Para sacar a los argentinos
de las “nubes de populismo” y retornarlos a la realidad neoliberal, se
aprobaron los “tarifazos macristas” que se traducen en 100 por ciento de
aumento de los pasajes de trenes y ómnibus, 700 por ciento en electricidad, 500
por ciento de incremento del precio de gas para las casas y 1.700 por ciento
para pequeñas y medianas empresas. El agua subirá en 500 por ciento y la
gasolina en 375 por ciento. De acuerdo al secretario de la Unión Industrial
Argentina, Carlos Sacco, “el aumento de tarifas recaerá negativamente en las
pequeñas y medianas empresas que perderán a corto plazo hasta 200 mil puestos
de trabajo”. Ya fueron despedidos del sector público 110 mil personas y se
espera que las filas de desocupados se incrementen esta semana con 25 mil
personas más, tal como lo anunció el Gobierno.
ARGENTINA MARCHA
A LA VORÁGINE DEL CAOS
Por Vicky Peláez
Los venezolanos, bolivianos, ecuatorianos y brasileños que están soñando
con un “cambio” y abandonar todo lo que alcanzaron con sus gobiernos
progresistas, tienen que pensarlo diez veces ante lo que está pasando en
Argentina.
El actual presidente Mauricio Macri, quien sedujo a sus paisanos con la
necesidad de hacer el “cambio” que les haría más prósperos, prometiendo en su
campaña electoral “Pobreza Cero”, ha
traicionado todo lo prometido y en sólo en tres meses de gobierno ha aumentado
la tasa de la pobreza en cinco por ciento.
Esto significa que desde el 10 de
diciembre de 2015, cuando Mauricio Macri asumió el poder, hasta el 10 de marzo
pasado, un millón 400 mil argentinos engrosaron las filas de los pobres y de
ellos 350 mil personas cayeron en indigencia, reveló un estudio del
Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). No
cabe duda que estas cifras aumentarán drásticamente con la política de un “Shock
Tarifario” anunciada por el gobierno. Según el actual Ministro de Transporte,
Guillermo Dietrich, “el populismo es negativo porque acostumbra al pueblo a
recibir cosas gratis”.
Para sacar a los argentinos de las “nubes de populismo” y retornarlos a la
realidad neoliberal, se aprobaron los “tarifazos macristas” que se traducen en
100 por ciento de aumento de los pasajes de trenes y ómnibus, 700 por ciento en
electricidad, 500 por ciento de incremento del precio de gas para las casas y
1.700 por ciento para pequeñas y medianas empresas. El agua subirá en 500 por
ciento y la gasolina en 375 por ciento. De acuerdo al secretario de la Unión Industrial
Argentina, Carlos Sacco, “el aumento de tarifas recaerá negativamente en las
pequeñas y medianas empresas que perderán a corto plazo hasta 200 mil puestos
de trabajo”. Ya fueron despedidos del sector público 110 mil personas y se
espera que las filas de desocupados se incrementen esta semana con 25 mil
personas más, tal como lo anunció el Gobierno.
El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, anunció cínicamente
que estamos aplicando la reestructuración de la economía “cuidando a los que
menos tienen”, agregando que en realidad “estamos avanzando en la dirección que
nos dio el pueblo argentino cuando nos dio su voto”. Si el pueblo le “dio” a
Macri esta “dirección”, entonces tiene que prepararse a ajustar su cinturón
mucho más, pues el mismo Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió hace poco
que el crecimiento argentino en 2016 sería negativo (-1%) y posiblemente
descendería a —3 por ciento. Todo esto está ocurriendo en medio del silencio
cómplice de los medios de comunicación que apenas hace medio año atrás tenían en permanente
crítica al gobierno de Cristina Fernández.
Nadie comenta que el presidente norteamericano Barack Obama mandó a su gurú
y consejero Jim Messina para levantar la imagen de Mauricio Macri y promover
los intereses nacionales norteamericanos en Argentina. El 30 de marzo pasado,
el enviado de Messina Group y su vicepresidente Brennan Bilberry se reunió con
el jefe de gabinete, Marcos Peña y el secretario de Comunicación Pública, Jorge
Grecco. A Messina lo consideran en EEUU como el actual Karl Rove (asesor de
George W. Bush) cuyo eslogan era “Somos el Imperio ahora y cuando actuamos
estamos creando nuestra nueva realidad”.
