Y ahora resulta que Jimmy
Morales está a cero presencia polìtica, sin futuro ni prestigio político (según
la "narrativa" de los analistas políticos que de la noche a la mañana
cambiaron la palabra argumentación, pues eso no es una novela para hablar de
narrativa pero que suena muy actualizado ante esos idiotas). Irremediablemente
la solución a los problemas de Guatemala vendrá de fuera, porque este gobierno
ya es un problema muy puntual de la comunidad internacional.
JIMMY MORALES, PRESIDENTE DE
GUATEMALA,
TODO UN PROBLEMA
INTERNACIONAL
Por Luciano Castro Barillas
Hoy, 6 de septiembre, llega el papa Francisco a Colombia como supremo
pastor de los católicos y de todos los hombres amantes de la paz. El papa
Franciso dijo hace algún tiempo algo muy sustancioso, lúcido y humano: "La
polìtica es una de las formas màs altas de la caridad, porque es servir al bien
comùn". Cuando esta convicción no la viven las personas individuales o
jurídicas, los magistrados del Estado diría yo; o sea quienes dirigen el
destino de una Nación de casi 17 millones de personas como Guatemala, pocas son
las esperanzas que pueden abrigar la gran mayoría de ciudadanos, porque en lo
último que piensan los desgobernantes (si es que eso ocurre) es en el bien
común.
Quisiera creer que este joven señor, Jimmy Morales, bonachón y otrora
bromista empedernido (no por gusto uno de sus personajes caracterizados por él,
el filósofo popular Aristónteles) pero
que ahora solo se las pasa en gran frustraciòn y literalmente enfadado con
quien se atreve a criticarle algo como
funcionario de Estado, sea todavía la inocua persona empeñada en hacer reír a
los demás; en relajar a las personas con sus chistes blancos, siga siendo el
noble comediante que alberga sentimientos amables en su corazón. No concibo a
un payasito malvado,a excepción de Pogo, el payaso diabólico. Pero al parecer
los años ingenuos de La Tropa Loca quedaron atrás cuando, solito èl o porque lo
llevaron, dejó los entremeses, el sketch; para aliarse con amistades poco
recomendables que le hicieron creer que él, Jimmy Morales, ya era un cómico
famoso y posiblemente una persona con prestigio. Que ser un simple cómico ya
era muy poco para él, que debía pensar en grande, y que mejor ¡ah pensamiento
más seductor! se dedicara a la política. Que no fuera baboso, porque ese es el
mundo para acceder a los fáciles y abundantes billetes, sin trabajar, con
poder, con el fuero ilimitado del abuso y la impunidad, con la pedagogía de la
gran maña, pero sobre todo que entendiera que Guatemala todavía sigue siendo el
paraíso para dejar hacer y dejar pasar (aquí nos cayó la maldición de los
fisiócratas franceses); que ese dejar hacer es la mejor manera de gobernar en
un paisito de gente tonta como los guatemaltecos. Que aquí la gente saber votar
contra ellos mismos, que saben odiar a quienes los aprecian y se desviven
amando a quienes los desprecian. Que a este pueblo no hay que darle garrote
como dijo Alvaro Arzú. No. Para qué. Los guatemaltecos, ellos mismos, buscan el
garrote para que les den en la cabeza. Que el guatemalteco quiere a la mala,
pues por eso ganó el FRG con Ríos Montt a la cabeza (no importaron las masacres
dirigidas por él y que para salvarse de la condena judicial hizo despúes la
mejor actuación de loco que indudablemente merecía un Oscar) y después el
inefable chapín lo refrendó a la vuelta de los días con la elección de la Mano
Dura, cuyo significado profundo no era otra cosa que un puño militar amenazante
para reventarle la trompa a todos los guatemaltecos estúpidos.
Y después de expulsada la Banda Pérez-Baldetti del poder, hubo, sí, el
resurgimiento de la esperanza con las movilizaciones urbanas de masas
indignadas, ahitos, cansados hasta el desenfado por tanto oprobio, abuso y
desverguenza. Y allí, en ese punto de inflexión, de decantación histórica
(babosos que son) para construir una Guartemala mejor; los pícaros estaban ya
al acecho, mirando la reciente tempestad y no se arrodillaban. ¡Ni corrupto, ni
ladrón! Y francamente ese lema político prendió en la mente de muchos
guatemaltecos bien intencionados, pero invariablemente siempre baboso y
derechizado a la hora de las decisiones políticas.
Y llegó al poder Jimmy Morales (perdón, la junta de militares comprometidos
con gravísimas violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado
interno, al punto que el dedo índice derecho les quedó encogido de tanto
jalarle al gatillo y no es que padezcan artritis) y por eso pasa lo de la
actual coyuntura. Y ahora resulta que Jimmy Morales está a cero presencia
polìtica, sin futuro ni prestigio político (según la "narrativa" de
los analistas políticos que de la noche a la mañana cambiaron la palabra
argumentación, pues eso no es una novela para hablar de narrativa pero que
suena muy actualizado ante esos idiotas). Irremediablemente la solución a los
problemas de Guatemala vendrá de fuera, porque este gobierno ya es un problema
muy puntual de la comunidad internacional.
Verdaderamente es una pena que este paisito, que tiene que ceder soberanía
para poder, apenas, medio salir adelante, ya que ahora el tema del apoyo
internacional se ve como injerencia por parte de las clases reaccionarias de
siempre. Porque con los guatemaltecos pobres y ricos, derechizados, se cumple
el viejo quiasmo vertiginoso y alucinante: "Estar a favor de los que están
en contra y en contra de los que están a favor". Las prebenda de los 7 mil
millones han comprado ya a la mayorìa de diputados por la vía del Listado
Geográfico Nacional pues, prodigio, aquí casi todos los diputados se
transforman en ingenieros civiles haciendo obras gris por aquí y por allá para
hacerse figura y claro, para eso sí; son muy diligentes, despiertos y
madrugadores. Vaya usted a saber que hado maligno nos tiró esos malolientes
desechos, con inconfundible aroma a mierda de borrachos. Jimmy Morales, pues,
se queda. Pero algo pasará más adelante por tanto abuso, que será en su
momento, totalmente incontrolable. Todo el que juega con fuego al fin se
quema.-
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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