Esa vieja tradición
militarista del pueblo de Guatemala ha creado un sustrato ideológico muy
fuerte, cuasi cultural, que hace del
Ejército de Guatemala el mayor y más prestigioso partido de derecha del país
por el que votan la mayoría de guatemaltecos altamente derechizados.
EL EJÉRCITO DE
GUATEMALA,
FUE, ES Y SEGUIRÁ
SIENDO, NO SE SABE HASTA CUANDO,
EL MAYOR Y MÁS
PRESTIGIOSO PARTIDO POLÍTICO
DE LA MAYORÍA DE
GUATEMALTECOS
Luciano Castro Barillas
Contrario a las tesis de los sociólogos y
politólogos nacionales sobre la historia y el comportamiento de las ideas
políticas de Guatemala y del porqué un proletariado, cachazudamente, opta por
las opciones de derecha (unos veinte partidos de derecha con matices diferenciales
pueblan el espectro político nacional guatemalteco) que viene desde los Capitanes Generales del colonialismo
español, pasando por los militares conservadores y liberales del período
independiente del siglo XIX, grandes constructores del capitalismo dependiente
de Guatemala como el Capitán Rafael Carrera y Turcios (presumido este indígena
de inventadas alcurnias con ese uso de aristocrática conjunción de la i
griega), gran analfabeto con poder que poco le faltó para rebuznar con su
ignorancia invencible. Le sucede el mariscal Vicente Cerna, también de
rusticidad implacable, a quien con su Revolución Liberal le sucede el
autonombrado General, pues era notario; Justo Rufino Barrios, gran expoliador
de la tierra comunal indígena que fue otorgada a la naciente burguesía
cafetalera. A este general de ninguna batalla se lo bajaron los guanacos de su
yegua de un tiro certero en el corazón, en Chalchuapa, pues a quién se le
ocurre subir a un altozano para visualizar el campo de batalla. Era obvio que
era un “militar” sin entrenamiento, sino con despachos otorgados por las
escaramuzas ventajeras cuando invadió Guatemala y se enfrentó con desarrapados.
Le sucedió a este arbitrario sujeto el General Manuel Lisandro Barillas, que
por su formidable dentadura, fue conocido como “Dientes de Caballo” Barillas,
sin regatearle el mérito de haber sido un gran mecenas de poetas y escritores
emergentes durante el quinquenio final de la década de los años 80, hasta
llegar con otro general de escasas batallas como lo fuera el general José María
Reyna Barrios (sobrino de Tata Justo) alienado por la cultura de la France y
que llenó de edificios y boulevares afrancesados la tropical ciudad capital de
Guatemala de finales del siglo XIX, el cual fue muerto en la calle de tremendo
pistoletazo por un señor suizo de apellido Zollinger y a que a saber por qué
oscuras y amorosos motivos le apagó la luz sin mediar razón.
La muerte del general Reyna Barrios dio lugar a
que asumiera el poder el Primer Designado a la presidencia, el abogado
quezalteco y pícaro liberal Manuel
Estrada Cabrera, heredero de la tradición militar y que gobernara con mano
dura de militar contrainsurgente a Guatemala por 22 años, con un servicio de
inteligencia tan sofisticado, que hubiera sido la envidia de la SS de Hitler y
cuyos métodos alucinantes de envenenamiento superaba al de los nobles romanos
(pócimas perfeccionados a tal punto por este sujeto perverso que apenas a la
víctima le quedaba tiempo para echarse un único y patético pujido antes de caer
fulminado estrepitosamente. Este esquizofrénico fue defenestrado por Decreto
Legislativo que lo declaró loco y fue separado definitivamente del cargo; le
sucedió otro general (¡uf, por favor, ya basta de militares!) de nombre José
María Orellana y a éste irrelevante creador de la moneda –el quetzal- que
usamos hasta hoy, le sucedió un procónsul romano (pues le gustaba fotografiarse
con el cabello arreglado como los bustos de los emperadores romanos porque,
ciertamente, tenía un perfil envidiable y castigador con las jovencitas de esos
años que se hacían ilusiones con este guapo, malvado y ciclán militar que
fingía ser honrado, pero con buenas cuentas bancarias en Nueva Orleáns, donde
se exilió, casualmente esta ciudad de los Estados Unidos era la sede de la United Fruit Company, UFCO, a la cual
había favorecido en sus 14 años de gobierno con usufructos generosos de grandes
territorios para el cultivo del banano en la costa norte y sur de Guatemala. Renuncia
este presidente que, en el momento de su primera elección fue ampliamente
votado y cae de bruces cuando la pequeña burguesía guatemalteca, asfixiada
porque no la dejaba crecer económica y socialmente, ser organiza en contra de
sus férreos controles del Estado, de la economía y la sociedad y vienen
entonces apenas 10 años de respiro de un régimen democrático en cuyo segundo
lapso presidencial también (¡oh, no, otra vez!) accede otro militar, el coronel
Jacobo Arbenz Guzmán, al menos con la sana intención de sacar al país del
feudalismo y las propias relaciones de servidumbre por parte de los ciudadanos
más humildes e intentar consolidar una revolución, no popular aunque con esa
proyección, conocida como Revolución de
Octubre de 1944; todo un experimento de protagonismo de una fracción de la
burguesía y pequeña burguesía para crear un capitalismo moderno que nunca llegó
y (¡oh, Dios mío!) fue etiquetado por el conservadurismo más rancio nacional,
más recalcitrante, como “como comunismo made in Chapín”, con el
auspicio de la Unión Soviética.
