A la luz de la experiencia,
es posible afirmar una conclusión: la izquierda solo afirma su condición de tal
en la lucha revolucionaria, no al margen de ella, desde y en función de los
intereses de las clases oprimidas que protagonizan la revolución Bolivariana,
luchando en medio de sus agudas contradicciones por la continuidad de la misma
y por el carácter revolucionario de su gobierno, sin dejar de dirigir su ataque
contra las clases explotadoras y contra el gran baluarte de la contrarrevolución
mundial: el Imperialismo yanqui, que les sirve de sostén; y sin apartar por un
segundo la vista de la voluntad organizada de los explotados en su marcha hacia
la perspectiva Socialista de la Revolución Social.
GUERRA IMPERIALISTA CONTRA
VENEZUELA Y EL
CRETINISMO DEGRADANTE DE UNA
"IZQUIERDA" EN RUINAS
Por: Francisco Marín
El comienzo de la Revolución Bolivariana, con la irrupción de grandes y
heterogéneas fuerzas sociales en la escena política Nacional para intervenir -
no como simples actores de reparto sino como protagonistas centrales - en
"la refundación de la Patria" bajo la dirección del Comandante
Chávez, tuvo, entre otras, dos implicaciones importantes: por un lado, acelero
el derrumbe de las decadentes estructuras políticas (el Estado, partidos
políticos tradicionales, democratismo representativo, etc., etc., etc.) con las
cuales la gran burguesía local y el capital imperialista aseguraron su
dominación sobre Venezuela a lo largo del siglo XX; por el otro, marco un punto
de inflexión en la abigarrada izquierda venezolana que la colocó frente a un
nuevo comienzo, ahora en medio de las complejas magnitudes del cisma que
cambiaria el mapa político y social del país.
Se inició desde entonces un ya largo y contradictorio proceso de
recomposición que ha abarcado al conjunto de las vertientes de la izquierda,
cuyos matices han ido determinándose por los intereses sociales que han
estampado su sello en las aspiraciones y programas de las fuerzas históricas en
pugna: por un lado, las de la Revolución Bolivariana, reivindicadora del Poder
Popular y el papel protagónico de las clases oprimidas en la lucha por la
Soberanía y el desarrollo Nacional independiente bajo una perspectiva
Socialista de sociedad; por el otro, el Bloque de las viejas clases
explotadoras (la burguesía, la Oligarquía histórica y sus lacayos), alineadas
al Imperialismo yanqui en la preservación de un régimen que les garantizó el
control de las riquezas del país y la subordinación del trabajo del pueblo
venezolano a sus intereses.
Bajo los influjos de esta abarcadora lucha de clases, la izquierda local
(desde la más radical hasta la más moderada y reformista), lastrada por una
profunda heterogeneidad en sus conceptos, en sus perspectivas y también en su
actitud frente al proceso político en marcha; atomizada y, por lo general, sin
respaldo social significativo, ha experimentado toda una serie de decantaciones
y definiciones, jalonadas por las tensiones y desenlaces de esta lucha entre
Revolución y contrarrevolución, lucha cuyo escalamiento no ha hecho otra cosa
que agudizar la polarización de las fuerzas de clases en pugna, dentro los
límites de una sociedad capitalista en descomposición que no ha sido derrocada
totalmente aun. Tales deslindes, por lo general, han llevado a muchos a
recorrer una ruta que los ha terminado colocando en las filas de la contrarrevolución.
Un ejemplo temprano de esto lo hayamos en la dinámica que desembocó en el
Golpe de Estado Burgués imperialista de Abril de 2002 y la consiguiente
insurrección popular revolucionaria que lo desbarato 47 horas después. Los que
"desde la izquierda", en el curso de aquel periodo (1999 – 2002),
presentaron a Chávez como un militar "neoliberal", un "agente
del capital transnacional", "la peor estafa que se hacía al pueblo
venezolano en toda su historia política", etc., etc., al mismo tiempo que
desde la derecha política se le etiquetaba de "amenaza Castro
comunista", "enemigo de la democracia", dictador populista,
portavoz "de un proyecto fracasado", etc.; quedarían encuadrados en
una misma operación sediciosa, cuyo disparador sería las leyes habilitantes promulgadas
por el Comandante Chávez en el 2001. Este hecho cerró toda posibilidad a los
contemporizadores de todo pelaje y planteó, sin ambages, el carácter
irreversible de la confrontación contra la burguesía y la Oligarquía histórica;
entonces, sobrevino la fractura en la Asamblea Nacional: diputados de las filas
Bolivarianas (provenientes de distintas vertientes de la izquierda del periodo
Puntofijista: Liga Socialista, MEP, PRV, etc), darían el salto a la derecha,
antes de que el golpe se consumara.
