La fase de la «primavera
árabe» está llegando a su fin. El Kremlin y la Casa Blanca están perfilando
ahora el «Medio Oriente ampliado». Pero el acuerdo que habían concluido antes
de la intervención militar rusa en Siria pudiera verse modificado por el cambio
en el equilibrio de fuerzas. Nada demuestra que Moscú aceptará la
estabilización de Siria y que mirará para otro lado mientras se desarrollan los
procesos de división de Turquía y de Arabia Saudita, que están por comenzar. En
todo caso, el cambio radical que ya se anuncia viene a modificar la situación
creada desde hace 5 años. Así que la mayoría de las potencias implicadas están
tratando de cambiar de casaca antes que las demás.
HACIA UNA INVERSIÓN DE
LA SITUACIÓN EN EL MEDIO
ORIENTE
Por Thierry Meyssan
La prensa, sea cual sea el país del que hablemos, está actualmente tan
ocupada analizando con lupa la posición de su propio gobierno con respecto al
Medio Oriente que pasa por alto las negociaciones globales entre la Casa Blanca
y el Kremlin [1], lo cual la lleva a interpretar erróneamente los hechos
secundarios. Para aclarar la actual agitación diplomática tenemos que volver al
acuerdo de septiembre pasado entre Estados Unidos y Rusia.
La parte pública de ese acuerdo fue formulada por Rusia en un documento
distribuido el 29 de septiembre en el Consejo de Seguridad de la ONU [2]. El
documento indica que para restablecer la paz y la estabilidad en el norte de
África y el Medio Oriente basta con
1. aplicar las resoluciones del Consejo de Seguridad –lo cual implica
fundamentalmente la retirada de Israel hacia las fronteras de 1967– y
2. luchar contra la ideología terrorista –o sea, luchar simultáneamente
contra la Hermandad Musulmana, creada por el Reino Unido y respaldada por
Turquía, y contra el wahabismo propagado por Arabia Saudita.
Lo previsto inicialmente era que Rusia hiciese adoptar una resolución en
ese sentido en la reunión del 30 de septiembre en el Consejo de Seguridad de la
ONU. Pero, sólo una hora antes de la reunión, Estados Unidos se opuso [3]. Así
que Serguei Lavrov presidió la reunión sin mencionar el proyecto. Aunque
importante, este incidente debe interpretarse únicamente como un desacuerdo
táctico que no debe impedir un acuerdo estratégico.
El 20 de octubre, el presidente ruso Vladimir Putin recibía en el Kremlin a
su homólogo sirio Bachar al-Assad. Asistían al encuentro los ministros rusos de
Defensa y Relaciones Exteriores, el secretario general del Consejo de Seguridad
de la Federación Rusa y el jefe de los servicios secretos. La entrevista trató
sobre la aplicación del plan ruso-estadounidense, incluyendo la del Comunicado
de Ginebra del 30 de junio de 2012 [4]. El presidente Assad resaltó que él está
siguiendo el contenido de ese Comunicado y, sobre todo, que ha integrado a su
gobierno los partidos de oposición que así lo solicitaron, conforme a la
descripción que contiene el Comunicado de lo que denomina como Órgano
Gubernamental de Transición.
Después de verificar que ambos países interpretaban el Comunicado de
Ginebra de la misma manera, Rusia y Estados Unidos decidieron meter en cintura
a los Estados disidentes, o sea Francia, Turquía y Arabia Saudita. Conscientes
de que la posición de Francia no está basada en intereses realistas sino
únicamente en un sueño de carácter colonial y en el soborno que ha recibido su
gobierno con dinero turco y saudita [5], la Casa Blanca y el Kremlin decidieron
dedicarse únicamente a la fuente del problema, o sea: Turquía y Arabia Saudita.
Así que el 23 de octubre, John Kerry y Serguei Lavrov recibieron en Viena a sus
homólogos turco y saudita. No se publicó ningún texto final pero parece que
Rusia amenazó a los dos invitados sin que Estados Unidos asumiera su defensa.
