miércoles, 3 de abril de 2019

Carta abierta a los jóvenes activistas de “Semilla”

Tienen una gran ventaja moral sobre sus adversarios: saben lo que es la política, están enterados que serlo es la suprema sensibilidad por los seres humanos y sus problemas. Ojalá no vayan a sufrir ustedes lo que nos tocó a nosotros, a nuestra generación: vivir el espanto de la noche, cuando resignadamente esperábamos la muerte.  


CARTA ABIERTA
A LOS JÓVENES ACTIVISTAS DE “SEMILLA”


Por Luciano Castro Barillas.
Narrador y poeta
La Cuna del Sol

No solo ustedes están tristes y decepcionados con este sistema corrupto. Con el ominoso destino de la Patria Guatemala. Se vale estar tristes, aunque no derrotados, pues solo se pierden las causas que se abandonan. Es un duro traspiés, no cabe la menor duda, para ustedes que, con sinceridad (así los percibo) tratan de construir un nuevo Estado y una nueva sociedad. Son valientes muchachos y jovencitas que no piensan en la radicalidad en cuanto a su pensamiento político. Nuestra generación se vio orillada a eso cuando ya no tuvimos opción.

Creímos firmemente que la guerra era la continuación de la política, y aunque valientes e informados por los años de militancia con el movimiento revolucionario (el Partido Comunista de Guatemala o Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT), eso no era suficiente para enfrentar la magnitud de esa tarea histórica. Y teníamos miedo, francamente, cuando las fuerzas del mal se desataron. Pero no fuimos cobardes. Nos daba vergüenza ser cobardes. No se podía vivir como cobardes. Y nos metimos enfrentar a ese monstruo de mil cabezas con sus aliados de siempre: militares asesinos, oligarcas igualmente asesinos pero sin agallas y con los políticos corruptos de siempre, como los que ustedes enfrentan actualmente.

Por esos años eran los antiparadigmáticos e inefables Movimiento de Liberación Nacional, MLN, y el Partido Institucional Democrático, PID, ambos herederos de la gran traición de 1954. Tenían el mismo odio hacia el género humano y a la democracia. Los politicastros actuales son los herederos de tercera o cuarta generación de esa infamia. Son los mismos. Y no les perdonarán la osadía de haberlos desafiado en la disputa por el poder. Pero tengan la certeza de algo. Tras de ustedes hay un sinnúmero de guatemaltecos que les respaldan y languidecen, como flor mustia, en el jardín del escenario político nacional.

El golpe es o será demoledor si no participa la señora Aldana, abanderada nacional e internacional de la lucha contra la corrupción. Y no es cuestión de etiquetas políticas. Es asunto de honradez política. Cierto o no, el twitter de la señora Aldana respecto al apoyo a Juan Guaidó fue un extravío. Decirles que estuvo bien sería faltar a mi integridad. Lo real es que ella hizo algo concreto en su condición de Fiscal General: rompió con la impunidad, llevando a la cárcel a los intocables de esta oligarquía acostumbrados por años a hacer lo que les viene en gana. ¿Si es la señora Aldana políticamente estable o hecha muy a nuestros gustos ideológicos? Creo que no.

Decirles que sí, sería nuevamente mentirles, porque no soy de los que cree en el fin de las ideologías y la historia, ni en la locura oportunista de Daniel Bell y Fukuyama, con sus excesos teóricos neoliberales signados de libre pensamiento. Si ellos encontraran la manera de resolver la contradicción fundamental de nuestra época, la del capital y el trabajo ¡cuánto podría admirarles! ¡Cuánto me alegraría enterarme que esa enfermedad vergonzosa de la producción social y la apropiación individual fue por fin extinguida! Por lo tanto tenemos que asirnos a las leves esperanzas, a las frágiles alas de la esperanza como lo es la señora Aldana, en este contexto de brutalidad política.

En estos momentos cruciales de la historia ella es o era la opción. Pero este traspié, no derrota, les permitirá organizar mejor a su partido y cultivar mejor la firmeza y la valentía. Es una victoria pírrica de las fuerzas oscuras. Los signos de los tiempos indican otra cosa para Guatemala y la esperanza son ustedes: jóvenes de buenas familias, bien entrenados profesionalmente, pero sobre todo, honrados.  No los imagino señoritos pequeñoburgueses, sin embargo, los pobres de este país, los miserables de este país, los ven a ustedes como señoritos. Y es allí donde se debe trabajar ideológicamente a los sectores más humildes: que la extracción de clase no determina la posición de clase. Que la Revolución de 1944 no fue hecha por los proletarios sino por la pequeña burguesía urbana. Son pueblo ustedes también, no solo los menesterosos.

Es posible que no sean necesarias estas palabras, pero quería conversar con ustedes. No los conozco, pero creo que podríamos entendernos fácilmente. Ya no aspiro al ejercicio del poder, solo al poder de la palabra, por mi condición de narrador y poeta y Cronista de la Ciudad de Jutiapa. Solo eso. Nada más. Y para cultivar la humildad, acuérdense ustedes, que no hay persona que lo sepa todo, ni persona que no sepa nada. Hay que revisar, el término  “intelectual”. Que no lo es la persona abocada a un cúmulo de teorías, con maestrías o doctorados; lo es, como dijo André Malraux: (…) cualquier hombre que, por sencillo que sea, una idea, una tan sola idea; ordena y compromete su vida.

Por eso ustedes tienen una gran ventaja moral sobre sus adversarios: saben lo que es la política, están enterados que serlo es la suprema sensibilidad por los seres humanos y sus problemas. Ojalá no vayan a sufrir ustedes lo que nos tocó a nosotros, a nuestra generación: vivir el espanto de la noche, cuando resignadamente esperábamos la muerte.  Muchos saludos a ustedes y todo lo mejor para sus vidas.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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