La imagen de dos "dirigentes de la izquierda venezolana" (uno de
Bandera Roja, el otro de la Causa R), saliendo a las carreras de Miraflores la
tarde del 13 de abril de 2002, cuando sobre el Palacio de Gobierno se agolpaban
las masas populares exigiendo el retorno de Chávez, son una prueba de la
naturaleza de las definiciones y deslindes experimentados. Aquellos dirigentes
no tuvieron necesidad, entonces, de utilizar la condición de
"chavistas" para enmascarar su papel en la trama sangrienta: les bastaba
la condición de dirigentes de "la izquierda venezolana" para avalar
la consumación, a su decir, no de un golpe burgués de corte fascista, sino de
"la recuperación de la democracia".
Las definiciones y deslindes no concluirían ahí, por supuesto. En el curso
posterior adquirirían nueva entidad, especialmente a partir del año 2003,
cuando el problema de la democracia revolucionaria se instaló con fuerza en el
corazón económico del país y el problema del papel de las clases en la
dirección de la Revolución abrió las puertas de nuevas etapas de mayores
confrontaciones y transformaciones: El anuncio del comienzo de la transición al
Socialismo y las medidas aplicadas (nacionalizaciones) por el gobierno en ese
sentido (2007), la creación del Psuv y la lucha por la Reforma Constitucional
(2007), el golpe de Timón (2012) y el fallecimiento del gran Timonel, Hugo
Chávez (2013), han sido, entre otros, puntos de inflexión que han tensionado a
las fuerzas revolucionarias y a la propia Revolución Bolivariana en su lucha
contra la reacción oligárquica.
Luego de casi dos décadas de permanente batallar, de aciertos y errores, de
marchas y contramarchas, pero también de conquistas y transformaciones
trascendentales en muchos campos, el proceso Bolivariano atraviesa su más
difícil trance: en un marco de relaciones de fuerzas adverso, resiste la
arremetida sistemática, concentrada y feroz con la que el imperio (en redoblado
auxilio de la derecha local y su burguesía lacaya) busca consumar la sentencia
de muerte que ha expedido contra el Gobierno revolucionario de Nicolás Maduro,
empujando la confrontación política (con el uso del terrorismo) a una guerra
fratricida que le facilite la invasión del país. Y en esas circunstancias,
nuevamente, las fuerzas de la Revolución se tensan provocando el salto a la luz
de los lastres que parasitaban en los pliegues del movimiento de masas y ahora,
bajo un rebuscado lenguaje de izquierda y apelando indecorosamente a Chávez,
sin pudor ni vergüenza, invitan al pueblo a retroceder y claudicar frente a las
amenazas y chantajes de la gran burguesía imperialista.
Se trata de gente a la que el pueblo Bolivariano les dice, mirándoles
mientras continúa su marcha de gigante, lo que Chávez acostumbraba decir al
momento de partir rumbos definitorios: "dejad que los muertos entierren a
sus muertos".
A la luz de la experiencia, es posible afirmar una conclusión: la izquierda
solo afirma su condición de tal en la lucha revolucionaria, no al margen de
ella, desde y en función de los intereses de las clases oprimidas que
protagonizan la revolución Bolivariana, luchando en medio de sus agudas
contradicciones por la continuidad de la misma y por el carácter revolucionario
de su gobierno, sin dejar de dirigir su ataque contra las clases explotadoras y
contra el gran baluarte de la contrarrevolución mundial: el Imperialismo yanqui,
que les sirve de sostén; y sin apartar por un segundo la vista de la voluntad
organizada de los explotados en su marcha hacia la perspectiva Socialista de la
Revolución Social.
