Esta semana, en los días
previos a la fiesta anual de Navidad, documentos desclasificados obtenidos por
la fuerza legal del Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, revelan
que los planificadores de la guerra en Washington estaban listos en la década
de los años 1950 para lanzar artefactos nucleares sobre miles de ciudades y
otros centros de población de la Unión Soviética en caso de una guerra.
NAVIDAD ENTONCES…Y AHORA
Por Finian Cunningham
De manera perversa, en el momento de la Navidad, nos enteramos que hace
tiempo los gobernantes de los Estados Unidos de América tenían planes para acabar
con la humanidad por medio de una guerra nuclear.
En momentos en que los cristianos de todo el mundo celebran el nacimiento
del hijo de Dios, Jesús, hace unos 2,000 años, la revelación de un plan
diabólico para extinguir la vida en la Tierra por parte de los EE.UU constituye
una constatación impactante sobre la naturaleza del mal en el mundo moderno.
Esta semana, en los días previos a la fiesta anual de Navidad, documentos
desclasificados obtenidos por la fuerza legal del Archivo de Seguridad Nacional
de Estados Unidos, revelan que los planificadores de la guerra en Washington
estaban listos en la década de los años 1950 para lanzar artefactos nucleares
sobre miles de ciudades y otros centros de población de la Unión Soviética en
caso de una guerra.
Los documentos desclasificados fueron obtenidos después
de casi 10 años de una campaña legal para hacer los documentos secretos del
conocimiento del público.
De manera inquietante, podemos con razón asumir que otros planes semejantes
y nefastos permanecen ocultos en
Washington -aún quedan por ser desclasificados.
Se dice que la más reciente publicación es la lista más completa de
objetivos nucleares que jamás se haya hecho pública. La lista de 1,200 ciudades
asignadas para la aniquilación nuclear por el Comando Aéreo Estratégico de Estados
Unidos, incluía a Moscú, Berlín y Varsovia, así como Pekín, presumiblemente
debido a que la China comunista era considerada un aliado de la Unión
Soviética.
Dos hechos ya establecidos
subrayan la vil mentalidad de los planificadores de la guerra de Washington.
En primer lugar, ya se sabe que los jefes militares en el Pentágono querían
lanzar una guerra nuclear preventiva contra la Unión Soviética en la década de
los 1960. Al presidente estadounidense John F. Kennedy le fue presentado este
plan en julio de 1961 a través de su Estado Mayor Conjunto y el director de la
CIA, Allen Dulles.
La teoría demoníaca en ese entonces era que un ataque preventivo de ese tipo podría ser llevado a
cabo porque los EE.UU, supuestamente tenía una ventaja nuclear sobre la Unión
Soviética, que quedaría tan devastada como consecuencia de una primer ataque que
no sería capaz de contraatacar.
Kennedy, para su eterno crédito, quedó disgustado con el plan militar y lo
descartó. Al escuchar acerca del plan de parte de sus generales, encabezados
por Lyman Lemnitzer, Kennedy habría
vomitado, diciéndole con repugnancia a un asesor: "Y nos hacemos
llamar la raza humana".
En segundo lugar, los EE.UU es el único país que ha usado armas nucleares,
habiendo arrojado dos bombas atómicas sobre Japón en agosto de 1945, que se
tradujo en más de 200,000 muertes al instante. Que alguna nación haya llevado a
cabo un acto de este tipo y nunca haber pedido disculpas por ello -de hecho, no
ha dejado de emitir excusas por el acto de genocidio- es verdaderamente
ilustrativo de una mentalidad excepcionalmente malvada.
Pocos estados han expresado semejante petulancia al haber llevado a cabo el
exterminio en masa. Los Estados Unidos se encuentran así mismos en la histórica compañía de la Alemania nazi
en cuanto a su manifiesto derecho de acabar con millones de prójimos sobre la
base de la supremacía ideológica.
