9 de marzo de 1916: fecha
memorable para nuestra América
PANCHO VILLA INVADE
ESTADOS UNIDOS
Por Renán Vega Cantor
“Llueve hacia arriba. La
gallina muerde al zorro y la liebre fusila al cazador. Por primera y única vez
en la historia, soldados mexicanos invaden los EEUU. Con la descuajaringada
tropa que le queda, quinientos hombres de los muchos miles que tenía, Pancho
Villa atraviesa la frontera y gritando ¡Viva México! asalta a balazos la ciudad
de Columbus”. Eduardo Galeano
En las tormentosas relaciones de América Latina con EEUU, desde cuando este
último país se hizo independiente hemos aguantado su continuó asedio,
agresiones, invasiones, ocupaciones e intervenciones de toda índole, directas
unas y encubiertas otras. Desde comienzos del siglo XIX, EEUU ha invadido en
repetidas ocasiones a los países situados al sur del Río Bravo. México, Haití,
República Dominicana, Cuba, Colombia, Panamá, Puerto Rico, Nicaragua, entre
otros, han visto mancillada su soberanía nacional y han soportado la intrusión
en sus territorios de la “gleba de morfinómanos”, como llamaba César Augusto
Sandino a los marines yanquis.
Son tantas las agresiones que nos han dispensado los EEUU, que su sola
enumeración llena varios volúmenes. Por esa misma frecuencia, a veces queda la
impresión que una invasión o intervención más (llámese Plan Colombia o Plan
Puebla-Panamá) ya no es noticia. Lo extraño estriba en lo contrario, en que sea
América Latina la que invada a EEUU. Es como si sucediera como en el viejo
chiste: noticia no es cuando un perro muerte a un hombre, la noticia es cuando
un hombre muerte a un perro. Y algo así fue lo que sucedió hace exactamente un
siglo, el 9 de marzo de 1916.
Ese día, por primera vez y única en la historia, hasta ahora, EEUU fue
atacado e invadido por unas cuantas horas desde territorio latinoamericano, más
exactamente desde su país vecino, México. No era el primer ataque que soportaba
EEUU, pues en la guerra de 1812, Inglaterra ya lo había hecho. Pero eso se
había efectuado como parte de una guerra convencional y por una potencia mundial
y en ese sentido no tiene mucha gloria ni interés. Lo de 1916 fue algo
completamente distinto, los invasores eran latinoamericanos, mexicanos para más
señas, y su ataque no tenía precedente alguno. Después tampoco se volvió a
presentar un hecho similar.
En esa ocasión, un grupo de 500 hombres armados, bajo la conducción del
líder revolucionario Pancho Villa, atacó la pequeña población de Colombus,
situada en Nuevo México, en la zona fronteriza con México. Columbus era un
pequeño poblado, en un campamento militar, en donde vivían menos de 800
personas. Ese poblado era como un chorizo, una sola calle larga, en donde se
encontraban las tiendas, un banco y un hotel.
Columbus antes del ataque
Al grito de “¡Viva México! ¡Mueran los gringos!”, el contingente de
guerrilleros mexicanos incursionó en Colombus a las 4.45 de la mañana del 9 de
marzo de 1916. Pancho Villa tenía sus razones para atacar a los EEUU, que
incluían desde cuestiones personales hasta asuntos estratégicos. En términos
personales, no admitía que un traficante de armas, residente en Columbus, y de
nombre Samuel Ravel, le hubiera negado la entrega de unos rifles Springfield
que ya le había pagado. Le indignó saber que en la ciudad de El Paso (EEUU)
hubieran sido asesinados una veintena de mexicanos en una forma brutal, cuando
el carcelero les prendió fuego. Pero las razones fundamentales de un militar
nato, y de un estratega consumado, como lo era Pancho Villa, iban más allá de
sus consideraciones personales.
