Transparencia
Internacional ha colocado a Honduras, en lugar 145 de un total de 170 naciones,
es decir, solo aventajado el Estado hondureño por 25 países cuyo talante está
entre lo peor a escala planetaria. Por ello, lo que ocurre actualmente en Honduras
no es nada inusitado.
HONDURAS,
EL ESTADO MENOS
TRANSPARENTE DEL MUNDO
Por Luciano Castro Barillas
No lo afirmó yo, aunque comparto la
calificación denigrante y merecida. Lo dice Transparencia Internacional
que es una calificadora con prestigio a nivel mundial cuyos indicadores de 170
países sitúan a la nación Centroamericana, a Honduras, en lugar 145 de un total
de 170 naciones, es decir, solo aventajado el Estado hondureño por 25 países
cuyo talante está entre lo peor a escala planetaria. Por ello, lo que ocurre
actualmente en Honduras no es nada inusitado. Es parte de su historia
cotidiana, de su larga historia de sometimiento y conculcación de su soberanía
por Tirios y Troyanos. ¿Quién no ha pisoteado Honduras? Españoles, libaneses,
jordanos, gringos, guatemaltecos (si no hay que ver la contaminación volcada a
sus otrora aguas cristalinas del Caribe por el gran desagüe guatemalteco, el
río Motagua, hecho que está pendiente de una demanda internacional por parte
del Estado hondureño contra Guatemala) etc., en un tan largo etcétera
garantizado por las mafias políticas entreguistas que han llevado al colapso
durante el siglo XX a la sociedad hondureña que hoy es con San Pedro Sula, su
mayor ciudad, la “Ciudad más Peligrosa
del Mundo”. ¿Y eso avergüenza a los
politicastros hondureños? Para nada. Esos rufianes en el último tramo
histórico, de Porfirio Lobo para acá, son ladrones desembozados, que ya no se
cubren la cara y son iguales o peores que los políticos derechistas
guatemaltecos. Ya lo decía el turco Zemurray durante los años dorados de las
bananeras: “En Honduras es más barato un
diputado que una mula”. Y es que Honduras, este pobre país centroamericano
se ha prestado, alquilado, vendido, vuelto a revender, violado y hollado como
el que más. Nadie ha tenido piedad, consideración con él. Por ello, lo último
que acontece con el robo descarado por la ultraderecha de los resultados
electorales y apoyada por el Ejército (que le dio el golpe a Manuel Zelaya por
su iniciativa constitucional de la reelección, ahora no hace lo mismo con la
misma acción política de reelección de Juan Orlando Hernández).
Al actual presidente por fraude, Juan Orlando
Hernández, a él lo respaldan los honorables y “valientes” militares hondureños,
hijos del deshonor y la vergüenza. Ya lo dijo David Matamoros, magistrado
infame del Tribunal Supremo Electoral, que solo se revisarán 1,006 actas y no
las requeridas por el asesor de la Alianza Opositora contra la Dictadura,
Manuel Zelaya, que son 5, 174; donde se mueve letalmente la anomalía. Las
interrupciones sospechosas registradas el miércoles 29 de noviembre en el
sistema de transmisión de datos del Tribunal Supremo Electoral no indican otra
cosa que la tendencia ganadora favorable a la oposición “era irreversible”, según lo declarado por un magistrado del TSE la
noche del martes cuando ya iban escrutados el 57% de los votos y Nasralla se
perfilaba como el virtual ganador con 5 puntos porcentuales a su favor. Ante
este anuncio los oligarcas, el ejército antipatriótico hondureño, los
narcotraficantes que financia a ambos, el Tribunal Supremo Electoral cerró la
información por dos días y entonces, claro, dejaron de ser sospechas,
suspicacias, presentimientos negros; el fraude era un hecho de claridad
meridiana.
Ante la profundización de la crisis política y
la renuencia de los partidarios de Juan Orlando Hernández en la institución
electoral y en los tres poderes del Estado, Marlon Ochoa, jefe de campaña de la
Alianza Opositora contra la Dictadura, no pudo llegar a un acuerdo mínimo para
hacer el proceso transparente por el gran obstáculo del politizado Tribunal
Supremo Electoral de Honduras: solo se deben revisar 1,006 actas y no las 5,
174 que están cuestionadas. Y la burra va nuevamente al trigo. Como salida a la
crisis política, al diálogo, declaran el Estadio de Sitio con un agregado
infame: el Toque de queda, para desmovilizar mediante la muerte y
encarcelamiento a la oposición democrática y popular. No le dijeron a un sordo,
inmediatamente el ejército bien equipado tal si fueran a una guerra salió a
repartir plomo en La Ceiba y Tegucigalpa
contra todo ciudadano que osara salir a la calle de las seis de la tarde hasta
las seis de la mañana. En la ciudad más violenta del mundo -¡qué honor!- el Batallón 105 informó “victorioso” de su
gran labor patriótica de capturar a 115 hombres y 23 mujeres por alterar el
orden público. Esta arremetida fue refrendada por el señor, Ebal Díaz,
puntualizando en decreto ejecutivo: “Será
conducido a las cárceles públicas toda persona que bloquee propiedad pública,
carreteras, puentes e instalaciones públicas y privadas”. Es decir, en
Honduras nadie puede mover un dedo y tienen que aceptar los hondureños, sí que
sí, al mandatario reelecto. Toda una dictadura obscena que orilla
peligrosamente a los sectores más radicalizados de la oposición a la lucha
armada, porque es el segundo fraude consecutivo, pues a Xiomara Castro, ex
candidata presidencial por el Partido Libertad y Renovación, LIBRE; le fue
robada la anterior elección por el mismo sujeto de marras, Juan Orlando
Hernández por el desvío, en esa elección, de 214 mil votos.
Al parecer a Juan Orlando Hernández ya le
encantó degustar lo que comen los cerdos vagabundos, pues la misma Unión
Europea a través de sus observadores se dieron cuenta del fraude de ese
entonces y lo apañaron, queriéndose lavar las manos, al recomendar que “debería despolitizarse el Tribunal Supremo
Electoral de Honduras”. Más claro no canta un gallo. Lo cierto es que se
requiere mucho cinismo reelegirse cuando la administración de Juan Orlando
Hernández se ha caracterizado por una desbordada corrupción, ineficiente
administración y represión contra el movimiento social, con el caso
paradigmático de Berta Cáceres, una
activista lenca ecologista que se ganó el odio de las mineras. No les importó
asesinarla, pese a ser una personalidad cuya labor era reconocida
internacionalmente, pues no por gustó le fue otorgado el Premio Goldman.
Honduras, pues, está que arde.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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