domingo, 17 de junio de 2018

La tragedia de Guatemala


No hay duda que el desastre causado por el volcán de Fuego es una tragedia que golpea a un país ya lo suficientemente golpeado por los fenómenos naturales, pero tampoco es menos cierto que la nefasta presidencia de Jimmy Morales es una de las peores calamidades que ha tenido que aguantar el pueblo de Guatemala.


LA TRAGEDIA DE GUATEMALA



La historia de este pequeño país centroamericano está salpicada de toda una colección de infortunios o eventos trágicos que aquello del “País de la eterna primavera”, que  no deja de asumir el carácter de una burda parodia, se contradice con la desgarradora situación de un país y una sociedad golpeada por todos lados por todo tipo de tragedias; unas veces causadas por fenómenos naturales, como el desastre causado por el Volcán de Fuego que arrasó con todo a su paso; y otras veces -que ya es crónico- provocadas por  las nefastas decisiones políticas de aquellos que con sus acciones barbáricas, que han enlutado y reducido a la pobreza y miseria la vida de millones de guatemaltecos, han convertido al país en un lugar terrible. 

La tragedia causada por la erupción del volcán de Fuego, su enorme costo humano, pudo haberse evitado o minimizado, pero nunca se hizo nada, porque según la lógica que impera en las altas esferas del Estado corrupto y servil -a los intereses de las clases dominantes- los empobrecidos habitantes,en su mayoría indígenas, de esas zonas marginales, en las faldas de volcanes activos, de alto riesgo para la vida de quienes las habitan, no califican como seres humanos hacia quienes el estado tenga la obligación de auxiliar -es esta la misma lógica contrainsurgente que desembocó en el genocidio indígena en los años del conflicto armado guatemalteco y que la clase dirigente se rehúsa a reconocer. De ahí que veamos la desfachatez del propio presidente cuando declara que, la ley de presupuesto de Guatemala no contempla fondos para este tipo de desastres, “según nuestra ley de presupuesto no podemos contar con ni un solo centavo. La ley de presupuesto no contempla que el Estado pueda gastar un centavo en emergencias”.

Esas declaraciones, la manera como son emitidas, y en una situación de emergencia como la experimentada por los cientos de personas afectadas por el fenómeno natural, solo sirven para confirmar la naturaleza cínica, la depravación moral, y la maldad que caracterizan el comportamiento de aquellos que, como el propio presidente Jimmy Morales, ven el Estado no como un ente que debe servir a los intereses de las mayorías, sobre todo de los sectores más desposeídos, sino como un organismo al servicio exclusivo de los más poderosos cuyas vidas e intereses están por encima de los del resto de la gente que no tienen otra alternativa que valerse por sí mismos ante la ausencia y el desprecio de un Estado que les ha volteado la espalda, pues su mísera existencia solo cuenta en las ocasiones en la que la clase política necesita sus votos, que paradójicamente sirven para avalar sus fechorías.

No hay duda que el desastre causado por el volcán de Fuego es una tragedia que golpea a un país ya lo suficientemente golpeado por los fenómenos naturales, pero tampoco es menos cierto que la nefasta presidencia de Jimmy Morales es una de las peores calamidades que ha tenido que aguantar el pueblo de Guatemala. Es muy probable que el actual mandatario pase a la historia como uno, sino el peor entre los peores presidentes (la mayoría) que esta sufrida Guatemala haya tenido en toda su desafortunada historia. Y no  se trata del hecho de que simplemente él no tenga ni la más remota idea en donde se encuentra situado; de lo que significa gobernar un país profundamente dañado en lo político, económico y social, sino el haberse alineado desde un inicio de su presidencia, o mucho antes, con los sectores más reaccionarios del país, es decir, los militares y la ultraderecha política que todavía siguen combatiendo la amenaza comunista, como lo hicieron en los trágicos años del conflicto armado en el que fueron eliminados físicamente decenas de miles de guatemaltecos.

Jimmy Morales, siempre se ha identificado con la ideología reaccionaria y deshumanizante de esos grupos y jamás en sus tres años como presidente ha mostrado el menor atisbo de querer deslindarse de ellos, al contrario siempre los ha mantenido muy cerca de él aun y cuando muchos de ellos tengan un pasado monstruoso de violaciones a los derechos humanos y otros estén siendo enjuiciados por crimines de lesa humanidad. Su comportamiento en los momentos cruciales de la crisis provocada por la erupción volcánica fue la de un hombre desalmado completamente ajeno al sufrimiento humano; no hay manera de justificar su actuación, sobre todo, cuando se trata de la persona que ostenta el cargo público más alto de la nación. Pero debería sorprender esto, viniendo de un personaje que baboseó a medio mundo con su falso eslogan electoral de “ni corrupto ni ladrón”, con sus pretensiones de pastor evangélico y sus dotes de comediante de tercera; no en lo absoluto.

Lo peor, lo más trágico para este vapuleado pueblo es haber caído en la trampa que hábilmente les tendió Jimmy Morales, quien bajo el inocuo disfraz de un payaso (como el payaso Pogo) fue capaz de ocultar sus verdaderas intenciones; las de un hombre ambicioso, corrupto, malévolo y represor; siempre alineado con las políticas más represivas y racistas de las clases dirigentes las que a través del Estado han puesto en marcha las políticas más atroces de exterminio, tierra arrasada, miseria, marginalización y migración forzada que han marcado el pasado reciente de Guatemala.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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