El secretario de Estado
norteamericano dejó en claro en sus pláticas con la oposición que no habría
precondiciones para las conversaciones y ningún compromiso formal de que se
lograría la salida de Assad en algún momento en el futuro. Kerry fue impreciso
sobre si lo que se esperaba de las conversaciones era un “gobierno de
transición” o un “gobierno de unidad” –insinuando con este último término, que
Assad estaba en control.
LA ESTRATEGIA DEL CAMBIO DE
RÉGIMEN
EN SIRIA HA FRACASADO
Tras las recientes victorias de las fuerzas del gobierno de Al Assad apoyadas
por Rusia, Irán y Hezbolá sobre la bandas de yihadistas islámicos que han
sembrado el terror en el país árabe, finalmente el gobierno de Obama ha llegado
a la conclusión que su exigencia de que “Assad debe irse” es irreal en vista de
los enormes cambios experimentados en el teatro de guerra sirio que
indiscutiblemente han fortalecido la posición de Al Assad, que paso a paso ha
ido recuperando territorio que hace unos meses estaban en poder de los grupos
de mercenarios islámicos apoyados por Arabia Saudita, Turquía, Qatar, los EE.UU
e Israel.
Todo este cambio en la política de Obama, según algunas fuentes, se ha
venido manifestando muy calladamente desde el inicio de la intervención militar
de Rusia en Siria, la cual ha contribuido a modificar drásticamente el balance
militar creado tras las victorias el año pasado de la filial de al-Qaeda, el
Frente al Nusra y sus aliados que pusieron en serias dificultades la
estabilidad del gobierno de Al Assad, precipitando la intervención de Rusia en
septiembre. Como se sabe, la reacción inicial del gobierno de Obama a la campaña
de la aviación rusa en Siria sugería que solo estaban a la espera del fracaso
de la intervención rusa, llegando incluso a sugerir la posibilidad de que se
repitiera el fiasco soviético en Afganistán.
Para la administración de Obama, al igual que los neoconservadores y
liberales intervencionistas de Washington, la exitosa campaña militar
desplegada por Rusia ha sido una enorme frustración, pues en término de 5 meses
de continuos ataques aéreos sobre las posiciones de los llamados “rebeldes”
sirios, los rusos no solo han logrado lo que la pretendida campaña anti Estado
Islámico de los EE.UU no pudo o no quiso hacer, sino que además le asestaron un
severo golpe a su estrategia anti-Assad. Durante semanas llovieron las acusaciones sobre Rusia
y su presidente Vladimir Putin, en el sentido de que su intervención estaba
enfocada en salvar al régimen de Assad y no en derrotar al Estado Islámico, constantemente
se le acusaba que sus ataques aéreos estaban siendo dirigidos contra las
posiciones de los rebeldes “moderados” y que por lo tanto su campaña militar
fracasaría. Los EE.UU parecían inclinados en insistir que Rusia accediera a sus
demandas y de sus aliados, para que el presidente sirio Al Assad dejara el
poder.
Sin embargo, Rusia desde un principio se ha mantenido firme en su posición;
Assad no se irá, su permanencia no es negociable. La permanencia en el poder
del legítimo presidente de Siria es fundamental si se quiere llegar a una
solución negociada a la guerra en Siria, ha dicho Moscú. Mientras tanto la
aviación rusa ha continuado bombardeando, sin distinciones, las posiciones de
los grupos de terroristas opuestos al gobierno sirio. Los bombardeos y las
ofensivas en tierra del ejército sirio y sus aliados enfocados en cortar las
principales rutas de abastecimiento entre las áreas controladas por el EIIL y
la coalición liderada por el Frente al-Nusra y la frontera turca, de
materializarse con éxito, serian un golpe muy serio para los grupos de terroristas
armados de la oposición y sus patrocinadores que han visto con estupor y rabia como
sus perversos planes para el resquebrajamiento de Siria han sido anulados por
la efectiva intervención militar de Rusia.
A finales de enero la situación en el campo de batalla experimentó un
cambio dramático, las tropas gubernamentales sirias recapturaron el pueblo de
Salma en la provincia de Latakia en posesión de al-Nusra Front desde el 2012,
además arrebataron la estratégica al- Shaykh Maskin que había caído en manos de
las fuerzas opositoras a Al Assad a finales de 2014, recuperando de esta manera
el control de la carretera Daraa-Damasco. Más importante aún, ha sido el hecho que
el ejército sirio haya logrado cortar las líneas de abastecimiento entre
Turquía y la provincia de Alepo que es ocupada por al-Nusra y sus fuerzas
aliadas.
Estas victorias del ejército de Siria han modificado significativamente el
balance de fuerzas en el campo de batalla. Has sido un vuelco espectacular que
ha establecido una nueva realidad en el curso de la guerra que, obviamente
fortalece la posición de Al Assad de cara a las negociaciones que podrían
terminar con la guerra en Siria. Esta nueva realidad política y militar impuesta
por la intervención rusa y que favorece claramente la posición de Assad, ha
sido reconocida por la administración de Obama.