La razón de fondo por la que decidió invadir a EEUU fue la rechazar el
apoyo que el gobierno de Woodrow Wilson le había dado al gobierno
constitucionalista de Venustiano Carranza, porque creía que esto significaba el
fin de la soberanía mexicana. La alianza entre los dos gobiernos implicó en la
práctica que EEUU abasteciera de armas a los constitucionalistas y permitiera
el uso de su territorio para que por allí se movieran sus tropas, con lo que se
facilitaba el ataque contra las tropas de Pancho Villa. A raíz de estos
sucesos, Pancho Villa publicó un manifiesto el 21 de noviembre de 1915 en el
que denunciaba que el precio que se debía pagar por el apoyo estadounidense a
Carranza era “la venta de nuestro país por el traidor Carranza”. En el mismo
sentido, en una carta enviada a Emiliano Zapata le manifestaba: “La venta de la
patria es un hecho, y en tales circunstancias […] decidimos no quemar un
cartucho más con los mexicanos nuestros hermanos y prepararnos y organizarnos
debidamente para atacar a los americanos en sus propias madrigueras y hacerles
saber que México es tierra de libres y tumba de tronos, coronas y traidores”.
Columbus después del ataque
Con su ataque a Colombus, Villa pretendía romper las buenas relaciones
entre EEUU y el gobierno constitucionalista. Con ello también buscaba la
reconstrucción, en medio de la reacción nacionalista, de su ejército (la antaño
poderosa División del Norte), que estaba seriamente diezmado y había sufrido
importantes golpes de parte de las tropas leales a Carranza.
El ataque de las huestes guerrilleras comandadas por Pancho Villa fue
bastante desordenado, lo que permitió la rápida respuesta de las tropas
yanquis, así como de los civiles que se encontraban en el poblado. Uno de los
errores más costosos fue haber quemado un hotel, un hecho que facilitó la
ubicación de los atacantes. El enfrentamiento duró seis horas, al cabo de las
cuales los villistas recogieron sus heridos y regresaron a México, capturaron
80 caballos, 30 mulas y 300 fusiles. El saldo final del ataque, sobre el que
existen discrepancias entre los historiadores, fue de 17 militares de los EEUU
muertos, junto con diez civiles y cerca de 80 villistas murieron. También
fueron capturados 7 de ellos. Colombus quedó destruido, y las primeras imágenes
del día mostraban un lugar en ruinas y en llamas.
La respuesta de EEUU, como era de esperarse, fue brutal. Para perseguir a
Pancho Villa se organizó una cacería, como las típicas del Lejano Oeste: se le
puso precio a su cabeza, se le calificó como un vulgar bandolero, y se le
persiguió durante cerca de un año, como parte de la llamada Expedición Punitiva
que encabezó el general John Pershing. La persecución se dio en terreno
mexicano, en un caso típico de invasión territorial. Pero los EEUU no pudieron
alcanzar su objetivo de capturar vivo o muerto a Pancho Villa. La cacería del
revolucionario popular fue un fracaso estrepitoso para los EEUU, por la tropa
que se dispuso, cinco mil hombres, los costos de la misma y la inversión en
armas y equipos, de un ejército con unidades de caballería, infantería y
artillería y un escuadrón aéreo de ocho aeroplanos.
Cartel en el que se ofrecen 5.000 dólares por la captura de Pancho Villa
Eso sí, como suele ser frecuente en las intervenciones militares de los
EEUU, la incursión les sirvió para probar nuevas armas y tácticas bélicas, que
muy útiles les serán en guerras posteriores. Sobre los invasores, los mexicanos
afirmaban, con ese humor que los caracteriza, “¡Entraron como águilas y se van
como gallinas mojadas!”.
Pancho Villa se convirtió en el símbolo de la resistencia popular a la
invasión y su imagen adquirió una notable connotación nacionalista, como
defensor de la soberanía territorial de México.
Para nuestra América, siempre humillada y ofendida por el imperialismo, la
incursión de hace un siglo al territorio de los EEUU por Pancho Villa es un
hito histórico memorable. Siempre debería recordarse como ejemplo de
independencia y dignidad. Seguro que en otras condiciones, en un continente
unido y soberano, el 9 de marzo sería un día festivo, y la estatua de Pancho
Villa estaría presente en las principales plazas de todas las ciudades de
nuestro continente, como forma de rendir tributo a la memoria del único que se
ha atrevido a atacar a los EEUU en su propia casa.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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