"Chavismo critico"
y "Despolarizado": fórmulas de una "izquierda" en ruinas para
sepultar la Revolución.
Si de algo se puede estar seguro respecto a los exponentes de estas
"novedosas" formulaciones, es que son la fiel representación de las
ruinas de una "izquierda" que ya no lo es, y que dejó de serlo hace
mucho tiempo. Ruinas que vienen a añadirse a otras que han quedado a lo largo
del camino, después del paso incontenible de las fuerzas telúricas de la
Revolución Bolivariana.
Ahora, a los ex militares del 4 F que declararon la guerra a Chávez durante
el primer periodo (1999-2002) se suman otros ex militares del 4-F que declaran
la guerra a Nicolás Maduro ¡en nombre de Chávez!; a los "viejos militantes
de la ultra izquierda (Ruptura, Tercer Camino, Bandera Roja, etc…)" que
hicieron la guerra a Chávez antes del golpe de abril de 2002, se suman ahora
otros "viejos militantes de la ultra izquierda" (como el esposo de la
Fiscal General, Germán Ferrer) para exigir "la salida de Maduro"; a
las "organizaciones trotskistas provenientes de universidades y sindicatos",
como CCURA y PSL, han venido a juntársele Marea Socialista y un sequito de
"intelectuales ligados a las universidades autónomas", dirigentes de
organizaciones del Gran Polo Patriótico", ex ministros y ex funcionarios,
en plan de taparrabos de la contrarrevolución.
Una prueba palmaria de las formas en las que estas expresiones se combinan
armoniosamente entre sí y con lo más granado del pensamiento ultrareaccionario
y proimperialista que anida en la academia, las artes y la intelectualidad
pequeño burguesa venezolana (donde no faltan curas, ni actrices, ni filósofos,
ni ex guerrilleros ni farsantes), es la carta de apoyo que estos venezolanos
"de diversas concepciones políticas e ideológicas enviaron a la Fiscal
General de la República, Luisa Ortega Díaz, por su actuación en los últimos
días y su rechazo a la Asamblea Nacional Constituyente, convocada el pasado 1
de mayo por el presidente Nicolás Maduro".(1)
Combinaciones armoniosas que se ponen de relieve también en las acciones y
documentos en los que, a la luz de toda la inteligencia y cinismo del que se
pueda ser capaz, se quiebran flechas contra la "injerencia
extranjera" luego haberla alimentado, y frente al hecho inevitable de la
elección a la Asamblea Nacional Constituyente el próximo 30 de Julio, ahora se
llama a boicotearla. (2)
Tales son los escombros que han pretendido presentarse ante el país como
los sólidos pilares de una construcción imponente. No se trata de calumnias. Se
trata de conductas, de cuyo significado y papel los hechos no dejan ninguna
duda.
En una editorial del diario bogotano El Tiempo de fecha 28 de mayo de 2017,
bajo el nada sugerente título: "EE UU estrecha el cerco alrededor de
Nicolás Maduro", en el que se "analizaba" la "decisión
atípica" de Washington de incluir a ocho magistrados del Tribunal Supremo
de Justicia de Venezuela (TSJ), en la llamada "lista Clinton o el Kingpin
Act, reservado para narcotraficantes, organizaciones terroristas y lavadores de
capitales oscuros (…) a los que Washington considera peligrosos para la
estabilidad mundial", se afirman, entre otras cosas, algunas como las
siguientes:
"El trasfondo de la decisión del Tío Sam (…) ha sido interpretado como
(…) una apuesta por fraccionar su mando" (el del Gobierno de Nicolás
Maduro). Más adelante, citando a un supuesto politólogo venezolano experto en
seguridad internacional y política exterior, señala: "desde Estados Unidos
se está tratando de estimular una transición por medio de sanciones selectivas
que permitan defecciones (deserciones) dentro del régimen". Y seguidamente
añade: "Incluso, pronostica que esa división de la cúpula civil-militar
que dirige a Venezuela le daría paso a moderados, dispuestos a colaborar, desde
el chavismo, al cambio de gobierno". Para completar la que llama la
estrategia de Washington, el diario de marras, apelando a otro experto, apunta:
"esta serie de sanciones (…), también buscan "influir en la
percepción de la opinión pública nacional e internacional para reforzar la
imagen criminal de las élites chavistas (…) y agudizar la deslegitimación internacional
de todos los poderes puede ser una manera de preparar a la opinión pública para
impulsar medidas más drásticas y no solo simbólicas".