Temiendo que Rusia y Estados Unidos llegaran a un entendimiento en contra
de Turquía y de Arabia Saudita, Francia convocó en París una «cena de trabajo»,
en vez de una «cumbre diplomática». Alemania, Arabia Saudita, los Emiratos
Árabes Unidos, Estados Unidos, Italia, Jordania, Qatar, el Reino Unido y
Turquía no «decidieron» sino que «abordaron» el futuro de Siria. El formato de
esta reunión corresponde al del «Core Group» de los «Amigos de Siria»,
exceptuando a Egipto, que en secreto ya se puso del lado de Siria. Pero, dado
que Francia no podía hacer otra cosa que invitar a Estados Unidos, la reunión
no arrojó resultado. Este encuentro tampoco llegó a producir un texto final.
Finalmente, el 30 de octubre, Estados Unidos y Rusia reunían una asamblea
más amplia que incluía a todos los países que habían participado en las dos
reuniones anteriores más Egipto, China, Irak, Irán, Líbano, Omán, la Unión
Europea y la ONU. La prensa habló muchísimo de la presencia de Irán –que desde
el inicio del conflicto se había visto marginado de toda negociación– pero pasó
por alto el regreso del Egipto del mariscal al-Sissi, anteriormente excluido
por Francia pero que ahora regresa a la escena internacional gracias al
descubrimiento de sus nuevas reservas de petróleo, así como la persistente
ausencia de la principal potencia regional: Israel. La única explicación
posible de esto último es que el Estado hebreo haya obtenido previamente la
garantía de que podrá concretar uno de sus objetivos de guerra: la creación de
un Estado colonial al norte de Siria.
A los participantes de la reunión de Viena se les invitó a que firmaran una
declaración final que solamente los rusos y los iraníes se han tomado el
trabajo de dar a conocer [6]. Esto está muy lejos de ser una casualidad ya que
en ese documento se asienta en negro sobre blanco la derrota de los halcones
estadounidenses. En efecto, en el punto 8 se indica que el «proceso político»
–no el «proceso de transición»– será lidereado por los sirios y propiedad de
los sirios y que el Pueblo sirio decidirá el futuro de Siria [7]. Esta
insistente formulación invalida el documento de Feltman, que constituyó desde
hace 3 años el objetivo de los halcones estadounidenses, de los franceses, de
los turcos y de los sauditas: la capitulación total e incondicional de la
República Árabe Siria [8].
El proyecto estadounidense
sigue adelante a pesar del acuerdo con Rusia
Después de eso, lo siguiente debería ser, lógicamente, meter en cintura a
Turquía, Arabia Saudita y Francia, lo cual pudiera hacerse perfectamente
manteniendo la búsqueda de los objetivos iniciales de Estados Unidos.
En el caso de Turquía, la victoria del AKP en las nuevas elecciones
legislativas del 1º de noviembre sólo agravará la guerra civil, que seguirá
extendiéndose y desarrollándose [9] hasta la división del país en dos partes y
la posterior fusión del Kurdistán turco, del Kurdistán iraquí y de un
territorio árabe sirio ocupado por los kurdos de Siria y Estados Unidos. Ya en
este momento, el YPG y Estados Unidos han conquistado juntos un territorio
árabe en el norte de Siria. El YPG, que hasta el mes pasado recibía paga y
armamento de Damasco, se ha vuelto ahora en contra de la República Árabe Siria.
Sus milicianos invaden las localidades conquistadas, expulsan a los maestros
árabes y decretan la kurdización forzosa de las escuelas. La lengua kurda, que
se hablaba y se enseñaba en las escuelas, se convierte en lengua única y de uso
obligatorio. Las milicias de la República Árabe Siria, principalmente los
asirios, se ven ahora obligadas a utilizar sus armas para defender sus escuelas
frente a sus compatriotas kurdos [10].
Por su parte, el rey Salman de Arabia Saudita se ve obligado a reconocer su
derrota en Yemen, vecino al que invadió, oficialmente para respaldar un
presidente prófugo, aunque en realidad lo hizo para explotar –con Israel– el
petróleo de la llamada «cuarta parte vacía» [11]. Sucesivamente, los Emiratos
Árabes Unidos y Egipto se retiraron de la coalición saudita. Los emiratíes
decidieron retirarse después de sufrir importantes bajas entre sus oficiales.
