viernes, 30 de junio de 2017

Los últimos estertores de los Estados Unidos

El denominado sistema del petrodólar, en el que el petróleo y el gas son los productos más comercializados en el mundo que se realiza principalmente a través de la moneda estadounidense, parece estar llegando a su fin. Ese sistema de varias décadas de antigüedad está siendo desafiado por el surgimiento de China, Rusia, India, Irán y otros. Si el petrodólar y sus privilegios globales son desplazados, entonces Estados Unidos se estará enfrentando a un apocalipsis económico.


LOS ÚLTIMOS ESTERTORES DE
LOS ESTADOS UNIDOS


Por Finian Cunningham

China y Rusia ya han abandonado el dólar estadounidense en su vasto comercio de energía. Ahora China está apalancando a Arabia Saudita para que también abandone el dólar en lo concerniente a las ventas de petróleo. No es de extrañar, al parecer, que las políticas estadounidenses estén arremetiendo con fuerza cada vez más.

El poder global estadounidense depende en su supuesta capacidad económica y fuerza militar. Con su economía en un declive prolongado, precipitado por un dólar tambaleante, los gobernantes estadounidenses están dependiendo cada vez más del militarismo para proyectar su poder. Esa tendencia está empujando al mundo a la guerra.

El desafío es conducir, de alguna manera, al monstruo militar estadounidense a un amarradero seguro sin provocar una guerra mundial.

El declive estadounidense es de proporciones históricas -al igual que la desaparición de otros imperios del pasado- y radica en el colapso inminente del sistema del petrodólar que le ha dado a los EE.UU privilegios sin precedentes en las últimas décadas desde la Segunda Guerra Mundial

No es coincidencia que el aumento de las tensiones globales en los últimos años se esté produciendo en un momento en que la economía estadounidense está contemplando el abismo. La clave para la supervivencia de la economía de los EE.UU, como lo sabemos, es el estatus del dólar estadounidense como la principal moneda de reserva del mundo.

El denominado sistema del petrodólar, en el que el petróleo y el gas son los productos más comercializados en el mundo que se realiza principalmente a través de la moneda estadounidense, parece estar llegando a su fin. Ese sistema de varias décadas de antigüedad está siendo desafiado por el surgimiento de China, Rusia, India, Irán y otros. Si el petrodólar y sus privilegios globales son desplazados, entonces Estados Unidos se estará enfrentando a un apocalipsis económico.

Debe decirse que no hay nada ilegítimo en desafiar este dominio unipolar estadounidense. ¿Por qué los países deben verse obligados a realizar su comercio internacional con el dólar estadounidense principalmente, que simplemente se debe a circunstancias históricas durante los años 1970 que dieron lugar al sistema del petrodólar? Ese sistema funciona, en efecto, como un impuesto global que los Estados Unidos imponen a todas las demás naciones para que se vean obligadas a comprar billetes impresos en Estados Unidos.

Tal vez ningún otro país haya hecho más para forjar un orden mundial multipolar que China y Rusia. China es el mayor importador de petróleo y Rusia es el mayor exportador de combustible del mundo. Cuando anunciaron el año pasado que en lo sucesivo el comercio de petróleo se llevaría a cabo en sus propias monedas nacionales de yuanes y rublos, ese evento significó un clavo en el ataúd del dólar.

Ahora, hace sólo unas semanas, China y Arabia Saudita -el segundo mayor productor mundial de petróleo- supuestamente lanzaron serias negociaciones para que el futuro comercio de combustible energético se realice en yuanes. Según comentaristas, Arabia Saudita tiene pocas opciones, ya que China ha estado reduciendo progresivamente la cuota de mercado del reino saudita con otros exportadores de petróleo, como Rusia e Irán. Si los saudíes quieren mantener las exportaciones a la mayor economía del mundo, entonces tendrán que hacer sus negocios en moneda china, no el dólar de los Estados Unidos, como lo han hecho habitualmente.

Randy Martin, un analista político estadounidense, dijo que la esperada caída del petrodólar se está acelerando.