No por acaso el infame Almagro, en su reciente comparecencia ante Senado
yanqui para tratar el caso Venezuela, hizo elogios obsecuentes a las sanciones
adoptadas por Washington contra funcionarios del gobierno venezolano. Ha sido
él el mejor aliado de la Fiscal General.
En una entrevista publicada por el diario neofascista El Nacional, el
pasado 29 de mayo de 2017, el director de la encuestadora Datanalisis, Luis
Vicente León, respecto al problema de la solución de la crisis política
venezolana, que él juzga como expresión de un proceso de transición (a la
derecha), trazaba planteamientos del siguiente tenor:
"Los procesos de transición no son normalmente obvios (…) El elemento
central de esto pasa sin duda por una negociación. Y antes de eso pasa en este
momento por una implosión dentro del chavismo. Luego, en la segunda etapa viene
la negociación." Unas líneas más adelante, remata la "idea":
"La oposición tiene en la implosión un factor de éxito potencial. (….)
Cuando la oposición reta al gobierno y se mantiene en posición firme está
poniendo a prueba la unidad interna del chavismo (…) La fiscal es el riesgo más
grande del gobierno, el disparador de la implosión más importante y la mejor
oportunidad de la oposición."
Delinean palmariamente las citas anteriores (una entre miles) la línea
estratégica, los objetivos y la táctica desplegada por la derecha fascista en Venezuela
contra el Gobierno revolucionario a lo largo de los últimos meses, bajo la
conducción de los estrategas del Departamento de Estado y del Comando Sur.
¿Cuál ha sido la actitud del
"chavismo critico" y el papel de la supuesta
"despolarización" a lo largo de ese lapso?
Desde esta cantera del "pensamiento crítico de izquierda", desde
el primer día se han alineado a la Fiscal general en todas y cada una de sus
actuaciones golpistas y criminales, acompañándola en su cómplice silencio
respecto de las acciones terroristas perpetrados desde un helicóptero del CICPC
contra el TSJ y el Ministerio de interior y Justicia. Se han opuesto a la
Asamblea Nacional Constituyente - al unísono con los aullidos de la jauría
derechista clerical y no clerical - con el mismo encono con el que alentaron el
fallido Referéndum Revocatorio impulsado fraudulentamente por la derecha
fascista el año 2016.
Han coincidido con la derecha en que "hay que impedir la ANC",
declarando, por ejemplo que: "esta situación (…) de definición de para
dónde va el país a muy corto plazo, requiere que todos los esfuerzos de
convergencia, aun entre quienes estamos enfrentados políticamente" (3). ¿A
quienes se refieren cuando dicen "aun entre quienes estamos enfrentados
políticamente"? Si las fuerzas que sostienen al gobierno revolucionario
(con las que están enfrentados) no han entrado en ese espectro, obviamente se
refieren a todos los que están enfrentados al Gobierno de Nicolás Maduro. Por
esa razón, no hay ninguna casualidad cuando coinciden con el huésped de la Casa
Blanca al catalogar a la Asamblea Nacional Constituyente como una
"imposición".
Y aunque luego de las amenazas de Trump de "tomar medidas económicas
fuertes y rápidas" contra Venezuela ("si el régimen de Maduro impone
su Asamblea Constituyente el 30 de julio"), los exponentes de esta
seudoizquierda hayan salido a "rechazar" la intervención insolente,
lo cierto es que antes ya habían manifestado públicamente: "apoyamos el
plebiscito de la Mud (…) como Chavismo Democrático, no tenemos ninguna
dificultad táctica para coincidir con sectores opositores en que es necesario
salvar nuestra Constitución... tenemos que tener una carta de coincidencia,
donde nos encontremos como pueblo"(4).