Esto le da un nuevo significado a la noción del "excepcionalismo
estadounidense", reiterado hace sólo unas semanas por el presidente estadounidense,
Barack Obama, con la narcisista y delirante creencia que Estados Unidos es un
dechado de virtudes para el resto de la humanidad.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha dicho que espera que nadie sea lo
suficientemente loco para usar jamás armas nucleares. Aquí habla un líder que tiene un mínimo de
moralidad y humanidad, expresando repudio al uso indiscriminado de tales armas de
destrucción masiva.
No es el caso con los planificadores de la guerra en los EE.UU. Fue el presidente
George W Bush, quien declaró abiertamente la "doctrina del primer ataque"
y el titular Comandante en jefe, Barack Obama, ha mantenido esa doctrina, a
pesar de haber sido, en nuestro mundo orwelliano, galardonado con el Premio
Nobel de la Paz en 2009.
En el transcurso de los 70 años desde el final de la Segunda Guerra
Mundial, los EE.UU han hecho la guerra, abierta y encubiertamente, contra más de
70 países.
Los cálculos sobre el número de muertos a causa de las guerras y subversiones
estadounidenses alcanzan entre 20 y 25
millones, en países que van desde América Latina, África, Oriente Medio y Asia.
Ningún otro país, incluyendo la Alemania nazi, ha sido responsable de la muerte
y la destrucción en la escala infligida por los EE.UU.
El belicismo y la muerte continúan hasta el día de hoy con Afganistán,
Irak, Libia y Siria en ruinas y donde los EE.UU han "perfeccionado"
el arte de la subcontratación de la subversión a las redes terroristas bajo la
bandera del "extremismo islámico". Estos extremistas han asesinado a
musulmanes y cristianos devotos de Dios en su proyecto demoníaco, desatado con
la ayuda de los EE.UU y sus aliados europeos, árabes, turcos y sionistas en el
"gran juego" del cambio de régimen y la geopolítica.
Los escépticos y lavados del cerebro desestiman tales afirmaciones como conspiraciones
descabelladas. Los Estados Unidos, suelen decir, es la "tierra de la
libertad" y campeón de la democracia, los derechos humanos y el derecho
internacional.
Bueno, estos apologistas necesitan centrarse en la realidad de que los
EE.UU no sólo han usado armas nucleares, sino que además tiene planes para
utilizarlas de nuevo en contra de cualquiera a quien designe como enemigo. Los
escépticos y los adoctrinados necesitan dejar de aceptar las pretensiones de
superioridad moral, auto-justificaciones exaltadas y centrarse en el hecho: que
los gobernantes norteamericanos se asignan a sí mismos el derecho a acabar con
los seres humanos.
Sin embargo, todavía podemos esperar que las armas nucleares nunca sean usadas.
Que efectivamente algún día estos barbaros dispositivos de exterminación masiva
sean desterrados para siempre y que nuestra capacidad tecnológica sea
convertida en un medio pacífico para mejorar el bienestar de la humanidad y del
único planeta que compartimos.
En Navidad podríamos aferrarnos a la esperanza y la inspiración por la
trascendencia humana sobre la pobreza, la guerra y el sufrimiento. Pero esa
esperanza no debe cerrar los ojos ante el mal que existe en nuestro mundo. El
mal de la injusticia y la opresión del hombre hacia los otros.
De ninguna manera es "anti-estadounidense" decir esto. Pero el
mayor de los males que enfrentamos hoy en día, son los gobernantes de los EE.UU
y sus puestos de avanzada a nivel mundial que presumen de librar guerras por
razones "políticas", con el fin de mantener su riqueza y privilegios
sobre el resto de la humanidad.
El hecho mismo que estas personas y su mentalidad institucionalizada
estaban, y presumiblemente todavía están, dispuestas a acabar con la humanidad
con armas nucleares es su acusación.
Las personas de buena voluntad deben unirse y derrotar la nefasta
estructura de nuestro mundo, en el que una pequeña élite tiene chantajeada a la
gran mayoría de la humanidad. La humanidad es mucho mejor que eso, se merece
mucho más que eso, y está, potencialmente, destinada para mucho, mucho más que
eso.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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