No se sabe qué “nueva realidad” puede construir Washington en Argentina, a
excepción del sometimiento absoluto del país a los dictados de la Casa Blanca
por medio del Grupo Messina, en las condiciones cuando EEUU está en proceso de
decadencia económica y social y en retroceso geopolítico internacional. En el
reciente libro “Killing the Host” (“Matando al Anfitrión”), su autor Michael
Hudson recalcó que “América está ahora en la misma crisis que sufrió Argentina
(en los años 1990), Grecia, Letonia y Rusia. Sus economías son nuestro futuro”.
Esperar en estas condiciones grandes inversiones norteamericanas y su ayuda, en
la que cree y pone sus esperanzas Mauricio Macri, es una ilusión por mucho
sometimiento que ofrezca a Washington.
Después de una década de disputas, órdenes judiciales, cabildeo, presiones
y chantaje de los fondos buitre (los que compran deudas impagas por una pequeña
fracción de su valor nominal y luego entablan demandas para recaudar ganancias
exorbitantes) arremetidos contra los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y
Cristina Fernández (2007-2015), Mauricio Macri se rindió finalmente y tiró la toalla.
Precisamente los dos gobiernos anteriores salvaron la economía de una
catástrofe al cesar en 2002 los pagos al cartel de acreedores encabezado por el
FMI. Para los que olvidaron valdría la pena de hacerles acordar que tres meses
después de declararse en quiebra el país, se inició la recuperación económica.
Entre 2003 y 2015, Argentina redujo el 70 por ciento de la pobreza y el 80 por
ciento de la pobreza extrema. Al mismo tiempo, se logró el acuerdo con el 93
por ciento de los acreedores en 2010 y 2015.
Sin embargo, Washington irritado por el populismo kirchnerista ordenó en
2012 el bloqueo a los créditos para Argentina lo que puso en aprieto la
economía nacional. Fue el mismo Macri quien increpó en aquellos tiempos al
Departamento de Tesoro norteamericano que era “demasiado blando” con Cristina
Fernández. Actualmente todos los créditos están desbloqueados, sin embargo, no
se está produciendo el flujo de los inversionistas al país que tanto espera
Mauricio Macri. Se calcula que la inversión norteamericana en Argentina en 2016
no superará los cuatro mil millones, una cantidad insignificante para la
economía nacional. A su vez, el gobierno de Macri tendría que pagar muy pronto
12,5 mil millones de dólares a los fondos buitre, llegando la ganancia de
algunos de ellos al 900 por ciento de lo invertido en la compra de la deuda
argentina.
También Macri, a 34 años de la Guerra de las islas Malvinas donde murieron
649 soldados argentinos que eran chicos de apenas 18 años, disolvió la
Secretaría Relativa a las islas Malvinas olvidándose del reclamo de Argentina
sobre las islas desde 1833 cuando el Reino Unido ocupó el archipiélago.
Curiosamente tomó esta decisión justo un día después de declarar que “volvemos
a usar la fuerza del diálogo, de la verdad y de la justicia respecto a las
islas Malvinas”. Pero de qué diálogo puede hablar el presidente Macri o de qué
soberanía del país si durante el encuentro con Barack Obama se firmó una serie
de acuerdos relacionados a la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo en
coordinación con la DEA, el FBI y el Comando Sur y también se abrieron las
puertas a las transnacionales y se acordó a la apertura irrestricta del
comercio.
En Argentina no se divulgaron los detalles del documento del Departamento
de Estado norteamericano, “Fact Sheet: United States-Argentina Relationship”.
En el rubro Seguridad y Defensa, EEUU, el creador y auspiciador principal del
terrorismo islámico, se compromete, igualmente como lo hizo en México, a formar
una red de Centros de Fusión de Inteligencia en las que participarán la CIA, el
FBI, la DEA, la DIA y los servicios de inteligencia nacional y local para
luchar contra el terrorismo islámico en la Triple Frontera (en el cruce de las
fronteras de Argentina, Brasil y Paraguay) donde hay una antigua comunidad
libanesa, aunque hasta ahora no se detectó ningún caso terrorista en la región.
Lo que le interesa realmente a Washington de ese punto es el Acuífero Guaraní
que tiene agua suficiente para abastecer a 6 mil millones de personas durante
20 mil años.
Desde 2001 Washington habla de la existencia de células de Al Qaeda en la
zona que nunca pudo comprobar y el Pentágono en 2004 lanzó la idea de crear una
base norteamericana en la Triple Frontera. En lo referente a combatir el
narcotráfico, también hay que referirnos a esta labor de EEUU en México donde
los carteles se han convertido en las transnacionales de la droga y acordarnos
de la Operación del FBI “Rapid and Furious” del Departamento de Justicia
estadounidense que transfirió 2 mil armas de fuego al cártel de Sinaloa que
“soplaba” sobre otros carteles.