Bajo las formas más vulgarmente parasitarias, diagnostican
resquebrajamientos en el gobierno para alentarlos, con la estúpida pretensión
de "capitalizar" el descontento y hacerse de un lugarcito en un
futuro más estable; dicen: "Entonces cómo construir un clima de opinión de
acción que contribuya a deslegitimar de tal manera que las fracturas que
sabemos que existen del gobierno, no en el Alto gobierno por supuesto, pero si
en otros niveles, y las fracturas que sabemos que existen al interior de las
fuerzas armadas, se hagan más visibles y que por la vía desgajamientos, el
gobierno llegue a la conclusión de que no puede seguir adelante. Y ese es un
escenario que yo no descarto. La tarea es darle esa sensación de urgencia para
contribuir a crear el clima de opinión y de fisuras al interior de este aparato
que avancen en la deslegitimación (…) (5).
¿Coincidirá esto con lo que el vocero de la Oligarquía Bogotana denomina
como la apuesta de Washington por fraccionar el mando de Maduro?
Esta metamorfosis ya la han venido tratando las usinas ideológicas de la
burguesía, planteándola del siguiente modo:
"El discurso opositor prevaleciente en relación con los chavistas
consiste en abrirles las puertas, darles la bienvenida y asegurarles que tienen
un espacio en la democracia por venir. Son expresiones animadas de buenas
intenciones y amplitud; pero, incurren en errores fundamentales (…) lo que está
ocurriendo es una confluencia de "ellos" y "nosotros",
donde "ellos" no se transforman en "nosotros" sino que se
crea un nuevo cuerpo social en el que todos cambiamos. No es la situación de
superioridad en la que recibimos con palmaditas condescendientes en la espalda
a los extraviados, sino que es la construcción de una nueva fuerza social que
supera –aunque no disuelve completamente– la dicotomía entre chavistas y
antichavistas y se transforma en una nueva: "los de abajo". (Chavismo
y oposición, Carlos Blanco. El Nacional, 24/05/17)
A manera de conclusión.
El "chavismo critico" es mucho más generoso en materia de
referencias y planteamientos, donde se dibuja a sí mismo a la perfección, que
las pocas citas que se han realizado aquí. Pocas bastan, en verdad, para saber
de dónde vienen y hacia donde van. La conclusión es una sola:
No existe la más remota posibilidad de que desde los escombros de ese
"Chavismo critico" y "despolarizado" surja nada nuevo, ni
desde el punto vista de una "oposición" derechista al Gobierno, ni
mucho menos desde el punto de vista de una "oposición de izquierda".
En el primer caso, porque ese "Chavismo crítico" no ha sido otra cosa
que un vulgar taparrabos de la contrarrevolución burguesa en su lucha contra la
Revolución Bolivariana, vale decir, contra las masas del pueblo venezolano. En
el segundo caso, porque no existe nada en esos "despolarizados", ni
individual ni grupalmente, que exprese un proceso superador en el campo de las
ideas y la organización de las clases oprimidas para quebrar la resistencia de
las viejas clases dominantes que hoy, bajo el sino de su subordinación
histórica al gran capital imperialista, hacen la guerra contra el pueblo y su
gobierno.
La idea de la "despolarización", entendida como una supuesta
opción ante la "falsa polarización impuesta por las "cupulas"
del Psuv y de la Mud", no ha sido otra cosa que el ridículo intento de
presentar como "alternativa", ante la masas del pueblo, el abandono
de la Revolución Bolivariana y su propuesta de realización de los más
trascendentales intereses y necesidades de las clases oprimidas; una
"alternativa", además, conducida por gente que, en su afán de
"despolarización", teme identificarse y asumir radicalmente un lugar
en la lucha concreta que, desde distintos sectores de la sociedad, las fuerzas
sociales revolucionarias libran contra los representantes de las viejas clases
de la sociedad Burguesa. Es por eso que no afirman ni alcanzan a afirmar
conceptos que propendan a fortalecer la cohesión de las masas del pueblo en
función de enfrentar las fuerzas alentadas y dirigidas por el poderoso y peligroso
enemigo común (ahora sin el Comandante Chávez al frente), sino todo lo
contrario.