Cuando el secretario de Estado, John Kerry, se reunió el 23 de enero en la
capital saudita con Riyad Hijab, el cabecilla de la delegación de la oposición
agrupada en el Alto Comité de Negociaciones (HNC), ya era evidente para el
gobierno de Obama, que la posición militar de Al Assad era mucho más fuerte, y
la oposición armada se encontraba muy debilitada. De hecho, por primera vez existe
la posibilidad real de una derrota total, en vista del éxito de la estrategia
militar ruso-siria de cortar las rutas de abastecimiento de las bandas
terroristas del Frente al-Nusra y las fuerzas terroristas aliadas.
De acuerdo al portal Middle East Briefing, lo dicho por Kerry a Hijab,
refleja un nuevo rumbo en el accionar del gobierno estadounidense teniendo en
cuenta la realidad política y militar. El secretario de Estado norteamericano
dejó en claro que no habría precondiciones para las conversaciones y ningún
compromiso formal de que se lograría la salida de Assad en algún momento en el
futuro. Kerry fue impreciso sobre si lo que se esperaba de las conversaciones
era un “gobierno de transición” o un “gobierno de unidad” –insinuando con este
último término, que Assad estaba en control.
Desconcertados por el cambio en la política de Obama, la oposición armada y
sus patrocinadores, Arabia Saudita y Turquía, acicateados por los EE.UU, asistieron
a regañadientes a las conversaciones de Ginebra, donde debilitados y ante la
imposibilidad de imponer su agenda en las negociaciones, decidieron retirarse
de las conversaciones que, como se había anticipado, fueron un fracaso. Era
obvio que la oposición y sus patrocinadores, entre ellos los EE.UU, no estaban
en condiciones de dictar los términos de un posible acuerdo, ya que Siria y
Rusia con sus últimas victorias en el campo de batalla se han adueñado de la
situación, y son los que están dictando los términos de un posible cese al
fuego.
Después del fracaso de Ginebra, según ha reportado el portal Middle East
Eye, un grupo de voluntarios sirios se aproximaron a John Kerry durante la
recepción en una conferencia de donantes en Londres y le expresaron que él no
había hecho lo suficiente para proteger a los civiles siros, a lo que Kerry
respondió, que ellos deberían culpar a la oposición. “En esencia él dijo, que fue
la oposición la que no quiso negociar y no quisieron un cese al fuego y luego se
marcharon”. De acuerdo al MEE, otro de los voluntarios le dijo al portal, que
Kerry le había dicho: “¿Que quieren que haga? ¿Ir a la guerra con Rusia? ¿Es
eso lo que ustedes quieren? Más adelante los voluntarios relataron que Kerry
les había dicho, que anticipaba tres meses de bombardeos durante los cuales “la
oposición será diezmada”.
Según un reciente análisis en el mismo portal, si Alepo cae, que puede ser
muy pronto, la política de los EE.UU hacia los rebeldes “moderados” dejará de
existir, ya que una oposición organizada “moderada” dejará de existir
efectivamente. Al parecer existen indicios de que los EE.UU se han preparado
para este escenario; la aniquilación de los terroristas “moderados”, y en ese
sentido, ya se habría suspendido el aprovisionamiento de armas. Lo dicho por
Kerry manifiesta claramente que los Estados Unidos no estaría dispuesto a
arriesgarse a una confrontación con Rusia con el ánimo de rescatar a los
terroristas “moderados” de la total aniquilación, como podría suceder muy
pronto en Alepo.
Ante la inminente victoria del ejército sirio en Alepo, la segunda ciudad
más importante de Siria, y la más que segura eliminación de los terroristas del
Frente al-Nusra y de las demás fuerzas aliadas que la han estado ocupando desde
el 2012, así como el cierre total de la frontera turca, los Estados Unidos se
ven apremiados a urgir por un cese al fuego con el objetivo de contrarrestar el
ímpetu de la victoriosa ofensiva de las fuerzas leales a Al Assad, e impedir la
derrota de sus terrorista “moderados”. Esto le permitiría a los EE.UU y sus
aliados árabes y turcos algún tipo de reacomodamiento que les propiciaría
cierto margen de maniobra para seguir albergando su sueño de dividir finalmente
a la República Árabe de Siria. Sin embargo esas maquinaciones imperialistas
tendrán que enfrentar las realidades de un conflicto que ellos mismos
instigaron y que ahora, gracias a la firmeza de Rusia y de los otros miembros
que conforman el Eje de la Resistencia, se ha tornado en su contra y los ha
puesto contra la pared. Probablemente se llegue muy pronto a un cese de las
hostilidades, pero esto solo será temporal, ya que la guerra en Siria donde
están sobre el tablero grandes disputas geopolíticas y geoestratégicas solo concluirá
con una victoria o una derrota militar de grandes dimensiones.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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