Los egipcios lo hicieron más discretamente, dejando las operaciones militares
únicamente en manos de los israelíes. Los houthis, empujados hacia el norte por
los bombardeos, han realizado incursiones en territorio saudita, donde han
destruido varias bases aéreas y todo el equipamiento allí desplegado. Los
soldados sauditas, casi todos extranjeros bajo uniforme del reino, han
desertado en masa obligando al rey a emitir un decreto contra los militares que
abandonan su posición. En aras de evitar un desastre militar, Arabia Saudita
decidió entonces recurrir a otros aliados… y a la chequera. Así obtuvo de Senegal
el envío de 6 000 hombres y de Sudán el envío de 2 000 más. Mauritania todavía
sopesa si enviará o no un contingente. Se dice que el rey Salman ha recurrido
también al ejército privado Academi (ex Blackwter/Xe), que estaría reclutando
actualmente mercenarios en Colombia. El fiasco saudita es imputable
directamente al príncipe Mohammed ben Salman, quien reclamó la iniciativa de
esta guerra. El príncipe debilita así la autoridad de su padre, el rey Salman,
y fortalece la oposición de los dos clanes actualmente excluidos del poder en
Arabia Saudita, el del fallecido rey Abdallah y el del príncipe Bandar.
Lógicamente, ese conflicto debería conducir a una repartición del poder entre
los tres clanes, o sea a una posible partición del reino en tres Estados.
Sólo después de esos nuevos conflicto la paz volvería a la región, con
excepción de la parte árabe colonizada por el nuevo Kurdistán, llamada a
convertirse en nuevo vértice de los antagonismos regionales, en lugar de
Palestina.
Sin embargo, incluso ya escrito, el futuro siempre sigue siendo incierto.
La inversión de la correlación de fuerzas entre Washington y Moscú [12] podría
modificar el acuerdo ya existente entre ellos.
Las ratas abandonan el barco
Mientras los malos perdedores anuncian sin pestañear que la intervención
militar rusa en Siria no está dando los resultados que Moscú esperaba, los
yihadistas que tratan de huir se repliegan hacia Irak y Turquía. El general
Joseph Dunford, jefe del estado mayor estadounidense, reconoció el 27 de
octubre –en medio de una audiencia ante el Senado– que en este momento la
situación militar es favorable a la República Árabe Siria [13]. Por su parte,
el Comandante Supremo de las fuerzas de la OTAN, general Philip Breedlove,
declaró el 30 de octubre, durante una conferencia de prensa en el Pentágono,
que es una simple atenuación retórica decir que la situación cambia día a día y
que ahora amenaza la seguridad de Europa [14].
No queda otra solución que aceptar que la alianza entre los partidarios del
caos y los partidarios de la recolonización no sólo va a perder la partida en
Siria sino que, además, la alianza atlántica ya no puede seguir aspirando a la
dominación global. Como consecuencia de ello, una inesperada inquietud
conmociona las cancillerías, donde muchos comienzan a decir que ya es hora de
lograr la paz… lo cual implica que hasta ahora pensaban de otra manera.
Los «cambios de casaca» que ya se anuncian sobre el tema de Siria tendrán
como primera consecuencia la consagración del papel internacional de la República
Islámica de Irán y de la Federación Rusa, dos actores que la prensa occidental
presentaba –hace sólo 4 meses– como totalmente aislados y condenados a
terribles dificultades económicas, dos potencias que ahora constituyen las
primeras fuerzas militares –regional, en el caso de Irán, y global, en el caso
de Rusia. La segunda consecuencia es que el presidente Assad se mantendrá en el
poder, a pesar de las innumerables veces que se ha anunciado –a lo largo de los
últimos 5 años– que «tiene que irse».
Ante ese contexto, la propaganda de guerra sigue repitiendo, sin inmutarse,
que cuando no son los bombardeos rusos los que matan a los civiles, estos
mueren como consecuencia de los bombardeos del ejército sirio, imputación
“confirmada” por la madre de las organizaciones terroristas islámicas –la
Hermandad Musulmana– a través de su Observatorio Sirio de los Derechos Humanos
(OSDH).
La propaganda de guerra sigue repitiendo también que Rusia está deseosa de
negociar porque la intervención militar le resulta onerosa –como si Moscú
pudiera haber olvidado prever un presupuesto para ello durante el largo proceso
de preparación de dicha operación. Siempre lleno de imaginación e inventiva, el
director de la CIA, John Brennan, afirma por su parte que Rusia está preparándose
para abandonar al presidente Assad, a pesar de que el presidente Putin en
persona se reía de esa muestra de autopersuasión durante su reciente
intervención en el encuentro del Club de Valdai.