Si para algo ha servido la noción de "despolarización" del
"chavismo critico" es para poner de relieve el carácter reaccionario
de la idea de levantar una organización "alternativa de izquierda", a
partir de la independencia de las capas medias de la sociedad (intelectuales,
académicos, pequeños propietarios) respecto de las clases fundamentales de la
sociedad capitalista en crisis: la burguesía por un lado y la clase trabajadora
por el otro, cuyos intereses pesan notablemente en la polarización de las
fuerzas históricas que están en pugna en nuestro país. Si algo ha quedado
ratificado a lo largo de estos días cruciales, es que las capas medias, o
también llamada clase media, han bifurcado su respaldo entre la Revolución y la
Contrarrevolución. No por acaso el grueso de la clase media alta venezolana,
hoy por hoy, constituye la base de apoyo por excelencia de la salida fascista
que la gran Burguesía ha alentado y respaldado (con gran saldo de crímenes
atroces).
Lo cierto es que la ignominia ha cubierto, de pies y cabeza, a los
baluartes de este "chavismo critico", pero no ha sido por ejercer la
crítica revolucionaria contra las múltiples fallas, errores y desviaciones
existentes, sino por el carácter falaz e inconsecuente de una
"crítica" que no se hace a partir del apoyo crítico al Gobierno
Bolivariano, sino en función de las líneas operativas trazadas por los
estrategas del gran capital imperialista contra la Revolución, cuya ejecución
en el país corre a cargo de sus agentes en la MUD. No por acaso, desde la
derecha se les da la bienvenida y se les azuza con un lugar en un futuro
"gobierno de unidad nacional".
Eso es lo que hace ese instigador del crimen en masas, ex rector
universitario y sumo inquisidor de Iglesia católica, Luis Ugalde, cuando en un
artículo de su autoría, titulado "El Gobierno de Transición" (El
Nacional, 22 de junio de 2017) dice: "Es necesario un gobierno de
transición con metas claras y tareas concretas, con amplio apoyo nacional por
encima de parcelas partidistas. Un gobierno que incluya a opositores y
chavistas, unidos en un esfuerzo de salvación nacional".
Es lo que también hace, en función de alentar el resquebrajamiento de las
fuerzas del Chavismo revolucionario, un reputado escriba al servicio de la más
rancia Oligarquía, cuando afirma:
"Todos cometemos errores y corregirlos es de sabios (…)
"Entiendo, por tanto, la importancia de la aparición del llamado
"chavismo crítico", en particular debido a la desafiante coyuntura
que vive nuestra sociedad (….)
"Son por tanto bienvenidas las alianzas con todas las personas
dispuestas a hacer su aporte en estos tiempos cruciales, a objeto de impedir
que la tiranía se consolide aún más en Venezuela, procurando a la vez ponerle
fin (…).
"Bienvenidos sean su examen de conciencia y su rectificación, y
congratulaciones por su valentía al enfrentar el odio irreversible de quienes
hasta ayer fueron sus compañeros de ruta. Pero eso sí: recuerden que por años
ustedes también violaron la Constitución que ahora intentan defender y abusaron
arbitrariamente del poder que tuvieron en sus manos. Y lo hicieron por decisión
propia y porque la naturaleza del régimen del que han formado parte es
tiránica. La única escapatoria ante ese destino de opresión es romper con el
régimen, sus fundamentos ideológicos y sus pulsiones dictatoriales, si es que
se quiere vivir en un país de hombres y mujeres libres". (Las cosas llegan
donde tienen que llegar, Aníbal Romero, El Nacional 12/07/2017).
Se auto engañan al creer que echando manos de las ruinas provocaran la
caída de la Revolución Bolivariana.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Profesores, políticos y sociólogos envían carta en apoyo a la Fiscal Luisa
Ortega Díaz
Panorama Digital -05/06/17 - www.aporrea.org/ddhh/n309548.html
Chavismo Crítico rechaza la injerencia, la Constituyente de Maduro y el
para-gobierno MUD
21/07/17 - www.aporrea.org/actualidad/n311830.html
"La Constituyente nos lleva a un punto sin retorno" 28/05/17 -
www.aporrea.org/ddhh/n309163.html)
(17/07/17 - www.aporrea.org/actualidad/n311583.html).
"Si no evitamos la Constituyente ilegítima nos encontraremos con un
orden completamente autoritario" 01/06/17 -
www.aporrea.org/ddhh/n309331.html
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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