"El petrodólar está en declive y, en consecuencia, todo el sistema financiero que sustenta las economías occidentales", dijo Martin. "China y Rusia han sentado las bases económicas globales para la nueva Ruta de la Seda y la aparición de una nueva economía eurasiática que deja por fuera a Estados Unidos y su petrodólar. Eso deja al dólar estadounidense y su economía en la ruina mientras Estados Unidos insiste en tratar de mantener su cruzada unipolar por la dominación económica mundial. En definitiva, lo que China y Rusia han hecho con éxito es desenmarañar el fundamento económico de la hegemonía global de Estados Unidos”.

Sin embargo, esa histórica defunción del poder estadounidense está llena de peligro. Eso debido a que el cambio de un mundo unipolar dominado por Estados Unidos a uno multipolar se dará a un enorme coste económico para los Estados Unidos. Con una enorme deuda de 20 billones de dólares y la inflación disparándose hacia arriba debido a la eventual desaparición del dólar, la sociedad estadounidense se enfrenta a una implosión de la pobreza, el desempleo y la ruptura social.

"En consecuencia, el mundo se enfrenta a una superpotencia mundial en declive mortal, que ahora está expresando sus temores existenciales con una desenfrenada agresión militar en todo el mundo, lo que resultará en una grave amenaza para la humanidad mientras los Estados Unidos forcejean por su lugar en una nueva economía multipolar global ", concluyó Martin.

El sistema político estadounidense está luchando por su propia supervivencia dado el inminente fin de su hegemonía del petrodólar. No es coincidencia que la élite gobernante de Estados Unidos esté recurriendo al militarismo y a la guerra como una manera de evitar la temida turbulencia económica. La frecuencia de las guerras dirigidas por Estados Unidos en toda la región del Oriente Medio, en particular, tiene que ver con el mantenimiento de la hegemonía estadounidense mediante la imposición del poderío militar.

La guerra subsidiaria en Siria es un plan para que los Estados Unidos puedan subyugar a Irán y Rusia percibidos como sus rivales globales.

También es relevante que el emirato rico en gas del Golfo Pérsico, Qatar, este llevando la voz cantante entre los estados árabes para realizar más comercio con China reemplazando el dólar con el yuan. Qatar también ha mantenido relaciones relativamente amistosas con Irán con las que comparte un enorme campo de gas en alta mar.

En medio de estas tumultuosas relaciones mundiales, Estados Unidos busca militarizar el contexto tanto como sea posible. Al estimular y prolongar los conflictos, los Estados Unidos pueden beneficiarse del comercio militar y también manteniendo su esfera de influencia sobre las naciones subordinadas. Esto en buena medida a través del apoyo al sistema del petrodólar en el Oriente Medio, rico en petróleo.

Como se ha señalado, cuando el sistema del petrodólar se está derrumbando, a través de la aparición de un mundo multipolar, entonces la economía estadounidense y, de hecho, toda su sociedad, tal como la conocemos, está contemplando un abismo.

"La respuesta de Estados Unidos a su inminente desaparición ha sido la aprobación total de una economía militar para Arabia Saudita", observa el analista Randy Martin.

Eso fue destacado el mes pasado por el presidente estadounidense, Donald Trump, que realizó su primer viaje al extranjero a Arabia Saudita para anunciar un contrato de venta de armamento por un valor de hasta 350.000 millones de dólares, tres veces más de lo que su predecesor Barack Obama vendió a Arabia Saudita durante su presidencia de ocho años.

El corolario del militarismo estadounidense en Oriente Medio es un aumento de las tensiones y el potencial para una guerra total en Siria con Rusia e Irán.

"La intromisión de Estados Unidos en Oriente Medio es poco más que un intento existencial de preservar su hegemonía allí a través de la fuerza militar, ya que su dominio económico a través del petrodólar se desvanece", añadió Martin.

La aparición de un mundo multipolar parece no sólo inevitable, es deseable en términos de establecer un orden global más democrático. Un mundo unipolar visto bajo la hegemonía estadounidense es una fórmula para la tiranía y la anarquía.

La buena noticia es que la hegemonía estadounidense está desmoronándose. La desaparición del petrodólar es el signo revelador del ocaso de otro imperio. Pero esa transición hacia un orden mundial más razonable y sostenible es similar a la negociación de una salida de un campo minado.


Afortunadamente, Rusia y China puede que  tengan el suficiente poder militar para disuadir al desesperado y menguante imperio estadounidense de intentar incitar una guerra catastrófica. Sin embargo, los últimos estertores rara vez son eventos racionales.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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