También este documento habla sobre el aumento de la participación militar
argentina en las misiones de paz en África, mayor coordinación en el
intercambio de información entre las Fuerzas Armadas argentinas con el Comando
Sur que se compromete a dar mejor capacitación a sus militares, la instalación
de una oficina estadounidense de aduana en el país y de protección fronteriza.
A su vez, Argentina en el futuro cercano acabaría con los límites entre las
tareas de las Fuerzas Armadas y de la Seguridad Interior como se está
produciendo en EEUU y México. El próximo mes tendrá lugar ya el encuentro de
trabajo del Departamento de Defensa norteamericano con las Fuerzas Armadas
argentinas. En el rubro del comercio y tratados se espera que Argentina abrirá
al país al comercio y las finanzas globales convirtiéndose en un socio
norteamericano. Seguro, sería el socio al estilo de Carlos Menem y sus “relaciones
carnales” con Norteamérica.
La cuestión de socio es algo relativo, pues por muy encantado que quedó
Washington con Mauricio Macri, no hicieron nada para prevenir que su socio
argentino no fuese incluido en Panama Papers (Panamapapers.isij.org), como un
involucrado en los negocios en los paraísos o refugios fiscales. El Consorcio
Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés),
que divulgó documentos sobre 140 personalidades de 50 países con cuentas
bancarias en paraísos fiscales, no es una organización completamente
independiente. The Center of Public Integrity es su base de financiamiento y a
la vez este centro recibe dinero de la Ford Foundation (ligada a la CIA),
Carnegie Foundation, el Rockefeller Brothers Fund, Rockefeller Family Fund,
W.K. Kellog Foundation, la Open Society Foundation de George Soros entre muchas
otras organizaciones de las elites norteamericanas inmersas en el proyecto
globalizador del dominio absoluto norteamericano sobre el planeta.
Es realmente un misterio por qué involucraron a Macri, sacrificando su
prestigio como un “luchador contra la corrupción” que él prometió ser durante
su campaña electoral. Ahora resulta que Macri integró junto a su padre Franco y
su hermano Mariano el directorio de la compañía “offshore” (refugio fiscal)
Fleg Trading Ltd. (Comercio de Sustos, en escocés) registrada en Bahamas entre
1998 y 2009 y al ser elegido jefe de gobierno de Buenos Aires en 2007 no
incluyó en sus declaraciones juradas su conexión con la firma. El presidente de
Argentina afirmó que era un “director casual” y nunca recibió honorarios. En la
opinión del exdirector de JP Morgan, Hernan Arbizu, “los directores siempre
cobran honorarios. Y en el caso de que Macri no cobrara, es más sospechoso aún.
¿Por qué no cobraba honorarios siendo director de una sociedad? Y si prestó su
nombre es más grave todavía”.
La revelación de la ICIJ sobre el negocio turbio del presidente en las
Bahamas quedó corta porque al día siguiente de su publicación apareció la
información de que Mauricio Macri también es parte de una sociedad Kagemusha
(un “Guerrero Doble” o un Guerrero Sombra para desviar la atención de los
demás) fundada en un paraíso fiscal en 1981 junto con su padre Franco y su
hermano Gianfranco. A su vez, Mauricio Macri es director de otras tres
sociedades del mismo tipo: Argenconsa SA, Sideco Americana y Fracsocma
registrada en Panamá.
¿Tan ciego fue el pueblo argentino para depositar su confianza y sus esperanzas
en un político y empresario con varios juicios mientras era jefe del gobierno
de Buenos Aires y envuelto en negocios turbios o fue simplemente desinformado,
confundido y manipulado? En un reciente artículo, “Cómo Hackear una Elección”
escrito por Jordan Robertson, Michael Riley y Andrew Willis sobre el famoso
hacker colombiano, Andrés Sepúlveda, su personaje revela los trucos que usó
para lograr la elección de Enrique Peña Nieto en México recibiendo 600 mil
dólares y otros “trabajos” que hizo en unos nueve países más. Dice Sepúlveda
que “mi trabajo era hacer acciones de guerra sucia y operaciones psicológicas,
propaganda negra, rumores, en fin, toda la parte oscura de la política que
nadie sabe que existe pero que todos ven”.
Posiblemente los argentinos vieron lo siniestro de Macri pero dudaron en lo
que vieron con la ayuda de los medios de comunicación. Una lección para que
aprendan bolivianos, ecuatorianos, venezolanos y brasileños, y por qué no en
los otros países donde tienen que elegir a la persona que regirá su futuro,
como el caso del Perú, pero ese ya es tema de otra columna.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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