Pero la lista interminable de milicos sigue y
tras el golpe fraguado por el imperialismo norteamericano por la gran
encabronada que le dio Arbenz con eso del Decreto 900 o Reforma Agraria, que
significaba en todo caso recuperar para Guatemala sus mejores tierras y
dárselas al campesinado que eran quienes, al final, las hacían productivas.
Emerge tras el golpe imperialista el truhán mercenario más destacado de todos,
un sujeto verdaderamente siniestro y feo de cara, el coronel Carlos Castillo
Armas, conocido popularmente entre los guatemaltecos como “Cara de Hacha” o “Nariz de
Zope”, quienes sus propios compinches, a los dos años, lo sacaron de
circulación. Con toda maña ocupó el cargo el coronel Oscar Mendoza Azurdia, le
siguió el coronel Guillermo Flores Avendaño, después el locazo general
populista Miguel Ydígoras Fuentes que fue echado a puro golpe de botín por el
también coronel Enrique Peralta Azurdia, ultraderechista ultramontano. Le
sucede después un civil totalmente dominado por los militares, al punto de que
tuvo que firmar un pacto con ellos para no ser echado a botinazos, buen
catedrático de derecho y ebrio consuetudinario de nombre Julio César Méndez
Montenegro, que por su filiación “izquierdista” involucró al Partido
Comunista -PGT- de la década de los años
60 cuyos dirigentes cayeron por mulas u oportunistas promoviendo el voto a su
favor por todo el territorio Guatemalteco y que como premio se fue ponchando
selectivamente a muchos de su Comité Central. Luego del fracaso “civilista” de
Julio César Méndez Montenegro sale elector “El
Chacal de Oriente”, el cual se avergonzaba de haber nacido en Ciudad
Bastarda, es decir, Barberena, Santa Rosa. Acto seguido de terminado su período
presidencial llegó al poder el general Kjell Eugenio Laugerud García, famoso
por disponer de un extraordinario hocico (perdón, boca), el cual le entregó el
poder al innombrable general Romeo Lucas García, el cual terminó sus días
totalmente loco en Venezuela, o sea una condición que eufemísticamente hoy se
le llama mal alzaimer, posiblemente por los grandes sentimientos de culpa por
las barrabasadas que organizó en Guatemala en contra del movimiento
democrático. A este malvado le sucede otro de la misma calaña, el famoso “Energúmeno del Verbo”, alias Efraín
Ríos Montt. Este demente criminal que se la llevaba de inteligente (muy
seguramente para el mal) fue proverbial por “hablar mucho y decir poco”, como Cantinflas, cuyas diatribas del
fin de semana con su “Usted mamá, usted
papá…”, era poco más que un auténtico tormento y sacaba de onda al más
paciente ciudadano. Terminó sus días igualmente loco, con la diferencia notoria
que este viejito desgraciado todavía vive. Le da a este extraño evangélico su
trancazo el abusivísimo general Oscar Humberto Mejía Víctores y luego de él
llega otro títere civil al poder, para aminorar el mal color que tenía el
ejército a nivel internacional por la desmedida represión, se trata nada más y
nada menos que el labioso sujeto Vinicio Cerezo Arévalo que tuvo que capear 27
intentos de golpe de Estado y que lo tenían por comunista porque en sus
discursos solía decir “compañeros”.
Después de una sucesión de presidente civiles
intrascendentes, todos puestos a marcar el paso por el ejército, entre los que
podemos mencionar a Jorge Serrano Elías, Ramiro de León Carpio, Álvaro Arzú,
Alfonso Portillo, Oscar Berger, Álvaro Colom (auténtico papanatas), los
presidentes civiles se perciben en gran “gran
descrédito” ante la población derechizada de Guatemala, que odia los
derechos humanos; me refiero en esta ocasión al gran masacrador del triángulo
de los pueblos ixiles: Otto Pérez Molina, gran corrupto y que irremediablemente
tuvo que terminar en el bote. Le sucede un abogado bueno para la paja jurídica,
Alejandro Maldonado Aguirre y militar también de corazón, para llegar por
último al trono, un capamediero urgido de acceder al poder económico para lucir
como un potentado, se trata de Jimmy Morales. Este sujeto es un militar de
corazón y el único caso de un presidente civil que se pegó un arrancón de macho
viejo poniéndose a marchar, sí, a marchar, en el desfile militar. Este hombre
es un militar de corazón, aunque civil de calzón.
Para concluir, creo que esa vieja tradición
militarista del pueblo de Guatemala ha creado un sustrato ideológico muy
fuerte, cuasi cultural, que hace del Ejército de Guatemala el mayor y
más prestigioso partido de derecha del país por el que votan la mayoría de
guatemaltecos altamente derechizados. La verdad es que muchos han sido electos
legítimamente, otros por fraudes y varios impuestos por la vía del golpe de Estado.
Por lo tanto, con pesadumbre, las izquierdas débiles y fragmentadas, aunque no
nos guste, tendríamos que comprender esa realidad política y no necesariamente
aceptarla. Se tiene que luchar por cambiar ese destino manifiesto. Es una
hipótesis no difícil de comprobar. No es antilógica y podría ser que se
entienda y acepte mejor por la vía de una definición por género próximo.
Realmente, vaya usted a saberlo, apreciado lector.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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