sol
USA. 

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