En Francia, la rebelión comienza a extenderse a los medios políticos. Los 4
principales líderes de la derecha –Dominique de Villepin, François Fillon,
Alain Juppé y Nicolas Sarkozy– han declarado, cada uno por su cuenta, que es
absurdo buscarse la enemistad de Rusia y obstinarse en no reconocer la derrota
sufrida en Siria. Pero Alain Juppé, que desempeñó un papel central en el inicio
de la guerra, principalmente al firmar un tratado secreto con Turquía, sigue
teniendo como objetivo final el derrocamiento de la República Árabe Siria…
aunque sea más tarde. Del lado de la izquierda, varios líderes se plantean la
posibilidad de viajar próximamente a Damasco.
El hecho es que los cambios previsibles han generalizado el pánico. Al
extremo que Nicolas Sarkozy corrió a entrevistarse personalmente con el
presidente Putin, como también lo hizo el vicecanciller alemán Sigmard Gabriel
[15], quien se ha pronunciado por el fin de los diferendos y los rencores del
pasado y ha llamado a reanudar el diálogo con Rusia.
Ya era hora…
Elementos fundamentales:
- La Declaración de Viena del 30 de octubre de 2015 modifica el Comunicado
de Ginebra del 30 de junio de 2012. En Siria no habrá «proceso de transición»
ya que la República Árabe Siria ha ganado la guerra. Lo que habrá, en cambio,
es un «proceso político» bajo control de las urnas.
- La guerra en Siria debería terminar en los próximos meses, con excepción
del norte, donde Estados Unidos e Israel tratan ahora de crear un Estado
colonial independiente bajo control de los kurdos.
- Hay nuevas guerras en perspectiva alrededor de un seudo Kurdistán
impuesto a poblaciones no kurdas colonizadas, así como en Turquía y en Arabia
Saudita, para dividir estos grandes Estados en varios pequeños Estados,
conforme al plan de «rediseño del Medio Oriente ampliado» de 2001. Washington
no vacilará en destruir a sus aliados desobedientes, mientras que Moscú quiere
acabar con la Hermandad Musulmana y el wahabismo.
- En Francia, la oposición, al igual que el conjunto de la clase dirigente
en Alemania, ha tomado conciencia del avance de Rusia e Irán y de la próxima
caída de Turquía y de Arabia Saudita. Así que tanto la oposición francesa como
la clase dirigente alemana están tratando de modificar su política.
[1] «Moscú y Washington se
plantean refundar las relaciones internacionales», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
5 de octubre de 2015.
[2] «Propuesta rusa de un
debate sobre el terrorismo en el Consejo de Seguridad de la ONU», Red Voltaire, 1º de
octubre de 2015.
[3] “Lavrov
to chair Security Council’s meeting on fighting terrorism”, Tass,
30 de septiembre de 2015.
[5] «¿Por qué Francia quiere
derrocar la República Árabe Siria?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 12 de octubre de
2015.
[6] “Joint
Statement on the outcome of the multilateral talks on Syria”,Voltaire
Network, 30 de octubre de 2015.
[7] “This political process
will be Syrian led and Syrian owned, and the Syrian people will decide the
future of Syria”.
[10] «Estados Unidos e Israel
inician la colonización del norte de Siria»,Red Voltaire, 1ro de noviembre de 2015.
[11] «Exclusivo: Los planes
secretos de Israel y Arabia Saudita», por Thierry Meyssan; «¿Por qué Occidente guarda
silencio sobre la guerra en Yemen?», por Martha Mundy, Counterpunch, Red Voltaire,
22 de junio y 6 de octubre de 2015.
[12] «El ejército ruso muestra
su superioridad en la guerra convencional», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
19 de octubre de 2015.
[13] “Dunford Tells Senate Now is Time to Reinforce Iraqi
Success Against ISIL”, por Jim Garamone, DoD News, 27 de
octubre de 2015.
[14] “Department of Defense Press Briefing by General
Breedlove in the Pentagon Briefing Room”, 30 de octubre de 2015.
[15] «Alemania trata de salirse
del conflicto en Siria»,
por Thierry Meyssan,Al-Watan (Siria), Red Voltaire,
29 de octubre de 2015.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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